Israel, un país que actualmente atrae más capitales que cualquier otro después de Estados Unidos, comenzó a sufrir una importante pérdida de uno de sus principales recursos: el capital intelectual. 
Uno de cada cuatro académicos israelíes trabaja en la actualidad en Estados Unidos, debido a los bajos salarios y los acotados presupuestos asignados a investigaciones en Israel, según informó el diario The Jerusalem Post. 
Asimismo, según anunció recientemente la Asociación de Fabricantes de Israel, 25 mil empleados del sector de desarrollo de alta tecnología abandonaron el país en 2007. 
Esta tendencia es considerada una situación muy preocupante, ya que  podría perjudicar la “cultura creativa” desarrollada en Israel que contribuyó a la creación de novedosas tecnologías tales como las llamadas telefónicas y sistemas de mensajería instantánea vía Internet, sistemas de seguridad para navegadores Web (firewalls), píldoras con cámaras microscópicas, entre otras. 
Dan Ben-David, profesor de economía y política pública de la Universidad de Tel Aviv, quien se dedicó a estudiar en profundidad este problema, señaló que el éxodo de científicos y académicos representa una amenaza para el desarrollo y crecimiento de Israel.   “No tenemos la mano de obra ni los recursos, y nunca los tendremos. Lo único que nos mantiene vivos son los ‘cerebros’. No nos podemos dar el lujo de caer en la trampa de la mediocridad”, señaló Ben-David en declaraciones al Post. 
Según los datos recopilados por el profesor, Israel enfrenta la peor “fuga de cerebros” entre los países desarrollados, con cifras seis veces superiores a los promedios de los países europeos. 
Aaron Ciechanover, ganador del Premio Nobel de Química 2004, es otro de los feroces críticos de la tendencia que existe actualmente en Israel y, en declaraciones realizadas recientemente, comparó el éxodo de científicos israelíes con la salida masiva de científicos judíos de Alemania, poco antes del Holocausto. 
“Quienes se fueron no regresarán”, se lamentó Ciechanover, y sentenció: “se está consumiendo otro de los pilares sobre los que se erige el Estado de Israel”. 
El presidente israelí, Shimon Peres, considerado el más destacado promotor del avance científico, también notó que los obstáculos que el país enfrenta en esta materia han evolucionado a lo largo del tiempo. 
“Hasta el momento, nuestros principales problemas eran materiales, ahora son más intelectuales, científicos y espirituales”, señaló el mandatario. 
Peres sostuvo que se está tomando seriamente el problema de la fuga de cerebros, pero confía en que Israel podrá mantener su nivel de excelencia. 
“La tradición del pueblo judío es no darse por satisfechos. (…) La insatisfacción es la fuente de nuestra creatividad”, concluyó el presidente israelí. 
PB-GB