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AMIA/Encubrimiento. Mañana declara ex jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires Adolfo Vitelli

AJN (Por Lic. Claudio Gustavo Goldman).- Es el primero de los testigos políticamente relevantes del juicio oral y público. También fue citado, desde las 10 hs., el entonces comisario mayor José Bretschneider, ex titular de la Dirección de Sumarios de esa fuerza, quien instruyó los expedientes administrativos contra los efectivos investigados por el atentado o delitos conexos.

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Mañana, jueves, desde las 10 hs., declarará en el juicio oral y público por encubrimiento de autores o cómplices del atentado a la AMIA el primero de los testigos políticamente relevantes convocados al mismo: el ex jefe de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y comisario general retirado Adolfo Vitelli.

También fue citado el entonces comisario mayor José Bretschneider, ex titular de la Dirección de Sumarios de esa fuerza, quien instruyó los expedientes administrativos contra los efectivos investigados en el marco de la “causa AMIA”, ya sea por el ataque terrorista o delitos conexos.

Otro “condimento” de la audiencia serán las eventuales repercusiones que tendrá la reciente detención de uno de los imputados, el ex abogado de Carlos Telleldín, último poseedor conocido de la camioneta-bomba Trafic, Víctor Stinfale, por la muerte de cinco jóvenes en una fiesta electrónica.

En este juicio está acusado de haber recibido, en supuesto concepto de pago de honorarios, parte de los 400.000 dólares de fondos reservados de la desaparecida Secretaría de Inteligencia del Estado que le abonaron a su cliente para cambiar su indagatoria e imputar -se presume que falsamente- a ex policías bonaerenses de ser la “conexión local” del atentado.

La declaración de Vitelli y Bretschneider versará acerca de esos sumarios, la relación con el juzgado entonces a cargo del destituido Juan José Galeano y el poder político provincial de la época y, sobre todo, el disímil trato que mereció el fallecido comisario Alejandro Burguete -fue sobreseído administrativamente y volvió a ejercer sus funciones tras declarar contra el entonces comisario Juan José Ribelli, sindicado como el líder de los cómplices argentinos- respecto del resto de sus colegas, que fueron exonerados de la Policía bonaerense casi en su totalidad.

Lo cierto es que el 28 de junio de 1995, el entonces comisario mayor Ramón Orestes Verón inició una investigación interna para identificar a los efectivos de las brigadas de Lanús y Vicente López que habrían extorsionado a Telleldín, según éste había denunciado en una entrevista con Página/12 publicada doce días antes.

Luego, Bretschneider abrió la instrucción sumarial, con la intervención del juzgado, y comenzó a tomar declaraciones testimoniales incluso a quienes estaban imputados y debían ser indagados, sin la obligación de decir la verdad para no incriminarse.

En base a esa actuación interna y a un informe firmado por ambos funcionarios, Galeano ordenó formar una nueva causa, conocida como “Brigadas”, dirigida a acusar a los ex policías y agregar la declaración como testigos y denunciantes de Telleldín y su amigo y cómplice Hugo Pérez, quien también habría sido víctima de una maniobra coactiva.

Entre las imputaciones estaba el haber recibido la Trafic como parte del pago por las extorsiones, lo cual fue desestimado en el juicio anterior, que fortaleció la causa que ahora es sometida a debate.

En esa ocasión, Bretschneider afirmó que la situación de Burguete de seguir en actividad pese a estar procesado por falsedad ideológica y asociación ilícita no era normal y que la explicación debía buscarse en los “estamentos superiores que deciden por sobre la institución policial”.

En tanto, Vitelli reconoció que ello fue por una instrucción expresa de los entonces secretario y subsecretario de Seguridad bonaerenses, Eduardo De Lazzari y Federico Domínguez -actualmente imputado por coacción a imputados en la causa-, quien le dijo que esa medida “era beneficiosa para la investigación”.

El ex jefe policial conversó dos o tres veces con ellos sobre el tema y también le indicaron que debía exonerar a los otros policías vinculados con la “causa AMIA”, lo cual le transmitió a Bretschneider.

El testigo también aseguró que luego de examinar el sumario informó a sus superiores que la medida era prematura porque aún no había una resolución judicial, pese a lo cual sobreseyó a Burguete y levantó su disponibilidad preventiva hasta tanto surgiesen más pruebas.

Asimismo, en este juicio, el comisario mayor retirado Jorge Oslovsky, quien fue secretario de Bretschneider, relató que Verón actuaba como “delegado” de Galeano y le transmitía las instrucciones a su jefe, quien luego llevaba las declaraciones al juzgado.

No obstante, “nunca recibí ni escuché directivas para hacer algo que no correspondiese, ni lo habría hecho”, aclaró.

Por otra parte, el ex subcomisario bonaerense Juan Maisú acusó a Vitelli de iniciarle un sumario administrativo tras consultarlo con Galeano, quien habría mandado a que el director general de Investigaciones, Armando Calabró, lo filmara y grabara subrepticiamente, aunque admitió no haber visto esa presunta orden.

