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AMIA/Atentado. Presidente en ese momento se pregunta cuánto más hay que esperar respuestas

AJN.- “Acá murieron 85 personas, pero pudieron haber muerto 800, y eso te lleva a un estado de indefensión tan extremo que alguien tiene que dar una respuesta”, reclamó Alberto Crupnicoffquien presidiera dos veces la entidad, incluido el momento del ataque terrorista, el 18 de julio de 1994, en una entrevista con la Agencia Judía de Noticias en el marco del 120º aniversario de la fundación de la institución.

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AJN.- “Las instituciones de la sociedad argentina fueron puestas a prueba y fracasaron, ¿cuánto más hay que esperar?, ¿qué se puede explicar después de 20 años?”, sentenció Alberto Crupnicoff (foto), quien presidiera la AMIA al momento del atentado terrorista, el 18 de julio de 1994, en una entrevista con la Agencia Judía de Noticias (AJN) en el marco del 120º aniversario de la fundación de la institución.

“Acá murieron 85 personas, pero pudieron haber muerto 800, y eso te lleva a un estado de indefensión tan extremo que alguien tiene que dar una respuesta”, reclamó quien ya había ocupado ese cargo entre 1981 y 1984 y además sufrió la pérdida de su cuñada, Graciela Susevich de Levinson, en el ataque contra la Embajada de Israel, dos años antes.
 
“Lo primero que siento es una gran frustración; como ciudadano, judío y ex presidente de la AMIA, y sin entrar en cada una de las cuestiones, no puedo entender que en 20 años esto no se haya podido determinar, por la circunstancia o errores de procedimiento que fueran, es mucho tiempo…”, se quejó  Crupnicoff.
 
“No sé hacia dónde dirigir las responsabilidades, pero una sociedad organizada como la argentina tiene instituciones, y si éstas no pudieron resolverlo, no soy el obligado a investigar; la AMIA debe impulsar y favorecer, pero creo que, en este sentido, las instituciones (nacionales) tienen una gran deuda para con sus propias funciones”, insistió.
 
El 18 de julio de 1994 “había ido a inaugurar una transmisión (radial) entre la Argentina e Israel junto con el embajador de Israel y el presidente de la DAIA de ese momento, Itzjak Avirán y Rubén Beraja, y creo que también el de la OSA, me fui a trabajar y al rato me llamaron clientes de mi empresa (de viajes) y me dijeron: ‘La AMIA estalló’”, recordó su entonces titular en diálogo con AJN.
 
“Tomé un taxi y cuando ‘bajaba’ por Tucumán, una o dos cuadras después de Callao, no pudo avanzar; corrí hasta allí y me encontré con el desastre, que tenía el antecedente de la bomba en la Embajada”, prosiguió.
 
“Fue muy terrible; sentía que todo el universo se había descontrolado y que uno nunca sabe hasta dónde puede estar preparado para manejar situaciones límites”, admitió Crupnicoff.
 
“Lo primero que se me ocurrió fue decir que teníamos que demostrar que eso no nos iba a destruir y traté de buscar un lugar para sentarme a pensar cómo empezar: hicimos abrir el edificio de Ayacucho (632, donde funcionara la secundaria Rambam, entre otros, que)estaba cerrado porque lo habíamos desactivado de sus funciones”, relató.
 
“Me acuerdo que empezaron a llegar familiares” porque “después que se formaron los cordones de seguridad no se podía pasar por las cuadras de alrededor y había mucha gente que no sabía dónde estaba su familia, como la mía no sabía dónde estaba yo”, continuó el ex presidente de la AMIA.
 
“Las comunicaciones no eran tan fluidas como ahora; notaba mucha conmoción a nuestro alrededor y había mucha facilidad para caer en ella, por lo cual traté de mantener el foco en lo que me parecía importante”, agregó.
 
“Todos querían ayudar, nadie sabía dónde; todo fue muy caótico y se cometieron errores, era como una guerra”, describió Crupnicoff.
 
“Traté de juntar a la Comisión (Directiva), de hacer algún ordenamiento en esa grave situación, recreando el funcionamiento de acuerdo a las necesidades: al día siguiente había gente que tenía que recibir comida a domicilio porque si no, no comía, y sepelios que atender; el personal estaba ‘shockeado’: no sabíamos quién estaba adentro, quién afuera, quién había muerto, quién no… todo fue realmente demencial”, memoró.
 
