Agencia AJN.- Los legisladores de la Knesset aprobaron los presupuestos estatales para 2023 y 2024 en la madrugada del miércoles, poniendo fin a meses de disputas en la coalición sobre las prioridades de financiación que habían amenazado con hacer fracasar el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu.

Tras pasar por una interminable lista de objeciones presentadas por la oposición con la esperanza de retrasar los procedimientos, los diputados finalmente votaron a favor de aprobar las partes finales del presupuesto bienal poco después de las 6 de la mañana del miércoles, poniendo fin a una bulliciosa noche en el pleno.

Los legisladores votaron 64-55 a favor de las líneas de la coalición en las dos lecturas finales del presupuesto de 2023, el presupuesto de 2024 y un proyecto de ley que establece la política de financiación.

Ante la inminente fecha límite del 29 de mayo para aprobar un presupuesto o convocar nuevas elecciones, Netanyahu se esforzó en las últimas semanas por satisfacer las exigencias de sus socios de coalición, y el lunes cerró algunos acuerdos para allanar el camino a la votación, que comenzó a última hora del martes.

Con esta aprobación, Netanyahu y su gobierno dispondrán de otros 18 meses hasta que la Knesset deba aprobar otro presupuesto y se pone fin al mayor punto de discordia interna de la coalición.

«Es un buen presupuesto. Servirá a los ciudadanos de Israel», dijo el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, desde la tribuna de la Knesset tras la votación, entre vítores y aplausos de los legisladores de la coalición, que se unieron en una muestra de unidad para celebrar el hito.

Mientras la Knesset empezaba a votar el presupuesto, miles de manifestantes se congregaron en Jerusalem, ondeando banderas israelíes y coreando cánticos contra el «saqueo» de las arcas del Estado por parte del gobierno.

Los manifestantes criticaron igualmente el presupuesto por los miles de millones en subvenciones a la comunidad ultraortodoxa, al tiempo que permitía a los hombres de esa comunidad eludir el empleo y el servicio militar.

En vísperas de la sesión legislativa, el primer ministro trató de proyectar estabilidad para reemplazar las disputas de las últimas semanas, agradeciendo a sus socios de coalición por unirse para apoyar el presupuesto de casi 998.000 millones de NIS (270.000 millones de dólares), que incluye miles de millones en financiación para intereses sectoriales.

«Este gobierno durará los cuatro años», afirmó.

Sin embargo, el proceso presupuestario volvió a poner de manifiesto las divisiones en el seno del gobierno de línea dura, con tres facciones que retiraron públicamente su apoyo al presupuesto a menos que se les concedieran asignaciones de fondos adicionales. Dos de las tres cuestiones no se resolvieron hasta el lunes.

Los críticos han acusado a Netanyahu de ir demasiado lejos para apaciguar a los partidos ultraortodoxos, o haredi, a expensas del público en general, con el país luchando contra la inflación y un alto coste de la vida.

«Este Gobierno es terrible para la economía. Dijo que reduciría el coste de la vida, [pero] no hay nada relacionado con el coste de la vida en este presupuesto», dijo el líder de la oposición Yair Lapid.

«Este presupuesto es imprudente, es un desastre para la economía y la sociedad israelíes, y viola el contrato social con el Estado de Israel, que pagaremos nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos», denunció.

De los 13.700 millones de NIS de gasto discrecional, 3.700 millones se destinarán a aumentar el presupuesto para estipendios de los estudiantes haredíes de yeshiva a tiempo completo exentos del servicio militar.

Otros 1.200 millones de NIS están presupuestados para instituciones educativas haredíes privadas no supervisadas, muchas de las cuales no imparten asignaturas básicas como matemáticas e inglés, mientras que se destinarán fondos adicionales al sistema educativo oficial haredí y a la construcción de edificios con fines religiosos y de apoyo a la cultura y la identidad haredíes.

Netanyahu y el ministro de Finanzas, Bezalel Smotrich, también acordaron ampliar los estipendios de los alumnos de la yeshiva hasta 250 millones de NIS (68 millones de dólares), utilizando los fondos sobrantes de las escuelas ultraortodoxas.

Este acuerdo, que sofocó la rebelión de una subsección de políticos ultraortodoxos, también incluía la autorización para pagar retroactivamente a los estudiantes de yeshiva una beca a partir de principios de 2023.

Smotrich dijo que el presupuesto «dará estabilidad y certidumbre a la economía». No mencionó las advertencias de las agencias de crédito de que la capacidad de endeudamiento de Israel podría verse afectada por la revisión judicial que lleva a cabo el Gobierno.

Aunque pasó por alto las presiones internas, Smotrich dijo que el presupuesto sobrevivió a «enormes presiones de partes interesadas, huelgas irresponsables y campañas mediáticas», pero el gobierno «no capituló».

Netanyahu y Smotrich se aseguraron el lunes los últimos votos necesarios para aprobar el presupuesto estatal prometiendo al partido de extrema derecha Otzma Yehudit canalizar hasta 250 millones de NIS (68 millones de dólares) a un ministerio controlado por el partido que apoya el desarrollo en las regiones del Néguev y Galilea.

Los acuerdos permitieron al Gobierno mantenerse justo por debajo del límite presupuestario obligatorio de 998.000 millones de shekel, lo que habría supuesto el riesgo de alargar el proceso al requerir volver a los comités de la Knesset para aprobar los cambios.