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Medio Oriente

Análisis / Las armas sauditas contra Irán, ¿Podrían ser una amenaza para Israel?

AJN.- Por Roxana Levinson, corresponsal en Israel. Algunos funcionarios israelíes expresaron inquietud y preocupación mientras el presidente norteamericano bailaba y saboreaba café junto al rey Salman de Arabia Saudita. También durante la cumbre de líderes musulmanes. Todo el poder y la fuerza militar parece haber quedado en manos de quien, en algún momento, podría apuntar hacia Israel.

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El doctor Yaron Fridman, analista y profesor de Historia de Medio Oriente en la Universidad de Haifa, plantea en una extensa columna en el sitio web Ynet, cuáles podrían ser las consecuencias de las reuniones que mantuvo el presidente Donald Trump en Arabia Saudita, especialmente para Israel. He aquí el texto de su análisis de situación:

 

La Conferencia Islámica que se reunió a principios de esta semana en Riad, capital de Arabia Saudita, y a la que asistió el presidente Donald Trump, es una oportunidad para una paz general y un peligro a largo plazo si se pierde la oportunidad. Trump dio un mensaje muy importante al sentar un precedente con su vuelo directo desde Riad al aeropuerto Ben Gurion en Israel.

A pesar de la euforia en Arabia Saudí por el apoyo incondicional del nuevo presidente de Estados Unidos al país y su clara postura en contra de Irán, las cifras no son un buen augurio para Israel. No hay que esperar un cambio en las relaciones palestino-israelíes que permitan el avance político largamente esperado. Entre perspectivas y riesgos, entre la paz y la guerra, ¿Hay lugar para el optimismo?

Los signos positivos

¿Será el rey Salman bin Abdulaziz – que accedió al trono hace dos años y medio – el precursor de la paz? La iniciativa saudita de paz fue puesta sobre la mesa a principios de la década del 2000 y pronto se cumplirán 20 años sin haber puesto en práctica y ni siquiera debatido con seriedad ni una sola de las propuestas que incluye. La base de esta iniciativa es el principio árabe de “paz global”, lo que significa que Israel debe dar todo – renunciar a todos los territorios ocupados hasta 1967 y proporcionar una solución justa para los refugiados palestinos –  y a cambio tener todo, la plena normalización con el mundo árabe, que Arabia Saudita asegura representar.

Desde entonces, los intereses comunes de Israel y Arabia Saudita han ido en aumento, en los ámbitos estratégico y económico. Las revoluciones en el mundo árabe pusieron de relieve los esfuerzos de Irán por aumentar su influencia como superpotencia chiíta de la región. Israel y Arabia Saudita tienen en común la preocupación por el ascenso de Irán. Rusia es aliado de Irán y de Siria, cuyo gobierno es leal a Irán. Por otro lado, Israel y Arabia Saudita son los aliados más importantes de Estados Unidos en la región. Ambos son sus principales socios, el primero a nivel estratégico y de segundo, principalmente a nivel económico. Israel y Arabia Saudita están amenazados no sólo por el mundo chiita y los brazos de Irán – Hezbollah y los rebeldes hutíes en Yemen – sino también por organizaciones terroristas sunitas, como Hamás y el Estado Islámico.

En la fotografía final de la Conferencia Islámica aparecen junto al rey Salman los líderes de los dos países más cercanos a Arabia Saudita: Jordania y Egipto. Se trata de dos países que mantienen tratados de paz con Israel. El presidente egipcio, Abdel Fattah El-Sisi destacó en su intervención en Riad que el éxito de la lucha contra el terrorismo depende en parte de la solución del conflicto entre israelíes y palestinos. El rey Salman, a pesar de que no habló específicamente acerca de una propuesta de paz, hizo hincapié en la urgencia de resolver el problema palestino. En la conferencia participaron 55 países y Arabia Saudita apareció como el líder del mundo sunita moderado. Signos aparentemente todos positivos. ¿Realmente es así?

Los signos negativos

Las resoluciones de la Cumbre Islámica estuvieron dirigidas contra Irán y el terrorismo de ISIS. Arabia Saudita firmó acuerdos con Estados Unidos sobre compra de armas sin precedentes. La Conferencia Islámica establecerá ya el año próximo la «Coalición Estratégica de Medio Oriente», que tendrá su sede en Riad. Esta coalición contará en principio con 34 mil soldados y estará a cargo de lo que se ha denominado “asegurar la paz” y “luchar contra el terrorismo”. De hecho, se trata de una continuación directa de la anterior coalición que formó Arabia Saudita para luchar contra los rebeldes hutíes en Yemen, que amenazan las rutas del petróleo. Si bien los objetivos de esta fuerza se ven positivos a corto plazo, es imposible saber cuáles serán sus metas en los próximos años.

