Agencia AJN.- (Por Lucía Salinas – Clarín) El 18 de enero de 2024 se cumplirán nueve años desde que el fiscal Alberto Nisman fue hallado en el baño de su casa, sin vida. La justicia federal determinó que su muerte fue un homicidio y consideró que el mismo tiene vinculación con su última denuncia: había acusado por encubrimiento agravado y traición a la Patria a Cristina Kirchner y otros ex integrantes de su gabinete, por la firma del Pacto con Irán.

La jueza Sandra Arroyo Salgado, ex esposa del fallecido fiscal, considera que a este altura “será muy difícil dar con los responsables del asesinato”.

Estuvo junto a su hija Iara, en la asunción de Javier Milei y habló de la mirada del nuevo gobierno sobre el caso, la relación con el Poder Judicial.

─Dentro de un mes se cumple un nuevo aniversario de la muerte del ex fiscal Nisman, ahora con un nuevo gobierno. ¿Qué análisis hace?

─Siento que la causa va a seguir su curso en la justicia sin embargo y por el tiempo que ya pasó, teniendo en cuenta además cómo se manejó en un comienzo el caso, considero que será difícil que se llegue a dar con los responsables del homicidio. Lo que no se hace con inmediatez más cuando hubo una maquinaria para obstruir, hace que algunas cosas se vuelvan irrecuperables como pruebas. El crimen se cometió en enero de 2015, transcurrió todo un año bajo la gestión que Alberto Nisman había denunciado, y esa causa impactaba de lleno en ese Poder Ejecutivo. Sabemos de las personas que estuvieron en el departamento de Alberto aquella noche, y sabemos que es difícil recuperar las pruebas. Nadie puede afirmar con certeza qué habría pasado si se hubiera procedido en el lugar con apego al deber ser.

─¿Nota alguna diferencia entre el Gobierno saliente y el que acaba de asumir respecto al caso?

─Sí, por primera vez vemos a un presidente y a su vicepresidente hablando con respeto hacia el Poder Judicial, hablando de la necesidad de la autonomía en el accionar de la justicia e incluso señalando la importancia de la independencia económica para el Poder Judicial. Esto es importante: cuando se buscó desestimar la causa por la firma del Pacto con Irán, se habló de un acto de gobierno no judiciable, pero es la Constitución la que estipula las competencias de cada Poder del sistema republicano. Y el Poder Ejecutivo tiene la potestad de firmar tratados que sean de conformidad con los principios de derecho público que establece la Constitución. Ningún presidente puede inmiscuirse en una causa pendiente ante la justicia, como lo era el atentado a la AMIA y aún continúa en trámite, porque eso es intromisión de un Poder en el otro.

─En la última causa que investiga un presunto espionaje ilegal, aparecieron carpetas con su nombre y con el de Nisman ¿Qué piensa usted?

─La sensación es la que tengo desde 2015 y es que hubo una actividad previa, concomitante y posterior al asesinato de Alberto Nisman, con una marcada intervención en la vida privada de él y de su vida familiar. Quedó demostrado con la campaña de desprestigio, se empapeló la ciudad con afiches que eran un montaje. Quiero decir, no me sorprenden las actividades de espionaje ilegal, las vi antes, durante y después del asesinato de Nisman. Aprendí a estar más alerta en muchas cosas desde entonces, a mirar de otra forma ciertos mensajes, a tener en cuenta ciertos hechos, determinados entornos. El espionaje ilegal es una práctica que lamentablemente estaba -y está- muy instalada alrededor de muchos jueces y fiscales federales que tienen investigaciones que son sensibles a los poderes de turno.

─Participó junto a su hija Iara de la asunción del presidente Milei ¿Qué representa ese hecho, siendo que su hija era menor de edad cuando su padre falleció?

