Opinión
Por Alejandro Borensztein: Massa vs. Milei, la gala
A los antisemitas solo les pedimos desde acá que se organicen así nosotros los judíos y los no judíos que apoyamos la democracia, la paz, los DDHH y la libertad, los podemos mandar a la reputísima madre que los parió, pero de manera ordenada, no sea cosa que en el desorden nos olvidemos de alguno.

Agencia AJN.- (Alejandro Borensztein -Clarín) Antes que nada, y viendo la cantidad de antisemitas que han aflorado por doquier, proponemos desde acá organizar un poco el temita así se los puede atender a todos y nadie se queda sin su merecido repudio.
En principio tenemos los antisemitas clásicos, los nazionalistas de siempre tipo Biondini, los del Proceso que hablaban de la sinarquía judeo marxista, los que insisten con el cuento de que los judíos se quieren quedar con la Patagonia o tantas otras sectas. A todos estos les pedimos que se expresen de lunes a viernes, pero solo de mañana. Digamos de 8:00 a 12:00 , así dejamos el mediodía para los antisemitas que se iniciaron en Tacuara y luego se transformaron en altos dirigentes Montoneros. De estos quedan poquitos porque la mayoría superó la tercera edad, de modo que, con expresar su antisemitismo y su odio a Israel de 12:00 a 14:00, debería alcanzarles.
De esta manera, nos quedarían las tardes libres para que se expresen otros sectores antisemitas. Dado que son muchos y muy variados, proponemos que aquellos antisemitas que se niegan a declarar a Hamas como organización terrorista tengan a bien expresarse los días martes y jueves por la tarde. En este grupo entrarían desde funcionarios del gobierno hasta los que directamente reivindican los crímenes de Hamas, como el Partido Obrero.
Si estos dos grupos respetan los horarios y la cortan a las 18 horas, podríamos habilitar hasta las 20 horas para que se expresen los que son antisemitas por ignorancia. Son los que no saben que en aquellas tierras convivieron árabes y judíos durante siglos, ni que en 1947 la ONU propuso una partición que establecía un estado para los judíos (que aceptaron) y otro para los árabes (que no aceptaron). Este grupo tampoco sabe que Israel es una democracia modelo en el mundo, que fue sistemáticamente atacado en varias guerras con el objetivo de borrarlos del mapa y que Israel, después de vencerlos, firmó la paz con varios de ellos como Egipto, Jordania, Marruecos e inclusive con Yasser Arafat y la OLP. En fin, de estos burros hay miles.
Si todos cumplen con la agenda, dispondríamos de las noches para que se expresen los antisemitas más sofisticados. Por ejemplo, los que reconocen que decapitar bebés fue un horror pero luego agregan que el hecho debe analizarse poniendo las cosas en contexto. O sea, para ellos no sería lo mismo cortarle la cabeza a un bebé argentino en Parque Centenario que cortarle la cabeza a un bebé judío en un kibutz en Israel. Se parece pero es diferente porque hay que entender el contexto, dice esta manga de antisemitas que dejamos para la noche porque la oscuridad les sienta mejor.
Finalmente reservamos sábados y domingos para que se expresen los antisemitas estrella como Roger Waters quien declaró que la matanza del 7 de octubre “debe ser un invento de los judíos”. No sabemos cuántos hay como este, pero en todo caso les dejamos el finde para que se expresen así los podemos repudiar más relajados.
En otras palabras, a los antisemitas solo les pedimos desde acá que se organicen así nosotros los judíos y los no judíos que apoyamos la democracia, la paz, los DDHH y la libertad, los podemos mandar a la reputísima madre que los parió, pero de manera ordenada, no sea cosa que en el desorden nos olvidemos de alguno.
Aclarado el punto, vayamos a los que nos convoca. Hoy elegimos presidente y eso es siempre una fiesta, incluso cuando tenemos que optar entre estas dos joyitas.
Cada vez que juegan Boca y River, los periodistas deportivos suelen decir que “este es un superclásico muy especial” o que “estamos ante un partido bisagra”, aún cuando los dos equipos anden por el medio de la tabla. Lo mismo pasa con las elecciones presidenciales.
