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Efemérides. Un día como hoy: Muere David Ben Gurión, ex primer ministro de Israel

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Ben Gurión

Agencia AJN.- David Ben Gurión -líder sionista y primer jefe de gobierno del Estado de Israel, el que más tiempo ocupó el cargo: 13 años- falleció el 1 de diciembre de 1973 y su tumba, junto a la de su esposa Paula, está enclavada en Sde Boker en el desierto que él vio florecer.

Nació como David Green en Plonsk, Polonia, el 16 de octubre de 1886, y se educó en una escuela hebrea fundada por su padre, un ardiente sionista.

A los 17 años, Ben Gurión se convirtió en sionista y se unió al grupo socialista Poaléi Tzión.

En 1906 inmigró a la Tierra de Israel, trabajó como obrero en asentamientos agrícolas, se interiorizó en la política y la polémica sionista y ayudó al establecimiento del grupo judío de autodefensa Hashomer.

En 1912 empezó a estudiar Derecho en Estambul, pero el estallido de la Primera Guerra Mundial condujo a su deportación por parte de las autoridades otomanas, junto con otros prominentes sionistas.

Ben Gurión pasó los años de la guerra en los Estados Unidos, donde se casó con Paula Monbesz, una compañera sionista, y fue activo en la formación del ala local del sionismo laborista.

Regresó a la Tierra de Israel como soldado de la Legión Judía, una unidad del ejército británico creada por Zeev Jabotinsky.
En la década del ’20, Ben Gurión fue electo secretario general de la Histadrut (Confederación General del Trabajo), función que consideraba como una potencial base de poder para la realización de los objetivos sionistas.

Ejerció hasta 1935 y la convirtió en mucho más que una organización gremial: una institución global política, social y económica con su propia red de fábricas, corporaciones de desarrollo, marcos culturales y servicios de salud.
La Histadrut brindó la infraestructura económica, social y política del Estado en formación.

Ben Gurión jugó luego un papel preponderante en la fusión de Ajdut Haavodá y Hapoel Hatzair en Mapai, que se convirtió en el partido de gobierno durante las primeras décadas del Estado, con él a la cabeza.

Su actitud hacia el socialismo era pragmática, buscando el logro simultáneo de las metas nacionales y socialistas.

Hacia 1935, el sionismo laborista se había convertido en la facción más importante del movimiento sionista y Ben Gurión ocupó el puesto clave de presidente del Ejecutivo de la Agencia Judía -el «cuasi gobierno» de los judíos en la Tierra de Israel- hasta 1948, cuando se estableció el Estado.

Durante estos años guió el curso de la historia sionista y moldeó el carácter del Estado judío.

Basándose en una plataforma política que combinaba visión con pragmatismo, Ben Gurión abandonó la política sionista oficial de cautela y gradualidad para adoptar una firme línea activista.

Su estrategia durante la Segunda Guerra Mundial, entre las restricciones británicas a la inmigración judía y el asentamiento y el hecho que Gran Bretaña combatiera contra la Alemania nazi, fue resumida en su afirmación de que los sionistas «combatirían en la guerra como si no existiera el Libro Blanco y combatirían el Libro Blanco como si no hubiera guerra».

Después de la contienda, Ben Gurión desafió la autoridad británica: organizó una masiva inmigración y estableció fronteras para el Estado judío, creó asentamientos en todas partes del país, impulsó el desarrollo de una capacidad de defensa judía y presionó por la adquisición de armamento pesado -artillería y aviones-, mientras otros hablaban de una infantería liviana.

En 1948, como jefe del Gobierno Provisional, proclamó el establecimiento del Estado de Israel y el comienzo del «crisol de los exilios», movimientos de osadía y visión que llevaron a la realidad eventos de magnitud histórica.

En los primeros años del Estado, el fuerte y carismático liderazgo de Ben Gurión condujo a olas de inmigración masiva que duplicaron la población del país e invirtió la mayor parte de los limitados recursos de la nación en su integración; aseguró zonas distantes, construyendo asentamientos en la periferia; e instituyó una educación universal sobre la base de un sistema escolar público apartidario.

Como ministro de Defensa, planificó y llevó a cabo la tensa transición de las organizaciones clandestinas a un ejército regular, la Fuerza de Defensa de Israel.
Posteriormente encabezó proyectos nacionales como la «Operación Alfombra Mágica» (transporte aéreo de los judíos del Yemen), la construcción del Acueducto Nacional e innovadores proyectos de desarrollo regional.

En la arena internacional, Ben Gurión puso su carrera política en juego para lograr la aprobación del muy controvertido acuerdo de reparaciones con Alemania Occidental y sacó a Israel del bloque de las naciones no alineadas para adoptar una orientación pro occidental, lo cual sentó las bases para una alianza estratégica con Francia y Gran Bretaña, que fortaleció a Israel en las esferas diplomática, económica y militar en los años ’50.

