La residencia para mayores "Le Dor Va Dor", situada en el barrio de Chacarita, cumple un año de vida y lo festejará con una fiesta el próximo jueves en la que participarán sus 290 residentes.
A pesar de su corta antigüedad, el nuevo hogar, construido con fondos recaudados de donaciones comunitarias, goza de una excelente reputación a nivel nacional y se encuentra, según indicó su propio presidente, Jorge Fainzaig, "a la altura, e incluso superior, a varios geriátricos modelos del exterior".
Con 13.200 metros cuadrados de superficie, el hogar ofrece a sus casi 300 residentes permanentes una amplia gama de servicios que no sólo mejoran su calidad de vida sino que transforman la etapa de la vejez en un abanico de posibilidades de expresión y esparcimiento.
Fainzaig reconoció en diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN), la "increíble" inversión que se llevó a cabo para construirlo (más de 10 millones de dólares) y destacó lo "atípico que puede resultar la concreción de una obra de semejante magnitud en tiempos en donde el concepto de solidaridad no está tan arraigado".
Sin embargo, las instituciones fundadoras de este centro, la AMIA, el Joint, la Asociación Filantrópica Israelita, la Fundación Tzedaká, (apoyados por organizaciones estadounidenses como la Fundación Weinberg y el American Joint Distribution Comittee y la suma de donaciones voluntarias), consiguieron crear un edificio de 4 pisos con todas las instalaciones necesarias para el cuidado de las personas mayores.
 "Quienes ya tuvimos la experiencia de tener padres muy mayores y debimos internarlos, sabemos lo traumático que nos representa, como hijos, tener que hacerlo, porque eso nos marca una etapa de la vida", explicó Fainzaig en dialogó con AJN, y agregó: "Más traumático resulta si en el lugar elegido nuestro familiar sólo puede quedarse mirando a la ventana. Acá queremos, show, ruido, vida, tenemos que lograr un Club Med para la tercera edad", enfatizó el dirigente.
En esa difícil tarea se encuentran los mas de 200 empleados que ocupan puestos en las enfermerías, la farmacia, la sala de laborterapia, los espacios de rehabilitación- dotados de innovadoras maquinas- los consultorios médicos, la biblioteca, el templo, las terrazas, la cafetería, la cocina y los tres locales ubicados en el hall central: drugstore, boutique de indumentaria unisex y una peluquería a la que los residentes asisten a diario.
"Nuestra idea primaria- aclara Fainzaig aludiendo a la labor de los voluntarios anónimos- fue la de hacer un hogar que tuviera una particularidad especial, una superficie común donde todo sea servicio, para que cuando la gente salga de su habitación, sienta que salió del hogar y que está como en un shopping.", contó el presidente.
La ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner, visitó el centro de ancianos en plena construcción en diciembre de 2006.
“Este Centro Modelo es un orgullo para todos”, sostuvo la ministra, en presencia del entonces presidente de la AMIA Luis Grynwald, el director del Joint para Latinoamérica, Alejandro Kladniew y Fainzaig.
El hogar cuenta, además, con un director de actividades especiales cuya tarea es la de organizar programas de esparcimiento y ocio para estimular la mente de los ancianos y mantenerlos activos, dentro de sus posibilidades.
Alberto Margulis, un residente de 72 años al que la Diabetes le quitó sus dos piernas, dialogó con AJN sobre su experiencia en este nuevo centro: "Acá todo es diferente, tenemos una vida más placentera, tenemos todos los atributos de señores, no paramos de tener actividades, salimos y volvemos a vivir nuestra vida anterior, eso nos ayuda a mantenernos siempre activos", expresó Margulis.
“Que todo el mundo se entere de que esto es un palacio y nosotros somos los reyes", pidió.
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