Desde Milei, que dijo que estas elecciones son las más importantes de los últimos 100 años, hasta cuanto analista o político encuentre un micrófono, todos dicen que estamos ante una elección clave, que está en juego el destino del país y de nuestros hijos, la democracia, la Patria, etc. etc.
Lo mismo se dijo en 2019, 2015 y así podríamos retroceder hasta 1983 cuando realmente hubo una elección que definió el destino del país. Las demás elecciones, vistas a la distancia, fueron elecciones comunes y corrientes en las que se resolvió poco y nada. Esta elección es tan intrascendente como las anteriores pero un poco más berreta. Veamos.
Si gana Massa no pasa nada. Todo seguirá como hasta ahora pero peor. Viviremos con inflación, sin dólares, con más pobres, más impuestos, dependiendo de la soja, de la lluvia, con más inseguridad, más narcos, más espías, aparecerán nuevos Insaurraldes en nuevos yates, seguirán apropiándose del Estado, se pelearán entre ellos como Alberto y Cristina, y deambularán por el mundo mimando a Washington para conseguir guita y coqueteando con Venezuela e Irán para satisfacer a la militancia. O sea, nada que no hayamos visto en los últimos años.
Se dice que si gana Massa se van a perpetuar en el poder. Otra pavada. La historia ha demostrado que cada vez que el peronismo se quiere quedar para siempre le sale como el orto. Menem y Cristina son dos buenos ejemplos.
La parte positiva es que si gana Massa va a tener que arreglar este desastre que él mismo provocó. Por supuesto no lo va a lograr, si no lo hubiera hecho ahora aprovechando que él es gobierno. También vamos a seguir viendo al peronismo cerrar el pico y tragar sapos como lo viene haciendo desde que asumió Alberto. Todo lindo.
Si gana Milei tampoco pasará nada. Podemos darle el beneficio de la duda ya que el tipo no tiene antecedentes políticos, o sea no es parte de “la casta”. Justamente, tal vez su falta de antecedentes sea la mejor garantía de que difícilmente pueda hacer algo. En todo caso, habrá que esperar a ver con quién gobierna. Está claro que con Lilia Lemoine y dos o tres más, no va a llegar muy lejos.
Los que temen que con Milei se rompa la democracia, se vendan armas en Farmacity, cierren las escuelas y hospitales públicos y le hagan una estatua a Videla deberían calmarse. Nada de eso va a pasar, no solo porque no tiene los votos en el Congreso ni se lo va a permitir la Corte Suprema, sino porque fundamentalmente no es eso lo que quiere la misma gente que lo va a votar.
Eso sí, va a gritar y a rugir desde la mañana a la noche, agitando banderas negras con leones amarillos en una escena propia de Harry Potter. Hermoso. Como ya dijimos: el Cirque du Milei. Si quieren ese show, voten, pasen y vean.
Comparado con el contexto mundial, lo de Massa y Milei es una comedia de Olmedo y Porcel pero con muchos pobres. Por supuesto, siempre se puede votar en blanco pero en tal caso usted debe saber que si vota en blanco alguien estará votando por usted. Después no se queje.
Amigo lector, vivamos la fiesta de la democracia con alegría y en paz.
Finalmente, hoy alguien le hará sombra a Alberto. Ponele.
Opinión
Análisis: Mientras Israel lucha contra Irán, ¿dónde están los aliados terroristas de Teherán en su momento de necesidad?
Teherán desarrolló una red terrorista regional para aislarse de la guerra, pero ahora que está bajo ataque, Hezbollah y otros se sienten demasiado débiles o demasiado intimidados para unirse a la batalla.

Por Nurit Yohanan
Cuando Israel anunció la Operación «León Ascendente» en la madrugada del viernes, marcó la primera vez en más de 50 años que el país declaraba la guerra contra un Estado soberano, en lugar de contra una organización terrorista que opera desde territorio extranjero, Cisjordania o Gaza. Un número considerable de estas organizaciones a las que Israel se ha enfrentado a lo largo de los años fueron y son apoyadas, financiadas o incluso controladas directamente por Irán, el país que ahora se encuentra en la mira de Israel.
