El gabinete ministerial social y económico, encabezado por el ministro de Hacienda Roni Bar-On, decidió activar un programa para desarrollar nuevas tecnologías de agua durante los años 2009-2011 con el objetivo de "estabilizar la posición de Israel" en relación al mercado internacional que persigue este recurso natural.
"El mercado israelí ha acumulado gran experiencia en tratar con el problema de la escasez de agua", explicó el Ministro Bar-On y agregó: "Nuestras capacidades, así como las características únicas de esta región, le han dado a Israel una clara ventaja y nos ayudaron para encontrar soluciones para la crisis del agua. Israel puede y debe conducir la industria tecnológica del agua en el mercado mundial".
El presupuesto total para el programa de tres años serán 93 millones de shekel (unos 30 millones de dólares), divididos entre el Ministerio de Industria y Comercio, el Ministerio para el Desarrollo del Negev y Galilea y el Ministerio de Finanzas.
El ministro de Industria, Eli Yishai, se encargará de supervisar los proyectos e informará anualmente al gobierno sobre sus progresos.
En paralelo a este proyecto y frente a la crisis que enfrenta el país en relación a la escasez de este recurso natural, un informe elaborado por expertos indicó que la desalinización, que consiste en quitarle la sal al mar y convertir su agua en dulce y potable, es contaminante.
La desalinización, proceso utilizado por Israel para frenar la crisis, puede producir 750 millones de metros cúbicos de agua, pero a expensas de 3.000 toneladas de hierro desparramadas por el océano, lo que daña a peces y plantas del hábitat natural y colorea el mar de un tinte rojo.
Actualmente, Israel desaliniza 135 millones de metros cúbicos de agua al año, 100 millones en la planta de Ashkelon, la más grande del mundo, y el resto en Palmachim.
El gobierno israelí tiene previsto construir nuevas plantas desalinizadoras a lo largo de la costa mediterránea, para lograr una producción anual de 600 millones de metros cúbicos en 2013, y 750 millones para el año 2020.
Sin embargo, El ministerio de Medio Ambiente tiene intenciones de exigir que las futuras ofertas para la desalinización incluyan una cláusula que exija a los operadores reducir las cantidades de hierro arrojados al mar.
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