Un importante oficio interreligioso encabezado por el cardenal Jorge Bergoglio y con la participación de representantes de la comunidad judía argentina se llevó a cabo ayer en la Catedral de la ciudad de Buenos Aires para rezar por la paz en Medio Oriente.

En la ceremonia realizada en la Catedral de Buenos Aires participaron representantes de las distintas denominaciones cristianas, Omar Ahmed Abboud en representación del Islam, y el rabino Abraham Skorka por el Judaísmo.

En declaraciones a la Agencia Judía de Noticias (AJN), Skorka explicó que se trató de “un acto interreligioso de religiones abrahámicas, monoteístas, que fundan su credo en la Biblia hebraica” y después cada una de las denominaciones a partir del Nuevo Testamento define su orientación.

El oficio, según explicó el rabino, fue para todos juntos “invocar a Dios, a quien todos llevamos por nuestra condición humana, para que con su bendición lleve paz a Tierra Santa”. Skorka indicó que “cuando haya una paz real, profunda, va a ser un paradigma y va a ser un clamor para todos los pueblos del mundo”.

En cuanto a la actual situación que se vive en Medio Oriente y el alto el fuego dispuesto entre Hamas e Israel, Skorka expresó que espera que este acuerdo “se transforme en un cese de hostilidades y que pueda pavimentar una senda de una paz real y duradarea para los pueblos de la región”.

“La cristalización de la paz es la unica forma a través de la cual se enaltece la condición humana y se puede servir a Dios”, transmitió el líder espiritual de la comunidad Benei Tikva.

En el oficio religioso realizado ayer junto al cardenal Bergoglio oraron por la paz el pastor de la Iglesia del Centro de la ciudad de Buenos Aires, Carlos Mraida; el arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis Ortodoxa Griega de Buenos Aires y Exarca de Sudamérica, Monseñor Tarasios; el rabino Abraham Skorka; y Omar Ahmed Abboud en representación del Islam. Durante la ceremonia también se leyó una oración por la paz de monseñor Siluan Muci, arzobispo de la Iglesia Apostólica Ortodoxa del Patriarcado de Antioquía.

En su mensaje el pastor Mraida expresó que “más allá de nuestras opiniones, de nuestras ideologías, de nuestras razones, que podamos privilegiar la vida de cada ser humano como imagen y semejanza de la Voz, Señor; y en particular hoy te pedimos por los hijos de Ismael y los hijos de Isaac; pedimos para que a pesar de las historias de enfrentamientos, las razones política, geográficas de cada pueblo, el poder de Tú amor los una en un espíritu de reconciliación”.

“Tu autoridad de los uno y los otros movilice a dejar de lado la violencia, la división y el odio. Pedimos que las autoridades de ambos pueblos y de la comunidad internacional y general, de manera tal que sean capaces de encontrar acuerdos y fórmulas comunes que construyan una paz permanente sustentada en la justicia para ambos pueblos”, agregó.

Por su parte, monseñor Tarasios advirtió que la ausencia de Dios “significa odio, vacío y muerte. “Nosotros, los hombres, del otro lado del mundo, atónitos contemplando lo que sucede. Sólo nos queda orar y llorar por nuestros pecados”, agregó.

 “Ante la última escalada de violencia en Medio Oriente, y a fin de evitar más dolor y muertes inútiles nos colocamos en el lugar de los pueblos que sufren la violencia y la muerte”, expresó Tarasios.

En su mensaje también solicitó al Creador que “restablezca la paz entre los hombres y en el Medio Oriente se hable palabras de condescendencia y perdón a los oídos de los líderes políticos y religiosos, para que puedan los pueblos vivir en armonía, paz y respeto”.

A continuación Omar Abboud expresó que “a veces es difícil hacer algunas reflexiones acerca de la paz, más donde las circunstancias críticas parecen presentar esos argumentos como estériles, pueriles; a la vez ligados, en el mundo de lo virtual, a la información que llega  y no genera cambios, simplemente habilita nuevos conocedores”.

“Para lograr un camino de paz, en la concepción del Islam es indispensable comprender cada una de nuestras propias dimensiones: la dimensión en cuanto a nuestro creador, al resto de los seres humanos, al resto de la creación”, explicó.

