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Kristallnacht: Para el sobreviviente Pedro Schmoller, «lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad»

Agencia AJN.- La Kristallnacht dio inicio a la Shoá, diez meses antes de la Segunda Guerra Mundial. Schmoller contó en 2013 que él y su familia lograron salvarse de aquella trágica noche gracias a la secretaria de su padre que les ofreció refugio en su casa. «Nos escondimos en el pequeño departamento de la secretaria de mi padre, que era de fe protestante. Ella arriesgó su vida al darnos albergue ya que convivir con judíos era castigado con la pena de muerte», contó a la Agencia AJN.

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Agencia AJN.- Se cumple hoy un nuevo aniversario de la «Noche de los Cristales Rotos» y recordamos el diálogo que la Agencia AJN mantuvo en 2013 con Pedro Schmoller, sobreviviente del pogrom denominado «Kristallnacht», quien aseguró: «Agradezco su interés y su espacio. Con mis 93 años encima, es bueno saber que mis recuerdos no desaparecerán cuando no esté más presente en este mundo, y solo así, a través de la memoria mantendrán su vida por algún tiempo más».

La Kristallnacht dio inicio a la Shoá, diez meses antes de la Segunda Guerra Mundial. Schmoller contó en 2013 que él y su familia lograron salvarse de aquella trágica noche gracias a la secretaria de su padre que les ofreció refugio en su casa. «Nos escondimos en el pequeño departamento de la secretaria de mi padre, que era de fe protestante. Ella arriesgó su vida al darnos albergue ya que convivir con judíos era castigado con la pena de muerte», contó.

«Nos quedamos allí unos días hasta que volvió una relativa calma», relató y agregó: «Permanecimos encerrados en un ambiente muy chico, y en constante tensión. Llegué a fumar hasta 60 cigarrillos por día. Desde ese entonces no probé cigarrillo», añadió a modo de quiebre con su pasado oscuro. «Solo un mes y medio después pudimos escapar con destino Argentina», agregó.

El sobreviviente recordó que en su infancia vivió en «Berlín en un barrio de clase media alta y que actualmente sigue existiendo, Charlottenburg». «Recuerdo que en la planta baja de la casa de departamentos donde vivíamos había una librería que pertenecía a una familia judía, la misma fue totalmente destruida por una horda organizada. En la Kristallnacht, solo en Berlín, fueron incendiados una veintena de templos, y seguramente una centena en todo el país, junto con unos centenares de rollos de la Torá. En el caso de nuestro templo, el Friedenstempel, había más de 10 rollos, cada una con sus hermosos adornos artesanales», recordó.

Siempre en diálogo con AJN, Schmoller expresó su deseo de contar una historia gratificante ante tanto horror, «se trata del arribo al templo NCI Emanu El de un rollo de la Torá, el mismo fue reconstruido y salvado en algún lugar de Europa». «Resulta que en uno de mis viajes a Londres, por casualidad me enteré de que existía un Comité de Reconstrucción de Torot (plural de Torá), donde escribas profesionales se dedicaban a reescribir las partes dañadas, para que puedan ser nuevamente usadas y enviados a países del tercer mundo a nuevos templos que carecían de rollos, o donde había pocos». Schmoller contó que «para solventar los gastos del Comité, buscaron donantes por sumas-no tan pequeñas- que tenían el privilegio de elegir el lugar, donde las Torot podían ser nuevamente usadas». Fue así que «juntando los ahorros de mi padre, mi hermano y los míos, pudimos donar la suma necesaria, y así llegó, por vía diplomática, una Torá a la Embajada de Israel en Argentina, y de allí partió al templo de Emanu El». «En un solemne servicio religioso, llevado por mi padre, y franqueado por mi hermano y por mí, la Torá fue introducida a su nuevo destino y hoy sigue estando en el templo de la calle Arcos, en la Ciudad de Buenos Aires».

En su relato, Schmoller no quiso dejar de mencionar a su padre quien, como muchos otros judíos alemanes, combatió durante la Primera Guerra Mundial en el ejército alemán y pese a haber sido condecorado con la Cruz de Hierro, años más tarde sería considerado un enemigo por el mismo país que le había reconocido su valor en el combate.

Respecto al negacionismo de la Shoá, Schmoller opinó: «Sólo un malvado, lleno de odio y resentimiento puede ignorar o negar lo ocurrido. Existen un sinfín de pruebas, fotos, películas y testimonios de sobrevivientes que no dejan duda alguna». Tras contar que en una visita a Berlín pudo ubicar la tumba de su bisabuelo en un cementerio, Schmoller expresó: «Los que niegan a la Shoá son unos necios mentirosos. Es gente llena de un odio enfermizo». «Lo acontecido debe quedar grabado en la memoria de la humanidad, para que nunca vuelva a acontecer», dijo con un fuerte acento alemán.

