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Cultura

Esta semana el mundo judío conmemorará Iom Kipur, la jornada más sagrada del calendario hebreo

Agencia AJN.- En Iom Kipur, que comenzará este miércoles, el precepto más importante es la abstinencia de ingerir alimentos y bebidas, la cual se extiende por unas 26 horas, hasta la salida de las estrellas del día siguiente, que es anunciado con el toque del shofar (tradicional instrumento a base del cuerno de un carnero).

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Agencia AJN.- Este miércoles, antes del anochecer, el mundo judío conmemorará Iom Kipur (Día del Perdón), la jornada más sagrada y solemne del calendario hebreo, de ayuno -el único decretado en la propia Torá- y contrición, durante la cual D’s termina de juzgar a la humanidad y sella su dictamen para el resto del año, preferentemente en el Libro de la Vida.

¿Qué es Iom Kipur?
El día más sagrado del año, el día en que estamos más cerca de Di-s y de la esencia de nuestras propias almas. Es el Día de la Expiación, cuando nos reunimos en comunidad y decimos ¡Perdón!, tanto a nuestros semejantes como a Di-s. Tratamos de modificar las cosas que debilitaron nuestra relación con Él, y lo hacemos con alegría, con confianza absoluta en Su positiva respuesta.

En profundidad:
Este día se descubre la verdadera esencia de cada uno, lo que va más allá de la imagen que uno quiere mostrar al mundo, e incluso a uno mismo. Las influencias exteriores, las dicotomías, y todo lo que impide que nuestra voz interior sea escuchada se desvanecen para que podamos encontrarnos cara a cara con el potente poder de nuestras almas. Puede emerger por tan sólo un momento, pero en ese momento, recuperamos nuestra perspectiva y recordamos quiénes somos.

En Iom Kipur el precepto más importante es la abstinencia de ingerir alimentos y bebidas, la cual se extiende por unas 26 horas, hasta la salida de las estrellas del día siguiente, que es anunciado con el toque del shofar (tradicional instrumento a base del cuerno de un carnero).

La prohibición involucra a todo hombre y mujer judíos mayores de 13 y 12 años, respectivamente, que esté en condiciones físicas de cumplirla, y también incluye el bañarse, mantener relaciones sexuales y usar calzado de cuero, cosméticos y perfumes.

Los enfermos de cierta gravedad, las embarazadas, quienes amamantan y los niños están exceptuados de ayunar, y en el caso de los tres primeros, están obligados a no hacerlo.

A diferencia del resto de los días del año, en Iom Kipur se recitan cinco plegarias: una al comenzar la jornada (Kol Nidréi, que pide el borrado de todas las promesas incumplidas y debe ser recitada antes de la puesta del sol), dos por la mañana (Shajarit y Musaf) y otras tantas antes del anochecer (Minjá y Neilá).

En cada una de ellas se recita el Vidúi (confesión) y se le implora al Creador que absuelva a los pecadores de sus errores e incumplimientos.

Otro de los segmentos más «populares», es el Izcor, el servicio de recordación de los familiares fallecidos, una cita ineludible incluso para quienes solo asisten a las sinagogas en ese momento.

Por otra parte, antes de Iom Kipur es costumbre disculparse con el prójimo por las faltas cometidas para con él.
Otras tradiciones previas son el comer y beber en abundancia en la víspera, de modo de poder completar el ayuno, y las kaparot, un ritual para evitar un mal decreto divino que consiste en transferirle en forma simbólica los pecados a un gallo (los hombres) o una gallina (las mujeres), los cuales luego se faenan y se obsequian a los pobres como caridad.

Iom Kipur se conmemora ocho días después de Rosh Hashaná (Año Nuevo), con el cual integra los Iamim Noraím, “días terribles” por la seriedad y rigor del Juicio Divino, y los diez días que los nuclean son los Aséret Ieméi Teshuvá (Diez días de Retorno al camino de la Torá).