Desde la Revolución iraní, el régimen de Teherán ha invertido importantes esfuerzos en difundir su ideología entre las poblaciones chiítas de Medio Oriente, a la vez que ha construido una red de organizaciones terroristas en toda la región, incluyendo grupos suníes.
La Fuerza Quds, una unidad especial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, se ha centrado en las últimas décadas en apoyar a estas organizaciones mediante ayuda financiera, el suministro de armas y municiones, e incluso entrenamiento, a veces realizado en territorio iraní.
Para Irán, la red terrorista era tanto una proyección de poder como un escudo: los grupos hostigaban continuamente a los dos mayores enemigos de la República Islámica, Estados Unidos e Israel, mientras que este se mantenía aislado de las represalias. Y la existencia de una liga de ejércitos de apoyo, listos para defenderse en caso de guerra, ayudó a disuadir cualquier idea occidental de invasión o cambio de régimen.
Después del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque devastador contra Israel, desencadenando la guerra en Gaza, la amplitud del arsenal iraní quedó en evidencia, con grupos respaldados por Teherán, desde el Líbano hasta Yemen, atacando a Israel en lo que el entonces ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, denominó una guerra de siete frentes.
Pero ahora que el poder de fuego de Israel se dirige contra el propio Irán, esos aliados desaparecen repentinamente. Algunos, como Hezbollah, se han visto gravemente debilitados por Israel debido a los intentos de respaldar a Hamás. Otros parecen haber sido convencidos por sus países anfitriones para mantenerse al margen de la lucha.
Irán se encuentra ahora en una posición sumamente inusual e incluso peligrosa, obligado a depender principalmente de su propio poder militar en territorio iraní. Hasta ahora, esto ha consistido principalmente en sucesivas rondas de misiles balísticos disparados por la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que han causado gran destrucción, pero han hecho poco por debilitar la potencia de fuego de Israel.
Mientras tanto, Irán ha visto cómo su territorio se ha convertido en un campo de batalla al intentar hacer frente a los ataques israelíes desde Teherán hasta Tabriz, lo que representa una vulnerabilidad estratégica para un país que prefiere dejar que sus aliados hagan el trabajo sucio en territorio extranjero.
Hezbollah, en la cuerda floja
El apoyo de Irán a grupos terroristas en el extranjero se estima en miles de millones de dólares anuales provenientes de las arcas estatales. Esta ayuda ha continuado en los últimos años a pesar de la grave situación económica de Irán, que incluye una devaluación sostenida de la moneda y escasez de energía.
Una buena parte de ese dinero ha ido a parar al grupo terrorista libanés Hezbollah, el principal cliente de Irán.
Sin embargo, tras sufrir grandes pérdidas y una creciente oposición en el Líbano, ahora se encuentra gravemente debilitado y reacio a enfrentarse a Israel.
Hezbollah, fundado en 1983 con el respaldo de Irán, ha sido durante las últimas dos décadas la principal herramienta militar de Irán contra Israel, armado con misiles de largo alcance e incluso armas guiadas de precisión.
Sin embargo, desde que Israel comenzó a atacar dentro de Irán el viernes, lo único que ha lanzado Hezbollah han sido palabras. Esta moderación es aparentemente una consecuencia directa de su guerra con Israel, durante la cual el grupo lanzó ataques casi diarios contra Israel desde octubre de 2023 hasta que acordó un alto el fuego en noviembre de 2024.
En los últimos seis meses de la guerra, y en particular a partir de septiembre, el grupo sufrió importantes reveses militares. Casi todo su alto mando fue eliminado por Israel, incluyendo al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Justo antes, los ataques israelíes con buscapersonas y walkie-talkies explosivos causaron daños físicos y psicológicos generalizados entre las fuerzas terrestres del grupo. Unas 4.000 personas resultaron heridas en la operación encubierta, según informes libaneses, la gran mayoría de ellas miembros de Hezbollah.
El otrora formidable arsenal de misiles del grupo parece haberse agotado o destruido en gran medida, y Siria ya no es una ruta conveniente para el contrabando.
En octubre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel estimaron que Hezbollah conservaba menos del 30 por ciento de su potencia de fuego anterior a la guerra.
