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Cultura

Hoy se cumple un nuevo aniversario del asesinato a 11 israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972

Agencia AJN.- Los cinco terroristas abatidos fueron enterrados con honores en Libia y los tres detenidos fueron liberados en un intercambio de prisioneros tras el secuestro de un avión de Lufthansa, el 29 de octubre. Son muchas las sospechas sobre que un pacto entre Alemania y Septiembre Negro para evitar un juicio que ventilara todos los errores cometidos por los germanos.

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efemerides Un nuevo aniversario del asesinato a 11 israelíes en los Juegos Olímpicos de 1972

Agencia AJN.- Veintisiete años después de la finalización de la Segunda Guerra Mundial y con la indisimulada intención de cambiar la imagen tras los Juegos Olímpicos nazis de Berlín 1936, la República Federal Alemana fue designada para organizar otros, en Múnich, en 1972.

Los atletas de Éretz (la Tierra de) Israel se habían negado a ver de cerca a Adolf Hitler, pero por entonces era el Comité Olímpico de Israel el que llegaba a Alemania, con la carga connotativa y emocional que ello conllevaba, máxime porque varios de los atletas eran parientes de víctimas o sobrevivientes de la Shoá. Era casi una revancha y la prueba del fracaso de Hitler.

De hecho, el Parque Olímpico estaba a sólo 16 kilómetros del ex campo de concentración de Dachau, adonde la delegación se acercó antes del comienzo de los Juegos y dejó una ofrenda floral de manos de André Spitzer, quien días después sería asesinado en la misma tierra germana.
Como parte del cambio de imagen, el Comité Organizador dispuso un muy laxo operativo de seguridad, que incluía a atletas moviéndose sin identificación o saltando el cerco perimetral de la Villa Olímpica para caminar menos.

Todos celebraban esa atmósfera relajada, menos los israelíes. El jefe de misión, Shmuel Lalkin, les advirtió a las autoridades del peligro potencial que enfrentaba su delegación, mayormente alojada en un edifico alejado y cercano a un portón de acceso no muy custodiado, en Connollystraße 31.

En medio de ese clima relajado y festivo, los Juegos Olímpicos comenzaron el 26 de agosto.
El 4 de septiembre, los atletas israelíes disfrutaron de una noche libre viendo la obra de teatro “El violinista en el tejado”, protagonizada por el israelí Shmuel Rodensky.

A las 4.30 de la madrugada siguiente, ocho terroristas de Septiembre Negro (grupo allegado a Yasser Arafat, cuyo nombre remite a una matanza de refugiados palestinos por parte de Jordania) saltaron la verja de la Villa Olímpica vestidos como deportistas y portando bolsos que contenían rifles Kalashnikov AK-47 y pistolas Tokarev, ayudados por atletas engañados. Llevaban consigo llaves robadas que habrían de franquearles la entrada.
El árbitro de lucha Iosef Gutfreund fue alertado por el ruido proveniente de la puertas del departamento 1, que albergaba a los entrenadores y oficiales, y se acercó a revisar. Vio que la puerta se abría, y tras ella se asomaban enmascarados armados. Les gritó a sus compañeros y se tiró con sus 135 kilos contra la puerta, para evitar el ingreso de los invasores. Si bien su intento fue infructuoso, le permitió al técnico de pesas Tuvia Sokolovsky romper una ventana y escapar.

En cambio, su colega de lucha, Moshé Weinberg, enfrentó a los agresores, quienes le dispararon en la mejilla, lo redujeron y lo obligaron a llevarlo a las otras habitaciones. El técnico sabía que en el departamento 2 dormían un marchista, dos tiradores y dos esgrimistas, que eran incapaces de repeler el ataque, así que engañó a los terroristas y los llevó al 3, donde descansaban los forzudos pesistas y luchadores. La excusa fue que en esa habitación no había israelíes, ya que el edificio también era habitado por deportistas de Uruguay y Hong Kong.

