“Bronca” es el primer sentimiento que Marcelo Lapajufker expresa cuando recuerda la Guerra de Malvinas que hace 26 años enfrentó a argentinos y británicos por la soberanía de las islas ubicadas en el Océano Atlántico.
En marzo de 1982, Lapajufker cumplía el servicio militar obligatorio cuando fue enviado al conflicto bélico por la dictadura que gobernaba el país, como parte de la Compañía de Comunicaciones Mecanizada 10, de Palermo.
En el frente de batalla cumplió 19 años. Hambriento, con frío y sin entrenamiento, aquel joven judío no tuvo motivo para festejos.
Lapajufker, en declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), recordó que los momentos de la “rendición” ante las tropas británicas y “la vuelta” al hogar “fueron los más duros, la peor parte” y los que le “generaron los mayores fantasmas y traumas”.
“Todos fuimos víctimas de la guerra: mis padres, mi compañero que murió en las islas…”, aseguró.
Las víctimas de la dictadura destacaron el ensañamiento que los militares tuvieron con los detenidos judíos en los centros clandestinos de detención.
Lapajufker, sin embargo, dijo que durante la guerra no “sintió” agresiones antisemitas.  “Éramos soldados argentinos de distintas religiones que luchábamos por la patria”, expresó.
“No teníamos entrenamiento, no entendíamos nada. Teníamos apenas un poco más de un mes de instrucción militar”, recordó el ex combatiente acerca de su llegada a las islas para participar de la guerra con una de las fuerzas más capacitadas del mundo en esa materia.
Y agregó: "Faltó comida, abrigo… Robábamos para comer y todos éramos solidarios, lo que se sacaba se repartía”.
“Espiritualmente me las arreglé sólo con una plegaria que me había dado mi mamá. Para los soldados cristianos había un cura que daba misa. Sé que hubo rabinos que tuvieron la intención de cruzar del continente a las islas, pero nadie lo hizo”, comentó Lapajufker a esta agencia.
Veintiséis años después del conflicto en Malvinas, “la sensación más fuerte es de mucha bronca”, reiteró el ex combatiente, que en la actualidad trabaja en el rubro de las aseguradoras.
En 2007 escribió el libro "Hay dos cartas sin abrir", en la que relata su experiencia en la guerra y los padecimientos, un testimonio que “no está teñido de cosas políticas”, dijo.
“Todavía no se le ha dado el debido respeto, el derecho a los veteranos. No se nos invita a los colegios para explicar qué pasó. Malvinas fue la gesta más grande, los soldados hicieron todo lo que pudieron, nuestra realidad es bastante triste”, reflexionó Lapajufker.
AD-GT