Opinión
Entre dos Filosofías y dos Ciudades, Occidental vs. Islámico ¿Podría Gaza ser Dubái?
Los árabes que permanecieron en los terrenos bajo control israelí fueron invitados a ser parte del nuevo Estado de Israel y se convirtieron en lo que hoy conocemos como árabes-israelíes. Estos árabes, (musulmanes y cristianos), se han desarrollado junto al Estado de Israel en los últimos 78 años. Por cuatro generaciones los árabes-israelíes han estudiado en escuelas de acuerdo al currículo de educación del ministerio de educación nacional israelí, han alcanzado títulos académicos en las universidades en Israel y en el mundo entero, han construido hogares en Israel, se han convertido en jueces en la corte suprema de justicia, médicos cirujanos, ministros en el gobierno, emprendedores, banqueros, policías, y todos los demás sueños que habrán querido alcanzar. Evidentemente se han convertido en ciudadanos con igualdad de derechos y deberes como cualquier otro israelí.

Por Ariel Goldgewicht*
La guerra actual entre el Estado de Israel y la Organización Terrorista Islámica Fundamentalista Hamas es mucho más que otra ronda de este conflicto, es el epicentro de un choque de ideologías. En el siguiente ensayo intentaré analizar dos interrogantes que han sido resaltadas en los medios sociales en las últimas seis semanas transcurridas desde las atrocidades del siete de octubre.
Destacan las preguntas interesantes: ¿Por qué será que vemos grandes demostraciones y desfiles pro-palestinos en el mundo entero, excepto entre los árabes-israelíes? Es decir, ¿por qué los árabes (palestinos) que viven en Israel, al parecer son los únicos que no están luchando por la ´libertad’ de Palestina? ¿Acaso los árabes-israelíes serán los únicos árabes que no gritan repetidamente ´from the river to the sea, ¡Palestine will be free! ´ (del río al mar, Palestina será libre), insinuando, de-facto, la destrucción absoluta del Estado de Israel? Sin duda, esto es una disonancia cognitiva sumamente significativa, que debe ser investigada y analizada. Por otra parte, intentaré también pronosticar, quizás de manera más fantasiosa, cómo podría llegar a verse la franja de Gaza en la era post-Hamás.
En las últimas semanas he tenido la oportunidad de ser entrevistado en decenas de noticieros alrededor del mundo, discutir en debates con personas cuyo pensamiento es diferente al mío, e incluso he tenido el honor de haber publicado algunos artículos describiendo interrogantes, perspectivas y opiniones en relación al conflicto actual, sus fuentes y posibles caminos al progreso. (En la parte inferior de esta nota, podrán encontrar enlaces para acceder a algunos de los artículos que he redactado en las últimas semanas, por si lo desean).
Nos han acusado de todo tipo de barbaridades, me han atacado con falsedades y mentiras e insultos y amenazas… algunos incluso han intentado justificar las acciones barbáricas del 7.10. Sin embargo, seguimos adelante, debido a que a pesar de que todos llevamos en nuestras manos un aparato magnifico, nuestros teléfonos celulares, que proporciona acceso directo a toda la información real y a los hechos históricos indiscutibles. Como sociedad mundial nunca hemos tenido tanta ignorancia, y lo peor de todo es que, vivimos en una época absurda en la que los ignorantes hablan con una confianza absoluta, mientras repiten mentiras sin la mínima humildad de cuestionar sus palabras, y por algún motivo, las multitudes se dejan convencer de sus falsedades con facilidad. Es verdaderamente impresionante ver supuestos ´influencers´ en Instagram y Tiktok que están activamente creando una generación entera de personas que idealizan la ignorancia.
Yo vengo del mundo de la educación, creo en el pluralismo de pensamiento y en la esencia de la autocrítica. Confío plenamente en el hecho de que las cosas son complicadas, por lo que hace falta hacer un esfuerzo, hay que investigar, analizar, contemplar, debatir y pensar, antes de generar una opinión, y más aún, creo en la importancia de escuchar y aprender. Espero que estas palabras a continuación generen un pensamiento crítico, promuevan el diálogo y aporten a la búsqueda constante de una solución viable.
Comencemos con el interrogante inicial, ¿Quiénes son los árabes israelíes y por qué no salen a manifestar?
