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Opinión

A treinta días de la masacre – de dónde vino, en dónde nos encontramos y hacia dónde nos dirigimos… La lucha contra la Ignorancia

Los líderes principales del Hamás, los multibillonarios que sistemáticamente han robado el presupuesto nacional del pueblo palestino, ni siquiera se encuentran en la franja de Gaza, sino que dan las órdenes y las instrucciones de asesinar a israelíes, desde sus hoteles de lujo, protegidos por los gobiernos musulmanes de países árabes que apoyan el uso de terrorismo.

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Un vehículo blindado israelí opera dentro de la Franja de Gaza, 2 de noviembre de 2023. (Fuerzas de Defensa de Israel)

Por Ariel Goldgewicht*

Dicen que es fácil ser sabio en retrospección. Analizar y criticar las acciones del pasado, después de haber visto los resultados y sus respectivas consecuencias, es más factible que pronosticar el futuro, sin embargo, es indispensable para poder comprender cómo es que hemos llegado a este punto.

Este sábado 4 de noviembre de 2023, contamos cuatro semanas a partir del día más oscuro de la historia del Estado de Israel y el Pueblo Judío desde el Holocausto. Un mes entero desde que dos mil terroristas yihadistas fundamentalistas islámicos, pertenecientes al grupo terrorista Hamás, ejecutaron uno de los atentados terroristas más barbáricos que ha visto la humanidad desde la era medieval. Cuatro semanas desde que asesinaron a sangre fría a más de 1400 civiles inocentes mientras dormían en sus camas o mientras bailaban en un festival de música por la paz. Treinta días desde que secuestraron a por lo menos 240 inocentes, ancianos, sobrevivientes del holocausto, familias enteras, jóvenes, e incluso 30 niños menores de 12 años y algunos de tan solo pocos meses de haber nacido.

Sin duda, es uno de los fracasos más significativos de los servicios de inteligencia, tanto de Israel como del mundo entero. Sin embargo, es importante que dediquemos tiempo y pensamiento para comprender dónde estamos, cómo es que llegamos a este momento y hacia dónde nos dirigimos.

Han transcurrido tres semanas desde que Israel solicitó repetidamente a todos los civiles de la zona norte de la Franja de Gaza que se evacuen hacia el sur, debido a que esa es la zona que sería atacada. Es evidente que avisar con anticipación a tu enemigo la zona en la que el ejército tiene planeado atacar carece de lógica, pues ofrece al oponente la posibilidad de prepararse oportunamente, así como realizar emboscadas y colocar bombas y trampas para los soldados. Sin embargo, por el bien de los civiles del otro lado de la frontera con el que estamos en guerra, se les dio tiempo suficiente para retirarse antes de iniciar la ofensiva terrestre. Este es solo otro ejemplo que prueba que el Ejército de Defensa de Israel está en guerra con la organización terrorista Hamás, no con el pueblo palestino.

El Ejército de Defensa Israelí, Tzahal, ha penetrado profundamente en la franja, y ha logrado rodear la ciudad de Gaza, capital de la zona norte, y el fuerte de Hamás. Ha conseguido destruir, por medio de un bombardeo masivo desde el aire, los puntos de control de la organización terrorista Hamás y se está enfrentando acertadamente con la amenaza de los túneles. Lamentablemente, los blancos más significativos se encuentran dentro y debajo de hospitales y escuelas. Los terroristas ubican ahí sus centros de mando, y de ahí disparan sus misiles dirigidos directamente a centros de población civil israelí, y aparentemente ahí esconden a los secuestrados, justamente porque conocen que el Tzahal, al ser un ejército dictado por las leyes de la ética y la ley internacional, no atacaría esos objetivos desde el cielo. Por lo tanto, Hamás cínicamente usa a la población palestina, su propia población, como escudos humanos. Mientras que a Israel no le queda otra opción más que enviar a sus soldados por tierra, poniéndolos en peligro constante para poder cumplir con los objetivos de la guerra.

Los objetivos declarados por el Gobierno de Israel son dos: Destruir las habilidades militares y políticas de Hamás y, simultáneamente, rescatar a los cientos de secuestrados. Estos fines serán alcanzados, de eso no hay duda. Tzahal es un ejército sumamente poderoso, uno de los más fuertes del mundo, que cuenta con el apoyo de una economía estable, fuerte y pujante, con una sociedad resiliente y con la motivación de que no hay lucha más justa que la persecución de los monstruos que realizaron las barbaridades del 7 de octubre y el rescate inmediato de los secuestrados. Además, cuenta con la legitimidad y el apoyo de los gobiernos del mundo occidental, democrático y liberal.

