Agencia AJN.- El coronavirus sigue avanzando en el mundo y también en Medio Oriente. Ayer se confirmaron cinco casos del virus en la ciudad de Belén, ciudad qué está cerrada. En la tarde se informaron de casos en Tulkarem, donde se dio el caso 25. Durante la noche en Belén se conoció de otra personas diagnosticada. Hoy tres pruebas arrojaron datos positivo llegando a un total de 29 personas con el coronavirus.

La calle palestina pareciera estar dividida a la hora de opinar sobre el virus que tiene en vilo al mundo. A pesar del alto número de infectados, en las calles de las aldeas palestinas la vida pareciera seguir con normalidad. «No tengo miedo ¿Qué corona? No va a llegar. El corona va a temer de nosotros», expresó Mohammad, residente de Kfar Naalin, al periodista israelí Ohad Hamo, de N12. «Son tonterías», cerró su idea el palestino.

El panorama cambia cuando llegamos a Belén, que se convirtió en una ciudad fantasma. Allí podemos ver las calles vacías, instituciones gubernamentales cerradas, la gente en sus hogares y las fuerzas de seguridad patrullando y evitando la salida e ingreso al pueblo. «Esto va a representar un duro golpe a la economía de la ciudad», opinó un comerciante de la zona al periodista israelí.

Distendidos, los palestinos se mostraron confiados en que el mismo no representará un problema y que solo es cuestión de cuidarse: «No darse la mano ni abrazarse».

«Belén está totalmente cerrada. Nadie está autorizado ni a salir, ni a ingresar, lo que representará un duro golpe a nuestra economía», explicó otro comerciante de la ciudad.

Pero, según en base al informe de N12, hay algo que asusta más que el coronavirus a los palestino, y es la posibilidad del cierre de los cruces que conectan los territorios palestinos con Israel.

«Hablamos de cientos de miles de personas que diariamente cruzan a Israel para ir a trabajar, entonces ¿qué pasaría con toda esta gente? Es un problema», explicó el propietario de un comercio en Naalin. «En mi caso, si no tengo empleados, cierro mi negocio», añadió.

«Personalmente estoy a favor del brote de esta enfermedad en el mundo», dijo el dueño de una panadería palestina. Ante la pregunta del periodista israelí sobre por qué, el palestino respondió: «Hay mucha injusticia en el mundo. Demasiada. Y la gente debe entender que hay una fuerza superior a la del hombre».

Los trabajadores palestinos que cruzan diariamente ingresan a la economía palestina unos 26 millones de shekels diariamente (7,400,210 de dólares), tras poder trabajar en territorio israelí y los asentamientos judíos. Esta es una de las razones por las cuales la situación es próspera en Cisjordania, y por la que hay una relativa calma con Israel.

La principal preocupación de los palestinos es que el coronavirus salga de Belén, situación que podría desembocar en que Israel cierre los cruces para impedir más contagios en su territorio, decisión que de realizarse y perdurar en el tiempo podría significar un golpe mortal a la frágil economía palestina.