El hogar para la tercera edad "Le Dor Va Dor" cumplió su primer año de vida y se transformó en uno de las obras de mayor envergadura que se haya realizado gracias al aporte de donantes comprometidos con el desarrollo de la comunidad judía en la Argentina.
Alejandro Kladniew, quien a través del Joint formó parte del equipo de trabajadores y donantes voluntarios, conversó con AJN sobre el "compromiso" que existe por parte de la comunidad judía "cuando los proyectos que se presentan son racionales, están bien diseñados y persiguen un objetivo claro".
 "Un año del hogar Le Dor va Dor significa que cuando hay una idea bien pensada, hay mucho apoyo de la comunidad para generar cambios y situaciones de mejora y, además, es la demostración de que aquello que habíamos pensado se pudo llevar adelante", dijo Kladniew y agregó: "La mejor evaluación fue cuando los donantes y nosotros mismos pudimos ver el hogar inaugurado y sorprendernos".
 En relación a las dificultades sorteadas en el proceso de la construcción y la recaudación de fondos para el mismo, Kladniew subrayó que "en general se vivió el proceso con mucho placer, con reuniones amenas y con el apoyo de la gente" más allá de las complicaciones lógicas de cualquier obra en relación a los costos y
tiempos.
 Consultado sobre el grado de compromiso que, en su calidad de director de la Oficina Latinoamericana del Joint, percibe desde la comunidad judía, Kladniew dijo que el Hogar "logró sintetizar un proyecto abarcativo que engloba a toda la comunidad judía" y por eso contó no sólo con el aporte de "donantes tradicionales" sino con un "gran porcentaje" de nuevos donantes que decidieron sumarse a la causa por considerarla necesaria.
 "La gente sintió que estaba apoyando un proyecto que es de todos. No a un dueño en particular, el dueño del hogar es la comunidad y está frase no es un cliché, un slogan o marketing. Los que estábamos trabajando a cargo del proyecto pusimos todo y por eso nos devolvieron todo", expresó el dirigente.
 Uno de los aspectos que mayor sorpresa generó al finalizar la obra y que Kladniew destacó por sobre todas las cosas, fue el hecho de que el resultado final "superó las expectativas" y los estándares de calidad previstos.
 "En un país en el cual la palabra no está tan valorada la gente siempre espera menos y no más, entonces, esto fue un cambio. No hubo un solo donante que visite el hogar y no haya quedado sorprendido porque lo prometido estaba más que cumplido", contó Kladniew y confesó que "si hubiéramos seguido tocando puertas estoy seguro de que
hubiéramos seguido recaudando".
 El hogar posee 290 camas de las cuales sólo 90 son pagadas por particulares que, con su aporte, ayudan a mantener el equilibrio económico de la institución. Tanto la AMIA como el Joint y la fundación Tzedaká tienen previsto, en un futuro ampliar las
instalaciones para brindarle un mejor servicio a la comunidad y ya pusieron en marcha el próximo proyecto que persigue el objetivo de crear un "fondo para las escuelas de la red escolar judía".
 "Queremos que cada escuela judía de su barrio sea la mejor escuela privada de ese lugar", aseguró Kladniew y advirtió que se trata de una propuesta que aún está "en una etapa preliminar".

SJS-HJP