Es importante explicar que la guerra que actualmente se está luchando en las arenas de Gaza no es solamente otra guerra del conflicto árabe-israelí, esta es una guerra mundial. Es una guerra religiosa y política, pero sobre todo es una guerra entre dos sistemas de valores esenciales de vida. La franja de Gaza actualmente es el epicentro del choque de civilizaciones. Divido esta declaración en tres dimensiones.

Primero a nivel de valores esenciales. Por un lado, tenemos a un país, Israel, que fue atacado sin provocación, un sábado 7 de octubre de 2023 a las 6:30 am, en un día de fiesta religiosa. Mientras dormían o bailaban, civiles inocentes fueron abatidos, asesinados, violados y secuestrados. Algunos fueron amarrados y quemados en vida, otros fueron decapitados. Tenemos pruebas indiscutibles de todos estos acontecimientos debido a que los terroristas de Hamás que realizaron estas barbaridades usaron cámaras GoPro de alta resolución para poder mostrarle al mundo sus acciones. No intentaron negarlas o esconderlas, no les dio vergüenza. Todo lo contrario, el orgullo los impulsó a transmitir sus acciones en vivo. Son monstruos capaces de presumir acciones como decapitar bebés inocentes, violar a madres frente a sus hijos, y secuestrar ancianos. Su sistema de valores es totalmente opuesto a los valores éticos y morales esenciales que guían la vida de las sociedades occidentales liberales.

En el segundo nivel quisiera analizar la relación que existe entre la sociedad civil y el ejército nacional. En Israel, los refugios son usados para proteger a los civiles, y los soldados tienen como función proteger a la población. En Gaza, los civiles son usados como escudo para proteger a los terroristas. Está claro que los eventos del sábado oscuro de octubre fueron planeados con meses, incluso años de anticipación. Aquellos que planearon y coordinaron estas atrocidades entendían que, al asesinar más de 1400 civiles inocentes, y secuestrar a más de 240, el ejército de Israel saldría a buscarlos. Pero ellos no prepararon a la sociedad civil, sino que se escondieron debajo de ella. Almacenaron agua, alimentos y combustible sólo para ellos, no se preocuparon por la población civil. Hamás no se preocupa por el bienestar de la población civil palestina, en su lugar busca generar la mayor cantidad de daño civil interno posible, ya que mientras más sufrimiento tenga su propia población, más van a poder justificar sus acciones, y más van a poder generar odio, lo que les va a dar una nueva generación de jóvenes que estén dispuestos a inmolarse en nombre de Allah. Este punto puede ser visto con claridad en el hecho que los líderes principales del Hamás, los multibillonarios que sistemáticamente han robado el presupuesto nacional del pueblo palestino, ni siquiera se encuentran en la franja de Gaza, sino que dan las órdenes y las instrucciones de asesinar a israelíes, desde sus hoteles de lujo, protegidos por los gobiernos musulmanes de países árabes que apoyan el uso de terrorismo.

El tercero es a nivel global. Por un lado, está Hamás, apoyado por países y organizaciones internacionales como Irán, Rusia, China, Corea del Norte, Líbano, Siria, Iraq, Venezuela, Bolivia, ISIS/Daesh, Al’Qaeda, Hezbollah, Hutíes en Yemen, entre otros. Básicamente, el eje de los países más opresores y con dictaduras más intolerantes, con las sociedades más pobres (mientras que los dirigentes viven como reyes). Países que no reconocen el derecho de la libertad de prensa, ni mucho menos las libertades de minorías y ni siquiera mencionar los derechos de los LGBTQ+. Mientras que, por el otro lado está Israel, contando con el apoyo incondicional de Estados Unidos, los países de La Unión Europea, y los demás países democráticos, liberales, y tolerantes del mundo, dado a que Israel, como es sabido, es un país democrático, progresista, libre, con derecho a la prensa, igualdad de género, de credo, de raza, de inclinación sexual, gobernada por leyes, y con una esencia de amar la paz y la vida.

En resumen, por un lado, tenemos terroristas, que buscan generar destrucción y odio, mientras que por el otro tenemos un ejército que defiende a una población. Por un lado, tenemos a hombres que buscan ser mártires al asesinar inocentes con la ilusión de llegar al paraíso donde los esperan 72 vírgenes, mientras que, por el otro lado hay ciudadanos educados en valores éticos y morales esenciales que anhelan rescatar y salvar vidas. Por un lado, encontramos al eje del mal y la opresión, dirigido por Irán y, por el otro, al mundo de aliados democráticos y liberales.

Ahora que están claros esos tres puntos, quiero contarles que, en los últimos días, he tenido el honor de ser invitado a dar una serie de entrevistas y debates en noticieros alrededor del mundo. Honestamente he quedado impresionado por el poco conocimiento demostrado por los medios sobre el conflicto actual. Es por esta razón que, les quiero compartir algunos de los términos más tergiversados con los que me he tenido que enfrentar.

