Agencia AJN.- En 2022, en Israel, 24 mujeres fueron asesinadas en casos definidos como feminicidio o presunto feminicidio, lo que supuso un aumento del 50% respecto al año anterior, en el que fueron asesinadas 16 mujeres. Y en el primer trimestre de 2023, la preocupante tendencia parece continuar: 12 mujeres fueron asesinadas en actos de violencia de género.

Es decir, en los primeros tres meses del año, se cometieron la mitad de los femicidios de todo el año anterior.

Estadísticas igualmente preocupantes están surgiendo de otros sectores minoritarios de Israel, por ejemplo, la población árabe. En lo que va de año, se produjeron 68 asesinatos violentos en comunidades árabe-israelíes, cuatro de ellos contra mujeres. En los 12 meses de 2022, se registraron 116 asesinatos en total, lo que indica que el número total de vidas perdidas en 2023 será mucho, mucho mayor.

Dado que un tercio de las mujeres asesinadas en lo que va de año son árabe-israelíes, la relación entre el aumento de las cifras en ambos sectores podría servir quizá como indicio de por qué está ocurriendo esto.

El 29 de diciembre de 2022, el 37º gobierno de Israel juró su cargo, y el 1 de enero de 2023, el líder de Otzma Yehudit, Itamar Ben-Gvir, asumió el cargo de ministro de Seguridad Nacional, tomando el relevo de su predecesor, el ex ministro de Seguridad Nacional Omer Bar Lev.

El nombramiento de Ben-Gvir como ministro de Seguridad Nacional fue acogido con preocupación y temor tanto por las organizaciones de mujeres como por las organizaciones árabe-israelíes, que expresaron su inquietud por sus posturas y prioridades políticas.

Desde que asumió el cargo, Ben-Gvir trabajó para aplicar varias políticas clave relativas a las mujeres y a los árabes-israelíes, al tiempo que cancelaba otras que habían sido aplicadas o propuestas por el gobierno anterior.

En cuanto a las cuestiones de la mujer, el ministro de Seguridad Nacional decidió en marzo que el gobierno votara en contra de un proyecto de ley que habría obligado a los agresores domésticos a llevar un brazalete electrónico de vigilancia para hacer cumplir las órdenes de alejamiento.

El proyecto de ley, que había sido obra del ministro de Justicia del gobierno anterior, Gideon Sa’ar, y de las diputadas Merav Michaeli, Naama Lazimi y Merav Ben Ari, fue rechazado en una votación, con un resultado de 53-54. Ben-Gvir señaló que era desequilibrado y que se presentaría una versión modificada del mismo en el plazo de un mes.

Aunque aún no publicaron los detalles definitivos de su nuevo proyecto de ley enmendado, una de las estipulaciones del mismo establecerá que un hombre debe tener dos condenas previas por violencia doméstica antes de que se le pueda ordenar llevar un brazalete de seguimiento electrónico.

Tras la votación del 22 de marzo, Bat Melech, una ONG que asiste a mujeres religiosas y haredi (ultra ortodoxas) que sufren violencia doméstica, declaró que el rechazo del proyecto de ley de la pulsera electrónica estaba «desconectado de la terrible realidad de siete feminicidios desde principios de año».

Una de las razones aducidas por Ben-Gvir para explicar su descontento con el proyecto de ley es que lo considera injusto para los hombres, y afirma que no salvaguarda sus derechos frente a las mujeres que presentan denuncias falsas.

«Es importante prevenir la posibilidad de denuncias falsas, que perjudican a hombres inocentes y también a las mujeres y su credibilidad», expresó entonces.