El Centro Simon Wiesenthal alertó que los grupos antisemitas se sirven del conflicto de Medio Oriente y con el pretexto de cuestionar la política del Estado de Israel transmiten “su mensaje de odio”.
“Hace una década, hay una tendencia de lo que se da en llamar el nuevo antisemitismo, que no tiene que ver con el antisemitismo tradicional, no es el antisemitismo neonazi sino el antisemitismo que utiliza el conflicto de Medio Oriente para dar rienda suelta al mensaje de odio”, afirmó Sergio Widder, director para América Latina del Centro Wiesenthal.
En una conferencia convocada por la Sociedad Hebraica Argentina y la Agencia Judía de Noticias, Widder explicó que “no genera tanto escándalo en la sociedad la expresión de antisemitismo a través del uso del pretexto del conflicto de Medio Oriente para un nuevo discurso de odio”.
Asimismo, el representante del Centro Wiesenthal consideró que este fenómeno “va más allá de la Argentina y tiene un alcance global”.
“El punto de partida de este nuevo antisemitismo tiene que ver con la decisión, que en el año 2000 (septiembre) adoptó el presidente de la Autoridad Palestina Yasser Arafat al abandonar la mesa de negociaciones (con Israel) y lanzar la Segunda Intifada”, explicó Widder.
Este hecho histórico, según el cazador de nazis, sirvió como “plataforma política de la Conferencia Mundial contra el Racismo de 2001, que se realizó en Durban, Sudáfrica”.
Para Widder, este punto es “muy importante” para analizar el fenómeno del antisemitismo de estos días porque “muchas veces en la Argentina dirigentes y no dirigentes ven este fenómeno con un alcance limitado a la frontera”.
El directivo subrayó que el antisemitismo “excede largamente la frontera y excede a los grupos antisemitas tradicionales, ya que en Durban, en el año 2001, se señaló a Israel como nuevo régimen de apartheid en el mundo”.
“La verdad es que lo que vimos en la Argentina en relación a este tema no alcanzó las dimensiones como ocurrió en Europa con movimientos y campañas fogoneadas por grupos islamistas y grupos de izquierda radicalizados”, apuntó.
Respecto de la reacción de la sociedad ante las manifestaciones antisemitas, Widder aseguró que “el Estado tiene herramientas para poder confrontarlo”
“En la Argentina, si hay un grupo de neonazis que sale a la calle pensando en todo tipo de agresiones antisemita seguramente van más”, sostuvo.
Widder indicó que frente a un ataque de odio y de discriminación, “la reacción en general de la sociedad y de los gobernantes es de repudio, aunque nunca se identifica ni se ubica a los profanadores”.
“Esto no quiere decir que no les importe, les importa y saben que genera un escándalo. Ahora, no genera tanto escándalo la expresión de antisemitismo o el uso del pretexto del conflicto de Medio Oriente para el nuevo discurso de odio”, consideró.
Widder comentó que desde el Centro Wiesenthal se siguen “muy de cerca” estas manifestaciones de antisemitismo porque lo mismo sucedió en la edición de Ginebra de la Conferencia de Durban como otros foros sociales que se realizaron en el mundo.
En el caso de la Argentina, Widder indicó que “el hecho más grave” fue el que tuvo como principal afectado al empresario de origen judío Eduardo Elsztain, quien fue víctima de un fuerte escrache tras la ofensiva israelí en la Franja de Gaza durante la operación Plomo Fundido, a principios del año pasado.
“Este hecho lo detectamos inmediatamente y hemos tenido una posición muy dura”, aseguró el directivo.
Widder enfatizó que “Elsztain es un empresario argentino judío, pero argentino con independencia” de lo que estaba pasando en Medio Oriente.
Para el representante del Centro Wiesenthal este hecho “dejó un precedente porque ya sucedió y que haya sucedido una vez puede volver a suceder algo parecido”.
Asimismo, indicó que a este ataque se agrega “el lavado de cara de Irán, que es la mayor amenaza que tiene el pueblo judío en el mundo, presentado como un régimen díscolo que tiene aliados muy fuertes en nuestra región como los gobiernos de Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba”.
“Ese es el estado de situación que más me preocupa en la Argentina porque las fronteras son tan virtuales como en Internet”, afirmó, por último, Widder.
DB