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Cultura

El día que Golda Meir visitó a Perón y Evita

Fue Eva Perón una insistente voz para ayudar al recién nacido Estado judío. Argentina fue el primer país de la región en enviar víveres a la nueva nación. Desde 1949 la Fundación Eva Perón había destinado alimentos, medicinas y frazadas en gran cantidad al pueblo israelí para contrarrestar sus crecientes penurias luego de su creación.

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Por Mariano Caucino*

En abril de 1951, el matrimonio presidencial recibió a la ministra de Trabajo de Israel, quien más tarde se convertiría en Primer Ministro.

Corría el mes de abril de 1951, hace exactamente seis décadas, cuando llegó a la Argentina la ministra de Trabajo y más tarde primera ministra israelí Golda Meir. El día 9 de ese mes, el general Juan Domingo Perón y su esposa Eva Duarte recibieron a Meir, confirmando la amistad argentina-israelí, un vínculo basado en la importante colectividad judía en nuestro país.

Los recuerdos de la entrevista entre el matrimonio presidencial y la visitante indican que fue Eva Perón una insistente voz para ayudar al recién nacido Estado judío. Argentina fue el primer país de la región en enviar víveres a la nueva nación. Desde 1949 la Fundación Eva Perón había destinado alimentos, medicinas y frazadas en gran cantidad al pueblo israelí para contrarrestar sus crecientes penurias luego de su creación.

El gobierno de Perón, por su lado, había nombrado dos años antes al primer embajador latinoamericano residente en Israel, Pablo Manguel, hasta entonces titular de la Organización Israelita Argentina (OIA). Otra muestra de amistad había sido marcada por la visita que el senador Diego Luis Molinari hizo a Israel en marzo de 1950, donde mantuvo reuniones con los ministros de Exteriores (Moshe Sharett) y de Economía (Eliezer Kaplan) siendo recibido con honores en la Knesset y brindando una conferencia sobre historia argentina en la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Como ha demostrado el historiador y vicerrector de la Universidad de Tel Aviv, Raanan Rein, el gobierno argentino estaba ansioso por demostrar con hechos la falsedad de las acusaciones de “nazi” que le proferían los sectores de la oposición. Pero esta política de Perón tenía un costo: lo hacía a contragusto de los nacionalistas de derecha que habían respaldado su candidatura presidencial y de las sedicentes elites tradicionalistas empeñadas en construir el mito de la nación católica, identificando de modo excluyente al pueblo y al Estado argentino con la religión apostólica romana.

A su vez, el ministro de Asuntos Exteriores Moshe Sharett -quien poco después se convertiría en el segundo Primer Ministro de la historia de su país- llegó a Buenos Aires dos años después, a mediados de abril de 1953. Su visita se produjo en el marco de una gira que incluyó Chile, Brasil y Uruguay. Rein relata en su ensayo ¿Argentine Jews or Jewish Argentines?:Essays on Ethnicity, Identity and Diaspora (2010), que, inicialmente, Sharett había dudado en incluir a la Argentina en su periplo sudamericano. El ministro temía que aparecer como amigo de Perón pudiera dañar las relaciones de Israel con los Estados Unidos. Sin embargo, las insistencias del embajador Yaacov Tsur lo convencieron de hacer el viaje. Rein recuerda que Perón y Jerónimo Remorino (entonces canciller) buscaron darle a la visita una significación especial otorgándole estatus de visita de Estado.

El embajador Tsur, por su parte, había enviado un cable a Jerusalén tras presentar sus cartas credenciales ante Perón, en agosto de 1949, en el que señalaba que “desde el arribo a este país, no estoy de acuerdo con la visión común que solamente visualiza la parte negativa del régimen”. Tsur describió la ideología de Perón como “brumosa”. Y explicó a sus superiores que “las masas se estremecen ante él por una razón: después de décadas, el pueblo tiene por fin a un presidente que se ocupa de las condiciones en las que se desarrollan sus vidas… (aunque) por supuesto en este régimen hay también muchas cosas que son indefinidas, turbias, falsas e hipócritas”.

Golda Meir viajaría a la Argentina en otras dos ocasiones. En 1958, siendo canciller israelí; y en 1968, como Secretaria General del Partido Avodá. Argentina fue uno de los pocos países que brindaron ayuda humanitaria durante la guerra de la independencia israelí. Un observador indicó que hasta el día de hoy pueden verse en algunos kibutzim muebles, implementos agrícolas, frazadas y sábanas con el sello de la Fundación Eva Perón.

Golda Meir, líder sionista laborista, diplomática y cuarto primer ministro de Israel, había nacido en Kiev (Ucrania) en 1898. Ocho años después, su familia emigró a los Estados Unidos y se crió en Milwaukee (Wisconsin). para luego unirse al movimiento juvenil sionista y luego, junto a su marido Morris Myerson, en 1921, emigrar a lo que luego sería el Estado de Israel. Más tarde se convertiría en una figura central de la Histadrut (Confederación General del Trabajo) y activa dirigente de la Agencia Judía, entonces bajo la conducción de David Ben Gurión. Una vez constituido el Estado de Israel, en 1948, pasó a desempeñarse como embajadora en la Unión Soviética para luego ser elegida miembro del Parlamento, ministra de Trabajo, canciller y finalmente primera ministra (1969-1974).

El historiador y ex director del Archivo General de la Nación Emilio Perina destacó que “contrariamente a lo que falsamente se ha sostenido durante años, el hecho de que una figura de la talla histórica de Golda Meir haya visitado a Perón demuestra que su gobierno no era considerado nazi ni mucho menos” y recordó que “la ayuda brindada por la Argentina demuestra la generosidad de Perón hacia el naciente Estado de Israel”.

