Opinión
The New York Times | Israel planeó un ataque mayor contra Irán, pero lo redujo para evitar la guerra
El ataque contra Irán del viernes pasado iba a tener un alcance mucho mayor, pero tras la intensa presión de los aliados, los dirigentes israelíes acordaron reducirlo.

Agencia AJN.- (Por Ronen Bergman y Patrick Kingsley, con la contribución de Eric Schmitt y Farnaz Fassihi – The New York Times -NYT-) Israel abandonó los planes de un contraataque mucho más amplio contra Irán tras la presión diplomática de Estados Unidos y otros aliados extranjeros, y también porque se había frustrado la posibilidad de un ataque iraní contra suelo israelí, según tres altos funcionarios del Estado judío.
Los dirigentes israelíes debatieron en un principio bombardear varios objetivos militares en todo Irán la semana pasada, incluidos los alrededores de Teherán, en represalia por el ataque de la República Islámica del 13 de abril, señalaron los funcionarios, que hablaron con el NYT bajo condición de anonimato para describir las delicadas discusiones.
Un ataque tan amplio y dañino habría sido mucho más difícil de pasar por alto para Irán, aumentando las posibilidades de un contundente contraataque iraní que podría haber llevado a Medio Oriente al borde de un conflicto regional de gran envergadura.
Al final -después de que el presidente Biden, junto con los ministros de Asuntos Exteriores británico y alemán, instaran al primer ministro Netanyahu a evitar una guerra más amplia- Jerusalem optó por un ataque más limitado el viernes que evitó daños significativos, disminuyendo la probabilidad de una escalada, al menos por ahora.
A pesar de esto, en opinión de los funcionarios israelíes, el ataque mostró a Irán la amplitud y sofisticación del arsenal militar israelí.
En lugar de enviar aviones de combate al espacio aéreo iraní, Israel disparó el viernes un pequeño número de misiles desde aviones situados a varios cientos de kilómetros al oeste, según los funcionarios israelíes y dos altos funcionarios occidentales informados del ataque. Israel también envió pequeños drones de ataque, conocidos como cuadricópteros, para confundir a las defensas aéreas iraníes, explicaron los funcionarios israelíes.
Las instalaciones militares iraníes fueron atacadas varias veces por este tipo de aviones no tripulados en los últimos años, y en varias ocasiones Teherán admitió que no sabía a quién pertenecían los aviones no tripulados, una afirmación interpretada como reticencia iraní a responder.
Un misil alcanzó el viernes una batería antiaérea en una zona de importancia estratégica del centro de Irán, mientras que otro cohete explotó en el aire, agregaron los funcionarios.
Además, un funcionario israelí destacó que la Fuerza Aérea israelí (IAF) destruyó intencionadamente el segundo misil una vez que quedó claro que el primero había alcanzado su objetivo, para evitar causar demasiados daños. Un funcionario occidental, por su parte, aclaró que era posible que el misil simplemente hubiera funcionado mal.
Los funcionarios argumentaron que la intención de Israel era permitir a Irán seguir adelante sin responder de la misma manera, mientras que la señal de que el Estado judío había desarrollado la capacidad de atacar a la República Islámica sin entrar en su espacio aéreo o incluso activar sus baterías de defensa antiaérea.
Jerusalem también esperaba demostrar que podía alcanzar esas baterías en una parte del centro de Irán que alberga varias instalaciones nucleares importantes, incluido un centro de enriquecimiento de uranio en Natanz, insinuando que también podría haber llegado a esas instalaciones si lo hubiera intentado.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) se negaron a realizar comentarios al ser consultadas por el NYT.
El camino hacia este ataque comenzó el 1º de abril, cuando Israel atacó un complejo de la embajada iraní en Damasco, Siria, matando a siete funcionarios iraníes, entre ellos tres altos mandos militares. Irán no había tomado represalias después de varios ataques similares en el pasado, lo que llevó a los funcionarios israelíes, dicen, a creer que podrían seguir realizando este tipo de ataques sin provocar una respuesta iraní significativa.
Sin embargo, esta vez fue diferente: una semana después, Teherán informó en privado a sus vecinos y diplomáticos extranjeros que su paciencia había llegado a un límite y que respondería con un ataque de gran envergadura contra Israel, el primero directo contra suelo israelí.
Durante la semana del 8 de abril, Israel comenzó a preparar dos importantes respuestas militares, según los funcionarios israelíes.
La primera era una operación defensiva para bloquear el esperado ataque iraní, coordinada con el Mando Central de Estados Unidos -su máximo comandante, el general Michael E. Kurilla, visitó Israel esa semana-, así como con los ejércitos británico, francés y jordano.
