La crisis financiera provocada por la quiebra del banco de inversión Lehman Brothers, uno de los más importantes del mundo, generó pánico, desconcierto e incertidumbre entre los inversores de todos los países.
En diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN), tres especialistas afirmaron que hay una "gran conmoción y confusión", por el colapso de la entidad financiera y consideraron que lo peor de la crisis "todavía no pasó", pero aquietaron las preocupaciones en torno a los efectos a nivel local.
"A Argentina específicamente se le va a hacer más difícil el ingreso al mercado crediticio internacional, porque nadie quiere prestarle a nadie. Sin embargo, con respecto a las commodities que exporta, yo creo que no habrá un impacto muy grande", sostuvo Blejer, ex presidente del Banco Central de la República Argentina.
Gak, economista del Plan Fénix, coincidió en que los efectos a nivel nacional serán "mucho menores" debido a que bajó el porcentaje de deuda pública en moneda extranjera: "Las consecuencias habrían sido dramáticas si se hubiera seguido el modelo anterior al 2001. Como mejoró mucho la estructura de la deuda pública, entonces la dependencia es limitada y los efectos mucho menores", explicó.
No obstante, aclaró que "La impresión es que nos afecta poco, pero es una impresión, porque no sabemos hasta dónde llega la crisis", y graficó la situación de alta incertidumbre con la metáfora de "un túnel a oscuras, sin ver la luz de salida, y sin saber si estamos al principio, en el medio o al final".
Por su parte, el politólogo Berensztein, de la consultora Poliarquía, fue menos optimista al señalar que ante la grave crisis mundial, que todavía "no tocó fondo", y en un momento de "incertidumbre y volatilidad", puede ocurrir una caída de las commodities. También afirmó que el petróleo "ya está cayendo".
Sin embargo, subrayó que "el sistema financiero no sufre riesgo sistémico porque de alguna manera positiva ya estaba desacoplado".
Blejer, que fue director de la Cátedra Walther Rathenau en la Facultad de Economía de la Universidad Hebrea de Jerusalén y obtuvo su master en esa universidad, reconoció que es difícil saber los efectos de la crisis en el país, pero "no tendría que ser afectado".
Por otro lado, afirmó: "Obviamente no es bueno para la Argentina ni para nadie que haya turbulencias en el centro financiero mundial. Pero hay que ver como reaccionan los mercados y los individuos".
En este sentido, Gak hizo referencia nuevamente a la incertidumbre: "Lo que parecía que se iba a terminar en 3 o 4 meses, ahora se habla de 3 o 4 años. Además, la crisis no tocó fondo y la quiebra no supone que no haya otra".
De igual forma opinó Berensztein: "Seguramente va a provocar consecuencias negativas en la economía real, pero no sabemos el tiempo que va a durar, la profundidad ni la pérdida de riqueza que va a generar. Hay que tener paciencia porque lo peor de la crisis no pasó."
Por último, Blejer calificó de "exageradas" las comparaciones con el dramático crack de 1929 y señaló que hoy hay "más instrumentos" para enfrentar la crisis, "aunque hay que ver si se están usando".
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