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Israel

El mundo judío se prepara para recibir Iom Kipur (el Día del Perdón)

AJN.- El mundo judío se prepara para conmemorar el próximo 8 de octubre Iom Kipur, que es el día del perdón, del arrepentimiento, considerado el día más santo y más solemne del calendario judío. Esta ceremonia, que se conmemora ocho días después de Rosh Hashaná (Año Nuevo Judío), es el día de la expiación, del juicio Divino y de "aflicción personal", de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados. Es el único día de ayuno decretado en la Biblia, es el momento para que uno enumere sus malas acciones y reflexione sobre las faltas cometidas. El ayuno empieza en el ocaso del día y termina al anochecer del día siguiente. Los servicios de oración de Iom Kipur comienzan con la oración conocida como “Kol Nidre”, que debe ser recitada antes de la puesta del sol. En Israel, el nivel de solemnidad pública de este día sobrepasa el de cualquier otra festividad, incluyendo Rosh Hashaná, ya que las actividades se detienen por completo durante 25 horas.


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El mundo judío se prepara para recibir el próximo 8 de octubre Iom Kipur, que es el día del perdón, del arrepentimiento, considerado el día más santo y más solemne del calendario judío.

Esta ceremonia, que se conmemora ocho días después de Rosh Hashaná (Año Nuevo Judío), es el día de la expiación, del juicio Divino y de "aflicción personal" (Lev. 23:26-32), de modo que el individuo pueda ser purificado de sus pecados.

Es el único día de ayuno decretado en la Biblia, es el momento para que uno enumere sus malas acciones y reflexione sobre las faltas cometidas.

El ayuno empieza en el ocaso del día y termina al anochecer del día siguiente. Los servicios de oración de Iom Kipur comienzan con la oración conocida como «Kol Nidre», que debe ser recitada antes de la puesta del sol.

Durante esta jornada de reflexión se espera que el judío ore por el perdón de los pecados entre el hombre y Dios, y corrija sus acciones erradas y pecados entre el hombre y su prójimo. Los principales preceptos de Iom Kipur -prolongados servicios religiosos y un ayuno de 25 horas- son observados incluso para muchos laicos.

El nivel de solemnidad pública en Iom Kipur sobrepasa el de cualquier otra festividad, incluyendo Rosh Hashaná. Las actividades se detienen por completo durante 25 horas en ese día; en Israel los lugares de entretenimiento están cerrados, no hay transmisiones de radio ni de televisión, ni siquiera noticias; se suspende el transporte público e incluso las carreteras están completamente vacías.

Esto se refuerza en Israel con el recuerdo de la guerra de 1973, un ataque sorpresivo lanzado en Yom Kipur por Egipto y Siria contra Israel.

Más allá de los datos históricos, el Día del Perdón tiene un poder especial, ya que “se arrepienta uno o no se arrepienta, Iom Kipur expía. Para citar a Rambam, “la esencia del día expía”.

La expiación no es simplemente evitar el castigo, sino purificar el alma –“’kapara’ es una expresión de ‘restregar,’ sacar restregando el sucio del pecado”. La “esencia del día” logra dos cosas: cancelación del castigo y remoción de las “manchas” y la “suciedad”, de acuerdo a lo explicado por los religiosos.

En resumen, Iom Kipur tiene el poder de purificar (aún si presumiblemente esto requiere arrepentimiento) porque entonces se revela el vínculo entre la esencia del alma y la esencia de Dios.

Este vínculo no es creado por el servicio humano, sino que existe naturalmente: la esencia del alma es literalmente parte de Dios, lo que “Cuelga de ti y se te une… el único pueblo que afirma Tu unicidad”. Al igual que este vínculo no es formado por el servicio humano, así también no es debilitada ni manchada por el pecado.

Claramente, entonces, cuando el vínculo entre Dios y el pueblo judío se revela, todas las “manchas” son anuladas automáticamente, ya que en esos niveles manchados por el pecado, la expiación requiere arrepentimiento, lo que anula todo lo que se oponga a la unión con la Divinidad. La expiación de Iom Kipur, sin embargo, es lograda revelando el nivel del alma que el pecado no puede afectar ni dañar, para empezar. (Likutei Sijot, vol. 4, p. 1149)

Está claro que el Día del Perdón es el día en que se logra el nivel máximo de unión con Dios, cuando se revela el nivel de mayor espiritualidad del alma judía, la que recibe el nombre de “Iejidá".

“A pesar de su solemnidad, es uno de los días más felices del año, porque en este día recibimos el regalo más sublime de Dios, Su perdón. Cuando una persona perdona a otra, es por un profundo sentido de amistad y amor que anula y sobrepasa el efecto del mal que se haya hecho”, explicaron los religiosos.

Asimismo, la indulgencia otorgada por Dios es la expresión de su amor incondicional y eterno para con nosotros. “Aún cuando se haya transgredido Su voluntad, nuestra esencia -el alma- permanece pura y sagrada”.

“Iom Kipur es el único día del año en que Dios revela que nuestra esencia y la de Él es la misma, pues en ese nivel, el pueblo judío es indivisible, y todos sus integrantes son realmente iguales. En la medida que demostremos nuestra unión esencial, al actuar con amor y amistad, se revelará con mayor intensidad el amor de Dios hacia nosotros”, indicaron.

En Iom Kipur cada persona puede y debe sentirse en la atmósfera especial de la Shejiná o Presencia Divina. Es por esa razón que en esta ceremonia se ayuna.