“A medida que iban pasando las horas y, después, los días el objetivo era mantener a la AMIA viva; dije: ‘Hoy puede ser el final’, y no estuvo lejos, o ‘tenemos que mandar un mensaje a la comunidad de que nos han pegado muy duro, pero no vamos a dejar que gane la bomba’”, resolvió el entonces presidente de la AMIA.
 
“Desgraciadamente la bomba ganó para los casos en que mató gente y destruyó familias, pero en ese momento, junto a tratar de acompañar en lo que pudiera, tenía que dar la fuerza de que las escuelas se iban a abrir, de que las instituciones se tenían que abrir, y ése fue mi objetivo: continuar con la tarea no como si nada hubiese pasado, sino como que ‘lo que pasó, pasó’, y me acuerdo que el domingo siguiente fui a hablar aHacoaj y debía haber 5.000 ó 6.000 personas; la gente siguió yendo al club”, destacó.
 
“Pude estar equivocado, pero mi lectura fue que la bomba ganaría si la gente temía; entonces, por mí podían poner un camión de concreto delante de la institución, lo importante era que la gente siguiera dándoles vida y recibiendo de ellas”, reconoció Crupnicoff.
 
“Era difícil dejar a un chico en la escuela (judía) el primer día de clases (después de las vacaciones de invierno); hubo que vencer lógicas cuestiones que tienen que ver con el temor, la desprotección y la repetición de un acontecimiento melodramático porque había pasado hacía dos años lo de la Embajada de Israel y volvió a suceder”, enfatizó.
 
Por entonces, “la vinculación que se manejaba con los poderes políticos desde la AMIA, que era mi marco de acción, era muy limitada, no teníamos necesidad; después del atentado, el tema pasó por otro lugar”, comparó su entonces presidente.
 
“En la madrugada del 19 de julio fui a casa a ducharme y cambiarme para volver (a Ayacucho) y en ese terrible destrozo pensé: ‘Acá hay daños de todo tipo y mañana alguien puede presentarse a reclamar ante la AMIA, que fue la víctima, no el victimario’, entonces llamé a un amigo abogado y le dije: ‘Necesito que me mandes a un penalista’, que me instruyó acerca de cuáles serían los pasos que podíamos dar, y nos presentamos como querellantes en la causa”, contó.
 
“Hubo momentos en que coincidimos en la estrategia (con la DAIA) y momentos en que no, pero fueron puntos de vista, no puedo juzgar si una cosa era mejor o la otra, simplemente actuamos defendiendo intereses que tenían que ver, fundamentalmente y en este sentido coincidíamos con la DAIA, con buscar a los culpables de lo que había sucedido”, añadió Crupnicoff a AJN.
 
Desde la AMIA “sosteníamos que debía saberse cuál había sido la ‘conexión local’ que produjo el atentado porque, en nuestra opinión, todo lo que tuviera que ver con la vinculación internacional terminaría en una condena política y no efectiva”, se sinceró.
 
“Hubo muchas circunstancias de las cuales tuve que aprender rápidamente porque no tenía experiencia en ese orden: de repente me encontré hablando con jueces, fiscales, policías… con todo ese mundo que no era el mío en la vida privada, ni en la institucional”, admitió el entonces líder comunitario.
 
“Todo lo que se dice me suena trivial, lo digo respetuosamente, pero siento que es muy grave que no se haya podido resolver; después se entró en la contienda política: si éste iba al acto, si tal otro no iba al acto… se embarulla todo y uno pierde dimensión de lo que está buscando”, lamentó.
 
Para los familiares de las víctimas “no tengo respuestas y entiendo su dolor porque todo lo demás -el edificio, las funciones- se reconstruye, peor, mejor o distinto, pero cómo puede asumir un padre, un hijo, un hermano, un tío que a alguien lo mataron en un lugar donde no había guerra, en una sociedad organizada, con una autoridad”, se preguntó Crupnicoff.
 
“Hubo actitudes altruistas de bomberos, hospitales, gente -resaltó-… y cada vez que veo una ambulancia del SAME me acuerdo de que su director estaba ahí, o el jefe de los bomberos, o la gente del Hospital de Clínicas, y no sigo mencionando porque me voy a olvidar de alguien y no quisiera cometer esa injusticia.”
 
“Ahora hay un edificio moderno, superautomático y con todo, pero la gente no se pude reconstruir; me tocó vivir de cerca la frustración familiar en otras circunstancias como para entenderlo… acompaño en el dolor, pero no puedo dar respuestas, no las tengo”, admitió el entonces presidente de la AMIA.
 