El Estado de Israel está compuesto por una población actual aproximada de 9.3 millones de personas, de los cuales el 74% se autodefinen como judíos, 20% como musulmanes, 2% cristianos, 2% drusos, y el 2% restante como ´otros´. Cuando las Naciones Unidas adoptaron la resolución llamada el ´Plan de Partición´, que proponía la creación de un estado árabe y un estado judío, este plan fue aceptado por los judíos (a pesar de que debían renunciar al 56% del terreno que originalmente se les había prometido), pero interesantemente fueron los árabes quienes lo rechazaron. Los judíos declararon la independencia mientras que los árabes declararon la guerra. Al final de esta guerra, los árabes que permanecieron en los terrenos bajo control israelí fueron invitados a ser parte del nuevo Estado de Israel y se convirtieron en lo que hoy conocemos como árabes-israelíes. Estos árabes, (musulmanes y cristianos), se han desarrollado junto al Estado de Israel en los últimos 78 años. Por cuatro generaciones los árabes-israelíes han estudiado en escuelas de acuerdo al currículo de educación del ministerio de educación nacional israelí, han alcanzado títulos académicos en las universidades en Israel y en el mundo entero, han construido hogares en Israel, se han convertido en jueces en la corte suprema de justicia, médicos cirujanos, ministros en el gobierno, emprendedores, banqueros, policías, y todos los demás sueños que habrán querido alcanzar. Evidentemente se han convertido en ciudadanos con igualdad de derechos y deberes como cualquier otro israelí.
Ojo, es importante resaltar que aún hay muchos problemas, lamentablemente no todo ha sido color de rosa. El sistema parlamentario gubernamental israelí ha generado una situación en la que la mayoría de los partidos políticos son ´sectoriales´, es decir, que se preocupan primordialmente por el sector que vota por ellos. Por este motivo, muy poco ha sido invertido específicamente en las minorías sociopolíticas en Israel. En un mundo ideal, debió haberse invertido mucho más en las minorías como los etíopes, los drusos, los beduinos y por supuesto también en los cristianos y los musulmanes, entre otros, que carecen de representación parlamentaria fuerte que pueda dirigir presupuestos a estas minorías.
Hace falta crear un plan estratégico a largo plazo para desarrollar con mayor éxito la integración social de todas las minorías a nivel nacional. Eso será desglosado en futuros ensayos. Mientras tanto, quisiera intentar ofrecer una explicación de por qué estas minorías, en particular los árabes musulmanes (que constituyen casi un 20% de la sociedad nacional de Israel), no han salido a apoyar al Hamás y no buscan la destrucción de Israel. Vale recalcar que los árabes israelíes de religión musulmana, incluso muchos de los árabes cristianos, se autoidentifican también como ´Palestinos´.
Para entender esto, quisiera enfocarnos en dos aspectos esenciales. Por un lado, el sistema de educación formal, y por otro lado, la formación de esperanzas y expectativas para el futuro.
En los libros de estudio de las escuelas árabes-israelíes en el Estado de Israel, la educación de los niños se basa en valores éticos y morales occidentales, aprenden matemáticas, física y química, aprenden inglés y leen novelas de escritores reconocidos a nivel mundial. No estoy insinuando que sea perfecta, obviamente podría ser mejor. Solo estoy señalando que, por cuatro generaciones, niños han crecido en un entorno educativo en el que se fomenta el desarrollo y el éxito, mientras que, en forma contradictoria, en las escuelas de Gaza y en Cisjordania, aprenden a idolatrar mártires y reciben una inculcación masiva de odio y rencor constante y permanente.
Esto nos lleva directamente al segundo aspecto. El motivo por el que invertimos tanto en nuestros hijos en el mundo occidental es porque deseamos, entre otras cosas, que tengan éxito en sus vidas. Quiero detenerme un minuto en describir el común denominador de las varias definiciones de la palabra éxito. Éxito es alcanzar nuestras expectativas, nuestros sueños para una vida mejor… encontrar la felicidad. Sin embargo, para tener éxito, debes primero contar con la fuerza y la valentía para soñar y el respaldo para luchar por tus sueños. Debes tener la capacidad de sentir la confianza en tus habilidades y la proyección de tus expectativas. ¿Pero, qué pasa si lo que deseas, lo que te han enseñado toda la vida, lo que consideran en tu entorno como éxito, es matar y morir por honor, es ser un mártir? ¿Qué pasa cuando actos de violación, decapitación, asesinato de niños y secuestro de bebés, son considerados representaciones y expresiones del éxito?
Eso es lo que evidentemente está ocurriendo en las escuelas dirigidas por el Hamás en la franja de Gaza. Lamentablemente, también en las escuelas de la Autoridad Palestina en Cisjordania, en los textos educativos tanto de primaria como secundaria, idolatraran a los ´héroes´ nacionales, personas que se han suicidado matando a israelíes, ¡mientras gritan Allah uakbar! Tanto en Cisjordania y como en Gaza construyen plazas, fuentes, monumentos, calles y escuelas en nombre de terroristas que han muerto estallando buses llenos de niños inocentes. Y lo peor aún, la Autoridad Palestina, tiene una sección de su presupuesto, mayor a los $300 millones de dólares anuales, que son entregados en forma de salarios mensuales a las familias de los terroristas que han muerto o que han sido capturados matando israelíes. Las cantidades de este salario varían de acuerdo con la cantidad de israelíes que el terrorista consiguió asesinar antes de morir o de ser capturado. ¡Entre más bebés inocentes lograste matar con tu chaleco explosivo, mayor será el pago mensual que recibirá tu familia!
