Tanya Segal es la primera rabina mujer de Polonia, desde que llegó en Diciembre desde Israel  para "reconstruir la moderna vida judía" en el país donde el judaísmo casi se extinguió luego del Holocausto.
"Es un gran desafío", afirmó Segal al diario Haaretz, pero señaló que espera "darles la oportunidad de experimentar la vida judía" a los polacos.
Segal, que se ordenó en noviembre en Jerusalem, es la segunda rabina de la congregación de Varsovia, liderada por el reformista Burt Schuman, pero viaja alrededor del país que supo albergar a la mayor comunidad judía de Europa, con 3,5 millones de judíos antes de la Segunda Guerra Mundial.
En la ciudad alguna vez conocida como "la Jerusalem polaca", donde los rabinos eran hombres con abrigos negros, sombreros y largas barbas, la figura de Segal llama la atención: la pelirroja ruso-israelí de 50 años es la primera rabina de Polonia.
“Para mi, una rabina mujer es algo natural, pero cuando la gente me ve aprende sobre un principio clave de nuestro movimiento, que es la igualdad”, explicó Segal, y consideró que de ese modo se cumple su objetivo.
El rabino Burt Schuman, líder de la comunidad Judía Progresista de Polonia en la que se desempeña Segal, también la ve como un ejemplo de que las mujeres “deben estar presentes de la misma manera que los hombres en todos los niveles de liderazgo y erudición judía”.
Antes de comenzar a estudiar para ser rabina, Segal fue actriz y cantante en la Cámara Musical de Teatro de Moscú, y emigró de Rusia en 1990 siendo madre soltera de un niño de dos años.
“El arte”, dice convencida, “prepara y ejercita al alma humana para que pueda recibir la santidad”.
La rabina también sostuvo que su foco principal es darle a la comunidad judía que permaneció luego de la Shoá la posibilidad de “florecer nuevamente”.
“Los judíos todavía están aquí, buscan su identidad y sus raíces. Si ellos están en este lugar, entonces yo también quiero estarlo”, aseguró.
De los seis millones de judíos asesinados por el nazismo, se calcula que la mitad eran polacos.
Recién después del fin de la Guerra Fría, en 1989, los polacos con raíces judías fueron quitándose de a poco los miedos sobre el antisemitismo y empezaron a asistir a eventos judíos, visitar Israel y retomar algunas costumbres de sus antecesores.
Mientras tanto, en una región históricamente dominada por el movimiento ortodoxo, muchos judíos se están volcando hacia costados modernos, liberales y progresistas del judaísmo.
ND-GT