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El complot de los médicos, la última “purga” de Stalin

AJN.- El 13 de enero de 1953 se publicó en la primera plana del diario moscovita Pravda (órgano oficial del Partido Comunista) un artículo que afirmaba la existencia de un complot de médicos para eliminar a los principales dirigentes de la agrupación gobernante en la Unión Soviética. Las consecuentes persecuciones sólo se interrumpieron con la muerte de José Stalin.
 

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El 13 de enero de 1953 se publicó en la primera plana del diario moscovita Pravda (órgano oficial del Partido Comunista) un artículo titulado “Bajo la máscara de médicos universitarios hay espías asesinos y criminales”, que afirmaba la existencia de un complot de médicos para eliminar a los principales dirigentes de la agrupación gobernante en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

La nota periodística denunciaba una “conspiración de burgueses sionistas” organizada por el Congreso Judío Mundial y financiada por la CIA estadounidense. Más aún, ese complot estaría operando bajo la dirección de once médicos -siete de ellos, judíos-, que habían usado sus tratamientos para asesinar a importantes miembros del Partido Comunista soviético (PCUS), como Andréi Zhdánov (muerto naturalmente en 1948) y su cuñado Aleksandr Scherbakov (muerto en 1945, tras años de alcoholismo crónico). Asimismo, acusaba a los médicos judíos de tramar la muerte de tres importantes líderes militares del Ejército Rojo, los generales Iván Kónev, Aleksandr Vasilevski y Leonid Góvorov.
 
José Stalin (en la foto, delante de su ex aliado, el genocida nazi Adolf Hitler), quien durante más de 25 años dirigió la URSS con mano extremadamente firme, venía eliminando a aquellos que consideraba enemigos actuales o posibles mediante un proceso conocido como “purga”, en el cual se detenía a los acusados, se los interrogaba torturándolos hasta que “confesaban” y si no morían en esos momentos, se los sometía a un juicio sumario y secreto que culminaba con la condena del imputado a una pena que podía ser la muerte o la internación en “gulags”, campos de concentración en Siberia.
 
Las teorías sobre el porqué de la “purga de los médicos” son varias. Una dice que quería castigar de alguna manera al Estado de Israel, molesto con su dirigencia porque dejó de lado el apoyo que les brindara en 1947 en las Naciones Unidas cuando se resolvió la creación de un Estado judío y otro árabe en el territorio del Mandato Británico y lo había buscado en los Estados Unidos.
 
Esta purga incluyó la elección y eliminación de la “inteligencia judía” existente en el Partido Comunista de la URSS y se extendió a algunos de los países que conformaban el denominado “Bloque Soviético”.
 
No se debe olvidar que eran los años de la “Guerra Fría” y que poco antes había culminado la Guerra de Corea.
Otros consideran que fue consecuencia de su disgusto con la independencia de criterios que tenía José Broz, el Mariscal Tito que gobernaba Yugoslavia, y que hizo que se reprimiera a los principales dirigentes del Partido Comunista checoslovaco cuando se produjo un intento de liberación de ese país de la tutoría soviética. Se los juzgó en el “Proceso de Praga”, en noviembre de 1952,  y se condenó a muerte a 14 de ellos por fraguar un “complot titoísta”. Once de los ejecutados eran judíos; entre ellos, el ex líder del comunismo checo Rudolf Slánský.
 
Esta circunstancia fortaleció el antisemitismo en la URSS, alimentado por la propaganda oficial soviética que aprobaba las condenas, pese a que desde ese mismo año el antijudaísmo estaba oficialmente prohibido.
 
Están quienes afirman que desde los inicios de la década del ’50 Stalin sospechaba que Lavrenti Beria, el jefe de la NKVD (la policía secreta), conspiraría para matarlo o apartarlo del poder, y por lo tanto, el que existiera un “complot” como el de los médicos podía servir para “purgarlo” por incompetencia, pretextando que no lo había descubierto, y otorgarle sus cargos a su ambicioso lugarteniente, Viktor Abakúmov, quien aceptaría participar en ese ardid.
 
Pero quien ideó el “complot de los médicos” y la ola de antisemitismo reinante fue un subordinado de ambos, el jefe del Ministerio de Seguridad del Estado, Mijaíl Ryumin, quien le presentó la iniciativa a Stalin y logró que éste la aceptara.
 
El dictador soviético y el resto de los máximos dirigentes del partido pasaron las vacaciones en sus dachas de las afueras de Moscú. Al regresar, su médico particular, Vladimir Vinogradov, le practicó un estudio médico completo y le aconsejó que dejara de beber y fumar y que descansara más horas. Estas sugerencias ofendieron a Stalin, quien lo destituyó y empezó a pensar que lo “investigado” por Ryumin podía ser cierto.
 
Éste buscaba prestigiarse ante Stalin y reemplazar a Abakúmov, para lo cual le presentó al dictador un informe que afirmaba que el cardiólogo que había atendido al fallecido Khorlogiin Choibalsan, quien estaba al frente de la República Popular de Mongolia, era el mismo que años antes había hecho lo propio con otros dirigentes que murieron prematuramente, en base a lo cual concluyó que era evidente que existía tal conspiración.
 
El 1º de diciembre de 1952, durante una reunión del Politburó del Partido, Stalin aseguró en su discurso: “Todo sionista es agente del espionaje estadounidense. Los nacionalistas judíos piensan que su nación fue salvada por los Estados Unidos, allá donde pueden hacerse ricos y burgueses. Piensan los judíos que tienen una deuda con los estadounidenses. Entre los médicos hay numerosos sionistas”.
 
