El escritor Marcos Aguinis participó del acto que se llevó a cabo el martes en la Catedral metropolitana por la conmemoración del 75 aniversario de la Noche de los Cristales Rotos. Su presencia en este tipo ceremonias interreligiosas es habitual y ante los últimos incidentes provocados por el grupo lefebvrista que intentó suspender la jornada, la Agencia Judía de Noticias (AJN) lo entrevistó para conocer su mirada y su análisis sobre la situación.  

AJN.- Luego de lo que se vivió en la Catedral, ¿qué nos está pasando como sociedad?

Marcos Aguinis.- Yo creo que en la Argentina están ocurriendo aspectos que son universales. En el mundo entero hay una gran inestabilidad social. Existe mucho inconformismo que incrementa el odio y la frustración. Hay países desarrollados, unos 20, 25, donde la situación es más tranquila. Pero en general el mundo está convulsionado. Incluso hay un nuevo fenómeno que es la sensación de que el poder que antes tenían ciertos gobiernos se está debilitando. Esto está más marcado en Argentina y Venezuela.

AJN.- ¿No estamos acostumbrados a vivir con estas expresiones?

M A.- El antisemitismo está resurgiendo en muchas partes donde parecía que había desaparecido por completo. Incluso en países europeos que padecieron el nazismo y que sufrieron el régimen estalinista. Son países donde hay manifestaciones antisemitas muy fuertes como el caso de Hungría. Uno no puede entenderlo, pero existe en todas las partes. Es un fenómeno que tiene un arraigo muy grande en el mundo. Durante dos milenios los judíos fueron señalados como chivos expiatorios. Por otro lado, daba la sensación de que la presencia judía en el mundo, sus contribuciones a la ciencia, arte, la salud, las diversas manifestaciones en las que se mostraron con un rostro humano hacían desaparecer al antisemitismo. Incluso la presencia de figuras judías en gobiernos democráticos daban la sensación de que el antisemitismo se iba atrofiando y quedando en el pasado, pero no es así. El antisemitismo sigue vigente y hay una confrontación grave entre quienes quieren superar esta etapa y quienes no. Las dos manifestaciones son igualmente fuertes, diría que del lado de quienes pretenden que haya fraternidad, hermandad hay una intensidad que antes no existía en todos los cultos, pero también nos vemos con un fanatismo, una suerte de “talibanismo” que está en todos lados que no sólo está entre los musulmanes, sino que también entre cristianos y judíos. Nos encontramos con los dos extremos presentes. Lo curioso es que haya ocurrido en la Catedral metropolitana en presencia de la jerarquía católica más alta del país, ya que estaban el Arzobispo de Buenos Aires y el Embajador del Vaticano. Esto habla de un sector ultra-conservador católico que está muy enojado con el magisterio del Papa Francisco. Se puso muy claro que no le va a resultar nada fácil a Francisco llevar adelante su programa. Le debemos reconocer una gran habilidad y gran artesanía política.

AJN.- ¿Está sorprendido?

M A.- Nos encontramos con este grupo que a mí me sorprendió mucho y máxime cuando apareció una persona con una boina roja frente al micrófono. Luego me enteré que la boina roja es el signo de los lefebvristas que es un sector entrenado y siendo educado por esta mentalidad de odio y segregación. Por eso aquí viene la gran pregunta que nos hacemos siempre frente a grupos fanáticos que predican el odio en las mezquitas, entonces yo digo ¿el Inadi no dice nada de quienes predican el odio?, porque esto puede volver a repetirse.

AJN.- ¿Cómo hombre de la comunidad judía, desde ese lugar, qué opina?

M A.- Creo que las autoridades comunitarias se comportaron correctamente. Se quedaron en la Catedral, no se retiraron ni se acobardaron. Incluso a la gente que me decía “nos tenemos que ir”, yo les contesté: “De ninguna manera, nos quedaremos hasta el amanecer pero no nos iremos”. Ocurrió que la tolerancia de los que se quedaron triunfó sobre la intolerancia de esta gente. La firmeza de la resistencia contra este grupo fue correcta. En este sentido estuvo todo muy bien. La comunidad tiene que entender que la lucha contra el antisemitismo debe continuar porque no ha terminado.

AJN.- Lo que ocurrió en la Catedral podemos decir que fue en la casa de Bergoglio, él trabajó mucho para estos actos de la Kristallnacht. ¿Qué reflexión le merece esto?

M A.- No solo es la casa de Bergoglio, también es la de Quarracino quien pidió que en su tumba en la Catedral esté acompañada por la conmemoración y recuerdo del Holocausto. Es uno de los pocos casos en los que un obispo pidió una cosa así, lo que nos llena de orgullo como argentinos. Creo que fue una bofetada a Bergoglio porque estas conmemoraciones se hacen desde hace cuatro años y esto lo inauguró Bergoglio, se atacó una iniciativa del Papa.

Hace falta continuar para mantener los lazos de hermandad entre cultos, abrirnos a las ideas distintas al disenso y entender que la vida humana es corta y que es un verdadero crimen arruinarla con actos llenos de odio que lo único que hacen es dañar a la humanidad.

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Foto: Clarín