Incluso después de la firma del alto el fuego, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han continuado sus operaciones regularmente en el Líbano, atacando a operativos de Hezbollah, principalmente en el sur del país. Israel ha atacado edificios en el distrito de Dahiyeh, en Beirut, en dos ocasiones, donde se encuentran plantas de fabricación y almacenamiento de drones, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Como resultado, Hezbollah se encuentra significativamente debilitado y su capacidad para representar una amenaza para Israel es mucho menor. La organización también se enfrenta a una creciente presión política interna, mientras el país aún se recupera de los fuertes ataques israelíes dirigidos a poner fin a los ataques de Hezbollah.
En los últimos seis meses, dos de los tres principales puestos de liderazgo del Líbano han sido ocupados por figuras consideradas «anti-Hezbollah», entre ellas el primer ministro Nawaf Salam y el presidente Joseph Aoun. Ambos han declarado su intención de desarmar a Hezbollah y afirman que la decisión de ir a la guerra debe recaer en el Estado.
En un discurso reciente con motivo de los primeros 100 días de su gobierno, Salam señaló que el Ejército libanés había desmantelado más de 500 depósitos de armas en el sur del país. Si bien no especificó a quién pertenecían, se cree que eran de Hezbollah
El viernes, horas después del inicio de la operación israelí, Hezbollah emitió un extenso comunicado condenando enérgicamente los ataques israelíes contra Irán, afirmando que Israel “solo entiende el lenguaje de la muerte, el fuego y la destrucción”.
El comunicado no mencionó si respondería ni cuándo, pero un funcionario de Hezbollah declaró a Reuters ese mismo día que el grupo no tomaría represalias por los ataques en Irán.
Las milicias iraquíes ceden ante la presión
Desde la invasión estadounidense de Irak en 2003, Irán ha reforzado las milicias proiraníes y chiítas en el país para profundizar su influencia. Estos grupos atacaron principalmente a Estados Unidos, pero también apuntaron sus armas contra Israel después del 7 de octubre.
La creciente presión interna y externa ha paralizado estas operaciones.
Desde 2014, las milicias en Irak han operado bajo una organización paraguas conocida como las Fuerzas de Movilización Popular, disparando misiles contra las tropas estadounidenses estacionadas en la región y combatiendo al grupo terrorista Estado Islámico cuando esta organización yihadista tomó el control de partes de Irak.
Sin embargo, desde el 7 de octubre, las milicias también han participado en la guerra regional en múltiples frentes contra Israel, aparentemente con el respaldo de Irán. A lo largo de 2023 y 2024, lanzaron drones hacia Israel, principalmente contra los Altos del Golán y, en una ocasión, contra Eilat, al tiempo que atacaban bases estadounidenses en Irak. En octubre de 2024, dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel murieron en un ataque con drones lanzado por milicias proiraníes en el norte de los Altos del Golán.
Sin embargo, incluso antes del segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en diciembre de 2024, las milicias proiraníes de Irak acordaron detener los ataques contra Estados Unidos e Israel.
Fuente: Times of Israel
Opinión
Israel-Irán: Democracia bajo fuego, dictadura al desnudo

Por Ariel B. Goldgewicht
¿Qué sucede cuando una democracia liberal enfrenta a una dictadura fundamentalista?
No estamos ante una guerra convencional, sino ante un choque de civilizaciones: entre quienes santifican la vida y quienes anhelan la muerte. La guerra entre Israel y el régimen iraní ‘ denominada ´León Ascendente´, no empezó esta semana, pero ahora ha alcanzado un nivel nuevo, un punto de no retorno.
Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha declarado abiertamente su hostilidad hacia Israel. Durante décadas, ha dirigido esta guerra por medio de terceros (Proxy) el eje chiita: Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen, milicias en Siria e Irak, entre otros. Irán ha sido el gran arquitecto del terrorismo moderno en el Medio Oriente, financiado con las inconmensurables riquezas de su petróleo. Su régimen de dictadura absoluta, liderado por los ayatolás, ha sido cómplice de atentados desde Buenos Aires hasta Beirut, dejando una estela de sangre y caos.
Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Por primera vez en la historia, Israel ha atacado directamente a Teherán. ¿Por qué ahora?
