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Una fuerte polémica generó en la red social Facebook una encuesta realizada por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y encargada por la DAIA que como dato relevante arrojó que el 30 por ciento de los entrevistados preferiría no tener vecinos judíos.

En el muro del director de la Agencia Judía de Noticias, Daniel Berliner, se sumaron varias personas al debate con comentarios tan polémicos como los datos revelados por la encuesta.

Una de las participantes posteó que “no se necesitan encuestas para saber que Argentina es un país antisemita desde siempre”, mientras que otra mujer contó que tuvo que dejar la Argentina porque era víctima de la discriminación.

No obstante, también hubo testimonios en repudio a estas visiones y para destacar lo realizado por la comunidad judía argentina.

La polémica se inició cuando esta mañana el diario Clarín publicó un sondeo realizado por el Instituto de Investigaciones “Gino Germani” que reveló que 3 de cada 10 personas no viviría en un barrio con gran presencia de vecinos judíos, mientras que otro alto porcentaje piensa que no deberían tener cargos políticos, aunque los consideran inteligentes.

El debate se subió a la web y Facebook fue el lugar elegido para tratar un informe que puso al descubierto una preocupante tendencia antisemita.

Marta, por ejemplo, posteó que “no se necesitan encuestas para saber que Argentina es un país antisemita desde siempre”. “Lo único bueno es el porcentaje que no quiere casarse con judíos pues yo soy de la misma idea con respecto a los gentiles. No quieren vecinos judíos pero no les importa vivir con coreanos, paraguayos y bolivianos”, agregó para sumar más polémica.

“Gracias a Dios yo no vivo en ese país antisemita, tercermundista, pero les pido a todos los argentinos que ven en los judíos gente despreciable que se abstengan de usar vacunas contra la polio porque la inventó un judío, que no tengan cuentas en Facebook porque el dueño es judío”, agregó la mujer indignada por los datos.

Sara, más abajo en el muro, le agregó su cuota de polémica al contar que se fue a vivir a Israel hace 16 años atrás porque “estaba harta de ser discriminada en Mendoza”, provincia del oeste argentino.

Manuel Nicolás trató de llevar un poco de calma y, en principio, marcó sus diferencias con las dos mujeres al calificar ambos testimonios como “una barbaridad” y, además, de “muy poco judío”.

“Argentina no es ningún país del Tercer Mundo, la comunidad judía allí es la segunda más importante del planeta, tras la neoyorquina, Argentina ha dado mucho a la comunidad judía y la comunidad judía ha dado mucho a la Argentina, y desde luego, son muchos los argentinos católicos que no sólo no discriminan sino que se sienten muy a gusto y muy orgullosos del aporte judío a ese país”, argumentó.

Asimismo, Manuel Nicolás citó el caso del escritor argentino Jorge Luis Borges que “tenía amor a la Argentina y admiración a Israel.

Además, apuntó que “cuatro impresentables no representan al país, ni ustedes representan el sentir general israelí respecto a la Argentina, ni creo que lo pretendan, porque se engañarían”.

Sara no tardó en responder al mensaje y apuntó que sintió “en carne propia” la discriminación en Mendoza. “Yo sé lo que es cambiarse el apellido para que no me discriminen, ¡qué asco!, y cuando vuelvo lo siento igual de los muy católicos, siguen siendo antisemitas incurables”, agregó.

Oscar también se diferenció de Sara y expresó su desacuerdo con sus vivencias. “Nunca me sentí perseguido ni discriminado, jamás, pero jamás”, agregó

Sebastián también se diferenció del testimonio de Sara y Marta, y aseguró que no tuvo que cambiarse el apellido ni nada de eso.

Para acceder a este debate se puede ingresar al siguiente link: http://www.facebook.com/profile.php?id=1436133861

La investigación realizada por la UBA titulada “Actitudes hacia los judíos en la Argentina”, fue concluida en diciembre de 2010 e incluyó un total de 1.510 entrevistas entre hombres y mujeres de 18 a 65 años, de todas las clases sociales, residentes en el Área Metropolitana de Buenos Aires y de otras siete ciudades del país.

El trabajo fue auspiciado por la DAIA y la Anti Defamation League de Estados Unidos.