Una vez allí tomaron a otros seis israelíes como rehenes y los condujeron al primer departamento. En el camino, Weinberg -aun herido- volvió a atacar a los agresores, noqueando a uno y cortando con un cuchillo a otro, antes de ser asesinado. El pesista Iosef Romano, veterano de la Guerra de los Seis Días, hirió a otro terrorista antes de que lo mataran. La trifulca fue aprovechada por el luchador Gad Tzobari para escapar por el estacionamiento subterráneo. Los atacantes ataron a los nueve rehenes restantes, acompañados por el cadáver de Romano como advertencia.

Mientras tanto, los atletas del departamento 2 escaparon junto a Lalkin y los dos médicos. Las dos mujeres del plantel estaban en otro sector de la Villa y los tres velistas vivían en Kiel.
Los terroristas eran fedayín del Líbano, Siria y Jordania y exigieron la liberación de 234 palestinos y no árabes presos en Israel y su traslado seguro a Egipto, así como la de los alemanes Baader y Meinhof, fundadores de la Fracción del Ejército Rojo. Para demostrar que hablaban en serio tiraron el cuerpo de Weinberg por la puerta principal.

La primera ministra israelí, Golda Meir, se rehusó a negociar y se contactó con las autoridades germanas para enviarles una fuerza especializada, lo cual fue rechazada por el canciller Willy Brandt y su ministro del Interior, Hans-Dietrich Genscher. Este quedó a cargo del comité de crisis, junto a su par bávaro, Bruno Merk, y el jefe de la policía muniquesa, Manfred Schreiber. Ninguno de ellos tenía experiencia en rescate de rehenes.

A pesar de que les ofrecieron grandes sumas de dinero, los terroristas se mantuvieron firmes. Hasta hubo mediadores egipcios: asesores de la Liga Árabe y un miembro del Comité Olímpico Internacional (COI). No lograron más que cinco prórrogas en los plazos fijados.

Mientras tanto, los Juegos se desarrollaban con normalidad, hasta que la presión sobre el COI hizo que se suspendieran, doce horas después del primer homicidio. En total estuvieron detenidos un día, si bien algunos atletas abandonaron la competencia, conmocionados y/o solidarios.

Un ingenuo operativo policial fue desplegado en la Villa, mientras las cámaras de televisión les transmitían sus movimientos a los captores, que amenazaron con matar a otros dos rehenes y lograron el repliegue de los efectivos.

Los negociadores pidieron verificar que los cautivos estaban aún con vida; sus interlocutores -a través de la ventana- fueron los entrenadores de tiro, Kehat Shorr, y de esgrima, Spitzer, quien hablaba un fluido alemán. Luego, Genscher y el alcalde de la Villa, Walter Tröger, ingresaron para conversar con ellos. Vieron que varios de los israelíes estaban golpeados y que el pesista David Berger tenía un balazo en el hombro izquierdo. A la salida, también informaron que los terroristas eran cuatro o cinco, un error que resultaría trágico.

A las 18, los atacantes exigieron ser trasladados a El Cairo. Los alemanes accedieron y a las 22.10, un autobús condujo a terroristas y rehenes hasta dos helicópteros que los trasladaron a la base Fürstenfeldbruck de la OTAN. Allí se concretaría la emboscada y el rescate.

Se eligió a cinco tiradores que estaban activos porque competían los fines de semana y se los desplegó en el aeropuerto: tres en el techo y dos en la pista, uno detrás de un camión y el otro, de una torre. El comité de crisis supervisaba todo desde la torre de control. Dos oficiales del Mossad -el jefe, Tzvi Zamir, y su asistente, Víctor Cohen- llegaron como observadores, a pesar de la voluntad de las autoridades.

Además había un avión Boeing 727, “tripulado” por cinco o seis policías alemanes armados y camuflados. Los líderes terroristas irían a revisar, y en ese momento serían reducidos. Simultáneamente, los tiradores dispararían sobre los otros dos o tres. A último momento, los policías desertaron y abandonaron el avión, sellando la suerte de los israelíes.

