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Opinión

ANÁLISIS | El mundo contiene la respiración por el próximo movimiento de Putin

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Putin mencionó a Israel como ejemplo positivo en la lucha contra el terrorismo

Por Stephen Collinson

Una vez más, el mundo está pendiente de lo que haga el presidente ruso Vladimir Putin a continuación.

Pero los presagios, después de su desahogo televisado del lunes lleno de agravios contra Ucrania, Occidente y las humillaciones de la historia, son muy, muy oscuros.

Putin intensificó significativamente su enfrentamiento con Estados Unidos y sus aliados, firmando decretos que reconocen dos regiones del este de Ucrania tomadas por rebeldes respaldados por Rusia. De un plumazo, Putin cortó dos pedazos más de una nación soberana e independiente para agregarlos a su toma de Crimea en 2014. Moscú dijo que enviaría lo que llamó «fuerzas de paz» a las regiones. A pesar de su eufemismo, los funcionarios estadounidenses temen que la fuerza pueda ser la vanguardia de la movilización de invasión total que han pronosticado durante días.

A pesar de lo mala que es esta última ronda de geopolítica de gángsteres, lo que se desarrolle en las próximas horas y días marcará el rumbo del mundo en los próximos años.

Si Putin se detuviera aquí, es posible que la crisis de Ucrania pudiera contenerse e incluso darle al presidente ruso una oportunidad para reducir la situación y desistir de una invasión total de todo el país después de embolsarse un nuevo territorio en su búsqueda para prevenir que Ucrania se mueva hacia Occidente. Tal paso atrás –quizás diseñado para dividir a EE.UU. de aliados menos agresivos– podría evitar una crisis global más amplia. En EE.UU., este escenario provisional también podría ahorrarles a los estadounidenses un nuevo aumento dañino en los precios de la gasolina y la inflación, y permitir que el presidente Joe Biden evite otro golpe a su credibilidad en un difícil año de elecciones intermedias.

Desafortunadamente, sin embargo, la evidencia de la retórica furiosa del propio Putin el lunes, la presencia de hasta 190.000 soldados rusos en las fronteras de Ucrania y la mayoría de las evaluaciones de los líderes estadounidenses y los funcionarios de inteligencia sugieren que las esperanzas de un conflicto limitado son ilusiones.

En su discurso desde el Kremlin, Putin dejó en claro que ve a Ucrania como algo indistinguible de Rusia y no como una entidad independiente, un argumento que difícilmente sugiere moderación. De hecho, su diatriba se presentó como una justificación para una empresa mucho más grande que una incursión limitada en el este del país.

Se refirió a Ucrania como «una parte integral de nuestra propia historia, cultura, espacio espiritual» y se refirió a los camaradas, familiares y personas «conectadas con nosotros por la sangre».

«La Ucrania moderna fue creada en su totalidad por Rusia», agregó.

En una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas el lunes por la noche, la embajadora de Estados Unidos en la ONU, Linda Thomas-Greenfield, argumentó que la designación de Rusia de las tropas que estaba enviando al este de Ucrania como «fuerzas de paz» era un «sinsentido». Ella dijo que la fuerza era un «intento de crear un pretexto para una nueva invasión de Ucrania».

Un discurso que puso nerviosos a los ucranianos
La visión propagandística de la historia de Putin no equivalía a una declaración de invasión o a un intento de reunificar Ucrania con la Madre Patria. Pero sería fácil leerlo como un intento de preparar al pueblo ruso para la guerra. También seguramente auguraba un esfuerzo a largo plazo para dominar y desestabilizar una democracia que incluye un gran número de ciudadanos que anhelan unirse a la OTAN y la Unión Europea.

La frase más escalofriante de Putin se produjo cuando pareció sentar las bases para tratar cualquier ataque contra las fuerzas rusas que debían ingresar al este de Ucrania como un pretexto para un conflicto más amplio que, según Estados Unidos, podría matar a miles de civiles y desencadenar flujos de refugiados.