“Nos manejamos con todos los familiares y en algunas cuestiones tuvimos puntos de vista distintos: unos decían que no había que reconstruir en Pasteur porque era un lugar santo y les dije que no es así, que el lugar santo es donde están sepultados quienes lamentablemente fallecieron y que ése es un lugar donde aconteció una desgracia grande, pero no donde se pueda venerar sus memorias”, diferenció.
 
“Una cosa es reclamar como un padre y otra es hacerlo desde una institución; lo que carga a quien le falta un familiar tiene otro componente y connotaciones y no se puede dimensionar, y de la misma manera, (el hecho de haber sufrido) la desgracia no habilita para conducir porque no es la bomba la que da legitimidad”, finalizó Crupnicoff.
 
DB-CGG

 

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Israel anuncia su 280ª baja de la guerra en Gaza: el sargento Ben Avishay

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Agencia AJN.- Israel anunció su 280ª baja de la guerra contra organizaciones terroristas palestinas en la Franja de Gaza: el sargento Ben Avishay, de 20 años, de Nahariya.

Las FDI dijeron que Avishay, de la compañía de señales de la Brigada de Paracaidistas, murió durante los combates en el norte del enclave.

Su muerte no estuvo relacionada con la operación de anoche para recuperar los cuerpos de los tres rehenes.

En un comunicado de prensa, el portavoz de las FDI, el contralmirante Daniel Hagari, afirmó que el Ejército había recuperado los cadáveres de Itzhak Gelerenter, de 53 años; Amit Buskila, de 28; y Shani Louk, de 22.

Hagari dijo que los cuerpos fueron recuperados en una operación nocturna llevada a cabo por el ejército y el Shin Bet.

Los tres se encontraban en el festival de música Supernova, cerca de Re’im, la mañana del 7 de octubre, desde donde huyeron a la zona de Mefalsim.

Hagari afirmó que allí fueron asesinados por terroristas de Hamás y sus cadáveres fueron secuestrados.

Los tres cuerpos recuperados fueron trasladados para continuar con el procedimiento de identificación por parte de funcionarios del Instituto de Medicina Legal. El portavoz de las FDI dijo que «las fuerzas están trabajando con determinación en un ambiente de combate complejo, asumiendo riesgos, para llevar a los secuestrados asesinados a su entierro en Israel».

Hagari también dijo: «Los intensos combates continúan en toda la franja y la tarea suprema de repatriar a los secuestrados está ante los ojos de cada comandante que está en el campo y luchando. Seguimos invirtiendo en muchos esfuerzos de inteligencia, incluso en este momento, y en actuar por todos los medios para devolver a casa a los secuestrados lo antes posible».

«Las FDI y el Shin Bet comparten el dolor de las familias», añadió el portavoz de las FDI. «Hago un llamado al público: eviten difundir rumores y mantengan la seguridad de nuestras fuerzas. Escuchen los anuncios solo de los organismos oficiales».

La información sobre la ubicación de los cuerpos provino de las investigaciones del Shin Bet sobre terroristas arrestados por las fuerzas en la Franja de Gaza y llevados a Israel para ser interrogados bajo sospecha de participación en la retención de rehenes.

La unidad que trabaja con las FDI en el tema de los rehenes y desaparecidos procesó la inteligencia y conectó los datos La información condujo a la ubicación exacta donde estaban los cuerpos.

Durante la operación de las fuerzas en el norte de la Franja de Gaza llegó información que había sido recopilada durante mucho tiempo y que luego fue precisada por el Shin Bet y el Ejército. Junto con la información de los interrogatorios de los prisioneros, el sistema de seguridad pudo realizar un análisis de campo de ese recinto en el norte de la Franja de Gaza. El operativo de recuperación de los cadáveres se desarrolló durante más de un día y durante las últimas horas se escaneó el lugar donde fueron recuperados.

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Rehenes israelíes asesinados. ¿Quiénes eran Amit, Shani e Itzik?

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Gelerenter, Buskila y Louk

Agencia AJN.- El portavoz de las FDI, el contralmirante Daniel Hagari, anunció que el Ejército había recuperado los cadáveres de tres rehenes en la Franja de Gaza, pero, ¿quiénes eran Itzhak Gelerenter, Amit Buskila y Shani Louk?