Algunos intentan justificar las acciones injustificables del siete de octubre basándose en palabras como, “ocupación”, “cárcel al aire libre”, “apartheid”, “colonialismo”, “conflicto territorial”, “refugiados”, “sufrimiento del pueblo palestino”, “Free Palestine”, “genocidio”, etc. Ante esto quisiera explicar que las acciones del 7.10 no tienen justificación alguna, ¡punto! Y si usted, lector de este ensayo, considera que existe alguna justificación para decapitar bebés inocentes, o sacarle el feto a una madre embarazada y apuñalarlo mientras ella grita, y, además filmarlo presuntuosamente gritando Allahu Akbar, entonces lo invito a dejar este texto, pues nuestro sistema de valores es directamente opuesto.

Ante todos estos términos, los invito a leer, estudiar y aprender un poco de historia de alguna fuente confiable en lugar de hacerle caso a influencers baratos en TikTok. Para darle una idea, no hay manera de que pueda haber ´ocupación´ en la franja de Gaza si no hay ahí presencia israelí hace más de 17 años cuando salió el último israelí en la famosa desconexión de Gaza el año 2005, desde entonces no ha habido un solo soldado israelí en ese territorio. Recién, la semana pasada, por motivos anteriormente mencionados, por primera vez, soldados israelíes penetraron la frontera con Gaza. En el año 2006 Hamás ganó las elecciones obteniendo una mayoría absoluta en el parlamento de Gaza, sin embargo, en el verano del 2007 la organización terrorista Hamás condujo un golpe de Estado para consolidar el poder por la fuerza, (en donde fallecieron 116 palestinos a manos del Hamás) y desde entonces el pueblo palestino vive bajo la dictadura opresiva yihadista del Hamás. También es incorrecto utilizar ´cárcel al aire libre´, ya que Israel no controla todas las fronteras de Gaza ni decide quién puede entrar o salir, esta franja comparte además una frontera con Egipto. (Los invito a revisar un mapa, para que entiendan más a fondo este punto).

En el Estado de Israel no existe un ´Apartheid´, debido a que los árabes israelíes que alcanzan un 20% de la población nacional, gozan de igualdad de derechos y deberes como todos los demás ciudadanos. Hay árabes ministros en el gobierno, hay árabes jueces en la corte suprema, hay árabes policías, médicos, banqueros, etc.

Israel no es un Estado colonizador. Veamos la definición del término: “Colonialismo: proceso sistemático de ejercicio de control y dominación militar, política y religiosa sobre la tierra, los recursos y las poblaciones nativas.” Primero y sobre todas las cosas, debe ser obvio que los nativos originales de este terreno son los judíos. Basta con entender que la palabra ´judío´ es proveniente de la tierra de judea (aproximadamente 600 años antes de la era común, y 800 años antes de que el Emperador Romano Adriano renombró la provincia de Judea como Siria-Palestina en el año 135EC. y aproximadamente 1200 años antes del nacimiento del profeta Mahoma). Además, cualquier persona que honestamente quiera analizar la conexión del pueblo judío con la tierra de Israel a nivel histórico, desde textos históricos, pruebas arqueológicas, idioma, entre otros podrá con facilidad comprender que los ´nativos´ originales de esta tierra son los judíos. Así que obviamente los nativos no pueden ser considerados colonizadores. Pero incluso si deseas ignorar todas las pruebas históricas indiscutibles, cualquier persona podrá comprender que Israel no impone ni cultura, ni idioma, ni religión a los árabes israelíes ni mucho menos al pueblo palestino. Así que con facilidad podemos declarar que utilizar terminología como colonialismo es ridículo.

Muchos, incluso intentan justificar las acciones de Hamás basándose en que es otra ronda de violencia por un conflicto territorial, sin embargo, si fuera un conflicto territorial, ya se hubiera solucionado. Así como se solucionó el conflicto territorial entre Israel y Jordania e Israel y Egipto; a cambio de territorios se firmó la paz. Pero para Hamás, tal cual como aparece en su chárter ideológico, “la única solución al problema palestino es el Yihad”, el conflicto es religioso. Para ellos, no hay lugar para un Estado judío en terreno musulmán. “El Yihad es la obligación de todo musulmán”. (Yihad significa ´Guerra Santa´)

¿Los palestinos son refugiados? Primero vamos a la definición oficial de las Naciones Unidas: “Refugiados son personas que se encuentran fuera de su país de origen por temor a la persecución, al conflicto, la violencia generalizada, u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público y, en consecuencia, requieren protección internacional.” En otras palabras, estatus de refugiado puede ser otorgado a una persona que se ve obligada a huir de su país por motivo de un conflicto bélico. Es decir, no existe ser refugiado dentro de su país de origen… además es un estatus temporal, que concluye cuando la persona logra volver a su país o adquiere la nacionalidad del Estado en el que se encuentra. En todo caso, el estatus de refugiado no pasa de generación en generación.