Y el ex sargento Manuel García apuntó contra Bretschneider: “como estaba apurado, le dictaba mi declaración a un oficial, pero ello no respondía a mi versión, así que me opuse, vino el director general de Asuntos Judiciales, el comisario general Sava, y le ordenó que fuese al día siguiente a mi dependencia para hacer las cosas como se debe”.

Entre los 140 testigos citados también se encuentran la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner y otros miembros de la entonces Comisión Bicameral parlamentaria que acompañaba la investigación, el ex prosecretario judicial Claudio Liftschitz, quien reveló el supuesto encubrimiento y espera ser juzgado por violación de secretos de Estado, y el ex espía Antonio Stiuso, cuya negativa a declarar ante la Unidad Fiscal genera gran incertidumbre en querellas y defensas.

El esperado y muy demorado juicio oral, que comenzó el 6 de agosto de 2015 y podría durar dos años, reúne dos causas: el mencionado pago ilegal y la interrupción de la investigación contra Alberto Kanoore Edul, vinculado con ex presidente Carlos Menem y que es clave para la “pista siria”, más otros delitos que habrían cometido Galeano y los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia.

Por ambos hechos están imputados el ex magistrado y el ex secretario de Inteligencia menemista, Hugo Anzorreguy, mientras que solo por el primero también se acusa a los ex fiscales, el ex espía Patricio Finnen y el ex presidente de la DAIA Rubén Beraja, y al propio Telleldín, su entonces concubina, Ana María Boragni, y Stinfale, por recibir y usufructuar el dinero.

Por el otro caso son enjuiciados Menem, el ex subsecretario de Inteligencia Juan Carlos Anchézar y los ex comisarios de la Policía Federal Jorge Palacios y Carlos Castañeda, ya condenado por la destrucción o pérdida de otras pruebas.

Por haber fallecido no son juzgados el ex espía Alejandro Brousson y el ex funcionario Munir Menem, hermano del entonces Presidente.

Enfrente están los fiscales que reemplazaron a Nisman y seis querellas de familiares de víctimas -Memoria Activa, 18J y APEMIA-, instituciones judías -AMIA y DAIA-, los ex policías y el Ministerio de Justicia.

La causa había recaído originalmente en el Tribunal Oral Federal (TOF) Nº 3, que realizó el juicio anterior, así que volvió a sortearse y le tocó al TOF 2, cuyos miembros sufrieron numerosas recusaciones o excusaciones que demoraron por años el inicio del debate.

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El presidente de Israel en el Hospital Soroka: “Esto es un crimen de guerra”

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Agencia AJN.- El presidente de Israel, Isaac Herzog, visitó el Hospital Soroka en Beer Sheva esta mañana, luego de que el edificio fuera alcanzado por un impacto directo de un misil iraní.

Herzog fue recibido por el director del hospital, Shlomi Kodesh, junto con médicos, enfermeros y pacientes, judíos y musulmanes, provenientes del Néguev, el sur del país.

“Nos reunimos para observar la destrucción y la devastación causadas por un misil iraní disparado indiscriminadamente con la única intención de segar vidas inocentes en un hospital. ¡Esto es un crimen de guerra!”, expresó Herzog.

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“En estas imágenes, vemos dos cosas: vemos el rostro del mal y el terror sembrados por los ayatolás en Teherán, y al mismo tiempo vemos la resiliencia y la fuerza de la sociedad israelí, unida en nuestro deseo de que todos los pueblos de esta región vivan en paz”, agregó.

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Opinión. De Ben Gurión a Netanyahu: Una decisión sobre la continuidad del Estado

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Ben Gurion Netanyahu

Agencia AJN (Por Oren Solomon*/C14).- «Por la presente, declaramos la continuidad de la existencia del Estado de Israel…». Así debió haber comenzado su discurso a la nación el primer ministro tras el lanzamiento del ataque preventivo de las FDI (Fuerzas de Defensa de Israel) a Irán. Esa decisión, que recae sobre los hombros del primer ministro, es de la misma magnitud que el establecimiento del Estado. En 1947, David Ben Gurión decidió aceptar el Plan de Partición y establecer un Estado, y en 2025, Benjamin Netanyahu decidió evitar su destrucción y garantizar su continuidad.

Contexto

El Estado de Israel ha estado bajo una amenaza existencial desde su fundación. Inicialmente, la amenaza estaba liderada por seis ejércitos árabes que planeaban conquistar la totalidad del recién declarado Estado de Israel. Con el paso de los años, la amenaza se ha consolidado y simplificado en ejércitos y coaliciones de países árabes cercanos (Egipto, Siria, Jordania) y lejanos (Irak). En las últimas décadas, nuestros enemigos, las organizaciones terroristas palestinas (Fatah, Hamás, Yihad Islámica), así como Hezbollah, han llevado a cabo no solo actos de terrorismo y asesinato, sino también un intento de hacer realidad su visión de destruir a Israel mediante el plan ofensivo del 7 de Octubre.