*Especialista en relaciones internacionales. Ex embajador en Israel y Costa Rica.

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Cultura

El mundo celebró el Día Internacional del Falafel

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Agencia AJN.- El mundo celebró el 12 de junio el Día Internacional del Falafel y los festejos se extendieron a todo el mes.

El falafel, que es usualmente asociado a la cocina israelí, consiste en croquetas de garbanzos fritas servidas en una pita o laffa, un pan chato. Entre los acompañamientos más populares se incluyen la ensalada israelí (pepinos y tomates con sal, pimienta y cebolla), humus (pasta de garbanzos), tahina (pasta de sésamo) y papas fritas.

El blogger e innovador norteamericano-israelí Ben Lang lanzó esta celebración en 2011 tras el éxito del Día Internacional del Humus. “Como esto tuvo tanto éxito pensé por qué no intentarlo otra vez y ver si tenemos algún impacto”, expresó a Arutz Sheva. Su objetivo fue que el mundo hablara de la comida israelí.

A continuación, compartimos una receta de este plato tan popular en Medio Oriente:

Falafel (5-8 porciones)

Ingredientes:

– 1 ½ taza de garbanzos secos
– ¼ taza de perejil picado
– ½ cebolla picada
– 3 dientes de ajo picados
– 2 cucharaditas de semillas de cilantro
– 1 cucharadita de semillas de alholva (puede reemplazarse por más cilantro o comino)
– 3 cucharaditas de semillas de comino
– 1 cucharadita de polvo de chile
– 3 cucharadas de harina de trigo + ¼ taza
– ¼ cucharadita de ácido cítrico o 2 cucharadas de jugo de limón
– Aceite para freír
– Sal a gusto

Pasos:

– Poner los garbanzos en un bowl mediano. Llenarlo con suficiente agua para cubrirlos y un centímetro más. Dejar remojar al menos ocho horas.
– Escurrir y procesar en una máquina. Allí mismo agregar el perejil, el ajo, la cebolla, 1 cucharada de sal y 2 cucharadas de harina.
– Continuar procesando hasta que la mezcla esté molida pero no pastosa. Una vez que tenga buena consistencia transferir a otro bowl.
– Medir las semillas y tostarlas en una pequeña sartén. Dejar enfriar y moler con un mortero.
– Agregar a la mezcla de la procesadora las semillas, el chili, el cilantro, el resto de la harina, sal a gusto y ácido cítrico. Mezclar y dejar reposar en la heladera una hora.
– Preparar una olla para freir con diez centímetros de aceite. Calentar.
– Preparar las bolas de falafel. Armar del tamaño de una nuez grande. Pasar por harina.
– Una vez que el aceite esté caliente poner algunos falafel en la olla y dejar lugar entre ellos. Cocinar por 4 minutos.
– Quitar y freír el resto. Servir con humus tibio o frio y pita.

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Cultura

Aaron Lansky deja su cargo como presidente del centro que reúne 1,5 millones de libros en idish

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Agencia AJN.- Steven Spielberg ya había donado dinero al Centro del Libro Idish cuando preguntó si su fundador, Aaron Lansky, podría viajar a Los Ángeles y visitar su oficina.

El cineasta no suele reunirse con los beneficiarios de su filantropía, comentó Lansky recientemente, pero quería explicarles su apoyo a lo que ahora es la Biblioteca Digital Idish Steven Spielberg del YBC, una colección online de más de 12.000 títulos en idish.

“Tienes que entender que mi trabajo es contar historias”, recuerda Lansky que le dijo Spielberg. “La idea de que hay kilómetros de historias judías que aún no se han contado es simplemente irresistible para alguien como yo”.

Más de un visitante del campus del YBC en Amherst, Massachusetts, ha comparado las estanterías de libros en idish, rescatados de contenedores de basura, áticos y sótanos de lectores mayores, con el colosal almacén gubernamental que se ve en la escena final de “En busca del arca perdida”.

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Pero Spielberg también pareció comprender el motor de Lansky, quien se jubila este mes como presidente del centro. Lansky comenzó yendo puerta por puerta, pidiendo a los judíos mayores y a sus descendientes los libros que de otro modo habrían tirado.

El proyecto de rescate podría fácilmente haber quedado en un almacén de libros viejos, tesoros polvorientos que se pudren en la oscuridad, a los que ocasionalmente acceden académicos y aficionados.

En cambio, la colección de aproximadamente 1,5 millones de volúmenes es solo la base de una institución que ahora incluye clases de idish, becas académicas, un programa de formación para traductores, congresos académicos, una editorial de libros traducidos, un archivo de historia oral, un podcast y esa biblioteca digitalizada de libros idish, tanto clásicos como desconocidos.

“No se trata solo de coleccionar libros”, dijo Lansky, de 69 años, recordando que siempre tuvo una visión que iba más allá de almacenar libros sin leer. Es realmente toda una cultura, toda una civilización, toda una época histórica que necesita representación, que quiere contar su historia.

La decisión de Lansky de dejar su cargo es voluntaria (su sucesora es Susan Bronson, directora ejecutiva del centro durante los últimos 14 años) y gradual (anunció su jubilación hace 16 meses y permanecerá dos años más como asesor principal a tiempo parcial). Tiene muchas ganas de escribir, leer y reflexionar sobre el papel del idish en un mundo judío dominado por un Israel de habla hebrea y una Norteamérica de habla inglesa.

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