Consultado sobre el genocida fallecido, Erich Priebke, el sobreviviente opinó que «debe dejarse de hablar de él». «Que no quede recuerdo alguno de sus hazañas criminales. Que quede totalmente olvidado. Que haya un total silencio. Como si nunca hubiera existido», puntualizó.

En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, hordas nazis llevaron a cabo, con la anuencia de las autoridades alemanas y austríacas y ante la total inacción policial, el pogrom denominado “Kristallnacht”. Sobre esos días, Schmoller reflexionó: «Cada año hay menos gente que lo haya vivenciado en forma consciente».

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Se cumple un año del fallecimiento de la pintora y actriz Rachel Lebenas de Berliner

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Agencia AJN.- El 11 de septiembre de 2023, a los 88 años, falleció la pintora y actriz Rachel Lebenas, esposa del actor Max Berliner. Rachel fue una reconocida pintora que dio la vuelta al mundo con su arte y al igual que Max, una de las últimas actrices del idioma Yiddish en el mundo.

Su carrera como artista plástica tuvo su gran impulso en 1978, cuando presentó sus obras en la Exposición Internacional de Tel Aviv en forma conjunta con las de Picasso, Dalí, Miró y Chagall, y ese mismo año en el Museo de Arte Contemporáneo de Tel Aviv. Desde ese momento, su carrera no paró de crecer.

Lebenas se crió en una casa muy judía junto a sus tres hermanas. Su padre, Salomón, y sus abuelos eran personas religiosas que concurrían asiduamente a la sinagoga. De allí ella tomó su fuerte relación con las tradiciones judías. Su madre y su padre, Sofía, había perdido a toda la familia en los campos de concentración.

Su padre era un clásico “cuenténik” (vendedor ambulante en Yiddish)” y su vida la dividía entre estudiar la Torá, el trabajo y sus hijas. Uno de los pilares de la familia era el famoso Seder de Pesaj (Pascua judía) y cuando Salomón murió, Rachel heredó llevar a cabo esa tradición. Así, el Seder reunió durante toda su vida a su familia y si bien la tradición es que el hombre presida la ceremonia, Rachel siempre fue la tomó la posta para sus hijos, nietos y sobrinos, en mesas realmente grandes, hasta que su enfermedad no se lo permitió más.

Su hermana menor, Miriam, recordó que desde chica ella ya estaba conectada al arte: “Empezó estudiando violín y dibujo. Fue muy laboriosa, se ocupaba mucho de esas expresiones. Estudiaba con profesores”.

Por su parte, sus hijos destacaron: “En su casa materna se hablaba idish como en muchas familias de aquella época, y ella era una amante del idioma. Cantaban en Yiddish. Siempre le pedía a su hermana mayor, Fanny, que por favor la llevara a ver teatro judío. Ellos vivían en Villa Luro y Fanny la llevaba a los 15 años a ver teatro en Yiddish”.

Y fue en una de esas oportunidades, cuando ella tendría 16 años, que en el teatro conoció al actor: Max Berliner. Rachel empezó a tener una admiración artística por él y lo iba a ver siempre. Finalmente, esa admiración terminó en un matrimonio. “Max trabajaba en el diario Mundo Israelita y es conocida la historia de que lo convencieron entre todos de que tenía que casarse, porque él decía que estaba casado con el teatro. Así que con una gran diferencia de edad, ella con 19 años y él con 36, se casaron. El primer lugar donde vivieron fue en Caballito, en la calle Avellaneda 1108, donde nací yo, su primer hijo, Daniel,(Velvele para ellos), y allí vivieron 7 años. Después se mudaron a Villa Crespo, donde tuvieron a su segundo hijo, Ariel (Arele).

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Obra de Rachel Lebenas de Berliner, exhibida en el hogar Ledor Vador

Lebenas descubrió su vocación de pintora mucho más adelante, de la mano del artista Américo Balán. Él fue su maestro, con quien ella descubrió su gran pasión, que la convirtió en una mundialmente reconocida pintora.