 “En Tierra Santa, en al-Quds, Jerusalem, que es lo más sagrado: la Mezquita, el Muro, el Santo Sepulcro, donde se siente más la presencia de nuestro Creador. Si respondo desde la identidad, es sencillo: nos motivamos, nos apasionamos en referencia a cada uno de esos lugares. Si somos capaces de comprender el mecanismo que genera ese amor, esa pasión, vamos a ser capaces también de entender que esa misma pasión, sentimiento, amor por los hijos, por los lugares sagrados, por la nación, por la historia, por la identidad existe en todos y cada uno de los seres humanos”, agregó.

Por su parte, el rabino Skorka resaltó que “la paz es uno de los elementos básicos de nuestra concepción judaica”. Luego explicó que en el libro de Números cuando el Creador le enseña a los sacerdotes como han de invocarlo para que bendiga al pueblo de Israel termina diciendo: que Dios torne su rostro hacía a ti y te conceda la paz.

“Si analizamos profundamente el sentido de estas palabras, vemos que alcanzar la paz no es algo simple ni sencillo, necesitamos que el Dios Todopoderoso nos ayude a alcanzar una paz verdadera. La paz, no de los cementerios, no de los silencios de aquellos que ya no pueden hablar, sino la paz y la armonía en la vida”, resaltó.

Skorka comentó que se preguntó sobre el significado de la paz a través de este conflicto que tanto afecta especialmente a todos los judíos del mundo, porque “todos tenemos millones de hermanos que están sufriendo junto a todos los vecinos con quien nos hallamos en conflicto”.

El rabino cerró su mensaje refiriéndose al capítulo 19 del libro del profeta Isaías que finaliza diciendo: “Y trocarán entonces sus espadas en rejas de arado y sus lanzas. No lanzará espadas nación contra nación y no se prepararán para la guerra”, cantando a continuación el jazán (cantor litúrgico una canción apropiada).

El cardenal Jorge Bergoglio, en tanto, transmitió que “cada vez que nos miramos con estos ojos y descubrimos en el hermano la imagen y semejanza de Dios, nos agigantamos, crecemos”. “En cambio cuando instauramos la muerte, cuando no escuchamos la palabra de Dios, ‘Dónde está tu hermano’, esa sordera y esa muerte nos disminuye”.

En este sentido, el líder de la Iglesia Católica señaló que “todo se pierde con la guerra, todo se gana con la paz”. “Con la paz se gana la dignidad, el respeto; porque la paz es obra de la justicia. La justicia nos viene de esa imagen que Dios puso en nuestro corazón. Todo se gana con la paz y todo se pierde con la guerra. Quisiera que esta frase, que no es mía, nos acompañe, la llevemos en nuestro corazón y se haga oración. Oración que construya, oración que acerque, oración que interceda por todos aquellos que están sufriendo el flagelo de la enemistad y de la guerra”, agregó.

Los dignatarios religiosos presentes fueron monseñor Kissag Mauradian, arzobispo de la Iglesia Armenia; monseñor Avartan  Beghossian y el rabino Alejandro Avruj, de la comunidad NCI – Emanu El.

También asistieron a la ceremonia la embajadora de Israel en la Argentina, Dorit Shavit; Mohamar Hallar, representante de la Liga Mundial Islámica; el nuevo presidente de la DAIA, Julio Schlosser, quien estuvo acompañado por los cuatro vicepresidentes: Waldo Wolf, Ricardo Furman, David Drukier y Benjamín Alberto Schujman.

Además participó el secretario general de la DAIA, Jorge Knoblovitz, y el tesorero, Mario Comisarenco, el director del Congreso Judío Latinoamericano, Claudio Epelman, Enrique Zadoff; Marcelo Mann; Boris Kalniky; Mario Wilheim, presidente de B’nai B’rith; Pablo Salischiker; Aldo Donzis, Jorge Berman; Leonardo Chulmir; Jorge Burman, director Ejecutivo de la B’nai B’rith; Víctor Garelik.

La ceremonia contó con la presencia de una delegación de ASRAV (Agrupación Social Cultural y Religiosa Africanista y Umbandista).

EACH-GB