Agencia AJN.- En vísperas de las protestas contra la reforma judicial del «día de la interrupción», que el jueves cerrarán algunas zonas de Israel, la ONG Regavim presentó el miércoles una petición al Tribunal Superior de Justicia en la que solicitaba que se ordenara al grupo de protesta Banderas Negras el cese de sus actividades y a las fuerzas del orden que impidieran los cortes de los accesos y las calles principales.

Regavim argumentó que los cortes eran peligrosos tanto para los conductores como para los peatones, y que los llamamientos a participar en las manifestaciones eran ilegales.

El público israelí se acostumbró a los informes semanales sobre el bloqueo de la autopista Ayalon (Tel Aviv) por alborotadores que »desbordan» las manifestaciones contra la reforma judicial, dejando a la Policía de Israel impotente para impedir el cierre de la principal arteria de tráfico en la región de Gush Dan», expresó Regavim.

La petición citaba una sentencia del ex presidente del Tribunal Supremo Aharon Barak sobre el uso de controles de calles durante las protestas de 2005 contra la retirada de Gaza, en la que se afirmaba que la libertad de expresión no permite acciones anárquicas y sediciosas ni paralizar el país.

Regavim agregó que la petición fue presentada después de que los llamamientos al Comisario de Policía Kobi Shabtai fueran ignorados. Uno de los principales objetivos era cuestionar la falta de aplicación de la ley contra organizaciones como Banderas Negras.

La ONG de derecha pidió a la Fiscalía General y a la Policía de Israel que tomaran medidas contra lo que calificaron de comportamiento ilegal.

«El Estado de Israel está sumido en la anarquía, bajo los auspicios de la Policía de Israel y el sistema judicial», declaró Meir Deutsch, director general de Regavim.

«Respetamos las acciones de protesta legítimas, pero los opositores al gobierno hace tiempo que cruzaron todas las líneas rojas. La campaña de incitación y odio que se está llevando a cabo contra millones de votantes debe detenerse, y los golpes mortales que se están infligiendo a los ciudadanos del Estado de Israel, la resistencia de las IDF y el tejido de la sociedad israelí deben detenerse», agregó Deutsch.

El movimiento Bandera Negra desestimó la petición y señaló que la jornada de interrupción continuaría como estaba previsto, como una cuestión de libertad de expresión y un medio no violento para detener «la dictadura».

«[El primer ministro Benjamín] Netanyahu y [el ministro de Finanzas Bezalel] Smotrich, a través de otra de las asociaciones que organizan el apoyo a la dictadura y la formación de jefes del poder judicial similares a los iraníes, están tratando de perjudicar el derecho a la protesta», aseguraron las Banderas Negras.

«Saben que las jornadas de interrupción son las que detienen a la dictadura e intentan callarnos con mentiras sobre ‘sedición y ‘violencia'», concluyó el comunicado del grupo.

Los grupos de protesta habían convocado las protestas tras el fin del receso de la Knesset (el Parlamento israelí), periodo de negociaciones sobre la reforma judicial. Antes del receso, las protestas masivas habían paralizado el país, lo que llevó a Netanyahu a poner en pausa la legislación sobre la reforma judicial.

Mientras continúan las negociaciones, Banderas Negras y otros activistas habían pedido al jefe de Yesh Atid y ex primer ministro, Yair Lapid, y al jefe de Unidad Nacional y ex ministro de Defensa, Benny Gantz, que fijaran un plazo para las negociaciones.