Es el único ayuno permitido en Shabat y es el día de la expiación, razón por la cual debe haber una aflicción personal, de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados.

Sus principales preceptos -prolongados servicios religiosos y las abstinencias- son observados incluso por muchos no religiosos y tienen un altísimo acatamiento en Israel, quizá mayor que en la Diáspora, con epicentro en el Kótel Hamaarabí o Muro Occidental, mal llamado «de los Lamentos».

Además, los lugares de entretenimiento están cerrados, no hay transmisiones de radio y televisión, se suspende el transporte público e incluso las calles están completamente vacías.

Esto se refuerza con el recuerdo de la guerra de 1973, un sorpresivo ataque contra Israel lanzado precisamente en Iom Kipur por Egipto y Siria y que fue repelido a un muy alto costo.

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Cultura

Yad Vashem utiliza la Inteligencia Artificial para registrar los nombres de todas las víctimas del Holocausto

Desde la década de 1950, el Museo del Holocausto registró más de 4.900.000 nombres de víctimas. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

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Gilad Erdan, Representante Permanente de Israel ante las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, y Dani Dayan, Presidente de Yad Vashem, inspeccionan la exposición del Libro de Nombres de las Víctimas del Holocausto de Yad Vashem, el jueves 26 de enero de 2023, en la sede de las Naciones Unidas. (AP Photo/John Minchillo)

Agencia AJN.- El Museo del Holocausto de Israel -Yad Vashem, la institución oficial constituida en memoria de las víctimas del Holocausto- trabaja para localizar los nombres de las víctimas que antes se perdían entre 230 millones de documentos de texto.

El objetivo del museo es registrar 5 millones de nombres de víctimas para 2029

Como muchos sobrevivientes del Holocausto, Olga Katz entregó a Yad Vashem en Jerusalem los nombres de los miembros de su familia inmediata asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.

Nacida en Bélgica en 1933, Katz sobrevivió a la guerra escondida en un convento con documentación falsa.

En 2017, concedió a Yad Vashem una entrevista en la que compartió los nombres de sus familiares directos asesinados. Sin embargo, Katz no compartió los nombres de sus parientes más lejanos.

»Al alimentar su testimonio a través de nuestra innovadora tecnología de Inteligencia Artificial (IA), Yad Vashem pudo extraer los nombres de miembros adicionales de la familia, previamente desconocidos, que fueron asesinados en Auschwitz durante el Holocausto – incluyendo a la abuela, tíos y sobrinos [de Katz]», expresó Shira Roth, de la División de Tecnología de la Información de Yad Vashem, a Times of Israel.

Los miembros de la familia de Katz figuran entre los 73.000 nombres de víctimas agregados a la base de datos central de Yad Vashem en 2023.

Mientras que algunos de los nombres fueron añadidos por personas que rellenaron Páginas de Testimonio – el medio tradicional a través del cual el nombre de alguien asesinado en el Holocausto es reportado a Yad Vashem – los nuevos nombres están siendo localizados, cada vez más, a través de un programa piloto basado en IA.

La IA permite clasificar y triangular millones de documentos para descubrir información que se perdió en primera instancia. El software puede establecer conexiones dentro del enorme archivo de Yad Vashem que un trabajador humano no tendría el tiempo o la capacidad de hacer.

En los próximos años, el museo -cuyo nombre en hebreo significa «un memorial y un nombre»- hará un mayor uso de la IA para localizar a víctimas no identificadas hasta ahora, destacó la portavoz Simmy Allen.

Desde la década de 1950, Yad Vashem registró más de 4.900.000 nombres de víctimas del Holocausto. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

En relación a los beneficios del nuevo método, Allen explicó que »la IA nos ayuda revisando testimonios y extrayendo nombres que hasta ahora habían pasado desapercibidos».