Los helicópteros aterrizaron a las 22.30 y bajaron los cuatro pilotos y seis de los captores. Los líderes fueron al avión, lo encontraron vacío y regresaron corriendo. Uno de los tiradores abrió fuego y el resto lo siguió, a las 23 hs.

Dos terroristas murieron y otros tantos fueron heridos mientras repelían los disparos, que mataron al agente Anton Fliegerbauer, que estaba en la torre de control y fue el único alemán caído en todo el operativo.
Los pilotos escaparon, pero los rehenes no pudieron hacerlo porque estaban atados. Los oficiales del Mossad tomaron un megáfono y les hablaron a los captores, que les dispararon.

Solo en ese momento los alemanes pidieron refuerzos con blindados, que recién llegaron a medianoche porque quedaron atascados en el tráfico: los caminos no habían sido despejados.
A las 0.04 del 6 de septiembre, uno de los terroristas giró hacia los rehenes del helicóptero D-HAQO y les disparó. Iaacov Springer (juez de pesas), Eliezer Halfin (luchador) y Zeev Friedman (pesista) fallecieron instantáneamente. Berger recibió dos tiros más en las piernas. Luego, el criminal lanzó una granada que estalló dentro de la aeronave, incendiándola. A pesar de ello, el pesista sobreviviente habría muerto asfixiado.

Los otros cinco rehenes (Gutfreund, Shorr, Slavin, Spitzer y Shapira) habrían sido ejecutados por uno de los captores dentro del helicóptero D-HADU, si bien la investigación preliminar indicó que cayeron por el fuego policial.

En el intercambio de disparos murieron dos atacantes y otros tres fueron capturados; dos de ellos, heridos. El último fue detenido en el estacionamiento, a la 1.30, gracias a perros especializados.
Las primeras informaciones dieron cuenta del rescate con vida de todos los rehenes y de que todos los terroristas habían sido abatidos. Recién cerca de las 3.30 se conoció la verdad.

Las groseras falencias del operativo también incluyeron: los francotiradores -que no eran tales y estaban mal equipados- no tenían sistema de radio para comunicarse con sus superiores ni entre sí, al punto que quedaron enfrentados y sólo de casualidad no se mataron entre ellos; muy tarde supieron que los captores eran bastante más de lo que se les había dicho; los helicópteros no habrían aterrizado como debían, ello explicaría por qué los tiradores en la pista quedaron desguarnecidos, incluso uno de ellos no habría disparado casi hasta el final, preocupado por protegerse de los disparos de propios y extraños; el comité de crisis tuvo más políticos que expertos; los policías que abandonaron el avión ni siquiera fueron sumariados, quizás a cambio de que no hablaran con la prensa.

Respecto de los Juegos, que por primera vez en la historia moderna se habían visto parcialmente interrumpidos, ese mismo 6 de septiembre se llevó a cabo un homenaje a los mártires en el Estadio Olímpico, ante la presencia de 3.000 atletas y 80.000 espectadores. El polémico presidente del COI, Avery Brundage, hizo una ínfima e insultante mención a los masacrados, comparando el caso con las disputas por la influencia del naciente profesionalismo o la prohibición de la participación de Rhodesia en los Juegos, al tiempo que exaltaba la fortaleza del movimiento olímpico. Los deudos estuvieron representados por la viuda de Spitzer y la madre y una prima de Weinberg. Esta última, Carmel Eliash, no soportó la situación y murió de un ataque cardíaco.

Durante la ceremonia las banderas fueron arriadas a media asta, pero diez países árabes exigieron que sus enseñas regresaran al tope del mástil. Así se hizo.

Willi Daume, presidente del comité organizador, quiso cancelar los Juegos, pero fue disuadido esa misma tarde por Brundage. La medida fue apoyada por Israel, más allá de que retiró a su delegación.