Comer expresa la conexión con lo terrenal, se consumen cosas que provienen de la tierra y se convierten en parte de nuestro propio cuerpo. En Iom Kipur, la persona está liberada de esta limitación. Se entra en un ámbito espiritual de eternidad e iluminación.

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Israel

Primer ministro Netanyahu: Israel no aceptará un acuerdo con Hamás que exija el fin de la guerra

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Agencia AJN.- En medio de los rumores del fin de semana sobre presiones internacionales para que Israel acepte el fin efectivo de la guerra en Gaza como parte de un acuerdo para la liberación de rehenes, el primer ministro Benjamin Netanyahu publica una declaración en vídeo en la que subraya sin ambages que Israel no aceptará el fin de la campaña ni la retirada de las tropas de las FDI de la Franja.

«Israel no puede aceptar esto», dice. «No estamos dispuestos a aceptar una situación en la que los batallones de Hamás salgan de sus búnkeres, tomen de nuevo el control de Gaza, reconstruyan su infraestructura militar y vuelvan a amenazar a los ciudadanos de Israel en las comunidades circundantes, en las ciudades del sur, en todas las partes del país.»

«Israel no aceptará las exigencias de Hamás, que significan la rendición, y continuará la lucha hasta alcanzar todos sus objetivos», dice Netanyahu, repitiendo un mensaje que ha expresado durante toda la guerra.

Netanyahu afirma que aceptar las exigencias de Hamás sólo acercaría el próximo conflicto y permitiría a Hamás llevar a cabo otra masacre en el futuro.

El primer ministro subraya que Israel sigue abierto a un acuerdo, pero Hamás «sigue atrincherado en sus posiciones».

Altos cargos de Estados Unidos, Qatar y Egipto se encuentran en El Cairo, al igual que responsables de Hamás.

Netanyahu decidió no enviar una delegación por el momento.

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Guerra

Sobreviviente de la Shoá: «No pensé que iba a tener que esconderme de nuevo con temor por mi vida en el kibutz que fundé»

Agencia AJN.- Jaim Raanan y Rut Haran, de Beeri, experimentaron dos veces las atrocidades más horrendas contra los judíos.

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Raanan Jaim

Agencia AJN.- Rut Haran, sobreviviente de la Shoá, del kibutz Beeri, apenas duerme por las noches. A veces sueña con ella misma corriendo sin aliento ni dirección, sin saber de quién huye ni por qué. Hace una semana algo cambió y por primera vez soñó con su hijo mayor, Avshalom, asesinado el 7 de octubre.

«Mi hijo me dijo que no está en el ataúd donde lo enterraron y todavía no puedo entender el sueño», se le quebró la voz. «Cuando me desperté, no comí ni bebí en todo el día. Los terroristas asesinaron a Avshalom y abusaron de su cuerpo. Lo extraño mucho. Lo extraño cuando pregunta: ‘Mamá, ¿qué está pasando?’. Su foto está frente a mí y hablo con él todo el tiempo.»

Como ella, otro miembro del kibutz que sobrevivió a la Shoá, Jaim Raanan, experimentó el 7 de octubre a los 89 años. «D’s mío», dice, «no pensé que, como sobreviviente de la Shoá, tendría que volver a esconderme con temor por mi vida en el kibutz que fundé. La masacre acabó con alrededor del diez por ciento de los 1.000 residentes del kibutz. Más de 100 residentes fueron asesinados o secuestrados y llevados a la Franja de Gaza ese día. Desde mi punto de vista personal, hubo una gran diferencia entre el Shabat Negro y la Shoá: durante la Shoá no conocí personalmente a los seis millones que perecieron, pero en la masacre del kibutz Beeri conocía a casi todas las personas que fueron asesinadas ese día.»

Las vidas de Rut y Jaim están entrelazadas con tragedias. Son dos de los aproximadamente 865 israelíes del sur del país que vivieron de primera mano, dos veces, las atrocidades más horrendas contra los judíos. Según datos del Ministerio de Bienestar Social, unos 2.000 sobrevivientes de la Shoá de todo el país fueron evacuados de sus hogares a causa del Shabat Negro.

Rut, que sobrevivió a las atrocidades de los nazis en Rumania, emigró a Israel con el objetivo de poblarlo y se instaló en el sur del país. En ningún momento imaginó que a los 88 años, mientras vivía en la Tierra Prometida, se enfrentaría a una masacre espantosa. Los terroristas de Hamás no solo asesinaron a Avshalom, sino que también secuestraron a siete miembros de su familia, entre ellos su hija, nuera, nietas y bisnietas.

Hace tres meses, en el Día Internacional de la Shoá, Rut encabezó la campaña del Sistema de Información Internacional. Frente al edificio de las Naciones Unidas y en Times Square, de Nueva York, se colgaron enormes carteles con su rostro lleno de dolor, bajo la palabra «survivor», sobreviviente. Habló en un escalofriante video de la horrible similitud entre las acciones de los nazis y los terroristas de Hamas «en el momento que asesinan a bebés en sus camas, en el momento que violan a mujeres tras arrojarlas al césped y luego las asesinan brutal y diabólicamente asesinadas, sin haber cometido ningún delito».

«Siempre me preguntan qué conecta la Shoá de los nazis y el desastre del 7 de octubre y respondo que en ambos casos hubo un exterminio deliberado, sistemático, malvado y absolutamente satánico. La Shoá es la mancha más oscura en la historia del siglo XX. Un trauma para toda la humanidad, que provocó una devaluación del ser humano».

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