Invito al lector a reflexionar un minuto sobre el párrafo anterior. ¿Cree que está bien esto? ¿Conoce algún otro organismo, país o sociedad que entrega a familiares de asesinos, sueldos mensuales de acuerdo a un menú basado en la cantidad de civiles inocentes que el terrorista haya asesinado a sangre fría? Esto indudablemente ha contribuido a la creación de una sociedad que considera héroes a asesinos, generando así que el ´éxito´ deseado por cada niño sea convertirse en un mártir.
Ahora pongamos esto en contexto. Si la esperanza de ser exitoso se basa en realizar asesinatos o en el suicidio, ¿Qué sentido hay en leer novelas de escritores legendarios, autores como Miguel de Cervantes, Gabriel García Márquez o Jorge Luis Borges? ¿Para qué estudiar matemáticas, física y química? ¿Qué objetivo habrá en estudiar inglés o computación? Nada de lo que consideramos como ´objetivos académicos´ en la sociedad occidental tiene valor, pues los héroes de la sociedad no son ingenieros, médicos, banqueros o emprendedores.

Ariel Goldgewicht
Por esto, también, como efecto secundario, se trata de una sociedad de severa pobreza. Y aquí se duplica la influencia, pues no sólo viven en una pobreza severa basada en la falta de capacidad académica, sino que son sometidos a un lavado de cerebro ideológico religioso fundamentalista yihadista. Y cuando mezclas, ignorancia académica, el heroísmo de los mártires del fundamentalismo islámico, y le agregas la ilusión de alcanzar cierta estabilidad económica al obtener un sueldo mensual, estás creando con eficiencia extraordinaria otra generación de niños y jóvenes cuyo único deseo es ser un mártir. Y cuando tengas éxito, encuentras lo que son, en esencia, una nueva generación de asesinos que son capaces de realizar las atrocidades barbáricas que hemos visto el pasado 7 de octubre.
Obviamente en una sociedad de esta índole no sólo no hay progreso académico, sino que encontramos también las demás características que usualmente vienen junto a ello. Por ejemplo, en sociedades fundamentalistas religiosas musulmanas, no hay libertad de prensa, de expresión, de pensamiento crítico, de igualdad de derechos, no existen los derechos de las mujeres, las minorías, ni los homosexuales… nada de eso. Los civiles no tienen ningún valor, ninguna importancia, son peones en la resistencia, son considerados herramientas en potencia. Es aquí también donde se convierte en legítimo usar a civiles como escudos humanos, donde es aceptable disparar cohetes desde el patio de una escuela o desde el techo de un hospital. Es aquí, en las sociedades gobernadas por fundamentalistas, donde vemos que la población puede vivir en extrema pobreza, mientras que sus autoridades corruptas (los ´megas-terroristas´) son multibillonarios. Ellos se convierten en los modelos a seguir, y así es como los niños crecen soñando ser uno de esos mega-terroristas.
Pensémoslo, los niños aprenden que ser un terrorista asesino es la única forma de superarse en todos los sentidos. Si logra morir en el acto recibirá las 72 vírgenes en el paraíso que le han prometido toda su vida, y su familia tendrá estabilidad económica para siempre. Será famoso, habrán pancartas con su foto y plazas serán honradas con su nombre. Y en el caso de no morir en el camino, tiene la opción de ascender a un rango militar superior, obtendrá un puesto de autoridad y además podrá acceder a la corrupción del grupo y convertirse en millonario. Quizás no tendrá vírgenes en el paraíso, pero igual podrá tener fama extraordinaria y estabilidad económica para toda su familia.
En resumen, ¿qué otra opción le queda a un niño palestino en Gaza? Considero que esta es la esencia del conflicto. Teoréticamente, todos los demás temas pueden ser solucionados mediante negociaciones: Los asentamientos pueden ser desmantelados (tal y como se ha hecho en varias ocasiones en el pasado), las fronteras pueden ser movidas de un lugar a otro, edificios y casas que fueron destruidas pueden ser reconstruidas. Pero cambiar la ideología radical de una persona que ha sido sometida a un lavado de cerebro sistemático y eficiente por décadas, incluso desde su más pequeña infancia, no es algo que pueda ser alterado con facilidad. Esto va a tardar generaciones enteras para lograr ser corregido, pero sí es posible.
