“El papel del teatro fundamentalmente es resistir, tanto en época de dictadura, con mensajes de denuncia, como en épocas de pasividad, como puede parecer de pronto esta, donde resistir es afirmar la vida, los espacios sociales y la esperanza de un mundo mejor”, subrayó el destacado dramaturgo argentino Ricardo Halac, uno de los fundadores de Teatro Abierto.
A 27 años del incendio que quemó el Teatro Picadero, donde se inició el movimiento cultural en julio de 1981, y con motivo de su recuperación, un acto rendirá tributo hoy a las 18.30 al proyecto colectivo impulsado por Osvaldo “Chacho” Dragún, Roberto “Tito” Cossa –autor de “Gris de ausencia”, de la que se verán escenas hoy- y Mauricio Kartun, entre los 21 directores que crearon el espacio.
Halac escribió tres obras para el ciclo: Lejana Tierra Prometida, que hacía alusión a las Madres de Plaza de Mayo y se vio durante el primer año, Ruido de Rotas Cadenas, y El dúo Sosa Echagüe.
El autor, que actualmente dirige el Seminario de Dramaturgia de Argentores y da clases tanto en el exterior como en el exterior, señaló que Teatro Abierto surgió como una reacción luego de que se eliminara la materia de Teatro Contemporáneo en la Escuela de Teatro Nacional.
“Y bueno, como que no había mas dramaturgos, no había mas teatro. Esa fue la gota que rebalsó el vaso”, explicó Halac
Y siguió contando: “Entonces ahí nos juntamos alrededor de Chacho Dragún, un dramaturgo muy interesante y un muy amigo mío”.
El espacio, del que formaban parte 21 autores, 21 directores y unos 200 actores fue una “afirmación de resistencia que después sirvió al ámbito político, fue el primer enfrentamiento con la dictadura”.
El Teatro Picadero, ubicado a pocos pasos de Corrientes y Callao, en pleno centro porteño y lugar de nacimiento del movimiento que ofició como uno de los principales frentes de resistencia cultural durante la última dictadura militar, fue quemado a pocos días de la inauguración del espacio.
Sin embargo, fue “contraproducente”, según Halac, ya que provocó que “la ciudadanía hiciera suyo un proyecto que antes era de artistas”.
“Cuando lo quemaron nos fortalecieron”, indicó el dramaturgo. Después, varias voces del mundo del teatro y de intelectuales como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y los escritores Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges mostraron su solidaridad con el grupo.
La demolición total del Picadero fue frenada en 2007, luego de que en 2006 la agrupación civil Basta de Demoler hiciera pública la intención de demoler el edificio ubicado en el pasaje Enrique Santos Discépolo 1847.
Un recurso de amparo presentado por la organización, sumado al reclamo de Argentores y los pedidos de otras asociaciones, permitieron dejar sin efecto la demolición total, a través de un acuerdo judicial con la empresa constructora D´Buenos Aires, del que participó la Subsecretaría de Patrimonio Cultural del Ministerio de Cultura de Buenos Aires.
En el encuentro de hoy,  se podrán ver, entre otras actividades, una muestra de gigantografías de la fotógrafa Julie Weisz y escenas de Gris de ausencia, obra de Roberto Cossa.
La apertura estará a cargo de la subsecretaria de patrimonio Cultural, Josefina Delgado, mientras que el Ministro de Cultura porteño Hernán Lombarda cerrará el acto.
Por su parte, Halac consideró que “siempre es bueno que se reconozca un evento cultural tan trascendente” como lo fue Teatro Abierto pero expresó que “sería más importante todavía si al mismo tiempo aumentaran los subsidios para que se pudiera hacer teatro a través del organismo correspondiente de la Ciudad de Buenos Aires, que es Proteatro”.
Por último, el escritor remarcó que el teatro argentino actual es uno de los más importantes del mundo y destacó que, a pesar de que “el camino de la periferia al centro es muy difícil”, se hace “mucho teatro y muy bueno”.
ND