“Entre el teatro y el casamiento, mi mamá empezó a trabajar en el Cultur Congress (hoy Fundación IWO), donde se dedicaba a todo lo que tiene que ver con el Yiddish, por ser una gran conocedora del idioma. Esto la convierte después artísticamente, en una gran actriz con importantes realizaciones. Una fue ‘Y él fue por los campos’, con Óscar Rovito y Barbara Mujica. Su conocimiento del idioma la destacó como una gran recitadora, reconocida también mundialmente”

El escritor y educador Moshé Korin también hizo una semblanza de Rachel, a quien comparó a la altura de Berta Singerman, donde su calidad de recitadora en Yiddish realmente marcó una etapa en la cultura de judía.

También recordó que Max y Rachel se enamoraron en la segunda obra que hicieron juntos, llamada “Agente 837”, donde él era el director y ella actuaba. “Lo de la pintura apareció mucho tiempo después, pero de joven ella era una excelente actriz”, recordó Korin.

La hermana de Rachel, Miriam, destacó que Max “descubrió enseguida en ella sus valores artísticos y la invitó a intervenir en el grupo de teatro que él dirigía, siempre en Yiddish. Al poco tiempo, ella ya estaba ensayando una obra de gran magnitud, donde ella con 18 años fue la protagonista caracterizando a una mujer de 80, con elogios de la crítica impresionantes. Al muy poco tiempo se armó la pareja, al año se casaron”.

“Rachel y Max tenían un Yiddish perfecto y nunca lo dejaron. Y Rachel empezó a hacer una carrera de teatro muy importante, siendo una gran actriz. Ella era musical. Rachel era arte, en un entorno de arte. Y creo que nuestra casa tuvo mucho que ver, porque fue una casa de mucha tradición, con el shabat y las festividades. Y también de mucho sentimiento”, agregó Miriam.

Junto con Max Berliner, ambos encabezaron grandes éxitos teatrales. “Rachel fue un pilar en la vida de Max, fue una gran compañera. Siempre cuidó de él hasta el último momento. Y ella hablaba de esos cuidados. Ellos marcaron una época en Villa Crespo como ciudadanos realmente visibles, en los cafés de la zona, y eran dueños de la noche, con una vida que solo los artistas pueden llevar, de mucha libertad. Diariamente disfrutaban de la vida nocturna en los teatros de Corrientes” recordó uno de sus hijos.

De hecho, su inspiración como pintora siempre ocurría durante la noche. Rachel nunca dormía de viernes a sábado y de sábado a domingo. Pintaba en el living de su casa, en una gran mesa, toda la noche, y se iba a acostar a las 6 de la mañana.

Su carrera artística

Su cartera como artista plástica tuvo su gran impulso en 1978, cuando expuso sus obras en la Exposición Internacional de Tel Aviv en forma conjunta con las de Picasso, Dalí, Miró y Chagall, y ese mismo año en el Museo de Arte Contemporáneo de Tel Aviv. Desde ese momento, su carrera no paró de crecer. Se convirtió en una de las exponentes más representativas de la pintura argentina contemporánea y realizó muestras individuales, invitada especialmente por los gobierno y universidades, entre otros países en India (1987,1990 y 1998); en China (1988, 1990, 1997 y 2000); en el Tropen Museum de Ámsterdan, Holanda (1987); en París, Francia; en la muestra Internacional de la UNESCO (1987); en Tailandia (1995); en y Seúl, Corea del Sur (1994 y 1999).

“Realizar una muestra junto a Picasso, Chagall, Miró y Dalí fue algo muy fuerte y enorme en mi vida. Esa muestra internacional me abrió grandes puertas a ser invitada por gobiernos extranjeros, como India y China”, relató Lebenas hace unos años en una entrevista.

Además, Rachel realizaba frecuentemente exposiciones anuales en diversas galerías de la Argentina, como la importante muestra retrospectiva que llevó a cabo en el Centro Cultural Recoleta, la realizada en El Conventillo Histórico del Arte en La Boca, la muestra “Baladas de colores y tango de Rachel Lebenas para Borges y Piazzolla” en el Senado de la Nación, y otras exposiciones en el espacio de arte de la AMIA y en el Café Literario de la Sociedad Hebraica Argentina. Mantuvo una relación fluida con el escritor Jorge Luis Borges.

“Empecé a exponer en 1975, si bien dibujaba desde los cinco años, cuando una amiga que trabajaba en un hotel me organizó una muestra en Uruguay y de allí salí al exterior, pero también sigo recitando, especialmente poemas de Borges”, recordó la artista en una ocasión.

El afamado crítico de arte Aldo Galli destacó que “las obras de Rachel Lebenas tienen un clima ensoñador, que por momentos evoca las manifestaciones oníricas del surrealismo, envuelve sus trabajos con espontaneidad, soltura y automatismo”.