La segunda era una gran operación ofensiva que se llevaría a cabo si se materializaba el ataque iraní. Inicialmente, la inteligencia israelí creía que Irán planeaba atacar con un «enjambre» de grandes aviones no tripulados y hasta 10 misiles balísticos, dijeron los funcionarios israelíes. A medida que avanzaba la semana, esa estimación aumentó a 60 misiles, lo que acrecentó el deseo israelí de un fuerte contraataque.
Los líderes militares y políticos israelíes comenzaron a discutir un contraataque que podría comenzar tan pronto como Irán disparara los aviones no tripulados, incluso antes de que se supiera cuánto daño, si lo hubiera, habían causado.
Un funcionario israelí aseguró que el jefe del estado mayor de las IDF, teniente general Herzi Halevi, y el jefe de la IAF, Tomer Bar, presentaron el plan al gabinete de guerra a primera hora del viernes 12 de abril, dos días antes del ataque de Irán.
Pero las intenciones de Israel cambiaron después del ataque de Irán, añadieron los funcionarios. El ataque fue incluso mayor de lo esperado: Con más de 100 misiles balísticos, 170 aviones no tripulados y unos 30 misiles de crucero, en una de las mayores andanadas de este tipo en la historia militar.
Gracias a la defensa israelí, coordinada con pilotos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Jordania, se derribaron la mayoría de los misiles y drones, y los daños sobre el terreno fueron limitados, lo que redujo la necesidad de una respuesta rápida. Incluso hubo dudas acerca de si Israel debía arriesgarse a dejar de centrarse en la defensa mientras el ataque seguía en curso, dijeron dos funcionarios.
El punto de inflexión, sin embargo, fue una llamada telefónica a primera hora de la mañana entre el primer ministro Netanyahu y el presidente Biden, durante la cual el mandatario estadounidense señaló al premier israelí que tome el éxito de la defensa como una victoria que no requería más respuesta, según tres funcionarios israelíes y occidentales, que describieron esas conversaciones bajo condición de anonimato.
Las fuentes israelíes afirmaron al NYT que Netanyahu finalizó la llamada oponiéndose a una represalia inmediata.
Al día siguiente, el gobierno israelí empezó a enviar señales a sus aliados extranjeros de que seguía planeando responder, pero de una forma contenida que distaba mucho de lo que había planeado anteriormente, según uno de los altos funcionarios occidentales.
En lugar de un amplio contraataque que podría dejar a los líderes iraníes creyendo que no tenían más remedio que responder de la misma manera, los funcionarios israelíes remarcaron que se estableció un plan que buscaba evitar la humillación pública a sus homólogos iraníes.
Inicialmente planearon el ataque para la noche del lunes, explicaron los funcionarios israelíes, cambiando de opinión a último momento por miedo a que Hezbollah -el grupo terrorista libanés respaldado por Irán que viene intercambiando misiles con Israel desde el 7 de octubre en apoyo a Hamás- aumente significativamente la intensidad de sus ataques contra el norte del Estado judío.
Según un funcionario israelí y otro occidental, los funcionarios de Asuntos Exteriores occidentales siguieron buscando convencer sin éxito a Israel a que no respondiera de ninguna manera, y cedieron y aceptaron un ataque israelí que dejara a Irán la opción de seguir adelante sin responder.
Después de que Israel finalmente llevara a cabo su ataque a primera hora de la mañana del viernes, los funcionarios iraníes hicieron exactamente eso: centrarse en los pequeños aviones no tripulados en lugar de en los misiles y desestimar su impacto.
Los funcionarios de Teherán también evitaron en gran medida culpar a Israel por el ataque. Esto, unido a la decisión de Israel de no reivindicar la autoría del ataque, contribuyó a reducir el riesgo de una escalada.
Opinión
Análisis: Mientras Israel lucha contra Irán, ¿dónde están los aliados terroristas de Teherán en su momento de necesidad?
Teherán desarrolló una red terrorista regional para aislarse de la guerra, pero ahora que está bajo ataque, Hezbollah y otros se sienten demasiado débiles o demasiado intimidados para unirse a la batalla.

Por Nurit Yohanan
Cuando Israel anunció la Operación «León Ascendente» en la madrugada del viernes, marcó la primera vez en más de 50 años que el país declaraba la guerra contra un Estado soberano, en lugar de contra una organización terrorista que opera desde territorio extranjero, Cisjordania o Gaza. Un número considerable de estas organizaciones a las que Israel se ha enfrentado a lo largo de los años fueron y son apoyadas, financiadas o incluso controladas directamente por Irán, el país que ahora se encuentra en la mira de Israel.