En 1953, agotado por años de intenso servicio público, Ben Gurión renunció al gobierno por dos años y se estableció en el kibutz Sde Boker, en el sureño desierto del Néguev que soñaba poblar.

Luego de las elecciones de 1955 volvió a ser primer ministro y reafirmó la política de defensa: abogó por una respuesta más resuelta al terrorismo y adoptó una estrategia basada en una estrecha cooperación con Francia, que duró más de una década.

La Campaña del Sinaí, en 1956, logró suspender los actos de sabotaje y terrorismo contra los poblados en el Sur y levantó el bloqueo a la navegación israelí en el mar Rojo, a pesar de que Israel finalmente se retiró de ese territorio, bajo presión internacional.
En 1963, Ben Gurión renunció una vez más al gobierno, en protesta por los aspectos morales de un fiasco de inteligencia ocurrido en 1954, y puso fin a casi tres décadas de liderazgo.

Hizo un intento de regreso a la vida pública en 1965, con su apoyo una reforma electoral y la formación de un nuevo partido, Rafi, que obtuvo sólo 10 escaños en las elecciones.
Permaneció cinco años como miembro de la Knéset (Parlamento israelí) y se retiró definitivamente de la vida pública a los 84 años.

Ben Gurión fue sin duda una de las figuras más influyentes del sionismo moderno.

De Eduardo Chernisky para Agencia AJN.

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Efemérides | Un día como hoy de 1940 Auschwitz recibe su primer envío grande de reclusos

Los nazis tenían una gran cantidad de enemigos: sólo 20 de los primeros 728 prisioneros en Auschwitz eran judíos. Situado a unos 43 kilómetros al oeste de Cracovia, Auschwitz fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo.

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Agencia AJN.- El 14 de junio de 1940, el campo de concentración nazi de Auschwitz recibió 728 prisioneros políticos polacos que llegaron desde Tarnów.

Esta fue la primera cantidad grande de reclusos que llegaron a Auschwitz, debido a que los primeros internos fueron 30 criminales alemanes procedentes de Sachsenhausen con la finalidad de convertirse en los primeros kapos del recinto.

Situado a unos 43 kilómetros al oeste de Cracovia, Auschwitz fue el mayor centro de exterminio de la historia del nazismo, donde se calcula que fueron enviadas cerca de un millón trescientas mil personas, de las cuales murieron un millón cien mil, un 90 por cientos de ellas eran judías.

 

 

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Efemérides. Un día como hoy: Israel destruye el reactor nuclear iraquí Osirak

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Agencia AJN.- El 7 de junio de 1981, un escuadrón de la Fuerza Aérea israelí bombardeó y destruyó la planta en la que se estaba montando el reactor nuclear Osirak a unos 17 kilómetros al sureste de Bagdad, la ciudad capital de Irak.

Denominada “Operación Opera”, la decisión de llevarla a cabo fue muy debatida en el gabinete ministerial del Estado de Israel, cuyo primer ministro era Menajem Beguin y se llevó a cabo aproximadamente ocho meses después de que un intento similar llevado a cabo por las fuerzas armadas iraníes fracasara.

En la década del ’60, del siglo XX, Irak comenzó a desarrollar su programa nuclear y a comienzos de la década siguiente inició tratativas con los gobiernos de Francia y de Italia para adquirir un reactor y uranio enriquecido.

Luego de que Francia no aceptara venderle un reactor productor de plutonio con reflectores de gas grafito y que Italia hiciera lo propio respecto a venderles un reactor Cirene; los iraquíes intentaron y lograron convencer a Francia de que les venda un reactor de investigación nuclear de la Clase Osiris que incluía un reactor nuclear de menor tamaño de la Clase Isis, la venta de 72 kilogramos de uranio enriquecido al 93% y la formación del personal para su utilización.

Firmado el acuerdo en noviembre de 1975 y la construcción de las instalaciones para su montaje se iniciaron en el año 1979, en el Centro Nuclear de Al Tuwaitha, situado 17 kilómetros al sureste de Bagdad. Mientras que los franceses denominaron al reactor principal Osirak (uniendo el nombre del reactor, Osiris, con el nombre del país), Irak lo llamó Tammuz II, el nombre del mes del calendario sumerio en que el partido Árabe Socialista Baaz llegó al poder 1968.

Si bien el acuerdo firmado entre Francia e Irak establecía que el reactor sería utilizado para fines pacíficos, como la investigación de la energía nuclear; en el Estado de Israel se temía que le permitiera a Irak construir bombas nucleares, algo que también en su momento consideraron posibles los gobernantes de la República Islámica de Irán, país que a poco de iniciado el conflicto bélico con el régimen irakí (1980-1988) intentó destruir las instalaciones de Al Tuwaitha mediante un ataque aéreo el 30 de septiembre de 1980, que causo solo daños menores al lugar.

