Agencia AJN.- Con aproximadamente 7.000 visitantes diarios, el monumento conmemorativo del Festival de Música Nova, ubicado en el estacionamiento del kibutz Reim, se convirtió en el sitio más visitado de la organización Keren Keyemet LeIsrael (KKL) en Israel durante los últimos seis meses.

En comparación, el Bosque Ben Shemen recibe alrededor de 190.000 visitantes al mes, Nachal Hashofet tiene 180.000 visitantes mensuales, mientras que el Parque Nacional Masada, administrado por la Autoridad de Naturaleza y Parques de Israel, recibe un promedio de 17.000 visitantes al mes.

Meir Zohar, cuya hija Bar, de 23 años, fue asesinada en la masacre de Hamás del 7 de octubre, se convirtió en el enlace entre las familias de las víctimas y el Fondo Nacional Judío (FNJ-KKL), que tomó medidas para que el monumento conmemorativo fuera más accesible.

“Empecé a visitar el sitio de Nova en Reim durante la shivá (periodo de duelo)”, relató Zohar. En ese momento, las familias aún desconocían qué les había sucedido a sus hijos. Cada familia colocó una piedra y creó un monumento a su manera. Cuando Zohar colocó la foto de su hija en el lugar, se encontró con uno de los gerentes del FNJ-KKL. “Me dijo: ‘Olvidate de la burocracia, hagamos que esto suceda juntos’”.

Zohar se encargó de mantenerse en contacto con las familias y, con la ayuda del artista Amir Chodorov, comenzaron los esfuerzos para organizar y mejorar el lugar, que se había convertido en un peligro para la seguridad.

El FNJ-KKL destinó 4 millones de shekels (aproximadamente 1,1 millones de dólares) para mejorar el estacionamiento de Re’im, mientras que Chodorov ofreció su tiempo y experiencia para establecer las instalaciones conmemorativas. Con su ayuda, las familias de las víctimas crearon placas conmemorativas uniformes diseñadas para resistir las inclemencias del tiempo: calor, frío y fuertes vientos.

“En los sitios conmemorativos de todo el mundo, el Estado cuenta la historia”, dijo Chodorov. “Aquí, las víctimas cuentan la historia. Es lo opuesto a cualquier otro sitio conmemorativo. Y lo que ven aquí son las mejores personas de Israel, las mejores, que fueron asesinadas. Estoy comprometido con las familias hasta el final. El sitio parece un viejo álbum de fotos”.

“Este sitio tiene una enorme importancia nacional”, declaró Yaniv Maimon, director de la región sur del FNJ-KKL. “Durante el primer año, las familias colocaron los monumentos según sus posibilidades económicas o imaginables. Queríamos crear un entorno respetuoso y accesible. Cuando colaboramos con los representantes de las familias, la colaboración fue excelente y pudimos realizar el trabajo in situ”.

“Estamos escribiendo historia aquí”, añadió Zohar. Mi sueño es fundar un museo aquí, como Yad Vashem. Quiero que los coches quemados e incluso los refugios reforzados se traigan aquí.

La presidenta del JNF-KKL, Yifat Ovadia-Luski, declaró a Ynet: “Nos pusimos en contacto con los grupos de la Knéset para hablar sobre el monumento, pero el progreso fue lento. Hay buena voluntad, pero ningún organismo oficial ha asumido la responsabilidad. Dijeron que se asignaron 175 millones de shekels para la conmemoración, pero el tiempo pasa y nadie actúa. El lugar se volvió caótico. El país estaba en guerra, así que no juzgo, pero los padres en duelo siguieron contactándonos”.

“Hemos creado un lugar conmemorativo abierto, plantado una arboleda con las familias y recreado elementos clave del festival, como el escenario, el puesto de mando, la ambulancia —continuó Ovadia-Luski—. Este lugar no es solo un recuerdo de lo ocurrido, sino un testimonio vivo de la resiliencia, la unidad y el dolor de la sociedad israelí en su conjunto. La necesidad de recordar y no olvidar refuerza nuestro compromiso de seguir manteniendo el sitio con la dignidad que merece.”