Ahora sí, entonces, ¿cómo podemos progresar hacia un futuro de paz, seguridad y felicidad mutua? tanto para el Estado de Israel, como para el pueblo Palestino. Antes de proyectar el futuro, comencemos con un poco de historia. El mundo islámico no siempre fue así. El periodo comprendido entre los siglos VIII y XIII es considerado por historiadores la era de oro del islam. En este periodo los académicos musulmanes, ingenieros, comerciantes, médicos y artistas, contribuyeron enormemente en áreas como la agricultura, economía, industria, literatura, navegación, filosofía, ciencias, tecnología y hasta en las artes. Algunos inventos, como la brújula, el álgebra, el ajedrez, el astrolabio, el reloj, la cámara oscura, el arte de teñir, el curtido de cuero, la destilación, e incluso los números que habitualmente usamos hoy en día son números arábigos… ¡y muchos más! Pero, lamentablemente todo eso cambió drásticamente con el nacimiento del islam fundamentalista, extremista y vengativo, luego de la caída de Jerusalén a manos de las cruzadas (en el año 1099) y la caída de la ciudad de Bagdad a manos de los mongoles bajo el mando de Gengis Kan (en el año 1258).
Para darles una idea de cuánto ha caído el mundo musulmán desde su gloria, veamos un poco de números y estadísticas. Hoy en día hay más 8 billones de personas en el mundo, de las cuales, aproximadamente el 30% son musulmanas. Sin embargo, solo 16 musulmanes han sido ganadores de premios Nobel (y de estos, 9 son premios Nobel por la Paz). Es decir, a pesar de ser el 30% de la población mundial, únicamente tienen 1.6% de los premios Nobel. Mientras que la población judía mundial, por ejemplo, que alcanzan tan solo un 0.03% de la población mundial, tiene alrededor 22% de todos los premios Nobel. Es decir, de los 965 premios nobel que se han entregado desde 1901 que inició esta premiación, ¡214 han sido entregados a judíos!
Honestamente no tengo una respuesta clara que explique la naturaleza de estos números. Pero lo que sí puedo decir con certeza es que el pueblo árabe musulmán tiene el potencial de hacer cosas magnificas, como lo demostraron en el pasado. Pero por algún motivo en los últimos cien años, el mundo musulmán, al parecer, se ha dedicado a otras cosas, que no son la persecución de la excelencia académica.
Aun así, hay casos hermosos de éxito, como por ejemplo la magnífica ciudad de Dubái en los Emiratos Árabes Unidos ´EAU´. Dubái es la prueba del éxito posible cuando los líderes se enfocan en el progreso económico. Una ciudad de 35km2 que hace 25 años era prácticamente dunas de arena en un desierto con una costa al mar. Era un pueblo pescador pequeño y relativamente insignificante, pero hoy es una meca de industria y turismo de lujo superior que posee algunos de los hoteles más finos del mundo y el edificio más alto del planeta, el Burj Khalifa. En las últimas décadas, Dubái se ha convertido en sinónimo de éxito económico estratégico.
Las similitudes entre la ciudad de Gaza y la ciudad de Dubái son impresionantes. Ambos pueblos de pescadores, desérticos, sin fuentes de agua potable, con clima seco caluroso, y una playa hermosa. ¿Por qué Gaza no podría ser como Dubái? ¿Por qué no podría desde la costa de Gaza haber islas artificiales en forma de palmeras donde los millonarios del mundo compraran propiedades y construir mansiones de lujo? ¿Qué tendría que pasar para que Gaza pueda ser Dubái? ¿Para que la población pueda disfrutar de una rambla marítima hermosa, con restaurantes que tengan estrellas michelín, hoteles de lujo, quizás incluso casinos, centros comerciales con las tiendas más exclusivas y así convertirse en un centro turístico excepcional con atracciones para toda la familia, generando así un sitio al que todo el planeta quisiera visitar?
La respuesta inicial que estará dando vueltas en su cabeza ahora a esta pregunta debe ser, ‘pues la culpa la tiene Israel’, o quizás ‘la supuesta ocupación de la Franja’, o ‘la falta de recursos naturales y sus respectivos petrodólares’, o quizás una serie de variables adicionales que no han sido analizados. Pero en realidad, la respuesta más probable es que, simplemente, no les interesa.
En los últimos días, en preparación para la redacción de este ensayo, realicé una serie de entrevistas a amigos y colegas árabes palestinos. Cada uno de los entrevistados comentaron distintos motivos o variables acerca de por qué Gaza no es Dubái. Sin embargo, todos llegan a un común denominador esencial que quisiera compartir con ustedes. Por un lado, todos concuerdan en la afirmación, que por supuesto que si se podría y aún se puede. No es por falta de dinero, pues claramente hemos visto que el mundo ha estado invirtiendo decenas de billones de dólares en la Franja de Gaza por décadas. Tampoco es por la supuesta ´ocupación´, pues claramente fueron capaces de introducir billones de dólares en armamento, aparte del hecho de que Israel no ha tenido presencia física en Gaza desde el año 2005 cuando se retiró por completo de la franja. Lo que si concuerdan es que el día en que los palestinos reconozcan el derecho a existir del Estado de Israel, podrán iniciar una evolución de modo de guerra y mártires a modo de progreso académico, y sin dudas, todo el mundo juntos apoyarán a Gaza en esta transición hacía el éxito.