En pocas palabras, no se puede heredar el estatus de refugiado. Si un refugiado sirio actualmente en Alemania tiene un hijo, su hijo es inmediatamente alemán de nacimiento y no tiene derecho al estatus de refugiado. El único caso en el mundo en el que el estatus de refugiado puede ser otorgados a personas dentro de su territorio de origen y que puede ser heredado de una generación a otra es el caso palestino. (¿Seguro se estarán preguntando porque será? La respuesta es que los países árabes musulmanes tienen una mayoría automática en las naciones unidas, como bien dijo el exembajador de Israel a dicha institución Aba Eban: “Si Argelia introduce una resolución a la ONU declarando que el mundo es plano y que Israel es el culpable por hablarlo aplanado, ¡dicha resolución pasaría con una enorme mayoría!” Esto es parte del esfuerzo del mundo árabe para mantener a los palestinos sin solución, con el objetivo de presionar a Israel y para que ellos no tengan que hacerse cargo de este problema.

Obviamente, entre todos los 50 países árabes-musulmanes, que cuentan con una población de 1.9 Billones de habitantes, podrían haber encontrado con facilidad relativa una solución para 5 millones de Palestinos. (Importante recalcar que actualmente son 5 millones, pero en 1948 solamente 700 mil personas recibieron el estatus de refugiados en su propio terreno). Ojo, no me refiero con esto a que los reubiquen a otras zonas del mundo, únicamente me refiero a que, con el poder económico del mundo árabe-musulmán, pudieron haber convertido a la franja de Gaza en Singapur, pudieron haber invertido en educación, en industria y en el progreso, pero a diferencia de Israel, el gobierno de Hamás en la franja de Gaza ha invertido todo el multibillonario apoyo económico que reciben, en la lucha santa, en construir túneles, en lugar de industria. En este punto, vale recalcar que antes de la creación del Estado de Israel, había cientos de miles de judíos en todos los países árabes-musulmanes. Dichos judíos fueron expulsados de sus hogares y obligados a emigrar, sin embargo, ellos no son considerados refugiados, debido a que fueron adoptados por Israel (y otros países) ya hace 80 años y desde entonces se han dedicado a formar parte proactiva de la sociedad en la que viven.

Para aclarar, en el año 1947 la comisión UNSCOP (United Nations Special Committe on Palestine) de las Naciones Unidas ofrecieron una solución al problema árabe-israelí que había en el territorio que era un Mandato Británico desde la caída del Imperio Otomano, llamado el “Plan de partición”, que proponía la creación de un Estado árabe y un Estado judío, este plan los judíos lo aceptaron, pero los árabes lo rechazaron. Los judíos declararon la independencia y los árabes declararon la guerra. Al final de la guerra, los árabes que quedaron en los terrenos bajo control israelí fueron invitados a ser parte del Estado judío y se convirtieron en lo que hoy conocemos como árabes israelíes. Por ejemplo, los árabes que se quedaron bajo el control de Jordania (en Cisjordania) adquirieron nacionalidad jordana, por lo que, a nivel de terminología, de manera inmediata dejarían de ser considerados refugiados. No eran palestinos, porque nunca existió un país árabe llamado Palestina. En las décadas siguientes hubo una serie de guerras con los países de la zona en la que Israel siempre salió victorioso, pues para Israel, perder significa desaparecer. Al concluir las guerras, un grupo de personas árabes, entre ellos nacionales jordanos y egipcios, quedaron en los territorios conquistados por las guerras, actualmente reconocidos como terrenos en disputa (franja de Gaza y Cisjordania), y ellos son los ahora considerados “palestinos”.

Por cierto, otro tema que aparece mucho es el ´genocidio del pueblo palestino´. El término “genocidio” significa “la aniquilación o exterminio sistemático y deliberado de un grupo social por motivos raciales, políticos o religiosos”. Para entender esta falsedad basta con ver números oficiales. En Israel, al momento de la creación del Estado, había pocos miles de árabes que optaron por aceptar la invitación a ser ciudadanos del Estado de Israel, hoy son más de 2 millones. Y aquellos que se encontraban en los terrenos que fueron dominados por Jordania y por Egipto en el año 48 eran aproximadamente 700 mil, hoy son casi 5 millones. ¿Como puede ser acusado Israel de genocidio si en los últimos años los palestinos y los árabes han crecido de manera demográfica tan significativamente? ¿Si fuera Israel un país genocida, no habría menos árabes o Palestinos?

