El rey de Arabia Saudita, Salmán bin Abdulazizde, se dirigió a Estados Unidos en un intento por resolver la crisis de tensiones en torno al Monte del Templo tras el ataque mortífero del viernes en la Ciudad vieja de Jerusalem, según informó el martes el medio árabe ‘Elaph’, con sede en Londres.

El gobierno israelí prohibió el viernes la entrada al sitio sagrado tras un ataque terrorista en el que murieron dos agentes de la policía fronteriza de Israel. El complejo reabrió el domingo bajo nuevas medidas de seguridad y provocando protestas por parte de las autoridades religiosas musulmanas sobre la instalación de detectores de metales en sus entradas para prevenir el contrabando de armas de fuego en el complejo y la instalación de cámaras de vigilancia para mejorar la seguridad.

Según el informe de Elaph, la decisión de reabrir el complejo reverenciado a los fieles llegó luego de que el rey saudí interviniera personalmente en el asunto, instando, a través de la Casa Blanca, a que el Monte del Templo reabriera para la oración musulmana.

El informe alegó que el primer ministro Benjamín Netanyahu había transmitido su voto a los saudíes por medio de la administración estadounidense como un mensajero de terceros que Israel no cambiaría el statu quo en el Monte del Templo. Las fuentes citadas en el informe aseguraron que Jordania también había estado involucrada en el proceso de comunicación.

Bajo el acuerdo del statu quo, a los judíos se les permite entrar al Monte del Templo bajo una estrecha supervisión, pero sólo a los musulmanes se les permite realizar su oración.

Netanyahu también habría invitado a funcionarios sauditas a visitar el tercer lugar más sagrado del Islam, la Mezquita Al-Aqsa, ubicada en el Monte del Templo, para ver de primera mano que el statu quo permanece igual.

Aunque Israel y Arabia Saudita no tienen relaciones diplomáticas oficiales, informes recientes sugieren que Jerusalem y Riad pueden considerar esfuerzos para establecer conexiones económicas que podrían sentar un precedente para normalizar las relaciones.

Al mismo tiempo, el movimiento palestino Fatah se prepara para celebrar un «Día de Rabia» el miércoles en los territorios palestinos en protesta por los acontecimientos en Jerusalem. Fatah ha pedido protestas y sesiones de oración en masa en las principales ciudades de la Ribera Occidental en una muestra de oposición a las nuevas medidas israelíes.

Mientras tanto, Israel teme que el ataque del viernes, en el que tres terroristas árabes-israelíes mataron a los agentes de la Policía de Fronteras Haiel Stawi y Kamil Shnaan, pueda desencadenar una tercera intifada. El Monte del Templo está bajo el control israelí y la custodia jordana, y es administrado por el Wakf islámico.

El lunes, los fieles musulmanes protestaron por segundo día contra los detectores de metales y evitaron entrar en el recinto. Los religiosos realizaron oraciones fuera de las puertas del complejo y pidieron a la policía y al gobierno israelí que revirtieran las medidas de seguridad.

La confesión religiosa musulmana Wakf y otras autoridades musulmanas emitieron una declaración el lunes llamando a los musulmanes a defender la protesta.

Comandante de la Policía del Distrito de Jerusalem, el General de División Yoram Halevy manifestó el lunes que a pesar de la dura respuesta, los palestinos se acostumbrarán a los detectores de metales. «Tenemos la intención de que cualquiera que desee entrar en el recinto sea revisad. Sino deberemos cerrar todas las puertas, y no queremos llegar a eso», subrayó.

Sin embargo, Mustafa Barghouti, miembro del comité ejecutivo de la OLP, que asistió a la oración en la Puerta de los Leones, respondió a Halevy diciendo que, a pesar de la restricción, los palestinos encontrarán formas de entrar en el complejo del Monte del Templo y evitar los nuevos detectores de metales. «Hemos estado bajo la ocupación durante 50 años, y no vamos a `acostumbrarnos´ a la nueva injusticia», expresó Barghouti.