Todos los entrevistados están de acuerdo en que los dirigentes políticos que han dominado la franja de Gaza por los últimos 17 años, desde la desconexión de Israel, la organización Terrorista fundamentalista yihadista del hamás, no tienen ningún interés en ponerle fin al conflicto, pues para eso, tendrían que reconocer al Estado de Israel y lamentablemente eso no coincide con la ideología que han estado inculcando con tanta eficiencia por tantos años a los pobladores de la franja desde edades tempranas. Ellos viven del conflicto y se alimentan del odio; se motivan en el resentimiento y se basan en la pobreza absoluta que mantiene a toda la población exclusivamente dependiente de las autoridades.
Como dice el viejo refrán chino: “Dale un pez a un hombre y comerá hoy. Enséñale a pescar y comerá el resto de su vida” (Confucio). Si educaran a la población de Gaza a figurativamente pescar, podrían ser económicamente independientes de sus autoridades, podrían dedicarse a la ingeniería la arquitectura, la agricultura, la medicina, las ciencias e incluso las artes. Pero para eso, solamente tendrán que optar por la vida y no por la muerte. Tendrán que dejar a un lado los afanes de adquirir las 72 vírgenes en el paraíso, tendrán que dejar la noción de la gloría yihadista. Tendrán que optar por tener una vida mejor hoy, tendrán que decidir invertir en esta vida.
Estas ideas no son de fantasía, son reales e incluso tienen cierto nivel de probabilidad. Pero esto va a requerir de un plan estratégico a largo plazo. Shimon Peres Z»L siempre decía que hay que soñar en grande. Él estaba convencido de que la cooperación económica sería el conducto ideal para salir del ciclo de violencia. Decía que hay que invertir para poder progresar. Pero sus sueños no se realizaron, en gran medida, debido a que el lado Palestino del conflicto, tanto la Autoridad Palestina como el Hamás no están dispuestos a reconocer la existencia del Estado de Israel. Siguen en su lucha, con slogans como ´From the river to the sea´, buscando destruir en lugar de invertir, siguen educando a matar en lugar de superar.
Lo que tiene que pasar, para que podamos progresar, es un cambio esencial en el paradigma social de los Palestinos. Propongo aquí un plan estratégico que consta de 3 fases indispensables iniciales:
- Tienen que dejar de alabar asesinos barbáricos, dejar de glorificar sus nombres, dejar de nombrar plazas, escuelas y calles en honor a los terroristas cuyo único acto fue traer muerte y sufrimiento a la humanidad.
- Tienen que dejar de pagarles sueldos mensuales a las familias de terroristas suicidas. Dejar de asociar actos de asesinato con un incentivo económico.
- Luego tienen que comenzar a vivir, a generar expectativas, a crear sueños, y eso los proyectará a invertir en la educación y en la excelencia académica.
Esto no va a ser fácil, ni rápido. Va a tardar décadas, incluso generaciones enteras. Pero no dudo que sea posible. Además, creo fuertemente que los árabes-israelíes podrían servir como puente social que una la brecha entre estos dos sistemas tan opuestos de vida. Creo que este ejemplo exitoso, podría motivar a los Palestinos a optar por la creación de expectativas de vida que no incluyan la muerte. Hay miles de ejemplos de enemigos mortales que lucharon guerras horrorosas en el pasado, que hoy en día son aliados. Basta con ver como el Estado de Israel y Alemania son aliados para entender que en la imagen macro de la historia universal, en el futuro lejano, el conflicto árabe-israelí se resumirá en una página de algún libro.
Los análisis que he estudiado, en base a las investigaciones realizadas en los últimos días, me llevan a pensar que fueron los sistemas de educación fundamentalista yihadista aquellos que destruyeron todas las fibras de empatía humana y que convirtieron en monstruos a los que realizaron las barbaridades del 7.10, por lo que por medio de la educación podremos remediarlo. Lo que hace falta ahora, es que el mundo se una para terminar con el Hamás. El ejército de Israel debe seguir luchando, para alcanzar lo antes posible los objetivos de esta guerra, el rescate inmediato de los secuestrados y la destrucción absoluta de la opresión del Hamás sobre la población de Palestina en Gaza. Luego, el mundo, juntos, podremos comenzar la reconstrucción de Gaza, tanto a nivel de infraestructura, como a nivel de educación de valores, de ética, de moral y así, podremos ofrecer una posibilidad de generar expectativas y sueños que no tengan nada que ver con matar ni morir. Quizás sea ingenuo, quizá sea un sueño, pero espero algún día poder caminar por la rambla de la ciudad de Gaza.
*Director ejecutivo del Departamento de Liderazgo Juvenil de la Organización Sionista Mundial. Sirvió como oficial en la Unidad de fuerzas especiales élite del Ejército de Israel “Duvdeban”, 25 años de servicio (entre el servicio básico y las reservas).