En resumen, en los últimos 80 años, un grupo de judíos crearon un Estado fuerte y pujante, democrático y liberal, con una de las economías más fuertes del mundo, con un sistema de educación y salud públicas de alto nivel, hicieron florecer el desierto, forjaron centros de investigación y desarrollo, se basaron en la alta tecnología para conllevar al mundo hacia adelante. Mientras que, en esta misma zona y en este mismo periodo, un grupo de árabes en lugar de procurar el progreso, se dedicaron a fomentar el odio y rencor, se concentraron en inculcar extremismos religiosos de guerra santa, mártires, vírgenes, etc. Un país buscó tener la mejor vida posible, mientras que el otro buscó asegurar sus premios en el paraíso.

La guerra actual no va a ser ni rápida ni fácil, Israel no se va a detener hasta que no cumpla con los objetivos. Los secuestrados ya llevan un mes en jaulas, sufriendo torturas inimaginables a manos de los monstruos más asquerosos que ha creado la humanidad. Israel, por sus valores esenciales, no se va a detener hasta no rescatarlos. Si Hamás desea ponerle fin a este conflicto, solamente tiene que liberar a los secuestrados. El día que eso pase, todo puede cambiar, pero mientras sigan torturando a los secuestrado en sus túneles, nosotros seguiremos buscándolos.

La sabiduría en retrospectiva diría que Israel debió haber estado más atento y adecuadamente preparado para un ataque de esta índole, y Hamás y el mundo debió haberse imaginado que, al realizar un atentado de una magnitud tan terrible, Israel lanzaría una guerra incomparable con alguna anterior.

Ariel Goldgewicht. Sirvió como oficial en la Unidad de fuerzas especiales élite del Ejército de Israel “Duvdeban”

Para todos los espectadores en el mundo entero que ven por los noticieros los acontecimientos en esta zona, los invito a formalizar una opinión en relación a este conflicto. Solo les solicito que entiendan que, si apoyan al esfuerzo de autodeterminación de pueblo Palestino, y desean que tengan un futuro brillante para sus hijos, deberían estar apoyando a Israel para liberar al pueblo palestino de la opresión armada religiosa fanática del grupo terrorista Hamás. Para los que decidan apoyar a la organización terrorista yihadista fundamentalista Hamás, sepan que pertenecerán a un club muy exclusivo, junto con Irán, Isis y Al-queda, que definitivamente no concuerdan con los derechos ni de la mujer ni de las minorías, que no creen en la libertad de expresión ni el derecho de preferencias sexuales.

Ahora si aun decides que deseas salir a manifestarse en contra de Israel, a pesar de conocer todas las atrocidades ocurridas y la esencia del Hamás, te invito a preguntarte: ¿Saliste a manifestarte en contra de la guerra en Siria (en la que murieron más de 300 mil civiles inocentes sirios)? o ¿Te manifestaste en contra de la guerra en Yemen (en la que murieron, hasta el momento 230 mil civiles inocentes yemenitas)? o ¿Te manifestaste en contra la guerra en Afganistán (donde murieron 243 mil civiles inocentes afganos)? o ¿Te manifestaste en contra la guerra en Iraq (donde murieron 315 mil civiles inocentes iraquíes)? (ojo que todos estos eventos ocurrieron en los últimos 20 años… no estoy hablando de la prehistoria…)

Si no lo hiciste en esas instancias, pero ahora si consideras que debes hacerlo por el conflicto en Gaza, te recomiendo que te cuestiones si no consideras importante primero manifestarte para presionar hacia la liberación de los secuestrados, sabiendo que eso es lo probablemente podría conducir a un cese de fuego inmediato y la conclusión de sufrimiento de ambos lados… en todo caso debes contemplar si los motivos de tu participación en las manifestaciones contra Israel es realmente la protección de vidas civiles inocentes, o si tu motivación es un profundo antisemitismo… pues si la única diferencia entre estos casos anteriormente mencionados y a la guerra actual, es que Israel no estaba involucrado, como justificas que de repente decidiste salir a la protección de civiles que anteriormente no te importaron?

*Director ejecutivo del Departamento de Liderazgo Juvenil de la Organización Sionista Mundial. Sirvió como oficial en la Unidad de fuerzas especiales élite del Ejército de Israel “Duvdeban”.
25 años de servicio (entre el servicio básico y las reservas)
B.A. en Relaciones Internacionales Universidad Hebrea de Jerusalén
B.A. en Historia en la Universidad Hebrea de Jerusalén

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Opinión | Israel tiene un problema mayor que un grupo de estudiantes despistados

El antisemitismo no sólo está vivo y coleando, sino que está más extendido de lo que se pensaba.

