Agencia AJN.- Hezbollah utilizó a diplomáticos especiales conocidos como «cónsules honorarios» para contrabandear y blanquear dinero en efectivo, según una investigación publicada el lunes por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y ProPublica.

Los cónsules honorarios son ciudadanos privados, como empresarios, celebridades y ex políticos, nombrados por sus gobiernos para servir a sus intereses en países extranjeros y se les conceden algunos de los privilegios que reciben los diplomáticos de carrera. Por ejemplo, sus archivos y correspondencia no pueden ser confiscados y la carga que les pertenece está protegida de los registros. Los cónsules honorarios también suelen recibir documentos de identidad, pasaportes y matrículas especiales, e incluso una forma de inmunidad diplomática.

Aunque en un principio el sistema estaba destinado a proporcionar a los países más pobres una forma de tener representación diplomática sin tener que financiar una embajada, cientos de personas nombradas abusaron de estos privilegios para cometer fácilmente delitos y financiar el terrorismo, según la investigación.

Incluso hay consultores en línea que prometen entregar nombramientos de cónsules honorarios por decenas de miles de dólares en honorarios.

«Es simplemente increíble que puedas convertirte en cónsul honorario mañana mismo si quieres y estás dispuesto a pagar el dinero», expresó Bob Jarvis, profesor de derecho internacional y constitucional en la Nova Southeastern University de Florida, a ICIJ y ProPublica.

«La gente compra estas cosas o las recibe como recompensa por apoyar a un candidato político, y la gente no tiene ni idea de lo que se supone que están haciendo. Y nadie se ocupa de comprobarlos», agregó Jarvis.

Según el ICIJ y ProPublica, al menos 500 cónsules honorarios actuales y anteriores fueron acusados de delitos o se vieron envueltos en polémicas. Es probable que esa cifra sea mayor, pero la falta de transparencia de muchos países dificulta la identificación de los cónsules honorarios.

Nueve cónsules honorarios actuales y anteriores identificados por la investigación fueron vinculados a grupos terroristas, en su mayoría a Hezbollah.

«Hezbollah se dio cuenta de que si utiliza a estos cónsules honorarios, básicamente pueden mover cosas con impunidad y nadie va a detenerlos: enseñas tu pasaporte diplomático y no te hacen preguntas», explicó David Asher, un ex asesor financiero senior de contraterrorismo para el Departamento de Defensa estadounidense asignado en 2008 para ayudar a supervisar una investigación federal de la red criminal de Hezbollah, a ICIJ y ProPublica.

«Es una enorme fisura en nuestro barrido de capacidades policiales internacionales», añadió Asher.

El agente especial supervisor retirado de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos, Jack Kelly, que ayudaba a dirigir una operación federal estadounidense llamada Proyecto Casandra para desmantelar el imperio criminal de Hezbollah, contó a las agencias de noticias cómo descubrió por primera vez el abuso del sistema de cónsules honorarios por parte de la organización terrorista a finales de 2008.

El agente estudió los contactos de un teléfono utilizado por un enviado de Hezbollah sospechoso de ayudar a impulsar los programas nucleares y de misiles balísticos de Irán, antes de centrarse en un número de teléfono perteneciente a Mohammad Ibrahim Bazzi.

Kelly y Asher creían que Bazzi era uno de los principales financiadores de Hezbollah y que blanqueaba fondos ilícitos a través de sus empresas en Líbano y África. Bazzi era un importador de petróleo en Gambia y socio del entonces presidente Yahya Jammeh. Al investigar las actividades delictivas de Bazzi, Kelly descubrió que había sido nombrado cónsul honorario por el gobierno de Gambia en 2005.

Bazzi fue designado como financiador de Hezbollah y sancionado por Estados Unidos en 2018. Su hijo fue sancionado un año después por trabajar supuestamente en nombre de su padre. Estados Unidos ofrece una recompensa de hasta 10 millones de dólares por información sobre Bazzi y sus actividades financieras para Hezbollah.

Los cónsules honorarios volvieron a estar relacionados con el grupo terrorista cuando los «compradores», que en realidad eran informantes de la DEA, se reunieron con Faouzi Jaber, un corredor de armas afiliado a Hezbollah, en Ghana en 2012. Los compradores señalaron a Jaber que necesitaban armas para luchar contra Estados Unidos, a lo que Jaber respondió «Hezbollah vende».

En 2014, Kelly voló a Praga para asegurarse de que Jaber, un socio llamado Khaled el-Merebi y un traficante de armas de origen libanés llamado Ali Fayad, fueran detenidos. Merebi y Fayad fueron liberados posteriormente por el gobierno checo en un supuesto intercambio por cinco ciudadanos checos secuestrados en Líbano.

Jaber había prometido suministrar misiles tierra-aire, rifles de asalto y granadas, así como trasladar y almacenar cocaína en África Occidental y blanquear los beneficios a través de cuentas bancarias en Nueva York. Fue extraditado a Estados Unidos y se declaró culpable en 2017 de conspirar para apoyar a un grupo terrorista colombiano.

Mientras tanto, el abogado de Nueva Jersey Gary Osen encontró referencias a cónsules honorarios que habían estado vinculados a las redes de financiación de Hezbollah mientras investigaba la campaña del grupo contra los miembros del servicio estadounidense en Irak, según ProPublica e ICIJ.

Osen presentó una demanda en 2019 en nombre de más de 1.000 estadounidenses, acusando a 13 bancos libaneses de violar las leyes antiterroristas al gestionar y mover a sabiendas dinero para Hezbollah durante los ataques mortales vinculados a Irán y Hezbollah en Irak.

Fransabank, uno de los bancos que figuran en la demanda, fue adquirido por Adnan Kassar y su hermano, Adel, que fue vicepresidente y consejero delegado del banco además de cónsul honorario de Hungría en Líbano, según los registros obtenidos por el ICIJ y ProPublica. Bazzi también era titular de una cuenta en el banco y en otro banco que figura en la demanda.

Según la investigación, Hezbollah utiliza los consulados honorarios como signo de estatus. «Es algo así como los señoríos en el sistema británico», dijo Mohanad Hage Ali, investigador principal del Centro Carnegie de Oriente Medio en Beirut. «Si tenés una conexión con otro Estado soberano, si conocés al presidente o a alguien de su entorno, conseguís este título de cónsul honorario. Es una forma libanesa de decir ‘soy importante'».

Ali Myree, empresario libanés y operador hotelero, fue nombrado por Sudán del Sur cónsul honorario en Líbano. Había sido detenido cuando vivía en Paraguay en el año 2000, supuestamente por vender millones de dólares en programas informáticos falsificados y canalizar las ganancias a Hezbollah. Myree negó tener relación con ninguna organización terrorista.

Ali Saade, empresario de éxito en Guinea, fue nombrado por este país cónsul honorario en Líbano. A principios de este año, Saade fue acusado por Estados Unidos de ser un financiador clave de Hezbollah, al igual que Ibrahim Taher, que es cónsul honorario del Líbano en Costa de Marfil. Tanto Taher como Saader fueron sancionados por Estados Unidos. Saade también negó haber proporcionado fondos a Hezbollah.