A partir de entonces, todos los deportistas judíos recibieron una custodia. Por caso, hace unos quince años, cuando visitó la Argentina, el multicampeón Mark Spitz (siete títulos en natación en esos Juegos) le relató al autor de esta nota que fue arrancado de la cama por el servicio secreto norteamericano y sacado de la villa saltando la cerca. Dejó Múnich inmediatamente porque era considerado un blanco eventualmente prominente.

Algunos deportistas holandeses y noruegos abandonaron la competencia, al igual que las delegaciones egipcia (temía una represalia israelí del mismo tipo), argelina y filipina.

Los cinco terroristas abatidos fueron enterrados con honores en Libia y los tres detenidos fueron liberados en un intercambio de prisioneros tras el secuestro de un avión de Lufthansa, el 29 de octubre. Son muchas las sospechas sobre que un pacto entre Alemania y Septiembre Negro para evitar un juicio que ventilara todos los errores cometidos por los germanos.
Israel no dejó las cosas así.

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Cultura

Yad Vashem utiliza la Inteligencia Artificial para registrar los nombres de todas las víctimas del Holocausto

Desde la década de 1950, el Museo del Holocausto registró más de 4.900.000 nombres de víctimas. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

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Gilad Erdan, Representante Permanente de Israel ante las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, y Dani Dayan, Presidente de Yad Vashem, inspeccionan la exposición del Libro de Nombres de las Víctimas del Holocausto de Yad Vashem, el jueves 26 de enero de 2023, en la sede de las Naciones Unidas. (AP Photo/John Minchillo)

Agencia AJN.- El Museo del Holocausto de Israel -Yad Vashem, la institución oficial constituida en memoria de las víctimas del Holocausto- trabaja para localizar los nombres de las víctimas que antes se perdían entre 230 millones de documentos de texto.

El objetivo del museo es registrar 5 millones de nombres de víctimas para 2029

Como muchos sobrevivientes del Holocausto, Olga Katz entregó a Yad Vashem en Jerusalem los nombres de los miembros de su familia inmediata asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.

Nacida en Bélgica en 1933, Katz sobrevivió a la guerra escondida en un convento con documentación falsa.

En 2017, concedió a Yad Vashem una entrevista en la que compartió los nombres de sus familiares directos asesinados. Sin embargo, Katz no compartió los nombres de sus parientes más lejanos.

»Al alimentar su testimonio a través de nuestra innovadora tecnología de Inteligencia Artificial (IA), Yad Vashem pudo extraer los nombres de miembros adicionales de la familia, previamente desconocidos, que fueron asesinados en Auschwitz durante el Holocausto – incluyendo a la abuela, tíos y sobrinos [de Katz]», expresó Shira Roth, de la División de Tecnología de la Información de Yad Vashem, a Times of Israel.

Los miembros de la familia de Katz figuran entre los 73.000 nombres de víctimas agregados a la base de datos central de Yad Vashem en 2023.

Mientras que algunos de los nombres fueron añadidos por personas que rellenaron Páginas de Testimonio – el medio tradicional a través del cual el nombre de alguien asesinado en el Holocausto es reportado a Yad Vashem – los nuevos nombres están siendo localizados, cada vez más, a través de un programa piloto basado en IA.

La IA permite clasificar y triangular millones de documentos para descubrir información que se perdió en primera instancia. El software puede establecer conexiones dentro del enorme archivo de Yad Vashem que un trabajador humano no tendría el tiempo o la capacidad de hacer.

En los próximos años, el museo -cuyo nombre en hebreo significa «un memorial y un nombre»- hará un mayor uso de la IA para localizar a víctimas no identificadas hasta ahora, destacó la portavoz Simmy Allen.

Desde la década de 1950, Yad Vashem registró más de 4.900.000 nombres de víctimas del Holocausto. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

En relación a los beneficios del nuevo método, Allen explicó que »la IA nos ayuda revisando testimonios y extrayendo nombres que hasta ahora habían pasado desapercibidos».