La respuesta está en una conjunción de factores. La caída de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, el debilitamiento de Hezbollah en el norte, la caída del régimen de Assad en Siria, el retroceso de los hutíes en Yemen: todos son frentes que el régimen iraní consideraba parte de su estrategia regional de expansión y dominación. Y todos han sido golpeados con fuerza por Israel en los últimos meses.
A esto se suma la presión internacional, el estancamiento ruso en Ucrania —que limita el apoyo logístico de Moscú a Teherán—, y el regreso de una política exterior estadounidense menos indulgente con Irán. La reciente advertencia del Presidente Trump, que impuso un plazo de 60 días para frenar el programa nuclear iraní, coincidió con el momento en que Israel decidió actuar: al día 61, los ataques comenzaron.
Israel no está reaccionando por impulsos ni venganza. Está respondiendo a una amenaza existencial. Porque si el 7 de octubre vimos de lo que es capaz un grupo terrorista armado con cohetes y fusiles, imaginemos lo que podría ocurrir si Irán —un régimen que ejecuta homosexuales, encarcela mujeres por no cubrirse la cabeza, y asesina opositores sin juicio— accediera a armas nucleares. Esa es la línea roja.
En estas horas, Israel vive bajo amenaza constante. El espacio aéreo cerrado, el sistema educativo paralizado, cientos de miles de ciudadanos atrapados fuera del país o confinados en refugios. El Domo de Hierro protege, pero no es infalible. Con un 95% de efectividad, basta una pequeña brecha para que un misil balístico impacte y cause destrucción. Ya lo hemos visto: muertos, heridos y un país en vilo. Pero, imagínese ¿y si esos misiles llevarán cabezas nucleares?
A pesar de todo, Israel no responde con barbarie. Tiene superioridad militar absoluta sobre los cielos de Irán, pero no ataca civiles. Ataca centrifugadoras nucleares, bases militares, centros de comando. Mientras el régimen iraní lanza misiles sobre poblaciones israelíes, Israel busca evitar víctimas inocentes. Porque los ciudadanos iraníes no son enemigos: son rehenes de una teocracia que lleva décadas reprimiéndolos. En esta guerra buscamos aniquilar el proyecto nuclear, pero los ciudadanos civiles inocentes de irán tiene otras esperanzas de este conflicto. Ellos esperan libertad.
En Irán, hoy se cuentan chistes oscuros: “Nadie sabe dónde está el ayatolá!!, excepto Israel”. Y no es sólo humor negro: es símbolo de un régimen que tiembla. La resistencia israelí no busca cambiar el régimen, ni interferir en la autodeterminación de los pueblos. Su único objetivo es impedir que un régimen fundamentalista con aspiraciones mesiánicas tenga capacidad nuclear.
Durante más de dos décadas, Irán ha invertido en cuatro pilares esenciales:
1. Desarrollo nuclear
2. Expansión militar y terrorista del eje chiita
3. Represión social interna —especialmente contra mujeres—
4. Hostilidad contra Israel
Muy poco en salud pública, ni educación, ni infraestructura. Un Estado que produce petróleo como si fuera agua, pero cuyas ciudades sufren apagones diarios, escasez de agua potable y servicios básicos. Toda su riqueza, volcada a la represión y la destrucción con el objetivo principal de consolidar su poder a la fuerza.
Lo que vemos hoy es el colapso de esa estrategia. Un castillo de naipes que se derrumba desde dentro. Como el viejo proverbio del efecto mariposa, la ola de terror del 7 de octubre encendió una cadena de reacciones que ha llevado a la desestabilización de todos los brazos armados de Irán en la región. Aún falta mucho para el final, y el sufrimiento no ha terminado, pero cuando caiga el telón, el mundo podría ser un lugar más seguro. Especialmente para los pueblos que hoy viven oprimidos por dictaduras fundamentalistas.
En pleno siglo XXI, no hay lugar para los extremismos. La historia ha demostrado —y está claro— que cuando las democracias se unen, pueden frenar incluso a las peores amenazas. Que no haya que esperar otro 7 de octubre para despertar. El momento de elegir entre luz y oscuridad, entre libertad y opresión, es ahora.
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