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El Papa no es claro sobre Venezuela. Por Andrés Oppenheimer*

Agencia AJN.- Efectivamente, Francisco debería enumerar sin tapujos los pasos concretos que Maduro debería tomar para iniciar un proceso que conduzca a elecciones libres. Cualquier otra cosa será un respaldo tácito a los recientes pasos de Maduro para asumir poderes absolutos.

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Agencia AJN.- MIAMI.- Lo peor que podría hacer el papa Francisco durante su visita a Colombia, que empieza hoy y se extenderá hasta el domingo, sería seguir haciendo llamados a la «paz y reconciliación» en Venezuela. Eso es exactamente lo que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, quisiera. Le encantaría que el Papa reiterara sus llamados a un «diálogo nacional» en el país: eso lo ayudaría a desviar la atención internacional de sus últimas medidas para convertir a Venezuela en una dictadura y haría que sus recientes violaciones de la Constitución se conviertan en un hecho consumado.

En las últimas semanas, Maduro ha recortado prácticamente todos los poderes de la Asamblea Nacional, el congreso nacional que la oposición había ganado por una avalancha de votos en las elecciones legislativas de 2015. Maduro ha creado ahora una así llamada Asamblea Constituyente, cuyos legisladores fueron elegidos a dedo por el régimen para redactar una nueva Constitución como la de Cuba y pueden legislar por encima de la Asamblea Nacional democráticamente elegida.

Una de las primeras medidas de la nueva Asamblea Constituyente de Maduro fue despedir a la fiscal general Luisa Ortega, una ex partidaria del gobierno que denunció la inconstitucionalidad de la Asamblea Constituyente. La ex funcionaria tuvo que huir del país.

Además, la Asamblea Constituyente ha iniciado una investigación sobre el presidente de la Asamblea Nacional, el líder opositor Julio Borges, por -presuntamente- alentar las sanciones financieras estadounidenses contra Venezuela y sus gobernantes.

El Vaticano ha sido en parte responsable de este golpe en cámara lenta de Maduro. Durante más de un año, mientras más de 120 personas morían y cientos resultaban heridas en protestas callejeras, Francisco pedía la paz, la reconciliación y el diálogo, en lugar de denunciar las sistemáticas acciones de Maduro para terminar con los últimos vestigios de la democracia.

A principios de este año, Francisco empeoró las cosas cuando no criticó explícitamente el anuncio público de Maduro de convocar su Asamblea Constituyente. Durante cinco meses, el Papa no se unió a los países latinoamericanos, la Unión Europea y Estados Unidos en exigir públicamente que Maduro cancelara sus planes de crear su Asamblea Constituyente. Recién lo hizo el 4 de agosto, el mismo día en que Maduro inauguró la Asamblea Constituyente. Pero ya era demasiado tarde.

Anteriormente, el Papa había apoyado una desastrosa misión de mediación en Venezuela, encabezada por el ex presidente español José Luis Rodríguez Zapatero, quien a menudo daba la impresión de ser un vocero de Maduro. La comisión de mediación, que también tuvo la bendición de Estados Unidos, sólo sirvió para ayudar a Maduro a ganar tiempo mientras demolía lo que quedaba de las instituciones independientes de Venezuela. Mientras decía estar negociando, Maduro tomó cientos de presos políticos, cerró las estaciones de radio y CNN en Español, y arremetió contra la Asamblea Nacional y la ex fiscal general.

¿Qué debería decir el Papa en su viaje a Colombia? Obviamente, no puede abstenerse de hablar sobre Venezuela: el caos político y económico del país ha creado una oleada de refugiados venezolanos en Colombia. Hasta 25.000 venezolanos cruzan a la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta todos los días para comprar alimentos básicos, y muchos de ellos se quedan en Colombia para escapar de la creciente violencia y la escasez de comida en Venezuela.

En Colombia, el Papa debe expandir su declaración del 4 de agosto sobre Venezuela, en la que pidió «crear las condiciones para una solución negociada». Debería decir sin ambigüedades que, para crear tales condiciones, Maduro debe permitir un tribunal electoral independiente para que los venezolanos puedan tener elecciones libres y justas, liberar a los cerca de 600 presos políticos, cerrar su Asamblea Constituyente y restablecer los derechos constitucionales de la Asamblea Nacional democráticamente elegida.

«El Papa necesita reivindicarse ante los venezolanos por haberse prestado a un diálogo que no dio ningún resultado -dice Carlos Vecchio, un líder político exiliado del partido Voluntad Popular de Venezuela-. Él tiene una deuda pendiente con Venezuela.»