B.A. en Relaciones Internacionales Universidad Hebrea de Jerusalén. B.A. en Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén
Notas:
El choque de valores esenciales ¿Héroes o criminales? – https://agenciaajn.com/noticia/ariel-goldgewicht-el-choque-de-valores-esenciales-heroes-o-criminales-223983
A treinta días de la masacre – de dónde vino, en dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos… La lucha contra la Ignorancia – https://agenciaajn.com/noticia/a-treinta-dias-de-la-masacre-de-donde-vino-en-donde-nos-encontramos-y-hacia-donde-nos-dirigimos-la-lucha-contra-la-ignorancia-224939
Opinión
Análisis: Mientras Israel lucha contra Irán, ¿dónde están los aliados terroristas de Teherán en su momento de necesidad?
Teherán desarrolló una red terrorista regional para aislarse de la guerra, pero ahora que está bajo ataque, Hezbollah y otros se sienten demasiado débiles o demasiado intimidados para unirse a la batalla.

Por Nurit Yohanan
Cuando Israel anunció la Operación «León Ascendente» en la madrugada del viernes, marcó la primera vez en más de 50 años que el país declaraba la guerra contra un Estado soberano, en lugar de contra una organización terrorista que opera desde territorio extranjero, Cisjordania o Gaza. Un número considerable de estas organizaciones a las que Israel se ha enfrentado a lo largo de los años fueron y son apoyadas, financiadas o incluso controladas directamente por Irán, el país que ahora se encuentra en la mira de Israel.
Desde la Revolución iraní, el régimen de Teherán ha invertido importantes esfuerzos en difundir su ideología entre las poblaciones chiítas de Medio Oriente, a la vez que ha construido una red de organizaciones terroristas en toda la región, incluyendo grupos suníes.
La Fuerza Quds, una unidad especial del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán, se ha centrado en las últimas décadas en apoyar a estas organizaciones mediante ayuda financiera, el suministro de armas y municiones, e incluso entrenamiento, a veces realizado en territorio iraní.
Para Irán, la red terrorista era tanto una proyección de poder como un escudo: los grupos hostigaban continuamente a los dos mayores enemigos de la República Islámica, Estados Unidos e Israel, mientras que este se mantenía aislado de las represalias. Y la existencia de una liga de ejércitos de apoyo, listos para defenderse en caso de guerra, ayudó a disuadir cualquier idea occidental de invasión o cambio de régimen.
Después del 7 de octubre de 2023, cuando Hamás lanzó un ataque devastador contra Israel, desencadenando la guerra en Gaza, la amplitud del arsenal iraní quedó en evidencia, con grupos respaldados por Teherán, desde el Líbano hasta Yemen, atacando a Israel en lo que el entonces ministro de defensa israelí, Yoav Gallant, denominó una guerra de siete frentes.
Pero ahora que el poder de fuego de Israel se dirige contra el propio Irán, esos aliados desaparecen repentinamente. Algunos, como Hezbollah, se han visto gravemente debilitados por Israel debido a los intentos de respaldar a Hamás. Otros parecen haber sido convencidos por sus países anfitriones para mantenerse al margen de la lucha.
Irán se encuentra ahora en una posición sumamente inusual e incluso peligrosa, obligado a depender principalmente de su propio poder militar en territorio iraní. Hasta ahora, esto ha consistido principalmente en sucesivas rondas de misiles balísticos disparados por la fuerza aérea del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, que han causado gran destrucción, pero han hecho poco por debilitar la potencia de fuego de Israel.
Mientras tanto, Irán ha visto cómo su territorio se ha convertido en un campo de batalla al intentar hacer frente a los ataques israelíes desde Teherán hasta Tabriz, lo que representa una vulnerabilidad estratégica para un país que prefiere dejar que sus aliados hagan el trabajo sucio en territorio extranjero.
Hezbollah, en la cuerda floja
El apoyo de Irán a grupos terroristas en el extranjero se estima en miles de millones de dólares anuales provenientes de las arcas estatales. Esta ayuda ha continuado en los últimos años a pesar de la grave situación económica de Irán, que incluye una devaluación sostenida de la moneda y escasez de energía.
Una buena parte de ese dinero ha ido a parar al grupo terrorista libanés Hezbollah, el principal cliente de Irán.
Sin embargo, tras sufrir grandes pérdidas y una creciente oposición en el Líbano, ahora se encuentra gravemente debilitado y reacio a enfrentarse a Israel.
Hezbollah, fundado en 1983 con el respaldo de Irán, ha sido durante las últimas dos décadas la principal herramienta militar de Irán contra Israel, armado con misiles de largo alcance e incluso armas guiadas de precisión.