«Hasta hace poco dependíamos predominantemente de la intervención humana, pero este proceso requiere mucho tiempo», agregó la portavoz, quien señaló que cada año se donan millones de documentos a Yad Vashem.

Por su parte, el director del Proyecto de Recuperación de Nombres de la Shoah de Yad Vashem, Alexander Avram, confirmó: »En los próximos tres a cinco años, Yad Vashem espera llegar a más de 5.000.000 de nombres. Sin embargo, a medida que nos alejamos de los acontecimientos del Holocausto, nuestro trabajo se vuelve mucho más difícil».

Yad Vashem alberga 230 millones de páginas de documentos de texto, además de más de medio millón de fotografías. Este verano se abrirá al público un archivo subterráneo permanente de seis pisos de profundidad.

Confiabilidad y precisión

El término Inteligencia Artificial está muy presente en estos tiempos, pero no se sabe muy bien qué significa. Antes de poder implantar un modelo de IA en Yad Vashem, los investigadores tuvieron que determinar cómo clasificar mediante IA los nombres de sus listas de la época de la guerra, explicó Roth.

»Nuestro paso inicial fue identificar y comprender la base de datos NER (Reconocimiento de Entidades Nombradas) y la Extracción de Relaciones», añadió Roth.

La División de Tecnología de la Información de Yad Vashem detalló que entrenaron »un modelo SPAcY. Este modelo, combinado con técnicas de concordancia de patrones, arrojó un impresionante índice de precisión superior al 95%».

Mientras que antes la tecnología del museo consistía en carpetas negras con páginas de testimonios, ahora el personal utiliza herramientas de inteligencia artificial que hace una generación eran inimaginables.

»Para reforzar aún más la confiabilidad y la precisión [de nuestro modelo], integramos un importante código lógico, colaborando estrechamente con expertos en contenidos de Yad Vashem», afirmó Roth.

La galardonada herramienta de IA desarrollada por Roth y sus colegas generó resultados notables en el caso de un sobreviviente conocido hasta entonces únicamente como Swajlach, un veterinario de Lituania.

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Cultura

Efemérides | Un día como hoy nacía el escritor Amos Oz

Agencia AJN.- En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea.

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Agencia AJN.- Amos Oz, posiblemente uno de los más afamados y multifacéticos escritores judíos de las últimas décadas, nació el 4 de mayo de 1939 en la ciudad de Jerusalem, con el nombre de Amos Klausner.

Hijo de un matrimonio de inmigrantes de la Unión Soviética en 1933, era descendiente de una familia de intelectuales. Su abuela Shulamit fue la que inauguró el primer salón literario hebreo de Odesa y su tío abuelo Joseph Klausner fue un reconocido historiador y profesor de de literatura hebrea en la Universidad de Jerusalem en los años ’30 del siglo XX y el principal redactor de la enciclopedia hebrea; mientras que su padre, Arieh Yehuda Klausner, era bibliotecario y hablaba 17 idiomas y su madre, Fania Mussman, cinco idiomas. Ambos eran sionistas revisionistas, identificados con la ideología de Zeev Jabotinsky, al igual que gran parte de los Klausner.

Luego del suicidio de su madre, cuando Amos Klausner tenía 12 años, comenzó a separarse de la ideología sionista paterna y a interesarse en la sionista socialista, y siguiendo ese ideario decidió ingresar al kibutz Julda, a los 15 años, momento en que cambió su apellido por Oz, que significa en hebreo fortaleza.

En el kibutz completó sus estudios secundarios e ingresó a Tzhal, el Ejército de Defensa de Israel, de donde egresó como oficial y participó en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y en la Guerra de Iom Kupur, en 1973.

En el kibutz permaneció como miembro hasta 1986, cuando se trasladó a Jerusalem.

En la Universidad de Jerusalem estudió filosofía y literatura hebrea, realizó curos en la Universidad de Oxford y fue profesor de Literatura en la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en la ciudad de Ber Sheva.

