Una escuela de Petah Tikva es asistida en su mayoría por estudiantes cuyas familias inmigraron a Israel desde Etiopía.
La escuela está ubicada en el corazón del barrio de Yoseftal, que está principalmente habitado por familias de una posición socioeconómica baja.
Un 60 por ciento de los residentes son nuevos inmigrantes de Etiopía y el resto son israelíes veteranos.
Una antigua maestra de la escuela dijo que hace 14 años no había casi estudiantes etíopes en el colegio y que, cuando estas familias comenzaron a  trasladarse a su barrio, el colegio trabajó para integrarlas.
Con los años, el número de estudiantes etíopes subió y el de israelíes decreció: “Se fueron a otros colegios”, señaló la profesora.
La madre de un alumno israelí que cambió de escuela habló con el diario de Israel Yedioth Aharonoth: “Esto no se trata de discriminación. Hay chicos realmente muy dulces entre ellos, pero hace unos años decidí que ya basta”.
Explicó que “la situación fue intolerable y que el nivel académico cayó mientras el nivel de violencia subió al punto en que las maestras no pudieron controlarlo”.
Eli Sadeh, quien hasta hace tres años era el director del colegio, dijo que “está claro que cuando los israelíes vieron que el porcentaje de etíopes aumentaba, esa fue la reacción”.
“Lo absurdo es que antiguos inmigrantes etíopes también pidieron cambiar a sus hijos del colegio, luego de ver que llegaban más de Etiopía”, explicó y agregó que “el problema es que algunos colegios no quieren absorber estudiantes de ese país”.
Unos 800 chicos etíopes estudian en escuelas de  Petah Tikva, la mayoría en el sistema de escuelas estatales religiosas.
Para desalentar la creación de ‘guettos’ y con el objetivo de mantener la integración, se introdujo una cuota, para limitar la cantidad de estudiantes de Etiopía que las escuelas pueden absorber.
JR-HJP