Arabia Saudita tiene cuidado de no mantener contactos públicos con Israel e Israel es presentado por los clérigos en el reino de una manera no menos negativa que Irán. Este hecho, junto con el gran poder de los clérigos en Arabia Saudita, que se estableció sobre la base de la ideología wahabita radical, ponen en tela de juicio la seriedad de la oferta de «paz global». Además, la Conferencia Islámica celebrada en Riad decidió establecer en Riad el organismo que estaría encargado de luchar contra el extremismo y fomentar la cooperación y la tolerancia entre religiones. ¿Se puede tomar en serio una decisión de este tipo en un país donde todavía rige la ley islámica, donde las mujeres tienen prohibido conducir, a los ladrones se les amputa las manos y las ejecuciones se llevan a cabo en la plaza pública?

Arabia Saudita no admite el hecho de que la ideología fundamentalista que está detrás de organizaciones como Al Qaeda e ISIS surgió de sus profundidades. Osama Ben Laden, archi terrorista y arquitecto de los atentados del 11-S en 2001, y muchos de los líderes de ISIS, son originarios de Arabia Saudita. Hasta hoy en día, los clérigos sauditas predican contra el “infiel” occidental y empresarios sauditas donan grandes cantidades de dinero a organizaciones terroristas y al movimiento salafista, que aspira a reconstruir el califato islámico. Con todo ese trasfondo, la declaración de la Cumbre de Riad de que «no hay conexión entre el terrorismo y la religión», resulta particularmente ridícula.

En la Conferencia Islámica se decidió establecer otro mecanismo, que funcionará desde Riad, de lucha contra el financiamiento del terrorismo. ¿Se puede confiar en que Arabia Saudita va a cumplir este compromiso, después de que, durante largos años financió a todas las agrupaciones fundamentalistas de la región? ¿Acaso factores en el reino no están financiando hoy en día grupos terroristas en Siria? Los líderes árabes-musulmanes que participaron en la cumbre también emitieron una declaración conjunta que indica que Arabia Saudita ayudará a promover la educación y la mejora de la situación económica de los países participantes en la conferencia, con el fin de mantener a la juventud alejada de la ignorancia, la pobreza y el desempleo que conducen al terrorismo.

A diferencia de la alianza de Estados Unidos con Israel, la alianza norteamericana-saudita se basa en intereses económicos estadounidenses en Arabia Saudita, en particular el petróleo. Mientras que Israel y Estados Unidos comparten valores – democracia, tolerancia y libertad de expresión – Arabia Saudí sigue siendo el ámbito religioso fundamentalista oscuro en el que predican a diario contra Occidente y América, en las mezquitas y en el sistema educativo. Esta extraña alianza que durará mientras el reino continúe proporcionando grandes cantidades de petróleo y a bajo costo. Sin embargo, las reservas de petróleo del reino se están agotando rápidamente y ya ha inaugurado un nuevo programa económico destinado a buscar alternativas.

¿Qué sucederá cuando el petróleo se acabe, Arabia Saudita acumule grandes cantidades de armas y Estados Unidos ya no tenga ningún interés en el reino?

¿Israel tiene motivos para el optimismo?

Todo parece indicar que no hay grandes posibilidades de que se reanuden las negociaciones de paz en este momento. En Israel, los partidos de derecha derribarán al gobierno si el primer ministro pone sobre la mesa un avance en las negociaciones y entrega de territorios a los palestinos. Tampoco del lado palestino hay cambios en los últimos diez años: la división interna entre Fatah y Hamás, que no están de acuerdo en ningún tema, en primer lugar sobre eventuales negociaciones con Israel. El presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas, no puede comprometerse a que habrá paz con la Franja de Gaza porque no la gobierna. Y Hamás nunca aceptará reconocer un acuerdo firmado por la Autoridad Palestina sobre la base de las fronteras anteriores a 1967, debido a que no cambió su ideología jihadista en sus 30 años de existencia.

Por desgracia, a pesar de la amenaza iraní común a Israel y el mundo sunita, las condiciones políticas son incluso peores que la época de los Acuerdos de Oslo, porque a pesar de las bellas declaraciones en los medios de comunicación, los líderes palestinos e israelíes no tienen el deseo o la capacidad para impulsar un avance hacia la paz.