«De quienes tomaron y mantienen el poder en Kyiv, exigimos un cese inmediato de las hostilidades», dijo Putin sobre un gobierno que, a diferencia de él, fue elegido en elecciones libres y justas. «De lo contrario, toda la responsabilidad por la posible continuación del derramamiento de sangre recaerá enteramente en la conciencia del régimen que gobierna en el territorio de Ucrania».

Igual de ominosamente, varios funcionarios estadounidenses le dijeron a CNN que interpretaron el movimiento de Putin en las dos regiones del este de Ucrania, que se autodenominan República Popular de Donetsk y República Popular de Lugansk (DPR y LPR), como parte de una marcha constante hacia una invasión más amplia de Ucrania.

«Esta es la política de Potemkin», dijo un alto funcionario de la administración a los periodistas el lunes. “El presidente Putin está acelerando el mismo conflicto que ha creado”.

Tan pronto como Putin hizo su anuncio, Biden consultó con los líderes de Francia y Alemania y rápidamente anunció un paquete de sanciones comerciales y financieras contra las dos regiones pro-Moscú. Pero no lanzó la devastadora ola de medidas contra la economía rusa que prometió en caso de una invasión de Ucrania. El presidente se metió en algunos problemas políticos el mes pasado cuando sugirió que una «incursión menor» en Ucrania no desencadenaría la fuerza total de las sanciones más punitivas jamás impuestas a Moscú. Sin darse cuenta, dijo la verdad sobre las divisiones en ese momento entre los aliados EE.UU. y Europa sobre el momento exacto en que se activarían las sanciones completas. Biden luego aclaró su comentario, diciendo que se activarían sanciones si «cualquier unidad rusa» cruzara la frontera con Ucrania.

Pero nuevamente el lunes, los funcionarios de la administración parecieron hacer una distinción entre el este de Ucrania y el resto del país. «Ha habido fuerzas rusas presentes en estas áreas» desde 2014, dijo un alto funcionario a los periodistas.

“Así que vamos a estar muy atentos a lo que hacen en las próximas horas y días y nuestra respuesta se medirá, nuevamente, de acuerdo con sus acciones”, dijo el funcionario.

No estaba claro si la posición de la administración se debió a problemas de secuencia con los aliados sobre las sanciones o si buscaba preservar un último punto de influencia potencial con Putin. En cualquier caso, el líder ruso se burló de la idea de las sanciones en su discurso.

Es prudente que EE.UU. sancione a Rusia por lo que hace en lugar de por lo que dice Putin. Pero la semántica sobre lo que constituye una invasión corre el riesgo de disminuir la acción que tomó el presidente ruso el lunes. Es bien sabido que lo que Rusia ha descrito como rebeldes pro-Moscú en el este de Ucrania fueron entrenados por Rusia y recibieron sus órdenes. En efecto, Putin tomó un pedazo de otro país, sin darle voz a ese estado en su destino. Esta es la autocracia expansionista clásica que utiliza justificaciones étnicas y afirmaciones falsas de que los rusos estaban siendo perseguidos y atacados por el genocidio, un manual sorprendentemente familiar del horror de la década de 1930.

La cuestión de qué constituye una invasión de Ucrania pronto puede ser discutible de todos modos. Estados Unidos ha predicho con precisión el movimiento de Putin a través de una lista de verificación previa a la invasión en los últimos días que incluye movimientos en el este de Ucrania. Y puede estar en lo correcto de nuevo.

Presión sobre el Capitolio
El gobierno de Biden, que ha logrado en gran medida construir un frente unido de la OTAN contra Putin en las últimas semanas, ya enfrenta demandas del Capitolio de una respuesta más rápida y dura a su acaparamiento de tierras, incluso de parte de algunos demócratas.

El representante demócrata Gerry Connolly de Virginia le dijo a Wolf Blitzer de CNN que EE.UU. necesitaba marcar un alto y definir correctamente el envío pendiente de «fuerzas de paz» al este de Ucrania.

«Esa es una invasión en cualquier sentido de la imaginación», dijo. Y agregó que las sanciones más importantes jamás aplicadas a Moscú deben seguir de inmediato.

Dos importantes legisladores republicanos se sumaron a la presión a la administración de Biden.

