La protagonista del unipersonal de teatro “Rose”, Beatriz Spelzini, al ser consultada durante una entrevista con la Agencia Judía de Noticias (AJN) por las declaraciones de presidente de Irán, Mahmoud Ahmadinejad, quién afirmó que desconoce la existencia del holocausto, opinó que “negar el holocausto es absurdo y ridículo”.
Luego Spelzini agregó que “negar el holocausto es como decir que aquí (en Argentina) no hubo 30.000 desaparecidos en la (última) dictadura” y que “recordar siempre es una forma de volver a poseer, porque la memoria es necesaria para construir el presente”.
Además, en cuanto a los dichos de Ahmadinejad sobre “eliminar a Israel del mapa”, la actriz fue excluyente: “cualquier cosa que diga ‘eliminar’ suena muy fuerte, no me gusta y me parece que no es el camino”.
Spelzini no practica ninguna religión, pero su Rose de la obra de Martin Sherman es una anciana judío-ucraniana de ochenta años que sobrevivió las desdichas de la shoá (holocausto) y la posguerra europea , y que cuenta experiencias de su vida mientras afronta una shivah (siete días de duelo).
Bajo la dirección del experimentado Agustín Alezzo, surgió en Spelzini el interés por la temática judía motivado por “la mirada tan humana” que tiene el personaje de Rose y porque “sentía que en eso podía colaborar a contar algo que también siento”, apuntó la artista a AJN.
No fue la primera vez que Spelzini se interesó por el tema judaico, ya que trabajó de joven en colegios comunitarios como el Scholem Aleijem y había participado en 2005 en la película “Judíos en el espacio” en la que interpretó el papel de Raquel, una mujer ortodoxa que asiste a la celebración de Pesaj (pascua judía).
El texto de Sherman trabaja con cuidado la temática del holocausto, en el cual la actriz tuvo que interiorizarse con entrevistas a sobrevivientes, y hasta se atreve a criticar el accionar de la comunidad judía frente a las disputas con los palestinos, respecto de lo cuál la Spelzini cuenta que su posición personal es “tan humana como la de Rose”.
Asimismo, la artista opinó que su visión del conflicto se centra en repudiar “siempre la muerte de gente que no debería morir de esa manera (en guerras o atentados)” y que son “bienvenidos los pueblos donde los que se mueren son los viejos. Es muy triste despedir a gente joven o que muere de una forma violenta”, dijo a AJN.
“Rose” es el primer unipersonal protagonizado por Spelzini y la llevó a pensar que “no se puede creer que un grupo de seres humanos le haga a un pueblo lo que le hicieron (los nazis) a los judíos en el holocausto”.
Al ser consultada por su opinión sobre la búsqueda en Argentina y Chile del asesino nazi de 94 años, Aribert Heim, que encabeza el Centro Simón Wiessenthal, Spelzini subrayó a AJN que “ojalá lo encuentren, tenga la edad que sea”.
El personaje de Rose estuvo en el ghetto de Varsovia (Polonia) y recorrió en barco Inglaterra y Francia en su fallido intento de llegar a Palestina, lo cual para la intérprete “no era el deseo de Rose, pero se da (que no pueda llegar a la tierra prometida) e igual ella se siente profundamente judía a pesar de eso”.
Para la actriz, lo destacable de Rose es que, a pesar de todas las desgracias que vivió, puede “seguir creyendo en el amor y en el amor a la humanidad” ya que su punto de contacto con el personaje es el repudio a la violencia y la creencia de que “todas las religiones se parecen por su amor a la humanidad, aunque no siempre lo cumplen en la práctica”, sintetizó.
Además, Spelzini explicó que la obra está rodeada de situaciones humorísticas porque “el humor y la queja son muy propios del pueblo judío, así como también de otros pueblos como el italiano. Eso me parece bien”, afirmó a AJN.
La actriz comentó que preparó la obra “en medio de un duelo personal” por el fallecimiento hace cinco meses de su hermana mayor, lo que le implicó “llorar con Rose y ensayar en medio del propio dolor”.
“Desconocía que muchos países no aceptaron a los judíos después (de la Segunda Guerra Mundial) y cuántos murieron en el intento de regresar a sus casas. Esa lucha no terminaba con la finalización de la guerra”, explicó Spelzini y luego se preguntó por qué fueron “tan pocos países los que recibieron judíos una vez terminada la guerra”.
Spelzini nació en Buenos Aires hace 56 años, es separada, tiene una hija, estudió en un colegio de monjas y ahora conoce lo que su Rose vivió en carne propia: un verdadero siglo de duelo para el pueblo judío.
LT-HJP