Desde la Revolución iraní, el régimen de Teherán ha invertido importantes esfuerzos en difundir su ideología entre las poblaciones chiítas de Medio Oriente, a la vez que ha construido una red de organizaciones terroristas en toda la región, incluyendo grupos suníes.
La Fuerza Quds, una unidad especial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, se ha centrado en las últimas décadas en apoyar a estas organizaciones mediante ayuda financiera, el suministro de armas y municiones, e incluso entrenamiento, a veces realizado en territorio iraní.
Para Irán, la red terrorista era tanto una proyección de poder como un escudo: los grupos hostigaban continuamente a los dos mayores enemigos de la República Islámica, Estados Unidos e Israel, mientras que este se mantenía aislado de las represalias. Y la existencia de una liga de ejércitos de apoyo, listos para defenderse en caso de guerra, ayudó a disuadir cualquier idea occidental de invasión o cambio de régimen.
Después del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque devastador contra Israel, desencadenando la guerra en Gaza, la amplitud del arsenal iraní quedó en evidencia, con grupos respaldados por Teherán, desde el Líbano hasta Yemen, atacando a Israel en lo que el entonces ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, denominó una guerra de siete frentes.
Pero ahora que el poder de fuego de Israel se dirige contra el propio Irán, esos aliados desaparecen repentinamente. Algunos, como Hezbollah, se han visto gravemente debilitados por Israel debido a los intentos de respaldar a Hamás. Otros parecen haber sido convencidos por sus países anfitriones para mantenerse al margen de la lucha.
Irán se encuentra ahora en una posición sumamente inusual e incluso peligrosa, obligado a depender principalmente de su propio poder militar en territorio iraní. Hasta ahora, esto ha consistido principalmente en sucesivas rondas de misiles balísticos disparados por la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que han causado gran destrucción, pero han hecho poco por debilitar la potencia de fuego de Israel.
Mientras tanto, Irán ha visto cómo su territorio se ha convertido en un campo de batalla al intentar hacer frente a los ataques israelíes desde Teherán hasta Tabriz, lo que representa una vulnerabilidad estratégica para un país que prefiere dejar que sus aliados hagan el trabajo sucio en territorio extranjero.
Hezbollah, en la cuerda floja
El apoyo de Irán a grupos terroristas en el extranjero se estima en miles de millones de dólares anuales provenientes de las arcas estatales. Esta ayuda ha continuado en los últimos años a pesar de la grave situación económica de Irán, que incluye una devaluación sostenida de la moneda y escasez de energía.
Una buena parte de ese dinero ha ido a parar al grupo terrorista libanés Hezbollah, el principal cliente de Irán.
Sin embargo, tras sufrir grandes pérdidas y una creciente oposición en el Líbano, ahora se encuentra gravemente debilitado y reacio a enfrentarse a Israel.
Hezbollah, fundado en 1983 con el respaldo de Irán, ha sido durante las últimas dos décadas la principal herramienta militar de Irán contra Israel, armado con misiles de largo alcance e incluso armas guiadas de precisión.
Sin embargo, desde que Israel comenzó a atacar dentro de Irán el viernes, lo único que ha lanzado Hezbollah han sido palabras. Esta moderación es aparentemente una consecuencia directa de su guerra con Israel, durante la cual el grupo lanzó ataques casi diarios contra Israel desde octubre de 2023 hasta que acordó un alto el fuego en noviembre de 2024.
En los últimos seis meses de la guerra, y en particular a partir de septiembre, el grupo sufrió importantes reveses militares. Casi todo su alto mando fue eliminado por Israel, incluyendo al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Justo antes, los ataques israelíes con buscapersonas y walkie-talkies explosivos causaron daños físicos y psicológicos generalizados entre las fuerzas terrestres del grupo. Unas 4.000 personas resultaron heridas en la operación encubierta, según informes libaneses, la gran mayoría de ellas miembros de Hezbollah.
El otrora formidable arsenal de misiles del grupo parece haberse agotado o destruido en gran medida, y Siria ya no es una ruta conveniente para el contrabando.
En octubre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel estimaron que Hezbollah conservaba menos del 30 por ciento de su potencia de fuego anterior a la guerra.
Incluso después de la firma del alto el fuego, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han continuado sus operaciones regularmente en el Líbano, atacando a operativos de Hezbollah, principalmente en el sur del país. Israel ha atacado edificios en el distrito de Dahiyeh, en Beirut, en dos ocasiones, donde se encuentran plantas de fabricación y almacenamiento de drones, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Como resultado, Hezbollah se encuentra significativamente debilitado y su capacidad para representar una amenaza para Israel es mucho menor. La organización también se enfrenta a una creciente presión política interna, mientras el país aún se recupera de los fuertes ataques israelíes dirigidos a poner fin a los ataques de Hezbollah.