Arabia Saudita no puede contribuir a promover la paz, ya que el rey saudí – Custodio de los Lugares Sagrados, La Meca y Medina – nunca podrá renunciar a la soberanía musulmana sobre el Monte del Templo, la Mezquita de Al-Aqsa y el Domo de la Roca. Por lo tanto, debido a la decisión del eje sunita de que todo progreso diplomático en el ámbito árabe general dependerá del progreso en el proceso de paz con los palestinos, lo más probable es que la iniciativa de Trump fracase del mismo modo en que fracasaron las de Obama, Bush y Clinton.

Sin embargo, la paz con Arabia Saudita podría ser un punto de inflexión en las relaciones de Israel con los países de la región. Tal vez contra todos los pronósticos, las mismas negociaciones con los palestinos podrían llevar a un gran avance con los países del Golfo y Arabia Saudita. Recordemos que las negociaciones con los palestinos en el proceso de Oslo, que finalmente fracasó, hicieron posible el tratado de paz con Jordania, que se firmó durante ese proceso.

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Medio Oriente

Jordania critica a los «colonos israelíes extremistas» por arrojar el contenido de un camión de ayuda a Gaza en la calle

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Agencia AJN.- Jordania acusa a «colonos israelíes extremistas» de atacar esta mañana dos convoyes de ayuda jordanos que transportaban alimentos a Gaza, uno a través de Kerem Shalom y otro a través del recién abierto paso fronterizo hacia el norte de la Franja de Gaza.

Los dos convoyes, organizados por la Organización Hachemita de Beneficencia jordana, el Programa Mundial de Alimentos de la ONU y organizaciones benéficas británicas, sudafricanas y estadounidenses, vieron cómo parte de su mercancía era arrojada a la calle, según Jordania.

La organización israelí Tzav 9, que se opone al envío de ayuda a Gaza mientras siga habiendo rehenes, organizó una manifestación en el paso fronterizo de Allenby entre Israel y Jordania durante la noche para bloquear los convoyes. Imágenes en las redes sociales mostraban a mujeres jóvenes sentadas en la carretera delante de un camión, mientras otros manifestantes sostenían banderas israelíes y fotos de los rehenes. No había signos de violencia en ninguna de las imágenes.

Durante la noche, las FDI declararon zona militar cerrada los alrededores del cruce.

El Ministerio de Asuntos Exteriores de Jordania emite un comunicado en el que afirma que Israel incumplió su obligación de permitir la entrada de ayuda en Gaza. Los dos convoyes llegaron a su destino.

Ammán también pide a la comunidad internacional que castigue a Israel por los incidentes.

El Ministerio de Asuntos Exteriores dice a The Times of Israel que no ha recibido ninguna comunicación oficial de Jordania sobre el asunto.

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Medio Oriente

Las FDI se preparan para la ofensiva de Rafah, integrando los movimientos tácticos con la ayuda humanitaria

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Agencia AJN.- En la preparación de la ofensiva terrestre en Rafah, es importante subrayar que diferiría significativamente de las acciones anteriores en la Franja de Gaza. Esto se debe a las limitaciones estadounidenses, ya que no están dispuestos a tolerar víctimas civiles y exigen el suministro de ayuda humanitaria antes, durante y después de cualquier actividad militar. Los egipcios, por su parte, exigen una estricta coordinación en materia de seguridad.

Un solo proyectil mal disparado que mate a civiles inadvertidamente podría detener la operación por completo. En consecuencia, la tarea asignada a las Divisiones 98ª y 162ª se apartará en gran medida de sus operaciones habituales en el enclave, y su empleo de la potencia de fuego será extremadamente cauteloso.

Los estadounidenses ya han dejado claro que no tolerarán bajas civiles, lo que supone un reto casi imposible en una zona con más de un millón de civiles.

Se están llevando a cabo simultáneamente dos iniciativas: la coordinación con los egipcios y con los estadounidenses. Los egipcios están especialmente preocupados por un éxodo masivo de gazatíes a Egipto, potencialmente provocado por Hamás. Si Hamás se sintiera presionado por las acciones militares, podría empujar a los civiles hacia la frontera egipcia como táctica para presionar a Egipto para que detenga la operación israelí.

El ejército egipcio está en alerta máxima debido a la posible catástrofe de un escenario de fuga masiva, una lección aprendida de la fuga masiva del 7 de octubre. Este temor también ha llevado a El Cairo a ejercer una mayor presión sobre Hamás para que llegue a un acuerdo e intente impedir la acción militar israelí.

El Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, llegó a Israel el miércoles y tiene previsto recorrer el puerto de Ashdod y el paso fronterizo de Kerem Shalom para examinar de cerca la transferencia de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

En tiempos normales, parecería absurdo que el máximo diplomático de la nación más poderosa del mundo, una persona muy ocupada, volara a través del globo sólo para supervisar los camiones que transportan harina a Gaza. Sin embargo, esto subraya el deseo de la administración Biden de que Israel amplíe sus esfuerzos para facilitar las operaciones en Rafah, si es que lo hace.

Junto con la iniciativa estadounidense de normalización con Arabia Saudí y una alianza de seguridad regional, Blinken pretende garantizar que las IDF hagan todo lo posible para evitar dañar a los no combatientes durante la entrada en Rafah y para mantener los esfuerzos humanitarios en Gaza, incluso durante las operaciones en su parte sur.

Por ejemplo, se indicará a Blinken con precisión dónde se encuentran las zonas de evacuación, cuántos hospitales y clínicas atenderán a los heridos y qué alimentos se proporcionarán a los evacuados de Rafah a las zonas humanitarias.

Todo el mundo en las IDF tiene claro que las fuerzas terrestres entrarán en Rafah. Completar los objetivos de guerra no será posible sin atravesar el último bastión de Hamás en Gaza. El plan operativo incluye varias etapas con capacidad para detenerse y ajustar la misión en función de la presión ejercida sobre Israel.

Con el fin de completar esta operación con las mínimas crisis de legitimidad internacional y los máximos logros militares, el estamento militar y de defensa israelí ha desarrollado recientemente un amplio plan humanitario-civil.

¿Cómo se logra esto? Inicialmente, se amplió el esfuerzo humanitario para la Franja de Gaza. Israel aumentó el número de camiones que entraban diariamente en el territorio (de 350 a 400), inundando la zona de ayuda. Es difícil argumentar que hay hambruna en Gaza cuando 100 camiones se dirigen al norte cada día y los mercados rebosan de alimentos.

Además, se instalaron hospitales de campaña en la zona humanitaria definida por las IDF en el área de Mawasi y cerca de los campamentos del centro de Gaza, y se repararon y abrieron las tuberías de agua del sur, centro y norte de la Franja de Gaza.

Una adición notable es el muelle flotante temporal del ejército estadounidense, que se está estableciendo frente a la costa de Gaza. Este muelle facilitará la recepción de ayuda humanitaria por mar, junto con el puerto de Ashdod, al que el Gabinete israelí ha ordenado que permita la entrada de ayuda adicional a través de Israel.

La operación en Rafah será un reto humanitario, independiente del reto internacional, dada la falta de legitimidad para continuar la guerra en Gaza, especialmente en una zona densamente poblada que alberga a más de un millón de personas.

Los militares calculan que casi 200.000 palestinos de un total de 1,4 millones han abandonado Rafah en las últimas semanas, principalmente hacia Jan Yunis y los campamentos centrales, y se están llevando a cabo intensos preparativos para la evacuación del millón restante, aunque no todos se marcharán a instancias de los militares hacia el norte.

Las IDF reconocen que la legitimidad internacional para continuar la guerra ha disminuido significativamente desde octubre. Para hacer frente a esto, es necesario aumentar los esfuerzos humanitarios, incluso si estos esfuerzos no son vistos favorablemente por el público israelí.

Mientras en Israel se quejan de cada camión cargado de alimentos que entra en el enclave, la Casa Blanca hace un seguimiento meticuloso de cada saco de arroz y harina que cruza la frontera a través de los puestos de control.

En su situación actual, Israel lleva más de medio año luchando en múltiples frentes, mientras que las soluciones tanto militares como políticas al conflicto del norte siguen siendo esquivas. Tanto los militares como el Gabinete de Guerra comprenden que Israel no puede permitirse rechazar las exigencias estadounidenses de gestos humanitarios hacia Gaza a cambio de un apoyo y una ayuda continuados de la Casa Blanca.

Si la operación se lleva a cabo, aunque no la detengan los estadounidenses y aunque se derrote a los cuatro batallones de Hamás en la zona, no constituirá una victoria total. El aspecto más crítico de Rafah es el bloqueo de las rutas de contrabando, que sólo puede producirse con plena coordinación con Egipto, ya que las IDF no quedarían expuestas a ataques si se decidiera construir una barrera subterránea en el lado egipcio.

Las IDF pueden llevar a cabo trabajos de exposición, pero son insuficientes para la destrucción completa de los túneles de contrabando. El contrabando también se ha llevado a cabo a través del propio cruce, por lo que la cooperación israelí con Egipto resulta esencial.

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