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Por Dan Perry*

Un elemento básico de las noticias israelíes en estos días es un resumen del antisemitismo global y el apoyo a Hamás. Las impactantes manifestaciones en la Universidad de Columbia ocuparon un lugar central esta semana.

Los espectadores podrían concluir que estamos reviviendo la Alemania de los años 30, con el odio a los judíos en espiral mientras las fuerzas de la civilización son derrotadas.

Sin duda, yo mismo me he burlado de los “progresistas” que despliegan narrativas selectivas, ignorantes y retorcidas de descolonización contra Israel. En entrevistas televisivas los he llamado los “idiotas útiles” de la yihad: una versión mucho más estúpida de los originales, intelectuales occidentales que simpatizaban con la (increíblemente) menos vil Unión Soviética.

También me he lamentado de la revelación indiscutible de que el antisemitismo no sólo está vivo y coleando, sino que está más extendido de lo que se pensaba.

Al mismo tiempo, se podría argumentar que mucho de lo que se etiqueta como antisemitismo es simplemente una oposición a la guerra (o tal vez al propio Israel), deliberadamente descarada y ruidosa para desconcertar a los judíos y mover la opinión pública.

Puede que no siempre me guste, pero un defensor de la libertad de expresión no puede impedirlo. También sé que muchos críticos no apoyan las acciones del gobierno israelí, que incluyen una guerra muy defectuosa que ha matado a muchos miles de inocentes y parece carecer de una estrategia.

Para comprender mejor cómo se desglosa el apoyo y la oposición de Estados Unidos a Israel, ofrezco el siguiente desglose de la postura de los estadounidenses al respecto.

Musulmanes estadounidenses pro-Hamás o anticolonialistas progresistas extremos: quizás el 5%.

Muchos de ellos no creen o no les importan las atrocidades del 7 de octubre y esperan que Hamás abrume a Israel sin tener en cuenta el destino de los judíos. Este grupo debe ser monitoreado cuidadosamente ya que sus actividades antiisraelíes y antisionistas apenas enmascaran el hecho de que odian a los judíos, y algunos de ellos son peligrosos.

Progresistas pro palestinos y jóvenes liberales: alrededor del 20%. Este grupo muestra diversos grados de apoyo a los palestinos y está expuesto a información real y falsa que resalta el mal comportamiento israelí en Gaza.

Generalmente les molesta que el dinero de los impuestos estadounidenses se gaste para ayudar a los bombardeos masivos, el hambre y, potencialmente, en su opinión, el genocidio. Israel los ha perdido porque su historia actual es la de una guerra eterna y un castigo a las mujeres y niños palestinos, con extremistas en Israel que quieren matarlos y expulsarlos.

Muchos de ellos están profundamente influidos por la cultura de las redes sociales que hace que todo sea una batalla de narrativas y actualmente Israel está siendo “cancelado” sustancialmente con una iniciativa regional de paz y cooperación que incluya a los palestinos y sea generosa con los civiles mientras continúa luchando agresivamente contra Hamás.

Esto allanaría el camino para una mayor legitimidad para luchar contra Hamás hasta el final, ahora o en el futuro, pero diferenciándolo de cualquier cosa que se parezca a una guerra contra los palestinos.

En cambio, Netanyahu los ahuyentó con políticas escandalosas, incluido el esfuerzo de putinización de 2023, una burlona indiferencia hacia la alianza tradicional de Israel con el Occidente democrático y una obstinada negativa a participar en el plan del día después de la comunidad mundial.

Liberales proisraelíes, incluidos algunos judíos: alrededor del 25%.

Este grupo reconoce el derecho fundamental de Israel a defenderse, no cree que Israel deba tener carta blanca pero definitivamente no apoya a los radicales islámicos y entiende que están locos y hay que tratar con ellos. Pero lamentan que Israel no haya aprovechado las oportunidades para escapar de este ciclo, odian a Netanyahu y sus interminables maquinaciones contra la paz, y no quieren que Israel arrastre a Estados Unidos a una guerra regional o incluso global.

No obstante, todavía apoyan a Israel, distinguen entre el gobierno ignorante y el pueblo israelí, y esperan que Estados Unidos encuentre una manera de empujar a Israel en la dirección correcta, apoyando en gran medida las políticas del presidente Joe Biden.

Conservadores clásicos y “cristianos preocupados”: alrededor del 15%. Estos apoyan en gran medida a Israel, pero están preocupados por las enormes cantidades de dinero, la destrucción y la muerte en Gaza y el riesgo de que Estados Unidos pierda el control.