«Como hemos dicho durante meses, establecer el desencadenante de sanciones significativas a los tanques rusos que cruzaron la frontera de Ucrania fue un error peligroso», dijo el representante Michael McCaul de Texas, el republicano de mayor rango en la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, y el representante Mike Rogers de Alabama, el republicano de mayor rango en la Comisión de Servicios Armados de la Cámara.

«Debemos imponer inmediatamente costos reales por este flagrante acto de agresión y flagrante violación de la soberanía e integridad territorial de Ucrania. Desafortunadamente, las sanciones previstas por la Casa Blanca hasta ahora son la definición de impotencia», escribieron los dos republicanos.

Funcionarios estadounidenses dijeron el lunes por la noche que esperaban que las tropas rusas comenzaran a avanzar hacia el este de Ucrania y las dos regiones rebeldes en cuestión de horas.

El mundo pronto descubrirá si la furia amarga de Putin el lunes fue precursora de una conflagración más amplia que terminaría efectivamente con la era posterior a la Guerra Fría y marcaría el comienzo de una nueva era de tensión en Europa.

Esa realidad requeriría un gran replanteamiento de la seguridad transatlántica, incluido el probable envío de miles de tropas estadounidenses de regreso a las bases que abandonaron en la década de 1990 y principios de la de 2000. Dichos despliegues también complicarían el deseo de Washington de girar su poderío militar hacia Asia para librar un nuevo y floreciente conflicto al estilo de la Guerra Fría contra una superpotencia en ascenso, China.

Una disputa geopolítica prolongada con Rusia también obligaría a los responsables políticos de EE.UU. y Europa a considerar hasta qué punto Putin podría intentar llevar su esfuerzo por reescribir las fronteras de Europa.

«Lo que me preocupa es lo que sucederá después de Ucrania», dijo el lunes por la noche el exdirector de Inteligencia Nacional James Clapper en CNN. «Tenemos una verdadera crisis en nuestras manos aquí».

El argumento de Putin, por ejemplo, de que los ucranianos eran hermanos de sangre de los rusos es especialmente preocupante, ya que podría aplicarse a otros países que incluyen un gran número de personas de etnia rusa, incluidos los estados bálticos, Letonia, Lituania y Estonia, que antes estaban bajo el control soviético. Cualquier intento de Putin de extender su mandato allí podría ser muy peligroso ya que ahora todos están en la OTAN y se benefician de la garantía de autodefensa mutua de la alianza.

Los próximos días mostrarán cuán dispuesto está Putin a actuar de acuerdo con sus palabras y comenzará a responder la pregunta de Clapper. La evidencia hasta ahora parece siniestra.

Fuente: cnnespanol.cnn.com

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Opinión

Análisis: Mientras Israel lucha contra Irán, ¿dónde están los aliados terroristas de Teherán en su momento de necesidad?

Teherán desarrolló una red terrorista regional para aislarse de la guerra, pero ahora que está bajo ataque, Hezbollah y otros se sienten demasiado débiles o demasiado intimidados para unirse a la batalla.

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Foto: Una bandera iraní yace en el suelo a la entrada de la embajada iraní, que fue dañada por combatientes de la oposición en Damasco, Siria, el 8 de diciembre de 2024. (AP/Hussein Malla)

Por Nurit Yohanan

Cuando Israel anunció la Operación «León Ascendente» en la madrugada del viernes, marcó la primera vez en más de 50 años que el país declaraba la guerra contra un Estado soberano, en lugar de contra una organización terrorista que opera desde territorio extranjero, Cisjordania o Gaza. Un número considerable de estas organizaciones a las que Israel se ha enfrentado a lo largo de los años fueron y son apoyadas, financiadas o incluso controladas directamente por Irán, el país que ahora se encuentra en la mira de Israel.

Desde la Revolución iraní, el régimen de Teherán ha invertido importantes esfuerzos en difundir su ideología entre las poblaciones chiítas de Medio Oriente, a la vez que ha construido una red de organizaciones terroristas en toda la región, incluyendo grupos suníes.