En los últimos seis meses, dos de los tres principales puestos de liderazgo del Líbano han sido ocupados por figuras consideradas «anti-Hezbollah», entre ellas el primer ministro Nawaf Salam y el presidente Joseph Aoun. Ambos han declarado su intención de desarmar a Hezbollah y afirman que la decisión de ir a la guerra debe recaer en el Estado.
En un discurso reciente con motivo de los primeros 100 días de su gobierno, Salam señaló que el Ejército libanés había desmantelado más de 500 depósitos de armas en el sur del país. Si bien no especificó a quién pertenecían, se cree que eran de Hezbollah
El viernes, horas después del inicio de la operación israelí, Hezbollah emitió un extenso comunicado condenando enérgicamente los ataques israelíes contra Irán, afirmando que Israel “solo entiende el lenguaje de la muerte, el fuego y la destrucción”.
El comunicado no mencionó si respondería ni cuándo, pero un funcionario de Hezbollah declaró a Reuters ese mismo día que el grupo no tomaría represalias por los ataques en Irán.
Las milicias iraquíes ceden ante la presión
Desde la invasión estadounidense de Irak en 2003, Irán ha reforzado las milicias proiraníes y chiítas en el país para profundizar su influencia. Estos grupos atacaron principalmente a Estados Unidos, pero también apuntaron sus armas contra Israel después del 7 de octubre.
La creciente presión interna y externa ha paralizado estas operaciones.
Desde 2014, las milicias en Irak han operado bajo una organización paraguas conocida como las Fuerzas de Movilización Popular, disparando misiles contra las tropas estadounidenses estacionadas en la región y combatiendo al grupo terrorista Estado Islámico cuando esta organización yihadista tomó el control de partes de Irak.
Sin embargo, desde el 7 de octubre, las milicias también han participado en la guerra regional en múltiples frentes contra Israel, aparentemente con el respaldo de Irán. A lo largo de 2023 y 2024, lanzaron drones hacia Israel, principalmente contra los Altos del Golán y, en una ocasión, contra Eilat, al tiempo que atacaban bases estadounidenses en Irak. En octubre de 2024, dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel murieron en un ataque con drones lanzado por milicias proiraníes en el norte de los Altos del Golán.
Sin embargo, incluso antes del segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en diciembre de 2024, las milicias proiraníes de Irak acordaron detener los ataques contra Estados Unidos e Israel.
Fuente: Times of Israel
Opinión
Israel-Irán: Democracia bajo fuego, dictadura al desnudo

Por Ariel B. Goldgewicht
¿Qué sucede cuando una democracia liberal enfrenta a una dictadura fundamentalista?
No estamos ante una guerra convencional, sino ante un choque de civilizaciones: entre quienes santifican la vida y quienes anhelan la muerte. La guerra entre Israel y el régimen iraní ‘ denominada ´León Ascendente´, no empezó esta semana, pero ahora ha alcanzado un nivel nuevo, un punto de no retorno.
Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha declarado abiertamente su hostilidad hacia Israel. Durante décadas, ha dirigido esta guerra por medio de terceros (Proxy) el eje chiita: Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen, milicias en Siria e Irak, entre otros. Irán ha sido el gran arquitecto del terrorismo moderno en el Medio Oriente, financiado con las inconmensurables riquezas de su petróleo. Su régimen de dictadura absoluta, liderado por los ayatolás, ha sido cómplice de atentados desde Buenos Aires hasta Beirut, dejando una estela de sangre y caos.
Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Por primera vez en la historia, Israel ha atacado directamente a Teherán. ¿Por qué ahora?
La respuesta está en una conjunción de factores. La caída de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, el debilitamiento de Hezbollah en el norte, la caída del régimen de Assad en Siria, el retroceso de los hutíes en Yemen: todos son frentes que el régimen iraní consideraba parte de su estrategia regional de expansión y dominación. Y todos han sido golpeados con fuerza por Israel en los últimos meses.
A esto se suma la presión internacional, el estancamiento ruso en Ucrania —que limita el apoyo logístico de Moscú a Teherán—, y el regreso de una política exterior estadounidense menos indulgente con Irán. La reciente advertencia del Presidente Trump, que impuso un plazo de 60 días para frenar el programa nuclear iraní, coincidió con el momento en que Israel decidió actuar: al día 61, los ataques comenzaron.