─Como ciudadana y jueza me pareció un momento histórico, porque creo que ahora sí es el fin de una etapa que fue muy dolorosa y muy costosa para todos los argentinos, donde las libertades individuales y los derechos estuvieron muy limitados. En lo personal y familiar, fue muy movilizante. Yo fui a acompañar a Iara, que fue invitada por la vicepresidenta Victoria Villarruel, quien hace años la contactó y desde entonces tienen una relación de respeto. La invitó a participar de un programa de intercambio de jóvenes familiares de víctimas de distintos hechos terroristas a nivel mundial. Viajó el año pasado a Washington, y allí Iara pudo vivenciar el reconocimiento al trabajo de su padre. Fue muy importante. Vemos un gesto de este gobierno diferente frente a un caso tan grave como fue el asesinato de Nisman. Vemos un gesto de compresión y de empatía con todas las víctimas de terrorismo, que es lo que a lo largo de su carrera profesional viene bregando Villarruel.

─¿Cree que Cristina Kirchner brindará explicaciones ante un tribunal por el Pacto con Irán?

─Voy a hablar desde lo familiar. El hecho de que la causa se haya reabierto y se ordene realizar el juicio, es sin duda algo valioso para la familia. Es importante saber que por lo menos todo lo que puso en riesgo Alberto Nisman, aquello que él consideró que era su deber, tenía un sentido. Se da la oportunidad de que su trabajo sea considerado por otros tribunales. Nisman estuvo muy solo cuando realizó la denuncia que inicialmente fue desestimada, desde un primer momento lo dejaron solo, incluso las asociaciones judías no lo acompañaron cuando radicó la presentación judicial. Se enfrentó solo al poder de turno.

─Como jueza federal ¿Qué cree que hay que hacer con los servicios de inteligencia?

─Alejandro Fantino una vez preguntó a un juez quién tenía más poder: si el presidente, los jueces federales o los servicios. Le respondieron que primero los servicios, después los jueces federales de Comodoro Py y después el Presidente de la Nación. La AFI debería estar integrada por funcionarios probos, con aptitudes que sean conocidas y seleccionadas por la máxima autoridad del Poder Ejecutivo y que cumplan las funciones para las cuales está previsto el organismo. Lo que ha sucedido frecuentemente en nuestro país es que nos encontramos ante operaciones de inteligencia para condicionar la actuación de presidentes, de políticos, de jueces y fiscales. Es un tema delicado, sensible, y el homicidio de Nisman y su investigación -como la de los atentados terroristas- han puesto al descubierto las serias falencias que ese organismo tiene. Si la AFI -en ese momento SIDE- hubiera funcionado como correspondía, semejante ataque terrorista como fue el de la AMIA no se habría producido con tanta impunidad, siendo que dos años habían atentado contra la embajada de Israel. Como también la cantidad de iraníes que estuvieron en el país; recurrentemente este organismo demuestra su ineficiencia. No es el único; el Poder que integro lo expresa también a la hora de dar respuesta a las víctimas.

─¿Qué cree que puede cambiar ahora?

─Bueno, el mensaje de las urnas es que esa forma de hacer política, de hacer justicia, de manejarse el Poder Legislativo, no es la forma que la ciudadanía está demandando. Todos debemos hacer un revisionismo al respecto. Y volviendo al tema de la AFI: la agencia depende directamente del Presidente, esta cabeza va a derramar al organismo de inteligencia cómo debe trabajar y qué funciones debe desarrollar, si están para cumplir con lo que la ley demanda o para espiar jueces, fiscales, políticos, opositores y periodistas.

─¿Qué opinión le merece el nuevo ministro de Justicia?

─Es una persona con experiencia, con trayectoria. Es de un ámbito más privado que público, pero que conoce bastante el funcionamiento del Poder Judicial por su historia familiar. Creo que con este Gobierno se busca establecer otra relación del Poder Ejecutivo con el Poder Judicial, sin duda por la línea que bajó el Presidente Milei. Creo que va a haber más independencia. Espero que se pueda trabajar más tranquilos, sin condicionamientos, porque toda declaración sobre casos en trámite termina condicionado el quehacer judicial. Hay que dejar actuar a los jueces. Lo que percibí es una gran y última esperanza de que las cosas puedan cambiar, y mis hijas tuvieron el mismo sentimiento. Es algo generalizado en los jóvenes, tienen más esperanza de que las cosas realmente cambien, una nueva forma de hacer política con la conciencia que la cosa pública no es propiedad de ningún político. Los funcionarios, los políticos, son servidores públicos con obligaciones, deberes y reglas. Tienen responsabilidades y límites. Y si no los respetan deben rendir cuentas.