Luego de la publicación del artículo en Pravda, la NKVD inició una gigantesca campaña de detenciones de médicos -principalmente, judíos-, que luego se amplió a personal sanitario de varias especialidades, incluidos farmacéuticos de renombre, mientras varios centenares de judíos eran expulsados de sus puestos de trabajo en la industria y la administración.
 
A fines de enero de 1953 parecía evidente que la acusación de Stalin se centraba desproporcionadamente en los judíos, lo cual hacía sospechar de otra purga masiva, lanzada esta vez contra una minoría étnica.
Al mes siguiente, la campaña antijudía se inició en los países satélites de la URSS en Europa Oriental.
 
El 9 de febrero estalló un explosivo dentro de la embajada soviética en Tel Aviv, la URSS rompió relaciones con Israel dos días después y al día siguiente la hermana del presidente de Israel, Jaim Weizmann, Maria, fue arrestada en Moscú.
 
En tanto, el primer día de ese mes Stalin sufrió una hemorragia cerebral en su residencia de las afueras de Moscú y murió dos días después, si bien a la población se le informó de su fallecimiento el 5 de marzo, fecha en que su sucesor, Georgi Malenkov, ordenó que cesaran las persecuciones y detenciones de médicos.
 
Veintitrés días después se indultó a todos los detenidos y se reconoció que la “conspiración de los médicos” no había existido.
Ryumin, entonces jefe de investigación (y torturas) de la NKVD, fue destituido en abril y ejecutado en julio, cuando se restablecieron las relaciones diplomáticas con el Estado judío.
 
En 1956, durante el XX Congreso del PCUS, el nuevo líder soviético, Nikita Jruschov, admitió que el “complot de los médicos” era una falsedad inventada por Stalin como pretexto para efectuar una violenta purga dentro del Partido, con sus consiguientes asesinatos masivos, y que no pudo completarla sólo porque “no tuvo tiempo para darle término”.
 
 
EACh-CGG

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Israel: ministro Ben Gvir sufrió un accidente automovilístico

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Agencia AJN.- El ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben Gvir, estuvo involucrado en un accidente de tránsito en la ciudad de Ramla, a la que había llegado a raíz de un atentado previo.

El funcionario fue trasladado a un control médico y su estado es leve. Un testigo del accidente contó: «Vi que el ministro cruzó en rojo, el otro coche pasó en verde».

El ministro Ben Gvir había llegado a Ramla a raíz de un atentado ocurrido previamente en el que una joven de 18 años resultó herida de gravedad al ser apuñalada.

Desde la oficina de Ben Gvir indicaron: «Durante el viaje desde el lugar del atentado en Ramla, el vehículo del ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir estuvo involucrado en un accidente de tránsito. El ministro está en buen estado, consciente y fue trasladado para recibir atención médica al hospital Assas HaRofé».

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Israel solicita la liberación de 33 rehenes en un nuevo intento de acuerdo de alto el fuego

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Agencia AJN.- Una delegación egipcia se reunió el viernes con responsables israelíes, en busca de una forma de reanudar las conversaciones para poner fin a la guerra en Gaza y devolver a los rehenes israelíes restantes, según declaró un funcionario informado de las reuniones.

El funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo que Israel no tenía nuevas propuestas que hacer, aunque estaba dispuesto a considerar una tregua limitada en la que 33 rehenes serían liberados, en lugar de los 40 previamente en discusión.

«Actualmente no hay conversaciones sobre rehenes entre Israel y Hamás, ni hay una nueva oferta israelí en ese sentido», dijo el funcionario. «Lo que hay es un intento de Egipto de reiniciar las conversaciones con una propuesta egipcia que implicaría la liberación de 33 rehenes: mujeres, ancianos y enfermos».

Funcionarios de inteligencia israelíes creen que quedan 33 rehenes mujeres, ancianos y enfermos con vida en Gaza, de un total de 133 que siguen retenidos por Hamás y otros grupos terroristas palestinos.

No se ha decidido cuánto durará la tregua, pero si se acuerda el intercambio, la pausa en los combates será «definitivamente inferior a seis semanas», dijo el funcionario.

La visita de la delegación egipcia se produjo después de que los medios de comunicación israelíes informaran de la visita a El Cairo el jueves del jefe del ejército israelí, el teniente general Herzi Halevi, y de Ronen Bar, jefe del Shin Bet, el servicio de inteligencia nacional de Israel.

Egipto, preocupado por una posible afluencia de refugiados palestinos de la vecina Gaza si la guerra continúa con la largamente prometida ofensiva israelí en la ciudad meridional de Rafah, ha asumido un papel cada vez más activo en las negociaciones.

«Los egipcios están tomando realmente el relevo en esto. Egipto quiere ver avances, entre otras cosas porque está preocupado por una posible operación en Rafah», declaró el funcionario.

Según el funcionario, Qatar, el principal intermediario anterior, había quedado cada vez más excluido tras no responder a las exigencias israelíes de expulsar a los dirigentes de Hamás de su territorio o frenar sus finanzas.

«Qatar sigue participando, pero en menor medida», afirmó el funcionario. «Está claro para todos que no cumplieron, ni siquiera cuando se trató de expulsar a Hamás o incluso de cerrar sus cuentas bancarias».

La visita de la delegación egipcia se produjo un día después de que Estados Unidos y otros 17 países hicieran un llamamiento a Hamás para que liberara a todos sus rehenes como vía para poner fin a la crisis de Gaza. Hamás prometió no ceder ante la presión internacional.

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