Amit, de 27 años, de Ashdod, huyó de la fiesta en Re’im y fue asesinada en la zona de Mefalsim cuando intentaba escapar de los terroristas. Allí fue brutalmente asesinada y su cuerpo fue llevado a Gaza.

Ese sábado por la mañana, Amit llamó a Shimon, el tío que la crió como a su hija.

«Me dijo: ‘Shimon, hay terroristas a mi alrededor, estoy escondida debajo de una especie de vehículo'», repitió. «Luego quedó expuesta a los ojos de los terroristas, que le dispararon. Me gritó por teléfono que le habían disparado en la mano y que nos amaba».

Amit participó de audiciones para Masterchef poco antes del Sábado Negro. Su familia pidió no transmitir los segmentos en los que fue filmada.

Shani, una tatuadora de Tel Aviv de 22 años, huyó de la fiesta en Re’im el 7 de octubre. Fue grabada en un video distribuido por Hamás yaciendo inconsciente en una furgoneta que se dirigía a Gaza.

A pesar de las estimaciones de que fue llevada viva a Gaza, el 30 de octubre las autoridades le informaron a su familia que Shani no estaba viva. Eso sobre la base de hallazgos recopilados en territorio israelí, que fueron identificados como suyos mediante pruebas genéticas. Los hallazgos fueron suficientes para determinar la muerte tanto por parte de patólogos expertos como desde un punto de vista halájico.

Louk dejó muchas obras de arte y dos poemas. Estos fueron presentados en una exposición especial que invitaba a visitar su mundo creativo. «Celebramos el cumpleaños número 23 de Shani sin ella con el objetivo de recordarla, el tesoro que fue y el tesoro que dejó», dijo Rinat, tía de Shani, sobre la exposición que montó y de la que fue curadora.

Ricky, la madre de Shani, limpió su departamento en Tel Aviv y encontró más pinturas, obras y garabatos, y así fue como se creó una enorme carpeta. «Cuando decidí con mi socia Noa Halafi montar la exposición nos sumergimos en un mundo mágico y misterioso.»

La música de Louk también fue publicada por su familia. Elia Bar Noy, vecina de Luke, compuso la canción Casa, que ella escribió. Bar Noi escribió: «En los últimos años, Shani viajó por el mundo siguiendo festivales de música por la paz en diferentes países. Entre sus sueños estaba un plan para crear enormes escenarios para festivales en todo el mundo. Después de su muerte, entre sus muchas obras, también se encontraron palabras. Cuando mi hermana Aya, amiga de la infancia de Shani, me envió el texto, tuve claro que tenía que publicarlo. De forma escalofriante, Shani repite en la canción sobre su sueño de paz y su deseo de regresar a casa. »

«Itzik», de 56 años, del moshav Iris, estaba en la fiesta de Re’im. Los tres amigos que lo acompañaban en el auto y lo llevaron a la fiesta fueron asesinados. También él fue asesinado y su cuerpo fue llevado por terroristas a Gaza. Sus familiares se dieron cuenta de que había sido secuestrado después de que se encontró su teléfono celular en Beit Lahiya, en la Franja de Gaza.

Su hija, Iarden, dijo en una entrevista: «Papá ama la vida. En Shabat pensamos que estaba durmiendo en el sótano debido a los misiles, y no hay señal allí. Papá es inteligente, robusto e ingenioso. Estaba con tres personas que ya han sido enterradas y eso lo hace más difícil».

«Papá es joven para su edad, en su apariencia, en su mente y en su percepción», dijo su hija. «Él vivía una vida fácil, y sí, se encontraba en una fiesta. Iba con amigos a bailar y escuchar música. Todos los que estaban con Papá en el auto que conducía al salir de la fiesta, cuando escapaban de los misiles, fueron asesinados. Papá fue secuestrado. El último punto donde se detuvo el auto fue cerca de la entrada del kibutz Mefalsim «.

Iarden dijo que no habían oído nada sobre su padre de los secuestrados que regresaron ni del ejército. «No escuchamos nada. Lo hace aún más difícil no saber dónde poner en tus pensamientos, en tus sentimientos, esta incertidumbre. Sabemos cuál fue el destino de las personas que estaban con él en el auto. Logramos crear la imagen: el camino que transcurrió desde que hubo misiles en la fiesta hasta el último momento, cuando el vehículo estuvo parado frente a la entrada del kibutz Mefalim. Nos falta el final de la historia.»

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