Hace 60 años, cuando 36 hombres y dos mujeres firmaron la Proclamación de la Independencia de Israel, ellos sabían que no iba a ser fácil. Sabían que el pedido de paz con las naciones que los rodeaban se encontraría con declaraciones de guerra y destrucción. No estaban seguros de si este bebé recién nacido duraría.

 

Pero hay una cosa que definitivamente no sabían: Que el Estado de Israel sería líder en la contribución a la humanidad y que también se convertiría en el país más odiado por ella.

 

Israel se caracteriza por paradojas. Hace más de tres años jóvenes científicos israelíes han estado entregando solicitudes al Consejo de Investigación Europea y por más ese tiempo han estado en el primer lugar, por su tamaño, para recibir subvenciones. Esta es la fundación más importante de su tipo en el mundo. ¿Cómo se compara con el desempeño pobre de los exámenes internacionales de los alumnos israelíes? No se compara. Somos el Estado de las paradojas.

 

Por casi una década Israel ha estado liderando, o ha estado entre los líderes, de las investigaciones globales sobre contribuciones negativas en el mundo. Cuando no estamos en el primer puesto, estamos en el mismo bote que Irán, Pakistán y Corea del Norte. No es exactamente algo por lo que enorgullecerse.

 

Cuando nos movemos de las encuestas de percepción a la realidad, el panorama se revierte. Israel es uno de los países líderes del mundo en el desarrollo de medicación, irrigación y purificación de sistemas de agua (el primer lugar en el mundo que tiene su tratamiento de cloacas), aplicación de patentes (el primer lugar del mundo con un registro de patentes en desarrollos médicos) y publicaciones científicas (segundo lugar en el mundo con los tres periódicos más importantes).

 

Estos logros no solo son causa de orgullo nacional, sino que son principalmente una contribución a la humanidad. Y la lista sigue, las exportaciones más caras de Israel, según el peso, fueron más valiosas que oro puro. Estamos hablando de las cosechas del tomate Summer Sun – $350,000 dólares por kilo.

 

Mirar hacia atrás con orgullo y hacia delante con esperanza

 

No hay un índice de "contribución a la humanidad per cápita". Pero si existiese, Israel tendría el primer lugar. Millones de personas deben sus vidas a los sistemas de irrigación y a productos de agricultura de Israel. No solo el Tercer Mundo. Incluso el gobernador de California, Jerry Brown, le pidió recientemente a Israel asistencia de investigación y tecnología para lidiar con una fuerte sequía. ¿Cómo es que esta contribución iguala a la imagen tan negativa? No lo hace. Somos el Estado de las paradojas.

 

Algunos dicen que no es realmente una paradoja por que "Israel y los judíos son los mayores jugadores en la cultura de la violencia, y ésta eventualmente destruirá a la humanidad". Esto es exactamente lo que Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi, dijo. Los nazis dijeron lo mismo.

 

Pero verán, estos comentarios difamatorios fueron hechos por una persona que encabezó un instituto en contra de la violencia en una universidad prestigiosa en Estados Unidos. Fueron hechos, en casi el mismo estilo, por la ex ministra británica Clare Short, y también por un periodista muy conocido en Israel. El mensaje atraviesa. Miles de académicos de todo el mundo esparcen mensajes similares.

 

El hecho es que 35 palestinos fueron asesinados en el 2013, la mayoría involucrados en actividades terroristas. Este número es menor que la sangre derramada diariamente en Siria, Pakistán, Afganistán, Irak, Nigeria y Somalia. El hecho es que el 99.9999% de los conflictos violentos del mundo no tiene nada que ver con Israel.

 

Pero al demonio con los hechos. Siempre hay alguien que se asegura, incluso entre nosotros, de esparcir libelos de sangre. ¿Cómo puede arreglarse la disputa entre las cifras reales y las calumnias? No puede. Somos el Estado de las paradojas.

 

Por 364 días al año nos comprometemos con una autoflagelación. Hemos pecado, hemos traicionado, hemos cometido crímenes. Con todo esto, que a veces es una crítica legítima y otras un odio por nosotros mismos, hemos perdido contacto con la realidad.

 

Hay problemas. Israel está lejos de ser perfecto. Las brechas  y los precios de los hogares son alarmantes. Pero, a pesar de todo esto, Israel es un milagro. Un Estado fundado a partir de 70 comunidades de la Diáspora, las cuales en su mayoría no sabían nada de la democracia. Un Estado de refugiados pobres que se convirtió en una potencia mundial en agricultura, irrigación y purificación de agua, y desarrollos de alta tecnología. Un Estado que no vive por la espada, sino por la investigación, el desarrollo y el emprendimiento. Un Estado en el que las conversaciones sobre el boicot y la suspensión de inversiones conlleva el hecho de que es el país en el que más se invierte en el mundo, y en algunos campos no da abasto.

 

Debemos seguir advirtiendo. Debemos criticar, morder y exponer los problemas. Pero una vez al año también debemos presentar un panorama más amplio. Entonces sí, podemos mirar hacia atrás con orgullo. Podemos mirar hacia delante con esperanza. Feliz Día de la Independencia.

 

JC