El comunismo por un lado y la Shoá (Holocausto) por otro destruyeron esas organizaciones comunitarias de las que se nutrían cultural e ideológicamente quienes dedicaban sus esfuerzos a dirigir la comunidad Ashkenazí de la Argentina, pasando a ocupar ese lugar el ishuv palestinense primero y luego, a partir de 1948, el Estado de Israel.
En Buenos Aires y sus alrededores, donde vivían mayoritariamente los judíos ashkenazim, la Kehila modificó su nombre, de Jevra Kedusha Ashkenazí pasó a denominarse Asociación Mutual Israelita Argentina – AMIA, la que a partir de fines de la década del ’40 del siglo XX comenzó a ser conducida por hombres identificados con el sionismo, los que en 1957 adaptaron el estatuto social a las realidades y necesidades de esos años.
A partir de esos momentos, fueron hombres identificados con el ideario sionista socialista de MAPAI y de Ajdut Avodá – partidos políticos del movimiento sionista primero y después del Estado de Israel – los que presidieron la AMIA. Con el paso de los años MAPAI y Ajdut Avodá se unieron formando el que desde hace unos años se llama Avodá, el "partido" sionista laborista de la comunidad judía de Argentina, y sus máximos referentes siguieron siendo presidentes de la AMIA hasta el pasado 12 de junio.
El haber perdido, por primera vez desde hace 50 años, las elecciones de la AMIA el 13 de abril pasado fue para Avodá de Argentina un duro golpe, del cual gracias a la tarea de un grupo de dirigentes liderados por el doctor Alberto Crupnicoff rápidamente inició un proceso destinado a revertir lo ocurrido. El método elegido fue convocar a un Kinus (congreso) que además de que sus miembros consideraran lo actuado por las autoridades que culminaban su mandato, se abrió a la comunidad a fin de establecer un marco donde debatir los problemas de toda la comunidad.
El doctor Curpnicoff, explica muy claramente el motivo de hacerlo cuando dice que considera necesario que la comunidad tenga un plan estratégico que le permita encarar esos problemas, y que el mismo sólo puede ser el resultado de un debate amplio en el que se escuchen y conozcan todas las posiciones.
En las cuatro sesiones plenarias abiertas del Kinus de Avodá, efectuado los días 12 y 13 de julio, se dio comienzo a esa tarea a la vez que los miembros de Avodá eligieron una conducción que tiene la obligación en un plazo determinado, 12 meses como máximo, de instrumentar los cambios internos y elaborar una agenda que responda a los interrogantes que durante esas sesiones se debatieron.
La tarea no es fácil, pero como bien dijo el arquitecto Alberto Bystrowicz, el nuevo presidente de Avodá, "no queremos ser líderes, sólo queremos participar por una comunidad (judía) en paz". Lo quieren hacer sin renunciar a las cuatro banderas de Avodá: El sionismo y su defensa, el Estado de Israel, la educación – plural, laica y judía – y la tradición heredada.
El Kinus de Avodá fue un éxito por partida doble ya que la asistencia superó ampliamente las expectativas, y las exposiciones de los oradores de las cuatro sesiones abiertas como los debates posteriores establecieron un marco de diálogo entre quienes están interesados en la continuidad de la comunidad.
Teodoro Herzl, el fundador del Movimiento Sionista, publicó después del Primer Congreso Sionista, en 1900, una novela "Altneuland (Vieja-Nueva Patria)", en la que describía su visión utópica de los que sería el Estado Judío. Seguramente quienes la leyeron en aquel entonces habrán pensado que Herzl era un soñador, pero quienes tomaron sus banderas convirtieron esa utopía en realidad.
Conociendo la experiencia en la conducción de instituciones judías de Alberto Crupnicoff, Alberto Bystrowicz, y de quienes lo acompañan en la nueva conducción de Avodá, sabemos que pondrán todo su esfuerzo para que lo propuesto al convocar al Kinus se haga realidad, sea el "viejo-nuevo partido" de la comunidad.
EACH