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Cultura

Salió a la luz el libro de un periodista obligado a huir de la República Islámica por fotografiar a judíos iraníes

Agencia AJN.- Quince años después de que un periodista musulmán de Associated Press fotografiara la vida cotidiana de los judíos en la nación que alberga a la segunda comunidad más grande de Medio Oriente, su proyecto único finalmente sale a la luz.

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Una tienda de alfombras judías en el Gran Bazar de Teherán. (Hassan Sarbakhsian/ JTA)

Agencia AJN.- Oración judía en una mezquita. Humo de narguile en una cocina kosher. Estudio de escuela hebrea bajo retratos de ayatollahs.

Cuando el ex fotógrafo de Associated Press Hassan Sarbakhshian pasó casi dos años entre 2006 y 2008 en las comunidades judías de Irán, esas son algunas de las imágenes que recopiló para un proyecto de libro. Las fotografías ofrecen una mirada poco común dentro de las casas, sinagogas y otros espacios judíos, que la comunidad judía normalmente mantiene bastante cerrados para los forasteros.

En Irán, una nación cuyo gobierno posterior a la revolución de 1979 llama regularmente a la destrucción violenta de Israel, se permite a los judíos practicar su religión libremente y sentir una fuerte conexión con su país. De hecho, hay un representante judío permanente en el parlamento.

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Cuando se tomó esta fotografía en 2007, Shamsi era uno de los tres judíos que vivían en la sinagoga Ezra Jacob en Teherán. (Foto: Hassan Sarbakhsian / JTA)

Pero cuando Sarbakhshian envió el libro al ministerio de cultura de Irán para su publicación, se topó con la cultura antisionista generalizada del país.

El ministerio argumentó que era un agente de Israel que promovía valores antiislámicos. Lo obligaron a dejar de trabajar para la AP y finalmente comenzó a temer por su seguridad y la de su esposa. Él y su esposa, Parvaneh Vahidmanesh, periodista y activista de derechos humanos que participó en el proyecto, se mudaron a Virginia.

Dos jóvenes caminan en un barrio judío de Shiraz. En la pared detrás de ellos, un término despectivo para judíos está escrito en graffiti. (Hassan Sarbakhsian/ JTA)

Casi 15 años después de tomar sus últimas fotos para el libro, que finalmente será publicado el martes por Penn State University Press, Sarbakhshian todavía considera que el proyecto fue una de las mejores experiencias de su vida.

“Viajamos a más de 15 ciudades en un autobús con judíos iraníes. Nos reímos con ellos, comimos con ellos. De hecho, vivíamos con ellos”, dijo.

En 2020, había 9000 judíos viviendo en Irán. Está muy lejos de la población judía máxima anterior a la revolución de alrededor de 100.000, pero el país aún alberga a la segunda población judía más grande de Medio Oriente después de Israel. Algunas de las fotografías de Sarbakhshian casi parecen haber sido tomadas en un suburbio estadounidense: niños jugando al fútbol, personas haciendo un picnic en el parque, miembros de la familia corriendo de un lado a otro.

Niñas judías se manifiestan por la paz en Teherán. (Hassan Sarbakhsian/ JTA)

Pero otras fotos en el libro demuestran el precario estatus de los judíos en un país que los obliga continuamente a jurar lealtad al Estado teocrático musulmán. Una muestra a un líder judío en una mezquita que asiste a una celebración del Día de Quds, un día de mítines a favor de los palestinos que a menudo incluyen quemas de banderas de Israel y retórica antiisraelí.

Haroun Yashayaei, el ex jefe de la comunidad judía de Irán, en el centro, asiste a la oración musulmana de los viernes para mostrar su solidaridad con los palestinos. (Hassan Sarbakhsian/ JTA)

Algunas de las imágenes también brindan un contexto moderno para momentos clave en la historia judía iraní, incluido el momento en que Irán proporcionó refugio a los judíos polacos que huían del Holocausto, el momento en 1999 cuando 13 judíos iraníes fueron acusados falsamente de espiar para Israel y la historia del Centro Médico Dr. Sapir, un hospital judío que trató a los manifestantes antes de la revolución sin alertar a la policía.

Ex fotógrafo de Associated Press Hassan Sarbakhshian

Fuente: JTA.

Cultura

El mundo celebró el Día Internacional del Falafel

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Agencia AJN.- El mundo celebró el 12 de junio el Día Internacional del Falafel y los festejos se extendieron a todo el mes.

El falafel, que es usualmente asociado a la cocina israelí, consiste en croquetas de garbanzos fritas servidas en una pita o laffa, un pan chato. Entre los acompañamientos más populares se incluyen la ensalada israelí (pepinos y tomates con sal, pimienta y cebolla), humus (pasta de garbanzos), tahina (pasta de sésamo) y papas fritas.