«Hasta hace poco dependíamos predominantemente de la intervención humana, pero este proceso requiere mucho tiempo», agregó la portavoz, quien señaló que cada año se donan millones de documentos a Yad Vashem.

Por su parte, el director del Proyecto de Recuperación de Nombres de la Shoah de Yad Vashem, Alexander Avram, confirmó: »En los próximos tres a cinco años, Yad Vashem espera llegar a más de 5.000.000 de nombres. Sin embargo, a medida que nos alejamos de los acontecimientos del Holocausto, nuestro trabajo se vuelve mucho más difícil».

Yad Vashem alberga 230 millones de páginas de documentos de texto, además de más de medio millón de fotografías. Este verano se abrirá al público un archivo subterráneo permanente de seis pisos de profundidad.

Confiabilidad y precisión

El término Inteligencia Artificial está muy presente en estos tiempos, pero no se sabe muy bien qué significa. Antes de poder implantar un modelo de IA en Yad Vashem, los investigadores tuvieron que determinar cómo clasificar mediante IA los nombres de sus listas de la época de la guerra, explicó Roth.

»Nuestro paso inicial fue identificar y comprender la base de datos NER (Reconocimiento de Entidades Nombradas) y la Extracción de Relaciones», añadió Roth.

La División de Tecnología de la Información de Yad Vashem detalló que entrenaron »un modelo SPAcY. Este modelo, combinado con técnicas de concordancia de patrones, arrojó un impresionante índice de precisión superior al 95%».

Mientras que antes la tecnología del museo consistía en carpetas negras con páginas de testimonios, ahora el personal utiliza herramientas de inteligencia artificial que hace una generación eran inimaginables.

»Para reforzar aún más la confiabilidad y la precisión [de nuestro modelo], integramos un importante código lógico, colaborando estrechamente con expertos en contenidos de Yad Vashem», afirmó Roth.

La galardonada herramienta de IA desarrollada por Roth y sus colegas generó resultados notables en el caso de un sobreviviente conocido hasta entonces únicamente como Swajlach, un veterinario de Lituania.

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Cultura

Efemérides | Un día como hoy nacía el escritor Amos Oz

Agencia AJN.- En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea.

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Agencia AJN.- Amos Oz, posiblemente uno de los más afamados y multifacéticos escritores judíos de las últimas décadas, nació el 4 de mayo de 1939 en la ciudad de Jerusalem, con el nombre de Amos Klausner.

Hijo de un matrimonio de inmigrantes de la Unión Soviética en 1933, era descendiente de una familia de intelectuales. Su abuela Shulamit fue la que inauguró el primer salón literario hebreo de Odesa y su tío abuelo Joseph Klausner fue un reconocido historiador y profesor de de literatura hebrea en la Universidad de Jerusalem en los años ’30 del siglo XX y el principal redactor de la enciclopedia hebrea; mientras que su padre, Arieh Yehuda Klausner, era bibliotecario y hablaba 17 idiomas y su madre, Fania Mussman, cinco idiomas. Ambos eran sionistas revisionistas, identificados con la ideología de Zeev Jabotinsky, al igual que gran parte de los Klausner.

Luego del suicidio de su madre, cuando Amos Klausner tenía 12 años, comenzó a separarse de la ideología sionista paterna y a interesarse en la sionista socialista, y siguiendo ese ideario decidió ingresar al kibutz Julda, a los 15 años, momento en que cambió su apellido por Oz, que significa en hebreo fortaleza.

En el kibutz completó sus estudios secundarios e ingresó a Tzhal, el Ejército de Defensa de Israel, de donde egresó como oficial y participó en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y en la Guerra de Iom Kupur, en 1973.

En el kibutz permaneció como miembro hasta 1986, cuando se trasladó a Jerusalem.

En la Universidad de Jerusalem estudió filosofía y literatura hebrea, realizó curos en la Universidad de Oxford y fue profesor de Literatura en la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en la ciudad de Ber Sheva.