Ese plan no era solo un intento de cometer asesinatos y secuestros locales, sino que formaba parte de un plan múltiple, bajo los auspicios de Irán, para ocupar y destruir el Estado de Israel. El ataque de Hamás debía ser el primer paso, una especie de «entrada», tras el cual la Fuerza Radwan atacaría en el norte, los árabes de Judea y Samaria en Samaria y las ciudades del Sharon, y más tarde, los árabes de Israel y las milicias de Siria, e incluso de Jordania. Todo ello bajo el auspicio del lanzamiento de misiles iraníes, previsto para sitios estratégicos, bases aéreas y otros lugares.

Irán no solo habría patrocinado, sino también financiado, dirigido y facilitado estratégicamente el terrorismo contra Israel, todo como parte de su deseo de destruir el Estado de Israel (en Teherán hay un reloj en cuenta regresiva desde el año 2040 hasta el momento de la destrucción de Israel… ¡Esta es una oportunidad para que los pilotos de la Fuerza Aérea lo destruyan!).

Pero Irán no se conformó con usar «solo» el terror y un círculo de fuego, sino que buscó obtener armas nucleares, todo con el fin de destruir Israel, ya sea mediante ataques de ejércitos terroristas y lanzamiento de misiles bajo la apariencia de un paraguas nuclear o utilizando sus propias armas nucleares.

Irónicamente, ese deseo de Irán nunca se ocultó, pero el mundo y los organismos de la ONU siguieron haciendo la vista gorda y llevando negociaciones como si se tratara de un acuerdo para detener la producción de petróleo para uso civil.

El Estado de Israel y el primer ministro

Por otro lado, el Estado de Israel, bajo el liderazgo de Netanyahu, reconoció la amenaza existencial y lideró una lucha multidimensional de varios años para intentar detener la nuclearización de Irán. Esa lucha incluyó medidas diplomáticas, combinadas con presión y sanciones económicas, que condujeron al acuerdo nuclear de 2015 (JCPOA), liderado por los Estados Unidos.

Sin embargo, ni siquiera ese acuerdo, del que el presidente Trump se retiró en su primer mandato (2018), impidió que Irán continuara su búsqueda de la bomba atómica. Esos intentos alcanzaron su punto álgido en los últimos años, cuando Irán alcanzó una cantidad de uranio enriquecido a más del 60% en una cantidad de cientos de kilogramos, suficiente para unas 10 bombas atómicas (aproximadamente del tamaño de la de Hiroshima).

Además, Irán logró burlar a la AIEA e impulsar en secreto un plan para convertir el material enriquecido en una bomba (del grupo armamentístico cuyo objetivo es producir el dispositivo en el que se producirá la explosión, el cual se instalará en un misil). En los últimos meses se han observado crecientes indicios de progreso en el programa del grupo armamentístico, incluyendo la realización de pruebas.

Esa medida requiere una decisión crucial por parte de Israel: ¿puede el Estado de Israel seguir existiendo bajo la amenaza de una bomba nuclear iraní? En este contexto, el proceso de avance de la preparación militar para frustrar las intenciones de Irán está en pleno apogeo.

Este plan, basado en diversas capacidades operativas y con muchos años de antigüedad (no se detallará en este artículo), recibió la orientación y los ajustes necesarios en los últimos meses, según declaró el primer ministro, y se implementó en la noche del pasado jueves 13 de junio de 2025.

El complejo proceso nacional de toma de decisiones, parte del cual conozco desde adentro, se desarrolló durante muchos años, en medio de importantes dilemas (la capacidad de ejecución, el logro requerido, el costo para nuestras Fuerzas Armadas, el costo para el Frente Interno, el costo político y económico, entre otros), y resultó en una decisión crucial: la continuidad del Estado de Israel y la prevención de una amenaza existencial en manos nucleares. Por eso se dice que es una decisión a lo Ben Gurión, es decir, una decisión sobre la continuidad del Estado, incluso a un alto costo y con posibles riesgos, pero el objetivo principal es lo que importa.

El propósito del ataque preventivo

El propósito del ataque preventivo (un ataque dirigido a impedir que Irán alcance una bomba nuclear) es destruir su capacidad nuclear o dañarla significativamente. Entre los logros adicionales se encuentran la reducción de la capacidad de misiles y la precisión de Irán. El propósito estratégico es cambiar fundamentalmente la realidad estratégica regional (y añadiría, global). Restaurar la disuasión israelí, romper el Eje del Mal y, esta vez, dañar seriamente la cabeza de la serpiente.

Por lo tanto, los responsables israelíes deben actuar de acuerdo con el objetivo principal y el propósito estratégico. Solo cuando logremos esos logros, y no antes (debido a presiones estadounidenses, internacionales o de otro tipo), deberíamos entrar en un mecanismo de terminación que garantice el desmantelamiento continuo de toda la capacidad nuclear de Irán (el modelo libio a gran escala) y abarque todas las áreas de la amenaza iraní: el fortalecimiento de los misiles tierra-tierra, la activación de agentes terroristas y su financiamiento, la apertura del estrecho de Bab el-Mandeb, entre otras. Esta es una oportunidad única en una generación y debemos aprovecharla al máximo.

* Experto en estrategia, Irán y otros ámbitos y ex alto funcionario en la Oficina del Primer Ministro.

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