Algunos de ellos están preocupados por la forma en que se utiliza la tecnología estadounidense para dañar a los palestinos, incluidos los cristianos en Gaza. Puede que Tucker Carlson ya no sea lo que alguna vez fue en términos de influencia, pero debería ser una señal de advertencia cuando lo pierdes, como parece haberle sucedido a Israel.

También hay que recordar que este tipo de conservadores no eran necesariamente proisraelíes. Cuando George W. Bush ganó la Casa Blanca hace 24 años, había una preocupación real de que sus compañeros de viaje fueran tan proempresariales que sólo se preocuparan por los aspectos prácticos y se pusieran del lado de los árabes, aunque sólo fuera por los intereses petroleros que pudieran servir.

La historia, por supuesto, tomó un rumbo diferente.

Republicanos de Trump, evangelistas y judíos de derecha, religiosos y de “un solo tema” (la supervivencia de Israel): alrededor del 35%.

Este grupo presenta un apoyo total a Israel, poco amor o confianza en el Islam y un odio saludable hacia grupos extremistas como Hamás.

Creen que Biden y Estados Unidos nunca deberían sancionar ni limitar a Israel y que el gobierno de Israel (preferiblemente de derecha) debería poder hacer lo que quiera.

La mayoría probablemente apoyaría un acuerdo de paz, dependiendo de los términos, pero están abrumadoramente a favor de la guerra.

Pero este grupo es volátil. Si Donald Trump regresa al poder, no se sabe qué podría hacer.

Si se declara en contra de la guerra con Irán o se vuelve contra Israel por cualquier motivo, gran parte de su culto abandonará a Israel más rápido de lo que usted puede decir «Yahya Sinwar». Esto se debe en parte a que la extrema derecha puede enseñar a los progresistas despistados un par de cosas sobre el verdadero antisemitismo.

Si bien se podría profundizar más y llegar a diferenciaciones más granulares, esta parece una forma razonable de agrupar el cuerpo político, que también se alinea aproximadamente con patrones de votación más amplios en Estados Unidos.

No puedo probar que los desgloses sean exactamente como los he esbozado; por lo tanto, mi mejor estimación se basa en más de medio siglo de seguimiento de la política estadounidense y dos décadas de observar cómo se desmoronaba el espectáculo de fenómenos impulsado por lo digital.

Si se mira con atención, se verá que las cifras que propongo se alinean con las encuestas que muestran que, aunque muchos quieren que la guerra termine, cuando se los empuja a una elección binaria, una gran mayoría de los estadounidenses respalda a Israel, mientras que aproximadamente la mitad de los jóvenes no lo hace.

Es un panorama complejo, no tan sombrío como los catastrofistas y propagandistas podrían hacernos creer. Y en Israel el movimiento es posible. Para entender por qué, consideremos cuán radicalmente cambió la visión del mundo de Estados Unidos con la elección de Donald Trump, como ha demostrado el Pew Research Center y como sabe cualquiera que haya viajado.

Y así como hay versiones muy diferentes de Estados Unidos en función de qué lado logra una victoria electoral, lo mismo ocurre con Israel.

La forma más fácil de cambiar el sentimiento estadounidense es ganar la guerra y buscar la paz regional, en lugar de caer en un descenso hacia la locura que dura décadas.

Y es posible: en gran parte gracias a la fe compartida. Los Estados árabes moderados y los palestinos moderados se unirían a Occidente y a una versión benigna de Israel.

El presidente Biden ha propuesto una versión de esto, que incluiría restaurar la Autoridad Palestina en Gaza y lograr la paz con Arabia Saudita. Netanyahu parece haber rechazado todo esto.

Lo ha hecho principalmente para mantener a la extrema derecha cómoda y segura en su coalición. En opinión de las masas israelíes, también busca prolongar la guerra, porque mientras se pueda decir que hay una guerra, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu puede planear retrasar el inevitable ajuste de cuentas hasta el 7 de octubre y su probable defenestración.

Pocas veces una guerra eterna ha servido tanto a un propósito político.

Este camino pone en peligro a los judíos globales y estadounidenses al combinar estar en contra de la guerra con ser antisemita. Y sus defensores están jugando con fuego, ya que la conflagración resultante no perdonará a los pirómanos.

Si incluso una parte de este análisis es correcta, entonces el comportamiento del gobierno podría ser calificado de traición. Visto a través de ese prisma, Israel tiene un problema mayor que un grupo de estudiantes despistados.

Publicado en The Jerusalem Post *Ex editor jefe de The Associated Press en Europa, África y Medio Oriente, ex presidente de la Asociación de Prensa Extranjera en Jerusalem y el autor de dos libros sobre Israel. Siga su boletín informativo en danperry.substack.com.