Identificado con el partido político Meretz, sionista socialista, y sostenedor de que Israel debe retirarse de los territorios de Yehuda y Shombron (Judea y Samaria, la denominada Cisjordania) y reubicar a los colonos judíos que viven en ese territorio, es un acérrimo pacifista, uno de los fundadores en los años ’70 del siglo pasado de Shalom Ajshav, paz ahora, que considera que el Estado de Israel debe firmar la paz con los palestinos.

Hasta los 22 años, Amos Oz había publicado colaboraciones en los medios de su movimiento ideológico, pero a partir de ese momento inició su destacada carrera como escritor, tanto de novelas, cuentos, ensayos, poesías y colaboraciones periodísticas (tiene editadas más de 450 y publicados 18 libros) que no sólo le valieron ser galardonado con una importante cantidad de premios, sino que lo convirtieron en uno de los más prolíferos autores israelíes que utilizan la lengua hebrea. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, entre ellos el castellano, pues su prestigio ha trascendiendo las fronteras de su país al mundo entero.

En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea; en 1992 le otorgaron el Friedenspreis des Deutschen Buchhandels (Premio por la paz otorgado por los libreros alemanes); en 1997, el gobierno de Francia lo nombró Caballero de la Cruz de la Legión de Honor; Noruega le otorgó el premio Libertad de Expresión; en el 2005 recibió el Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort del Meno y en el 2007 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras; que es concedido por el Reino de España desde 1981, a la persona, grupo de personas o institución cuya labor creadora o de investigación represente una contribución relevante a la cultura universal en los campos de la Literatura o de la Lingüística.

De los 18 libros que publicó en hebreo, han sido traducidos al castellano “Hasta la muerte” (1971) dos novelas cortas: “Amor tardío” y la que da nombre al volumen; “La colina del mal consejo” (1976) que reúne tres relatos: el que da título al libro, “El señor Levi” y “Nostalgia”;”La bicicleta de Sumji” (1978); “Un descanso verdadero” (1982); “Las mujeres de Yoel” (1985); “La caja negra” (1987); “Conocer a una mujer” (1989); “Fima” (1991); “No digas noche” (1994); “Una pantera en el sótano” (1995); “El mismo mar” (1998); “La historia comienza: ensayos sobre literatura” (1999); “De repente en lo profundo del bosque” (2005); “Contra el fanatismo” (2006); “Versos de vida y muerte” (2007) y “Escenas de la vida rural” (2009).

En sus obras trata las inquietudes y la diversidad ideológica de los israelíes de las diferentes tendencias políticas y espirituales que coexisten en Israel, la tensión y el delicado equilibrio de la sociedad en la que viven: entre el horror del pasado inmediato, anterior a la creación del Estado de Israel (la Shoá) y el presente e interminable conflicto con sus vecinos.

Su estilo es intensamente apasionado, de atmósfera casi febril en ocasiones y, por momentos, profundamente poético. Siempre comprometido con la realidad y sus personajes, subyace en los textos un desencanto que se advierte también en sus artículos periodísticos, en los que se aprecian, a partes iguales, retratos objetivos de la realidad de Medio Oriente y un permanente pesimismo sobre el futuro de la región.

Pese a ser uno de los primeros intelectuales israelíes que abogó por una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días; en oponerse a los asentamientos de colonos en Yheuda y Shombron; en alabar a los Acuerdos de Oslo y las negociaciones con la Organización para la Liberación Palestina (OLP); no se opone a la construcción de un muro que divida Cisjordania de Israel, sino que considera que debería ser más o menos a lo largo de la Línea Verde, la línea de cese del fuego establecida en 1948 que se mantuvo hasta la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967. En sus discursos y ensayos con frecuencia ataca a la izquierda no sionista, y siempre hace hincapié en su identidad sionista.

Falleció el 28 de diciembre de 2018 en la ciudad de Tel Aviv.

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