Sin embargo, desde que Israel comenzó a atacar dentro de Irán el viernes, lo único que ha lanzado Hezbollah han sido palabras. Esta moderación es aparentemente una consecuencia directa de su guerra con Israel, durante la cual el grupo lanzó ataques casi diarios contra Israel desde octubre de 2023 hasta que acordó un alto el fuego en noviembre de 2024.
En los últimos seis meses de la guerra, y en particular a partir de septiembre, el grupo sufrió importantes reveses militares. Casi todo su alto mando fue eliminado por Israel, incluyendo al líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah.
Justo antes, los ataques israelíes con buscapersonas y walkie-talkies explosivos causaron daños físicos y psicológicos generalizados entre las fuerzas terrestres del grupo. Unas 4.000 personas resultaron heridas en la operación encubierta, según informes libaneses, la gran mayoría de ellas miembros de Hezbollah.
El otrora formidable arsenal de misiles del grupo parece haberse agotado o destruido en gran medida, y Siria ya no es una ruta conveniente para el contrabando.
En octubre de 2024, las Fuerzas de Defensa de Israel estimaron que Hezbollah conservaba menos del 30 por ciento de su potencia de fuego anterior a la guerra.
Incluso después de la firma del alto el fuego, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) han continuado sus operaciones regularmente en el Líbano, atacando a operativos de Hezbollah, principalmente en el sur del país. Israel ha atacado edificios en el distrito de Dahiyeh, en Beirut, en dos ocasiones, donde se encuentran plantas de fabricación y almacenamiento de drones, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Como resultado, Hezbollah se encuentra significativamente debilitado y su capacidad para representar una amenaza para Israel es mucho menor. La organización también se enfrenta a una creciente presión política interna, mientras el país aún se recupera de los fuertes ataques israelíes dirigidos a poner fin a los ataques de Hezbollah.
En los últimos seis meses, dos de los tres principales puestos de liderazgo del Líbano han sido ocupados por figuras consideradas «anti-Hezbollah», entre ellas el primer ministro Nawaf Salam y el presidente Joseph Aoun. Ambos han declarado su intención de desarmar a Hezbollah y afirman que la decisión de ir a la guerra debe recaer en el Estado.
En un discurso reciente con motivo de los primeros 100 días de su gobierno, Salam señaló que el Ejército libanés había desmantelado más de 500 depósitos de armas en el sur del país. Si bien no especificó a quién pertenecían, se cree que eran de Hezbollah
El viernes, horas después del inicio de la operación israelí, Hezbollah emitió un extenso comunicado condenando enérgicamente los ataques israelíes contra Irán, afirmando que Israel “solo entiende el lenguaje de la muerte, el fuego y la destrucción”.
El comunicado no mencionó si respondería ni cuándo, pero un funcionario de Hezbollah declaró a Reuters ese mismo día que el grupo no tomaría represalias por los ataques en Irán.
Las milicias iraquíes ceden ante la presión
Desde la invasión estadounidense de Irak en 2003, Irán ha reforzado las milicias proiraníes y chiítas en el país para profundizar su influencia. Estos grupos atacaron principalmente a Estados Unidos, pero también apuntaron sus armas contra Israel después del 7 de octubre.
La creciente presión interna y externa ha paralizado estas operaciones.
Desde 2014, las milicias en Irak han operado bajo una organización paraguas conocida como las Fuerzas de Movilización Popular, disparando misiles contra las tropas estadounidenses estacionadas en la región y combatiendo al grupo terrorista Estado Islámico cuando esta organización yihadista tomó el control de partes de Irak.
Sin embargo, desde el 7 de octubre, las milicias también han participado en la guerra regional en múltiples frentes contra Israel, aparentemente con el respaldo de Irán. A lo largo de 2023 y 2024, lanzaron drones hacia Israel, principalmente contra los Altos del Golán y, en una ocasión, contra Eilat, al tiempo que atacaban bases estadounidenses en Irak. En octubre de 2024, dos soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel murieron en un ataque con drones lanzado por milicias proiraníes en el norte de los Altos del Golán.
Sin embargo, incluso antes del segundo alto el fuego entre Israel y Hamás en diciembre de 2024, las milicias proiraníes de Irak acordaron detener los ataques contra Estados Unidos e Israel.
Fuente: Times of Israel
Opinión
Israel-Irán: Democracia bajo fuego, dictadura al desnudo

Por Ariel B. Goldgewicht
¿Qué sucede cuando una democracia liberal enfrenta a una dictadura fundamentalista?
No estamos ante una guerra convencional, sino ante un choque de civilizaciones: entre quienes santifican la vida y quienes anhelan la muerte. La guerra entre Israel y el régimen iraní ‘ denominada ´León Ascendente´, no empezó esta semana, pero ahora ha alcanzado un nivel nuevo, un punto de no retorno.