La Fuerza Quds, una unidad especial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, se ha centrado en las últimas décadas en apoyar a estas organizaciones mediante ayuda financiera, el suministro de armas y municiones, e incluso entrenamiento, a veces realizado en territorio iraní.

Para Irán, la red terrorista era tanto una proyección de poder como un escudo: los grupos hostigaban continuamente a los dos mayores enemigos de la República Islámica, Estados Unidos e Israel, mientras que este se mantenía aislado de las represalias. Y la existencia de una liga de ejércitos de apoyo, listos para defenderse en caso de guerra, ayudó a disuadir cualquier idea occidental de invasión o cambio de régimen.

Después del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque devastador contra Israel, desencadenando la guerra en Gaza, la amplitud del arsenal iraní quedó en evidencia, con grupos respaldados por Teherán, desde el Líbano hasta Yemen, atacando a Israel en lo que el entonces ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, denominó una guerra de siete frentes.

Pero ahora que el poder de fuego de Israel se dirige contra el propio Irán, esos aliados desaparecen repentinamente. Algunos, como Hezbollah, se han visto gravemente debilitados por Israel debido a los intentos de respaldar a Hamás. Otros parecen haber sido convencidos por sus países anfitriones para mantenerse al margen de la lucha.

Irán se encuentra ahora en una posición sumamente inusual e incluso peligrosa, obligado a depender principalmente de su propio poder militar en territorio iraní. Hasta ahora, esto ha consistido principalmente en sucesivas rondas de misiles balísticos disparados por la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que han causado gran destrucción, pero han hecho poco por debilitar la potencia de fuego de Israel.

Mientras tanto, Irán ha visto cómo su territorio se ha convertido en un campo de batalla al intentar hacer frente a los ataques israelíes desde Teherán hasta Tabriz, lo que representa una vulnerabilidad estratégica para un país que prefiere dejar que sus aliados hagan el trabajo sucio en territorio extranjero.

Hezbollah, en la cuerda floja

El apoyo de Irán a grupos terroristas en el extranjero se estima en miles de millones de dólares anuales provenientes de las arcas estatales. Esta ayuda ha continuado en los últimos años a pesar de la grave situación económica de Irán, que incluye una devaluación sostenida de la moneda y escasez de energía.

Una buena parte de ese dinero ha ido a parar al grupo terrorista libanés Hezbollah, el principal cliente de Irán.

Sin embargo, tras sufrir grandes pérdidas y una creciente oposición en el Líbano, ahora se encuentra gravemente debilitado y reacio a enfrentarse a Israel.

Hezbollah, fundado en 1983 con el respaldo de Irán, ha sido durante las últimas dos décadas la principal herramienta militar de Irán contra Israel, armado con misiles de largo alcance e incluso armas guiadas de precisión.

Sin embargo, desde que Israel comenzó a atacar dentro de Irán el viernes, lo único que ha lanzado Hezbollah han sido palabras. Esta moderación es aparentemente una consecuencia directa de su guerra con Israel, durante la cual el grupo lanzó ataques casi diarios contra Israel desde octubre de 2023 hasta que acordó un alto el fuego en noviembre de 2024.

En los últimos seis meses de la guerra, y en particular a partir de septiembre, el grupo sufrió importantes reveses militares. Casi todo su alto mando fue eliminado por Israel, incluyendo al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.

Justo antes, los ataques israelíes con buscapersonas y walkie-talkies explosivos causaron daños físicos y psicológicos generalizados entre las fuerzas terrestres del grupo. Unas 4.000 personas resultaron heridas en la operación encubierta, según informes libaneses, la gran mayoría de ellas miembros de Hezbollah.

El otrora formidable arsenal de misiles del grupo parece haberse agotado o destruido en gran medida, y Siria ya no es una ruta conveniente para el contrabando.

En octubre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel estimaron que Hezbollah conservaba menos del 30 por ciento de su potencia de fuego anterior a la guerra.