Efectivamente, Francisco debería enumerar sin tapujos los pasos concretos que Maduro debería tomar para iniciar un proceso que conduzca a elecciones libres. Cualquier otra cosa será un respaldo tácito a los recientes pasos de Maduro para asumir poderes absolutos.

FUENTE: La Nación

*periodista y escritor argentino que reside en Estados Unidos.

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Opinión

En el centro de las protestas que recorren las universidades estadounidenses está la exigencia de que dejen de invertir en Israel

Las manifestaciones en las universidades estadounidenses en medio de la guerra entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza dieron una fuerza nueva al movimiento BDS, con estudiantes que piden retirar fondos de empresas que trabajan con Israel e incluso del propio país.

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Los estudiantes que protestan acamparon en los jardines de la Universidad de Columbia de Nueva York, que denominan «zona liberada». (Imagen: AFP)

Agencia AJN.- (Times of Israel) Los estudiantes de un número cada vez mayor de universidades estadounidenses se están reuniendo en campamentos de protesta con una demanda unificada a sus escuelas: Dejar de hacer negocios con Israel o con cualquier empresa que apoye su guerra contra Hamás en Gaza.

Esta exigencia tiene sus raíces en el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones (BDS), una campaña de décadas de antigüedad contra las políticas de Israel hacia los palestinos.

El movimiento obtuvo cada vez más fuerza a medida que la guerra entre Israel y Hamás supera la marca de los seis meses y las historias de sufrimiento en el enclave costero palestino dan lugar a una creciente presión internacional sobre el Estado judío para que ponga fin a los combates.

Inspirados por las protestas en curso y la detención la semana pasada de más de 100 estudiantes en la Universidad de Columbia, estudiantes de Massachusetts a California se reúnen ahora por centenares en los campus, comprometiéndose a no moverse hasta que se cumplan sus demandas.

«Queremos ser visibles», expresó el líder de la protesta en Columbia, Mahmoud Khalil, quien señaló que los estudiantes de la universidad estuvieron presionando por la desinversión de Israel desde 2002.

Khalil advirtió que «la universidad debería hacer algo por lo que estamos pidiendo, por el genocidio que está ocurriendo en Gaza. Deberían dejar de invertir en este genocidio».

Las protestas en el campus comenzaron tras el devastador ataque del 7 de octubre de Hamás contra el sur de Israel, en el que los terroristas mataron a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y tomaron 253 rehenes.

Durante la guerra subsiguiente, Israel mató a más de 34.000 palestinos en la Franja, según el Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por el grupo terrorista Hamás, una cifra no verificada que incluye a unos 13.000 hombres armados de Hamás que Israel dice haber matado en combate.

Jerusalem, por su parte, asegura haber eliminado a unos 1.000 terroristas dentro de Israel el 7 de octubre. Además, 261 soldados israelíes murieron desde el comienzo de la ofensiva terrestre de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) en Gaza.

Doscientos sesenta y un soldados de las FDI han muerto en la ofensiva terrestre en Gaza.

¿Qué quieren los estudiantes de las universidades estadounidenses?

Los estudiantes piden que las universidades se desvinculen de las empresas que apoyan los esfuerzos militares de Israel en la Franja y, en algunos casos, del propio Israel.

Las protestas en muchos campus fueron organizadas por coaliciones de grupos estudiantiles, que en ocasiones incluyen secciones locales de organizaciones como Estudiantes por la Justicia en Palestina -que elogió las masacres del 7 de octubre dirigidas por Hamás que iniciaron la guerra- y la antisionista Voz Judía por la Paz.

Estas organizaciones se están agrupando como grupos paraguas, como la Coalición contra el Apartheid del MIT y la Coalición Tahrir de la Universidad de Michigan.

Los grupos actúan en gran medida de forma independiente, aunque hubo cierta coordinación.

Después de que los estudiantes de Columbia formaran su campamento la semana pasada, realizaron una llamada telefónica con otras 200 personas interesadas en iniciar sus propios campamentos.

Sin embargo, en su mayor parte se produjo de forma espontánea, con escasa colaboración entre campus, según los organizadores.

Las reivindicaciones varían de un campus a otro. Entre ellas:

– Dejar de hacer negocios con fabricantes de armamento militar que suministran armas a Israel.

– Dejar de aceptar fondos de investigación de Israel para proyectos que contribuyan a los esfuerzos militares del país.

– Dejar de invertir las dotaciones de las universidades en gestores de fondos que se benefician de empresas o contratistas israelíes.

– Ser más transparentes sobre qué dinero se recibe de Israel y para qué se utiliza.

En este contexto, los gobiernos estudiantiles de algunas universidades aprobaron en las últimas semanas resoluciones que piden el fin de las inversiones y las asociaciones académicas con Israel. Dichas resoluciones fueron aprobadas por los órganos estudiantiles de Columbia, Harvard Law, Rutgers y American University.