En Israel, Tzahal (las fuerzas de Defensa de Israel) desde el mismo momento en que se firmó el acuerdo entre Francia e Irak comenzó a estudiar la planificación de destruirlo, con la anuencia de quien era el primer ministro, Itzak Rabin, tarea que se continuó llevando a cabo a partir de que asumió ese cargo Beguin, a mediados de 1977, mientras que el ministro de Relaciones Exteriores, Moshé Dayan iniciaba gestiones diplomáticas para impedir que el acuerdo se concretara, las que resultaron infructuosas pues tanto los gobiernos franceses presididos por de Valéry Giscard d’Estaing primero y François Mitterrand, después afirmaban que el acuerdo excluía explícitamente su uso militar.

Cuando los expertos israelíes informaron a su gobierno que el reactor estaría dentro del año siguiente en condiciones de producir material nuclear que podía ser utilizado militarmente, Beguin planteo a los ministros del gobierno la posibilidad de destruirlo mediante una operación militar, lo que ampliamente debatido, pues varios ministros no estaban convencidos de que era conveniente llevarla a cabo, si bien finalmente por una estrecha mayoría se decidió ordenar la realización de la “Operación Opera”, en octubre de 1980, como medida preventiva.

Como la distancia a recorrer, 1.600 kilómetros, atravesando los espacios aéreos de Jordania y Arabia Saudita, era imposible que los aviones que efectuarán el operativo pudieran reabastecerse en vuelo, la Fuerza Aérea israelí le adosó tanques de combustible suplementarios a la naves que participarían en el operativo, que integrado por dos escuadrones: el destinado al bombardeo de las instalaciones, 8 aviones F-16 Netz, cada uno de ellos cargados con dos bombas Mark 84; y otro destinado al apoyo de los bombardeos, 6 F-15 Baz.

Uno de los pilotos de los F-16 Netz fue el coronel Ilan Ramon, que años después fue el primer astronauta israelí, que falleció al explotar la nave espacial minutos antes de su aterrizaje, el 1 de febrero de 2003.

La “Operación Opera” se llevó a cabo el 7 de junio de 1981, iniciándose a las 15.55 hora israelí, y a las 18.35 iniciaron el ataque, que duró menos de 2 minutos, habiendo por lo menos 8 de las 16 bombas lanzadas impactado en la cúpula de recubrimiento del reactor; regresando a continuación a sus bases sin sufrir daño alguno.

El ataque, además de la casi total destrucción de las instalaciones del Centro Nuclear de Al Tuwaitha causó la muerte de 10 soldados iraquíes y un científico francés afectado a las tareas que allí se llevaban a cabo.

La reacción internacional fue sumamente crítica al ataque “preventivo” israelí y las Naciones Unidas, mediante la Resolución 487 del Consejo de Seguridad condenó enérgicamente el ataque, alegando que era una clara violación de la Carta de las Naciones Unidas y de las normas de conducta internacional, e instó a Israel a abstenerse de tales ataques en el futuro; lo que fue ratificado por la Resolución N º 36/27 de la Asamblea General de la ONU, del 13 de noviembre de 1981 que además lo considero un acto de agresión premeditado y sin precedentes.

En Israel la situación fluctuó entre un antes y un después, pues previo al ataque eran varios los políticos que temían que lo que se denominaba “ataque preventivo” al reactor irakí perjudicara el reciente tratado de paz que se había firmado con Egipto, además de considerar que la condena internacional sería muy fuerte. Luego del 7 de junio de 1981, muchos fueron los que cambiaron de opinión, si bien quién era el líder de la oposición al gobierno de Beguin, Shimón Peres, que había sido contrario a la operación mantuvo su parecer.

También se acusó a Beguin de haber ordenado la ejecución de la “Operación Opera” tres semanas antes de las elecciones que debían elegir a los integrantes de la próxima Kneset, el 30 de junio de 1981, con la finalidad de revertir el resultado que indicaban las encuestas, que el Likud, su partido, perdería la elección y Shimón Peres sería el próximo primer ministro.

Si bien esto ocurrió y el Likud se impuso en la elección por muy escaso margen, y Beguin fue nuevamente designado primer ministro el motivo que lo llevó a ordenar que el ataque se efectuar el 7 de junio nunca lo explicó. Pero conociendo todo su accionar en pos de la seguridad del ishuv palestino antes de Iom Haatzmaut y del Estado de Israel desde su establecimiento, no sería inoportuno pensar que conociendo el resultado electoral que anticipaban las encuestas y que Shimón Peres era contrario al “ataque preventivo”, decidió que se llevará a cabo pues lo consideraba necesario no sólo para la seguridad del estado judío y sino del mundo todo.

Decimos esto, pues luego de la Primera Guerra del Golfo no fueron pocos los analistas internacionales, y también algunos líderes occidentales, que sostuvieron que muy distinta hubiera sido esa contienda bélica si Sadan Husein hubiera contado con un desarrollo nuclear que le hubiera permitido enfrentar a las fuerzas aliadas que lo atacaban, utilizando bombas con cargas atómicas.

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