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Opinión

En el centro de las protestas que recorren las universidades estadounidenses está la exigencia de que dejen de invertir en Israel

Las manifestaciones en las universidades estadounidenses en medio de la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza dieron una fuerza nueva al movimiento BDS, con estudiantes que piden retirar fondos de empresas que trabajan con Israel e incluso del propio país.

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Los estudiantes que protestan acamparon en los jardines de la Universidad de Columbia de Nueva York, que denominan «zona liberada». (Imagen: AFP)

Agencia AJN.- (Times of Israel) Los estudiantes de un número cada vez mayor de universidades estadounidenses se están reuniendo en campamentos de protesta con una demanda unificada a sus escuelas: Dejar de hacer negocios con Israel o con cualquier empresa que apoye su guerra contra Hamás en Gaza.

Esta exigencia tiene sus raíces en el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), una campaña de décadas de antigüedad contra las políticas de Israel hacia los palestinos.

El movimiento obtuvo cada vez más fuerza a medida que la guerra entre Israel y Hamás supera la marca de los seis meses y las historias de sufrimiento en el enclave costero palestino dan lugar a una creciente presión internacional sobre el Estado judío para que ponga fin a los combates.

Inspirados por las protestas en curso y la detención la semana pasada de más de 100 estudiantes en la Universidad de Columbia, estudiantes de Massachusetts a California se reúnen ahora por centenares en los campus, comprometiéndose a no moverse hasta que se cumplan sus demandas.

«Queremos ser visibles», expresó el líder de la protesta en Columbia, Mahmoud Khalil, quien señaló que los estudiantes de la universidad estuvieron presionando por la desinversión de Israel desde 2002.

Khalil advirtió que «la universidad debería hacer algo por lo que estamos pidiendo, por el genocidio que está ocurriendo en Gaza. Deberían dejar de invertir en este genocidio».

Las protestas en el campus comenzaron tras el devastador ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sur de Israel, en el que los terroristas mataron a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y tomaron 253 rehenes.

Durante la guerra subsiguiente, Israel mató a más de 34.000 palestinos en la Franja, según el Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por el grupo terrorista Hamás, una cifra no verificada que incluye a unos 13.000 hombres armados de Hamás que Israel dice haber matado en combate.

Jerusalem, por su parte, asegura haber eliminado a unos 1.000 terroristas dentro de Israel el 7 de octubre. Además, 261 soldados israelíes murieron desde el comienzo de la ofensiva terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en Gaza.

Doscientos sesenta y un soldados de las FDI han muerto en la ofensiva terrestre en Gaza.

¿Qué quieren los estudiantes de las universidades estadounidenses?

Los estudiantes piden que las universidades se desvinculen de las empresas que apoyan los esfuerzos militares de Israel en la Franja y, en algunos casos, del propio Israel.

Las protestas en muchos campus fueron organizadas por coaliciones de grupos estudiantiles, que en ocasiones incluyen secciones locales de organizaciones como Estudiantes por la Justicia en Palestina -que elogió las masacres del 7 de octubre dirigidas por Hamás que iniciaron la guerra- y la antisionista Voz Judía por la Paz.

Estas organizaciones se están agrupando como grupos paraguas, como la Coalición contra el Apartheid del MIT y la Coalición Tahrir de la Universidad de Michigan.

Los grupos actúan en gran medida de forma independiente, aunque hubo cierta coordinación.

Después de que los estudiantes de Columbia formaran su campamento la semana pasada, realizaron una llamada telefónica con otras 200 personas interesadas en iniciar sus propios campamentos.

Sin embargo, en su mayor parte se produjo de forma espontánea, con escasa colaboración entre campus, según los organizadores.

Las reivindicaciones varían de un campus a otro. Entre ellas:

– Dejar de hacer negocios con fabricantes de armamento militar que suministran armas a Israel.

– Dejar de aceptar fondos de investigación de Israel para proyectos que contribuyan a los esfuerzos militares del país.

– Dejar de invertir las dotaciones de las universidades en gestores de fondos que se benefician de empresas o contratistas israelíes.

– Ser más transparentes sobre qué dinero se recibe de Israel y para qué se utiliza.

En este contexto, los gobiernos estudiantiles de algunas universidades aprobaron en las últimas semanas resoluciones que piden el fin de las inversiones y las asociaciones académicas con Israel. Dichas resoluciones fueron aprobadas por los órganos estudiantiles de Columbia, Harvard Law, Rutgers y American University.

¿Cómo están respondiendo las universidades?

Los responsables de varias universidades afirmaron que desean mantener una conversación con los estudiantes y respetar su derecho a protestar.

Al mismo tiempo, también reconocen la preocupación de muchos estudiantes judíos de que algunas de las palabras y acciones de los manifestantes equivalen a antisemitismo, y dicen que ese comportamiento no será tolerado.

 

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