¿Cómo están respondiendo las universidades?

Los responsables de varias universidades afirmaron que desean mantener una conversación con los estudiantes y respetar su derecho a protestar.

Al mismo tiempo, también reconocen la preocupación de muchos estudiantes judíos de que algunas de las palabras y acciones de los manifestantes equivalen a antisemitismo, y dicen que ese comportamiento no será tolerado.

 

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Opinión

The Jerusalem Post | Visitando comunidades cristianas pro Israel en Estados Unidos

Jonathan Feldstein, escribe con regularidad en importantes sitios web cristianos sobre Israel y comparte experiencias de su vida como judío ortodoxo en Israel. Recientemente estuvo en Estados Unidos y escribió acerca del viaje, en el que, a pesar de lo que esperaba, no sufrió el antisemitismo.

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La mayor reunión de autores de «Israel, el milagro» (de izq. a dcha.): Pastores Jim y Rosemary Garlow; Dr. Juergen Bueler; el escritor; Dr. Brad Young; Dr. Wayne Hilsden. (Crédito de la foto: Jonathan Feldstein)

Agencia AJN.- (Por Jonathan Feldstein – The Jerusalem Post) «¿Cómo te fue?», me preguntaron mis amigos cuando volví a casa. «¿Sufriste el antisemitismo?».

Este fue el tono de algunas de las preguntas que recibí tras mi reciente viaje por Estados Unidos y Alemania. En plena guerra en Israel, amigos y colegas que conocían mi singular trabajo con los cristianos querían conocer mi experiencia, como si acabara de escapar de Auschwitz y tuviera que dar testimonio al mundo.

En esas conversaciones, colegas que viajaban al «viejo continente» y trabajaban con organizaciones judías relataban sus experiencias de antisemitismo, directo e indirecto.

Muchos hombres llevaban gorros de béisbol sobre la kipá para no parecer abiertamente judíos. «¿Te pusiste la kipá?», me preguntaban mis amigos.

La verdad los sorprendió. Efectivamente, viajé por Alemania y Estados Unidos sin sacarme la kipá, y no experimenté ni un momento de antisemitismo. De hecho, fue todo lo contrario.

Esperaba tener algunos encuentros desagradables y me imaginé diferentes situaciones para estar preparado en caso de agresión verbal o incluso física. Visité nueve estados, manejé más de 3.800 kilómetros, tomé siete vuelos y pasé medio día en Alemania.

No sólo no me quité la kipá ni sufrí antisemitismo, sino que mi kipá se convirtió en un pararrayos de expresiones viscerales de apoyo a Israel y al pueblo judío.

La razón principal fue que, allá donde iba, mi objetivo era comprometerme y tender puentes con cristianos que aman y apoyan a Israel y al pueblo judío, haciéndolo bajo los auspicios de la Fundación Génesis 123 (www.genesis123.co).

Fui a participar en el lanzamiento retrasado del libro y en la gira mediática del nuevo libro Israel the Miracle (www.IsraeltheMiracle.com), que salió justo antes de la guerra.

Con un hijo y un yerno llamados a las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF) el 7 de octubre, esta fue mi primera oportunidad de ir al extranjero para promover Israel el Milagro, una recopilación de 75 ensayos de líderes cristianos de todo el mundo que explican por qué Israel es tan significativo para ellos y para todos los cristianos.

Como resultado de la guerra, muchas de sus palabras parecían casi proféticas y ahora son mucho más relevantes.

Mientras que mi anterior visita a Alemania, la primera, me dejó inspirado -algo inusual para un judío asquenazí cuyos familiares fueron asesinados en el Holocausto-, esta vez no estaba entre amigos cristianos y, por lo tanto, un poco más inquieto.

Si bien Alemania está a la cabeza de las naciones que asumen su responsabilidad y reparan el Holocausto, en los últimos años importó erróneamente el antisemitismo, junto con cerca de un millón de inmigrantes árabes y musulmanes.

Alemania no sólo no fue un problema, sino que me relacioné con muchos empleados árabes en el hotel, todos ellos educados y respetuosos.

También conocí a Bob -mi primer nuevo amigo en este viaje- mientras esperaba para embarcar en el avión que me llevaría a Estados Unidos. Como yo era identificable como judío, Bob se empeñó en decirme que millones de cristianos como él apoyaban a Israel.

El hecho de que ni siquiera supiera que yo era israelí lo hizo aún más extraordinario, ya que simplemente me asoció con Israel y necesitaba hacerme saber que a él y a millones de personas les importaba.

No sólo les importa, sino que también conocen la verdad sobre Israel, la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza y la amenaza más amplia de nuestros vecinos.

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