También ha realizado exposiciones en el Fontain Curt NSW – Parliamente House, en Sidney, Australia (1998); Naciones Unidas (1998 a 2001); Opera House en El Cairo, Egipto (2001); Tabac Museum en Viena, Austria (1998) OEI en Madrid (1985 y 2003), Venezuela (1977 y 2004) y en el Consulado Argentino en Colonia, Uruguay (2208).

Entre las importantes críticas que recibió de sus trabajos, uno de los que más se recuerda fue el publicado en el diario South China Morning Post por Amanda Watson: “La pintura de Rachel Lebenas ama, vive y es un estado de gracia. Todo está en su pintura, su reveladora pasión, ángeles estallando en el mundo, amantes abrazándose intensamente hasta fusionarse, caballos golpeando la tierra con tanta fuerza que hay simplemente una mancha borrosa. (…) Su obra se convierte en una majestuosa exposición sobre el alma y el amor”.

“Fue una luchadora total, ya sea en el teatro o en la pintura. Desarrolló una trayectoria impresionante por el mundo. Hablar de Rachel es hablar de una rebelde, que no le tenía miedo a nada. Mi relación con ella siempre fue muy intensa, y por supuesto la importancia que tiene en mi vida y en la de sus hijos, es como una unidad”, concluyó su hermana Miriam.

En sus últimos años, Rachel Lebenas residió en el Hogar Ledor Vador, donde luchaba contra el Alzheimer y encontraba en la pintura su mayor contención. Una semana antes de su fallecimiento, pintó junto a sus hijos y la obra lleva como nombre “La Vida”. Será enterrada mañana en el cementerio judío de La Tablada.

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El mundo judío comienza Elul, el mes de las altas fiestas del calendario hebreo

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Agencia AJN.- Elul es el duodécimo y último mes del año hebreo, durante el cual los judíos de todo el mundo acostumbran realizar un balance de lo actuado en el año que termina y rezar Slijot (disculpas) de cara al Juicio que D’s realizará en Rosh Hashaná (Año Nuevo) y cuyo veredicto rubricará en Iom Kipur (Día del Perdón).

Los últimos 29 días del calendario hebreo representan tradicionalmente un tiempo de introspección, en el cual también se debe repasar el progreso espiritual de cada uno durante el período que pasó.

Elul es el momento más pertinente para hacer teshuvá (“retorno” a la senda establecida por D’s), rezar, hacer caridad y aumentar en ahavat Israel (amor al prójimo), con el objetivo de mejorar y acercarse a una mayor espiritualidad.

De hecho, los jajamim (sabios) interpretaron su nombre como la sigla de Aní Ledodí Vedodí Li (Yo estoy para mi ser querido y él está para mí, ver imagen).

También se acostumbra tocar y/o escuchar el shofar (cuerno de carnero históricamente utilizado para convocar al pueblo) como un llamado al arrepentimiento, escribir una carta de disculpas y desearles a los seres queridos “Ctivá vejatimá tová” (Que seas inscripto y sellado para un buen año), excepto el último día.

Otra recomendación es hacer revisar los tefilín y mezuzot por un sofer (escriba) para asegurarse de que sean aptos para su uso.

Asimismo, las parshiot (secciones de lectura semanal de la Torá) se refieren a los últimos momentos de la vida de Moshé, en una analogía con el hecho que el pueblo judío va camino a dejar atrás otro año.

Desde épocas muy antiguas, estos días simbolizaron la reconciliación entre D’s e Israel, ya que el pueblo volvió a disculparse por haber cometido el pecado de fabricar un becerro de oro para adorarlo, lo cual derivó en la ruptura de las primeras Tablas de la Ley y el posterior ascenso de Moshé nuevamente al monte Sinaí para suplicar misericordia y perdón, los cuales le fueron concedidos y por ello bajó con las segundas.

Respecto de la plegaria de Slijot, los sefaradíes la recitan durante todo elul, mientras que los ashkenazim lo hacen recién a partir del domingo anterior a Rosh Hashaná.

Finalmente, el 25 de elul se recuerda la Creación del mundo, hace 5.783 años.

Este año, las Altas Fiestas judías estarán marcadas por el aniversario del ataque de Hamás del 7 de octubre, que cae entre Rosh Hashaná (Año Nuevo judío) y Iom Kipur (Día del Perdón), en los Aséret Ieméi Teshuvá (Diez Días de Arrepentimiento).

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