Israel no está reaccionando por impulsos ni venganza. Está respondiendo a una amenaza existencial. Porque si el 7 de octubre vimos de lo que es capaz un grupo terrorista armado con cohetes y fusiles, imaginemos lo que podría ocurrir si Irán —un régimen que ejecuta homosexuales, encarcela mujeres por no cubrirse la cabeza, y asesina opositores sin juicio— accediera a armas nucleares. Esa es la línea roja.
En estas horas, Israel vive bajo amenaza constante. El espacio aéreo cerrado, el sistema educativo paralizado, cientos de miles de ciudadanos atrapados fuera del país o confinados en refugios. El Domo de Hierro protege, pero no es infalible. Con un 95% de efectividad, basta una pequeña brecha para que un misil balístico impacte y cause destrucción. Ya lo hemos visto: muertos, heridos y un país en vilo. Pero, imagínese ¿y si esos misiles llevarán cabezas nucleares?
A pesar de todo, Israel no responde con barbarie. Tiene superioridad militar absoluta sobre los cielos de Irán, pero no ataca civiles. Ataca centrifugadoras nucleares, bases militares, centros de comando. Mientras el régimen iraní lanza misiles sobre poblaciones israelíes, Israel busca evitar víctimas inocentes. Porque los ciudadanos iraníes no son enemigos: son rehenes de una teocracia que lleva décadas reprimiéndolos. En esta guerra buscamos aniquilar el proyecto nuclear, pero los ciudadanos civiles inocentes de irán tiene otras esperanzas de este conflicto. Ellos esperan libertad.
En Irán, hoy se cuentan chistes oscuros: “Nadie sabe dónde está el ayatolá!!, excepto Israel”. Y no es sólo humor negro: es símbolo de un régimen que tiembla. La resistencia israelí no busca cambiar el régimen, ni interferir en la autodeterminación de los pueblos. Su único objetivo es impedir que un régimen fundamentalista con aspiraciones mesiánicas tenga capacidad nuclear.
Durante más de dos décadas, Irán ha invertido en cuatro pilares esenciales:
1. Desarrollo nuclear
2. Expansión militar y terrorista del eje chiita
3. Represión social interna —especialmente contra mujeres—
4. Hostilidad contra Israel
Muy poco en salud pública, ni educación, ni infraestructura. Un Estado que produce petróleo como si fuera agua, pero cuyas ciudades sufren apagones diarios, escasez de agua potable y servicios básicos. Toda su riqueza, volcada a la represión y la destrucción con el objetivo principal de consolidar su poder a la fuerza.
Lo que vemos hoy es el colapso de esa estrategia. Un castillo de naipes que se derrumba desde dentro. Como el viejo proverbio del efecto mariposa, la ola de terror del 7 de octubre encendió una cadena de reacciones que ha llevado a la desestabilización de todos los brazos armados de Irán en la región. Aún falta mucho para el final, y el sufrimiento no ha terminado, pero cuando caiga el telón, el mundo podría ser un lugar más seguro. Especialmente para los pueblos que hoy viven oprimidos por dictaduras fundamentalistas.
En pleno siglo XXI, no hay lugar para los extremismos. La historia ha demostrado —y está claro— que cuando las democracias se unen, pueden frenar incluso a las peores amenazas. Que no haya que esperar otro 7 de octubre para despertar. El momento de elegir entre luz y oscuridad, entre libertad y opresión, es ahora.
-
Guerrahace 23 horas
Netanyahu: ‘‘Atacaremos todas las instalaciones nucleares de Irán, tenemos la capacidad para hacerlo’’
-
Guerrahace 22 horas
Fragmentos de bombas de racimo iraní generan temor en Israel: ¿el misil iraní llevaba múltiples bombas?
-
Medio Orientehace 4 horas
Eliminado en el sur del Líbano el comandante de artillería de Hezbollah responsable de ataques contra Naharía y Haifa
-
Guerrahace 23 horas
La aerolínea de bandera israelí El Al operará ‘‘vuelos especiales para emergencias médicas’’ el día del descanso para repatriar a sus ciudadanos
-
Guerrahace 22 horas
EE.UU.: Irán podría producir una bomba nuclear en «un par de semanas»
-
Guerrahace 23 horas
La general que determina qué objetivos pueden ser atacados por Israel
-
Guerrahace 21 horas
Irán. AIEA: El reactor de agua pesada de Arak fue dañado por un ataque israelí
-
Israelhace 6 horas
Netanyahu y el jefe del Estado Mayor de las IDF se reúnen con altos funcionarios de EE. UU. mientras Trump evalúa atacar Irán