Agencia AJN.- En la densamente poblada Franja de Gaza la batalla por el espacio desafía a los vivos con los muertos, ya que los ocupantes ilegales sin hogar se instalan en los cementerios de la zona, mientras las autoridades se enfrentan a la creciente demanda de nuevas viviendas.

En el cementerio de Sheikh Shaban, el más antiguo de la zona, la familia de Kamilia Kuhail vive en una casa construida por su esposo en el extremo oriental del recinto, cubriendo las tumbas de dos desconocidos cuyos restos están ahora enterrados bajo los cimientos.

«Si los muertos pudieran hablar, nos dirían que nos fuéramos de aquí», expresó Kuhail, que lleva 13 años viviendo en el cementerio del centro de Gaza con su marido y una familia que ahora cuenta con seis hijos.

Los visitantes tienen que bajar tres escalones para entrar en la casa escasamente amueblada, donde se encuentran con un fuerte olor que Kuhail llama «olor a muerte».

Sus hijos, que ganan pequeñas cantidades de dinero llevando agua a las ceremonias fúnebres, preguntan a sus padres constantemente si algún día podrán alejarse del cementerio.

«A veces me invitan amigos de la escuela, pero no puedo invitarlos aquí, soy demasiado tímida para hacerlo», señaló Lamis, de 12 años y una de las hijas de Kamilia.

La presión sobre el espacio en el cementerio refleja la creciente tensión sobre la tierra en Gaza, un estrecho parche entre Egipto e Israel bloqueado por ambos lados, que enfrenta un aumento de la crisis demográfica desde hace años. Su población se duplicará con creces en los próximos 30 años, hasta alcanzar los 4,8 millones de habitantes, y el terreno ya se está agotando.

La competencia por los escasos bienes inmuebles de Gaza es feroz, con una demanda cada vez mayor tanto de viviendas como de terrenos agrícolas para ayudar a alimentar a la creciente población, que necesita 14.000 nuevas viviendas al año, según el viceministro de Vivienda, Naji Sarhan.

Incluso los muertos se ven afectados, ya que sus lugares de descanso se ven presionados no sólo por los ocupantes ilegales, sino por la implacable realidad de una población cada vez más numerosa que no tiene dónde ir.

«Nos enfrentamos a un dilema a la hora de encontrar terrenos para construir tumbas debido a la realidad de Gaza y a su crecimiento demográfico», declaró Mazen An-Najar, del Ministerio de Waqf y Asuntos Religiosos de Gaza, que supervisa 64 cementerios en el enclave.

«La necesidad es cada vez mayor cada año. Necesitamos construcciones y necesitamos cementerios y tumbas», agregó Najar.

Con tantas demandas que compiten entre sí, la necesidad de más espacio en los cementerios  cayó en la lista de prioridades, sobre todo teniendo en cuenta las repetidas guerras que arruinaron miles de viviendas.

El ministerio del Waqf ya cerró 24 cementerios que habían alcanzado su capacidad, aunque muchas familias siguen enterrando a sus muertos en los antiguos cementerios cercanos a sus casas.

«Está prohibido enterrar aquí y es difícil encontrar un lugar, pero la gente no hace caso. Intento detenerlos pero no puedo», añadió Khaled Hejazi, un guardia del Waqf en el cementerio de Sheikh Radwan en Gaza.

Finalmente, Najar explicó que asignaron nuevos cementerios en las otras cuatro ciudades del territorio, pero que ahora deben encontrar inmediatamente un reemplazo para el mayor cementerio ubicado en el norte de la ciudad de Gaza, donde viven unas 750.000 personas.

«Está a punto de llenarse, y puede que dentro de tres o cuatro años no encontremos terrenos para enterrar», concluyó el funcionario del Ministerio de Waqf y Asuntos Religiosos de Gaza.

 

 

 

Fuente: The Jerusalem Post.