A 13 años de la muerte de Osvaldo Pugliese, se realizó hoy un homenaje en el que se reinauguró el monumento al pianista, director y compositor argentino de tango ubicado en la plazoleta del mismo nombre, en la esquina de las avenidas Corrientes con Scalabrini Ortiz y Luis María Drago, en el barrio de Villa Crespo, en Buenos Aires.
El acto contó con un escenario en el que hubo un show musical de tango con interpretaciones de los temas más exitosos de Pugliese.
El monumento, que muestra a Pugliese sentado en el piano junto a un contrabajista, dos cantantes, dos violinistas y dos bandoneonistas, sobre una plataforma circular, es una obra que pertenece a la escultora Paula Franzi y había sido inaugurada el 2 de diciembre de 2005 cuando se celebró los cien años del nacimiento de Pugliese.
A principios de 2007, la figura del pianista y compositor fue sustraída.
A la reinauguración del monumento asistieron la viuda del maestro, Lidia Elman de Pugliese, quien expresó que aunque “es un día de lágrimas porque se recuerda la partida, a la vez es un día de mucha alegría porque se pudo restituir lo que era de su barrio”.
Por su parte, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, afirmó que “el tango no es nuestro pasado, está en el futuro. A un hombre comprometido con él y con nuestra identidad como Pugliese, vale la pena homenajearlo”.
Además, actuaron los bailarines del Centro Cultural Osvaldo Pugliese.
El homenaje al pianista, director y compositor argentino de tango Osvaldo Pedro Pugliese permite recordar la relación que una gran cantidad de músicos judíos tuvieron con el tango.
Se puede encontrar una primera inserción judía en el mundo del tango en 1914 con la "Orquesta Típica Criolla El Rusito" de Antonio Guzmán, un bandoneonista de Barracas.
Por otra parte, el cantante popular León Zuker, quien perteneció a la primera orquesta de Pugliese, fue más conocido como Roberto Beltrán, desde el día en que el poeta y letrista Celedonio Flores le dijo: ‘Si querés ser un cantor de tangos no te podés llamar León Zuker’.
Israel Kaflún, más conocido como Raúl Kaplún, fue un violinista que se encontró con el tango en 1926 cuando Julio Rosenberg le ofreció formar parte de la banda de jazz del cine-teatro Astral, donde se conoció con el sexteto de Miguel Caló, al que no tardó en integrarse.
Luego Kaplún formó parte del cuarteto que armó Armando Baliotti que llevó sus tangos al Salón Imperio, de Maipú y Lavalle.
Más tarde, volvió al sexteto de Caló y actuó en el café El Nacional, junto a los músicos Pedro Sapochnik, Luis Brighenti y Carlos Dante.
Kaplún fue también fue reconocido por su intervención junto al sexteto en la película "La vida es un tango", en 1939.
El empresario judío Max Glücksmann fue una figura importante en el desarrollo y difusión del tango, en las primeras décadas del siglo pasado.
Y hace cuarenta años, Osvaldo Pugliese compuso el tango nunca estrenado al que llamó “Judía” y que fue en contra el racismo.
Aunque hay muchos, se dice que no fue posible identificar a otros tantos e importantes tangueros de la colectividad judía ya que, como León Zuker o Israel Kaflún, utilizaron seudónimos que hicieron más difícil la búsqueda.
JR-GB