Identificado con el partido político Meretz, sionista socialista, y sostenedor de que Israel debe retirarse de los territorios de Yehuda y Shombron (Judea y Samaria, la denominada Cisjordania) y reubicar a los colonos judíos que viven en ese territorio, es un acérrimo pacifista, uno de los fundadores en los años ’70 del siglo pasado de Shalom Ajshav, paz ahora, que considera que el Estado de Israel debe firmar la paz con los palestinos.

Hasta los 22 años, Amos Oz había publicado colaboraciones en los medios de su movimiento ideológico, pero a partir de ese momento inició su destacada carrera como escritor, tanto de novelas, cuentos, ensayos, poesías y colaboraciones periodísticas (tiene editadas más de 450 y publicados 18 libros) que no sólo le valieron ser galardonado con una importante cantidad de premios, sino que lo convirtieron en uno de los más prolíferos autores israelíes que utilizan la lengua hebrea. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, entre ellos el castellano, pues su prestigio ha trascendiendo las fronteras de su país al mundo entero.

En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea; en 1992 le otorgaron el Friedenspreis des Deutschen Buchhandels (Premio por la paz otorgado por los libreros alemanes); en 1997, el gobierno de Francia lo nombró Caballero de la Cruz de la Legión de Honor; Noruega le otorgó el premio Libertad de Expresión; en el 2005 recibió el Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort del Meno y en el 2007 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras; que es concedido por el Reino de España desde 1981, a la persona, grupo de personas o institución cuya labor creadora o de investigación represente una contribución relevante a la cultura universal en los campos de la Literatura o de la Lingüística.

De los 18 libros que publicó en hebreo, han sido traducidos al castellano “Hasta la muerte” (1971) dos novelas cortas: “Amor tardío” y la que da nombre al volumen; “La colina del mal consejo” (1976) que reúne tres relatos: el que da título al libro, “El señor Levi” y “Nostalgia”;”La bicicleta de Sumji” (1978); “Un descanso verdadero” (1982); “Las mujeres de Yoel” (1985); “La caja negra” (1987); “Conocer a una mujer” (1989); “Fima” (1991); “No digas noche” (1994); “Una pantera en el sótano” (1995); “El mismo mar” (1998); “La historia comienza: ensayos sobre literatura” (1999); “De repente en lo profundo del bosque” (2005); “Contra el fanatismo” (2006); “Versos de vida y muerte” (2007) y “Escenas de la vida rural” (2009).

En sus obras trata las inquietudes y la diversidad ideológica de los israelíes de las diferentes tendencias políticas y espirituales que coexisten en Israel, la tensión y el delicado equilibrio de la sociedad en la que viven: entre el horror del pasado inmediato, anterior a la creación del Estado de Israel (la Shoá) y el presente e interminable conflicto con sus vecinos.

Su estilo es intensamente apasionado, de atmósfera casi febril en ocasiones y, por momentos, profundamente poético. Siempre comprometido con la realidad y sus personajes, subyace en los textos un desencanto que se advierte también en sus artículos periodísticos, en los que se aprecian, a partes iguales, retratos objetivos de la realidad de Medio Oriente y un permanente pesimismo sobre el futuro de la región.

Pese a ser uno de los primeros intelectuales israelíes que abogó por una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días; en oponerse a los asentamientos de colonos en Yheuda y Shombron; en alabar a los Acuerdos de Oslo y las negociaciones con la Organización para la Liberación Palestina (OLP); no se opone a la construcción de un muro que divida Cisjordania de Israel, sino que considera que debería ser más o menos a lo largo de la Línea Verde, la línea de cese del fuego establecida en 1948 que se mantuvo hasta la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967. En sus discursos y ensayos con frecuencia ataca a la izquierda no sionista, y siempre hace hincapié en su identidad sionista.

Falleció el 28 de diciembre de 2018 en la ciudad de Tel Aviv.

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