Desde la Revolución Islámica de 1979, Irán ha declarado abiertamente su hostilidad hacia Israel. Durante décadas, ha dirigido esta guerra por medio de terceros (Proxy) el eje chiita: Hezbollah en Líbano, Hamás en Gaza, los hutíes en Yemen, milicias en Siria e Irak, entre otros. Irán ha sido el gran arquitecto del terrorismo moderno en el Medio Oriente, financiado con las inconmensurables riquezas de su petróleo. Su régimen de dictadura absoluta, liderado por los ayatolás, ha sido cómplice de atentados desde Buenos Aires hasta Beirut, dejando una estela de sangre y caos.
Hoy, sin embargo, algo ha cambiado. Por primera vez en la historia, Israel ha atacado directamente a Teherán. ¿Por qué ahora?
La respuesta está en una conjunción de factores. La caída de Hamás y la Yihad Islámica en Gaza, el debilitamiento de Hezbollah en el norte, la caída del régimen de Assad en Siria, el retroceso de los hutíes en Yemen: todos son frentes que el régimen iraní consideraba parte de su estrategia regional de expansión y dominación. Y todos han sido golpeados con fuerza por Israel en los últimos meses.
A esto se suma la presión internacional, el estancamiento ruso en Ucrania —que limita el apoyo logístico de Moscú a Teherán—, y el regreso de una política exterior estadounidense menos indulgente con Irán. La reciente advertencia del Presidente Trump, que impuso un plazo de 60 días para frenar el programa nuclear iraní, coincidió con el momento en que Israel decidió actuar: al día 61, los ataques comenzaron.
Israel no está reaccionando por impulsos ni venganza. Está respondiendo a una amenaza existencial. Porque si el 7 de octubre vimos de lo que es capaz un grupo terrorista armado con cohetes y fusiles, imaginemos lo que podría ocurrir si Irán —un régimen que ejecuta homosexuales, encarcela mujeres por no cubrirse la cabeza, y asesina opositores sin juicio— accediera a armas nucleares. Esa es la línea roja.
En estas horas, Israel vive bajo amenaza constante. El espacio aéreo cerrado, el sistema educativo paralizado, cientos de miles de ciudadanos atrapados fuera del país o confinados en refugios. El Domo de Hierro protege, pero no es infalible. Con un 95% de efectividad, basta una pequeña brecha para que un misil balístico impacte y cause destrucción. Ya lo hemos visto: muertos, heridos y un país en vilo. Pero, imagínese ¿y si esos misiles llevarán cabezas nucleares?
A pesar de todo, Israel no responde con barbarie. Tiene superioridad militar absoluta sobre los cielos de Irán, pero no ataca civiles. Ataca centrifugadoras nucleares, bases militares, centros de comando. Mientras el régimen iraní lanza misiles sobre poblaciones israelíes, Israel busca evitar víctimas inocentes. Porque los ciudadanos iraníes no son enemigos: son rehenes de una teocracia que lleva décadas reprimiéndolos. En esta guerra buscamos aniquilar el proyecto nuclear, pero los ciudadanos civiles inocentes de irán tiene otras esperanzas de este conflicto. Ellos esperan libertad.
En Irán, hoy se cuentan chistes oscuros: “Nadie sabe dónde está el ayatolá!!, excepto Israel”. Y no es sólo humor negro: es símbolo de un régimen que tiembla. La resistencia israelí no busca cambiar el régimen, ni interferir en la autodeterminación de los pueblos. Su único objetivo es impedir que un régimen fundamentalista con aspiraciones mesiánicas tenga capacidad nuclear.
Durante más de dos décadas, Irán ha invertido en cuatro pilares esenciales:
1. Desarrollo nuclear
2. Expansión militar y terrorista del eje chiita
3. Represión social interna —especialmente contra mujeres—
4. Hostilidad contra Israel
Muy poco en salud pública, ni educación, ni infraestructura. Un Estado que produce petróleo como si fuera agua, pero cuyas ciudades sufren apagones diarios, escasez de agua potable y servicios básicos. Toda su riqueza, volcada a la represión y la destrucción con el objetivo principal de consolidar su poder a la fuerza.
Lo que vemos hoy es el colapso de esa estrategia. Un castillo de naipes que se derrumba desde dentro. Como el viejo proverbio del efecto mariposa, la ola de terror del 7 de octubre encendió una cadena de reacciones que ha llevado a la desestabilización de todos los brazos armados de Irán en la región. Aún falta mucho para el final, y el sufrimiento no ha terminado, pero cuando caiga el telón, el mundo podría ser un lugar más seguro. Especialmente para los pueblos que hoy viven oprimidos por dictaduras fundamentalistas.
En pleno siglo XXI, no hay lugar para los extremismos. La historia ha demostrado —y está claro— que cuando las democracias se unen, pueden frenar incluso a las peores amenazas. Que no haya que esperar otro 7 de octubre para despertar. El momento de elegir entre luz y oscuridad, entre libertad y opresión, es ahora.
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