Funcionarios de la federación UJA-Federation of New York, que asiste a 102 organismos de servicios sociales de Nueva York, comentaron que están particularmente preocupados por el destino de Nueberger Berman, una subsidiaria del banco de inversión Lehman Brothers que anunció su quiebra esta semana.
Los ejecutivos de la empresa, hace años que contribuyen, con estas organizaciones, con una parte importante de sus recaudaciones anuales en Wall Street.
Paul Kane, vicepresidente de recursos financieros de la UJA, señaló que la empresa Nueberger Berman “hace tiempo que apoya a la UJA y al Estado de Israel”, y advirtió: “ahora estamos en una posición difícil porque sabemos que hay gente que no podrá realizar donaciones este año y, al mismo tiempo, sabemos que existe un enorme recorte del presupuesto estatal”, informó el diario israelí The Jerusalem Post.
Antes de su repentino colapso, Lehman Brothers era un generoso benefactor de una serie de organizaciones benéficas, desde la fundación Robin Hood que lucha contra la pobreza en la ciudad de Nueva York, hasta el Museo Judío de Manhattan y el centro de rehabilitación Aleh Negev cerca de la localidad israelí de Ofakim.
“No puedo predecir lo que la gente hará en el próximo trimestre, que es siempre el trimestre de mayores donaciones, pero estamos trabajando para alcanzar nuestros objetivos”, señaló Marc Friedman, ejecutivo de la organización “Building with Books” (Construyendo con Libros), que organiza programas extracurriculares en Estados Unidos y promueve la construcción de escuelas en países subdesarrollados.
La crisis financiera que se desató en Wall Street tras el anuncio de la quiebra de uno de los principales bancos de inversión, Lehman Brothers, y la posibilidad de que esto afecte las donaciones de instituciones privadas, agravan el panorama para las instituciones benéficas, ya que se esperan inminentes recortes de presupuesto público.
El gobernador de Nueva York, David Paterson, ya estimó que el estado podría perder mil millones en ingresos fiscales como resultado del caos que se vive en Wall Street.
Todo esto plantea un panorama de incertidumbre para los programas de asistencia social en Estados Unidos.
PB SJS