Incluso después de la firma del alto el fuego, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han continuado sus operaciones regularmente en el Líbano, atacando a operativos de Hezbollah, principalmente en el sur del país. Israel ha atacado edificios en el distrito de Dahiyeh, en Beirut, en dos ocasiones, donde se encuentran plantas de fabricación y almacenamiento de drones, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

Como resultado, Hezbollah se encuentra significativamente debilitado y su capacidad para representar una amenaza para Israel es mucho menor. La organización también se enfrenta a una creciente presión política interna, mientras el país aún se recupera de los fuertes ataques israelíes dirigidos a poner fin a los ataques de Hezbollah.

En los últimos seis meses, dos de los tres principales puestos de liderazgo del Líbano han sido ocupados por figuras consideradas «anti-Hezbollah», entre ellas el primer ministro Nawaf Salam y el presidente Joseph Aoun. Ambos han declarado su intención de desarmar a Hezbollah y afirman que la decisión de ir a la guerra debe recaer en el Estado.

En un discurso reciente con motivo de los primeros 100 días de su gobierno, Salam señaló que el Ejército libanés había desmantelado más de 500 depósitos de armas en el sur del país. Si bien no especificó a quién pertenecían, se cree que eran de Hezbollah

El viernes, horas después del inicio de la operación israelí, Hezbollah emitió un extenso comunicado condenando enérgicamente los ataques israelíes contra Irán, afirmando que Israel “solo entiende el lenguaje de la muerte, el fuego y la destrucción”.

El comunicado no mencionó si respondería ni cuándo, pero un funcionario de Hezbollah declaró a Reuters ese mismo día que el grupo no tomaría represalias por los ataques en Irán.

Las milicias iraquíes ceden ante la presión

Desde la invasión estadounidense de Irak en 2003, Irán ha reforzado las milicias proiraníes y chiítas en el país para profundizar su influencia. Estos grupos atacaron principalmente a Estados Unidos, pero también apuntaron sus armas contra Israel después del 7 de octubre.

La creciente presión interna y externa ha paralizado estas operaciones.

Desde 2014, las milicias en Irak han operado bajo una organización paraguas conocida como las Fuerzas de Movilización Popular, disparando misiles contra las tropas estadounidenses estacionadas en la región y combatiendo al grupo terrorista Estado Islámico cuando esta organización yihadista tomó el control de partes de Irak.

Sin embargo, desde el 7 de octubre, las milicias también han participado en la guerra regional en múltiples frentes contra Israel, aparentemente con el respaldo de Irán. A lo largo de 2023 y 2024, lanzaron drones hacia Israel, principalmente contra los Altos del Golán y, en una ocasión, contra Eilat, al tiempo que atacaban bases estadounidenses en Irak. En octubre de 2024, dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel murieron en un ataque con drones lanzado por milicias proiraníes en el norte de los Altos del Golán.

Sin embargo, incluso antes del segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en diciembre de 2024, las milicias proiraníes de Irak acordaron detener los ataques contra Estados Unidos e Israel.

Fuente: Times of Israel

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Israel-Irán: Democracia bajo fuego, dictadura al desnudo

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Por Ariel B. Goldgewicht

¿Qué sucede cuando una democracia liberal enfrenta a una dictadura fundamentalista?

No estamos ante una guerra convencional, sino ante un choque de civilizaciones: entre quienes santifican la vida y quienes anhelan la muerte. La guerra entre Israel y el régimen iraní ‘ denominada ´León Ascendente´, no empezó esta semana, pero ahora ha alcanzado un nivel nuevo, un punto de no retorno.

Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha declarado abiertamente su hostilidad hacia Israel. Durante décadas, ha dirigido esta guerra por medio de terceros (Proxy) el eje chiita: Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen, milicias en Siria e Irak, entre otros. Irán ha sido el gran arquitecto del terrorismo moderno en el Medio Oriente, financiado con las inconmensurables riquezas de su petróleo. Su régimen de dictadura absoluta, liderado por los ayatolás, ha sido cómplice de atentados desde Buenos Aires hasta Beirut, dejando una estela de sangre y caos.

Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Por primera vez en la historia, Israel ha atacado directamente a Teherán. ¿Por qué ahora?

