La bandera israelí pisoteada por la diplomacia y los chalecos amarillos jordanos

En los últimos días se dio a conocer un incidente que tuvo lugar en la ciudad de Amán, capital de Jordania. La ministra de Información y portavoz del Gobierno, Jumana Ghunaimat, asistió a una reunión en la sede local de la Unión de Sindicatos del país.

La ministra entró al lugar por la puerta principal y pisó la bandera de Israel que se encuentra en la entrada. La imagen fue difundida por medios de comunicación en los más diversos rincones del mundo. Lo cierto es que la ministra sabía perfectamente – como todos los jordanos – que desde hace 6 años en la entrada a dicha sede hay una gran bandera israelí en el suelo, con marcas de pisadas, invitando a los visitantes a pisotearla.

Su actitud le valió una oleada de elogios y comentarios favorables en las redes sociales, principalmente en Jordania y los territorios palestinos.

A diferencia de Ghunaimat, el primer ministro, Omar Razzaz, eligió entrar al edificio por una puerta lateral, evitando así pisar la bandera, y fue duramente criticado por esa actitud.

La hostilidad como bandera

Los ministros del Gobierno acudieron el fin de semana pasado a esa reunión para tratar asuntos tales como una posible reducción de impuestos y problemas que afectan a la economía jordana.

A seis meses de la asunción de un nuevo Gobierno, Jordania está sumida en el desencanto y descontento de sus habitantes, que – acuciados por las carencias y los problemas económico-sociales que aquejan al país – incluso han salido a las calles a protestar vistiendo los chalecos amarillos que identifican las violentas protestas vividas en Francia.

No es que Razzaz tenga especial consideración por Israel o su bandera, sino que, en estos tiempos difíciles para Jordania, el Gobierno teme que la Unión de Sindicatos esté intentando incitar nuevas protestas y volver a sacar a la gente a las calles, tal como lo hizo con el Gobierno anterior. El resultado aquella vez fue que los principales ministros y funcionarios de ese gabinete perdieron sus puestos.

El actual gabinete lleva 6 meses de Gobierno y la presión ya se hace sentir. Como suele suceder, la “normalización de relaciones con Israel” puede ser el catalizador de una variedad de frustraciones y reclamos, y la Unión de Sindicatos de Jordania es líder en ambas cuestiones: derrocar gobiernos y proclamar la hostilidad contra Israel.

Una suave reacción israelí

Tras conocerse el incidente, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel convocó al vice embajador de Jordania, para aclarar lo sucedido. En la jerga diplomática, una “conversación aclaratoria” es el acto menos contundente de protesta en la escala.

Según informa el diario Maariv, el episodio de la bandera sorprendió al primer ministro Netanyahu en momentos en que sometía a votación de su gabinete un pedido de retomar un acuerdo con Jordania que el propio Gobierno israelí había congelado.

Según este acuerdo, los dos países establecerán instalaciones para la desalinización de agua en la costa de Aqaba, que proveerá 35 millones de metros cúbicos de agua a los agricultores israelíes. A cambio, Israel les dará una cantidad de agua similar en la zona del Kinneret, el Mar de Galilea. Un arreglo sin ninguna duda beneficioso para las dos partes.

Esto se había acordado hace 4 años, pero Israel congeló dicho acuerdo con el argumento de que no era rentable. ¿Qué cambió desde entonces? En octubre del año pasado, el rey Abdallah II de Jordania anunció su decisión de anular dos anexos del tratado bilateral firmado hace 24 años relacionados con el arrendamiento de dos zonas territoriales a Israel, Naharayim y Zofar, que pasarán a control absoluto jordano a partir del próximo año.

El Gobierno de Israel espera poder utilizar la reanudación del tratado de desalinización de agua como moneda de cambio para la continuidad del acuerdo de arrendamiento de esta porción de territorio, sin que ninguna inoportuna ministra arruine una posible solución a este conflictivo tema con algún incidente diplomático.

También del lado israelí hay intereses nacionales que parecen estar por encima – o en este caso por debajo – de la bandera.