El blogger e innovador norteamericano-israelí Ben Lang lanzó esta celebración en 2011 tras el éxito del Día Internacional del Humus. “Como esto tuvo tanto éxito pensé por qué no intentarlo otra vez y ver si tenemos algún impacto”, expresó a Arutz Sheva. Su objetivo fue que el mundo hablara de la comida israelí.

A continuación, compartimos una receta de este plato tan popular en Medio Oriente:

Falafel (5-8 porciones)

Ingredientes:

– 1 ½ taza de garbanzos secos
– ¼ taza de perejil picado
– ½ cebolla picada
– 3 dientes de ajo picados
– 2 cucharaditas de semillas de cilantro
– 1 cucharadita de semillas de alholva (puede reemplazarse por más cilantro o comino)
– 3 cucharaditas de semillas de comino
– 1 cucharadita de polvo de chile
– 3 cucharadas de harina de trigo + ¼ taza
– ¼ cucharadita de ácido cítrico o 2 cucharadas de jugo de limón
– Aceite para freír
– Sal a gusto

Pasos:

– Poner los garbanzos en un bowl mediano. Llenarlo con suficiente agua para cubrirlos y un centímetro más. Dejar remojar al menos ocho horas.
– Escurrir y procesar en una máquina. Allí mismo agregar el perejil, el ajo, la cebolla, 1 cucharada de sal y 2 cucharadas de harina.
– Continuar procesando hasta que la mezcla esté molida pero no pastosa. Una vez que tenga buena consistencia transferir a otro bowl.
– Medir las semillas y tostarlas en una pequeña sartén. Dejar enfriar y moler con un mortero.
– Agregar a la mezcla de la procesadora las semillas, el chili, el cilantro, el resto de la harina, sal a gusto y ácido cítrico. Mezclar y dejar reposar en la heladera una hora.
– Preparar una olla para freir con diez centímetros de aceite. Calentar.
– Preparar las bolas de falafel. Armar del tamaño de una nuez grande. Pasar por harina.
– Una vez que el aceite esté caliente poner algunos falafel en la olla y dejar lugar entre ellos. Cocinar por 4 minutos.
– Quitar y freír el resto. Servir con humus tibio o frio y pita.

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Cultura

Aaron Lansky deja su cargo como presidente del centro que reúne 1,5 millones de libros en idish

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Agencia AJN.- Steven Spielberg ya había donado dinero al Centro del Libro Idish cuando preguntó si su fundador, Aaron Lansky, podría viajar a Los Ángeles y visitar su oficina.

El cineasta no suele reunirse con los beneficiarios de su filantropía, comentó Lansky recientemente, pero quería explicarles su apoyo a lo que ahora es la Biblioteca Digital Idish Steven Spielberg del YBC, una colección online de más de 12.000 títulos en idish.

“Tienes que entender que mi trabajo es contar historias”, recuerda Lansky que le dijo Spielberg. “La idea de que hay kilómetros de historias judías que aún no se han contado es simplemente irresistible para alguien como yo”.

Más de un visitante del campus del YBC en Amherst, Massachusetts, ha comparado las estanterías de libros en idish, rescatados de contenedores de basura, áticos y sótanos de lectores mayores, con el colosal almacén gubernamental que se ve en la escena final de “En busca del arca perdida”.

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Pero Spielberg también pareció comprender el motor de Lansky, quien se jubila este mes como presidente del centro. Lansky comenzó yendo puerta por puerta, pidiendo a los judíos mayores y a sus descendientes los libros que de otro modo habrían tirado.

El proyecto de rescate podría fácilmente haber quedado en un almacén de libros viejos, tesoros polvorientos que se pudren en la oscuridad, a los que ocasionalmente acceden académicos y aficionados.

En cambio, la colección de aproximadamente 1,5 millones de volúmenes es solo la base de una institución que ahora incluye clases de idish, becas académicas, un programa de formación para traductores, congresos académicos, una editorial de libros traducidos, un archivo de historia oral, un podcast y esa biblioteca digitalizada de libros idish, tanto clásicos como desconocidos.

“No se trata solo de coleccionar libros”, dijo Lansky, de 69 años, recordando que siempre tuvo una visión que iba más allá de almacenar libros sin leer. Es realmente toda una cultura, toda una civilización, toda una época histórica que necesita representación, que quiere contar su historia.

La decisión de Lansky de dejar su cargo es voluntaria (su sucesora es Susan Bronson, directora ejecutiva del centro durante los últimos 14 años) y gradual (anunció su jubilación hace 16 meses y permanecerá dos años más como asesor principal a tiempo parcial). Tiene muchas ganas de escribir, leer y reflexionar sobre el papel del idish en un mundo judío dominado por un Israel de habla hebrea y una Norteamérica de habla inglesa.

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