La respuesta está en una conjunción de factores. La caída de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, el debilitamiento de Hezbollah en el norte, la caída del régimen de Assad en Siria, el retroceso de los hutíes en Yemen: todos son frentes que el régimen iraní consideraba parte de su estrategia regional de expansión y dominación. Y todos han sido golpeados con fuerza por Israel en los últimos meses.

A esto se suma la presión internacional, el estancamiento ruso en Ucrania —que limita el apoyo logístico de Moscú a Teherán—, y el regreso de una política exterior estadounidense menos indulgente con Irán. La reciente advertencia del Presidente Trump, que impuso un plazo de 60 días para frenar el programa nuclear iraní, coincidió con el momento en que Israel decidió actuar: al día 61, los ataques comenzaron.

Israel no está reaccionando por impulsos ni venganza. Está respondiendo a una amenaza existencial. Porque si el 7 de octubre vimos de lo que es capaz un grupo terrorista armado con cohetes y fusiles, imaginemos lo que podría ocurrir si Irán —un régimen que ejecuta homosexuales, encarcela mujeres por no cubrirse la cabeza, y asesina opositores sin juicio— accediera a armas nucleares. Esa es la línea roja.

En estas horas, Israel vive bajo amenaza constante. El espacio aéreo cerrado, el sistema educativo paralizado, cientos de miles de ciudadanos atrapados fuera del país o confinados en refugios. El Domo de Hierro protege, pero no es infalible. Con un 95% de efectividad, basta una pequeña brecha para que un misil balístico impacte y cause destrucción. Ya lo hemos visto: muertos, heridos y un país en vilo. Pero, imagínese ¿y si esos misiles llevarán cabezas nucleares?

A pesar de todo, Israel no responde con barbarie. Tiene superioridad militar absoluta sobre los cielos de Irán, pero no ataca civiles. Ataca centrifugadoras nucleares, bases militares, centros de comando. Mientras el régimen iraní lanza misiles sobre poblaciones israelíes, Israel busca evitar víctimas inocentes. Porque los ciudadanos iraníes no son enemigos: son rehenes de una teocracia que lleva décadas reprimiéndolos. En esta guerra buscamos aniquilar el proyecto nuclear, pero los ciudadanos civiles inocentes de irán tiene otras esperanzas de este conflicto. Ellos esperan libertad.

En Irán, hoy se cuentan chistes oscuros: “Nadie sabe dónde está el ayatolá!!, excepto Israel”. Y no es sólo humor negro: es símbolo de un régimen que tiembla. La resistencia israelí no busca cambiar el régimen, ni interferir en la autodeterminación de los pueblos. Su único objetivo es impedir que un régimen fundamentalista con aspiraciones mesiánicas tenga capacidad nuclear.

Durante más de dos décadas, Irán ha invertido en cuatro pilares esenciales:

1. Desarrollo nuclear

2. Expansión militar y terrorista del eje chiita

3. Represión social interna —especialmente contra mujeres—

4. Hostilidad contra Israel

Muy poco en salud pública, ni educación, ni infraestructura. Un Estado que produce petróleo como si fuera agua, pero cuyas ciudades sufren apagones diarios, escasez de agua potable y servicios básicos. Toda su riqueza, volcada a la represión y la destrucción con el objetivo principal de consolidar su poder a la fuerza.

Lo que vemos hoy es el colapso de esa estrategia. Un castillo de naipes que se derrumba desde dentro. Como el viejo proverbio del efecto mariposa, la ola de terror del 7 de octubre encendió una cadena de reacciones que ha llevado a la desestabilización de todos los brazos armados de Irán en la región. Aún falta mucho para el final, y el sufrimiento no ha terminado, pero cuando caiga el telón, el mundo podría ser un lugar más seguro. Especialmente para los pueblos que hoy viven oprimidos por dictaduras fundamentalistas.

En pleno siglo XXI, no hay lugar para los extremismos. La historia ha demostrado —y está claro— que cuando las democracias se unen, pueden frenar incluso a las peores amenazas. Que no haya que esperar otro 7 de octubre para despertar. El momento de elegir entre luz y oscuridad, entre libertad y opresión, es ahora.

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