En un comunicado firmado por su secretario general, Ahmed Abul Gheit, la Liga Árabe expresó sus “condolencias a los familiares de las víctimas, y su apoyo al gobierno y pueblo jordanos ante esos atroces ataques».

Anoche, fuerzas especiales jordanas mataron a cuatro hombres armados poniendo fin a un enfrentamiento en el Castillo de los Cruzados – uno de los más conocidos sitios turísticos del país – donde los atacantes se escondieron tras disparar contra policías y civiles y llevaron rehenes. Los funcionarios locales se negaron a hacer comentarios sobre esta información y la existencia de rehenes.

Los agresores habían emboscado previamente a la policía jordana en la fortaleza y dispararon a mansalva, matando a 7 agentes de policía, dos civiles y una turista canadiense.  Al menos 34 personas sufrieron heridas de distinta consideración, en uno de los ataques más sangrientos de la historia reciente de Jordania.

Las agencias de seguridad informaron que fueron halladas armas automáticas y municiones en el lugar de los hechos en Karak, y en la casa de uno de los terroristas – en Qatraneh, al norte de Karak – la policía confiscó explosivos, cinturones explosivos y otras armas.

Por el momento, ninguna agrupación reivindicó el ataque.

Este ataque fue el último de una serie que han desafiado la pretensión del reino pro-occidental de ser un oasis de calma en una región amenazada por extremistas islámicos. El asesinato de la turista canadiense podría afectar aún más al sector del turismo, que ha disminuido drásticamente desde que Isis se apoderó de gran parte de Siria e Irak hace dos años.

Jordania se enfrenta al extremismo local, y cientos de jordanos luchando en las filas de Isis en Irak y Siria, mientras varios miles más apoyan al grupo extremista en el país. Cabe recordar que Jordania es miembro de la coalición militar liderada por Estados Unidos que lucha contra esta organización terrorista.