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La denuncia de genocidio de Sudáfrica es “una difamación” cuyo objetivo es “negar a Israel el derecho a defenderse”

Agencia AJN.- Al exponer la defensa de Israel en La Haya, Tal Becker, del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirmó: “Difícilmente puede haber una acusación más falsa, más malévola, que la acusación contra Israel de genocidio”.

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Agencia AJN.- Discurso de apertura del asesor jurídico del Ministerio de Relaciones Exteriores israelí, Tal Becker, ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya, el 12 de enero de 2024, mientras los representantes de Israel presentaban su defensa contra las acusaciones realizadas por Sudáfrica de genocidio en Gaza:

Señora Presidenta, distinguidos miembros de la corte, es un honor comparecer nuevamente ante ustedes en nombre del Estado de Israel.

El Estado de Israel es especialmente consciente de por qué se adoptó la Convención sobre Genocidio, que ha sido invocada en este procedimiento. Grabado en nuestra memoria colectiva está el asesinato sistemático de 6 millones de judíos como parte de un programa premeditado y atroz para su aniquilación total.

Dada la historia del pueblo judío y sus textos fundacionales, no sorprende que Israel estuviera entre los primeros Estados en ratificar la Convención sobre el Genocidio sin reservas e incorporar sus disposiciones en su legislación interna.

Para algunos, la promesa del Nunca Más es un eslogan. Para Israel, es la obligación moral más elevada.

A Raphael Lemkin, un judío polaco que fue testigo de los horrores indescriptibles del Holocausto, se le atribuye haber acuñado el término “genocidio”. Ayudó al mundo a reconocer que el léxico legal existente era simplemente inadecuado para captar el mal devastador que desató el Holocausto nazi.

El demandante ahora ha tratado de invocar este término en el contexto de la conducta de Israel en una guerra que no inició ni quería, una guerra en la que Israel se defiende contra Hamás, la Jihad Islámica Palestina y otras organizaciones terroristas cuya brutalidad no conoce límites.

El sufrimiento de los civiles en esta guerra, como en todas las guerras, es trágico. Es desgarrador. Las duras realidades de las hostilidades actuales resultan especialmente agonizantes para los civiles, dada la reprensible estrategia de Hamás de tratar de maximizar el daño civil tanto a israelíes como a palestinos, incluso cuando Israel busca minimizarlo.

Pero como ya ha dejado claro este tribunal, la Convención sobre Genocidio no fue diseñada para abordar el impacto brutal de las hostilidades intensivas sobre la población civil, incluso cuando el uso de la fuerza plantea “cuestiones muy serias de derecho internacional e implica un enorme sufrimiento y una pérdida continua de derechos humanos”. La convención fue creada para abordar un crimen malévolo de la gravedad más excepcional.

Lamentablemente, el demandante ha presentado ante el tribunal una imagen fáctica y jurídica profundamente distorsionada. La totalidad de su caso depende de una descripción deliberadamente descontextualizada y manipuladora de la realidad de las hostilidades actuales.

Vivimos en una época en la que las palabras son baratas. En una era de redes sociales y políticas de identidad, la tentación de recurrir al término más escandaloso, de vilipendiar y demonizar, se ha vuelto, para muchos, irresistible. Pero si hay un lugar donde las palabras aún deberían importar, donde la verdad aún debería importar, es sin duda un tribunal de justicia.

Sudáfrica pretende acudir a esta corte en la elevada posición de guardián de los intereses de la humanidad. Pero al deslegitimar los 75 años de existencia de Israel en su presentación inaugural ayer, ese amplio compromiso con la humanidad sonó vacío.

Y en su amplia descripción contrafáctica del conflicto palestino-israelí, pareció borrar tanto la historia judía como cualquier responsabilidad palestina. De hecho, la deslegitimación de Israel desde su creación en 1948 en las presentaciones del solicitante apenas se distinguía de la retórica rechazadora del propio Hamás.

No es sorprendente, por lo tanto, que, según el relato del solicitante, tanto la responsabilidad de Hamás por la situación en Gaza como la humanidad misma de sus víctimas israelíes queden fuera de vista.

El intento de convertir el término “genocidio” en un arma contra Israel en el contexto actual hace más que contarle al tribunal una historia extremadamente distorsionada, y hace más que vaciar la palabra de su fuerza única y su significado especial.

El sábado 7 de octubre, en un día de festividad religiosa judía, miles de miembros de Hamás y otros militantes irrumpieron en el territorio soberano de Israel por mar, tierra y aire, invadiendo más de 20 comunidades y bases israelíes y el sitio de un Festival de Música.

Lo que ocurrió al amparo de miles de cohetes disparados indiscriminadamente contra Israel fue la masacre, mutilación, violación y secuestro en gran escala de tantos ciudadanos como los terroristas pudieron encontrar antes de que las fuerzas de Israel los repelieran.

Mostrando abiertamente júbilo, torturaron a niños delante de sus padres, y a padres delante de sus hijos, quemaron vivas a personas, incluidos bebés, y violaron y mutilaron sistemáticamente a decenas de mujeres, hombres y niños. En total, ese día unas 1.200 personas fueron masacradas, más de 5.500 mutiladas y unos 240 rehenes secuestrados, entre ellos niños, familias enteras, personas con discapacidad y supervivientes del Holocausto, algunos de los cuales han sido ejecutados desde entonces y muchos de ellos han sido torturados, abusados sexualmente y muertos de hambre en cautiverio. Representantes de las familias de los rehenes se encuentran hoy en esta sala y reconocemos su presencia y su sufrimiento ilimitado.

Sabemos de la brutalidad del 7 de octubre no sólo por los desgarradores testimonios de los supervivientes, las pruebas inequívocas de la matanza y el sadismo que quedaron atrás y las pruebas forenses tomadas en el lugar. Lo sabemos porque los agresores filmaron y transmitieron con orgullo su barbarie.

Los acontecimientos de ese día son prácticamente ignorados en las presentaciones del demandante, pero nos vemos obligados a compartir con el tribunal una fracción de su horror, el mayor asesinato en masa calculado de judíos en un solo día desde el Holocausto.

No lo hacemos porque estos actos, por sádicos y sistemáticos que sean, liberen a Israel de sus obligaciones de respetar la ley mientras defiende a sus ciudadanos y su territorio. Eso es incuestionable. Lo hacemos porque es imposible entender el conflicto armado en Gaza sin apreciar la naturaleza de la amenaza que enfrenta Israel y la brutalidad y anarquía de las fuerzas armadas que lo enfrentan.

En el volumen de materiales presentados a los miembros del tribunal, se ha proporcionado acceso a una parte del metraje sin editar para su proyección por separado. Pero me veo obligado a presentar hoy ante el tribunal un pequeño fragmento de las escenas de insondable crueldad que tuvieron lugar en cientos de lugares ese horrible día.

Jonny Siman Tov, un agricultor de trigo, y su esposa, Tamar, una activista por los derechos de las mujeres, vivían en el Kibutz Nir Oz. Cuando comenzó el lanzamiento de cohetes, se escondieron en la habitación segura con su hijo de cuatro años, Omer, y sus gemelos de seis años, Arbel y Shahar. Durante el ataque, militantes de Hamás prendieron fuego a su casa. Jonny le envió un mensaje de texto a su hermana Renee: “Están aquí. Nos están quemando. Nos estamos asfixiando”. Toda la familia fue quemada viva, reducida a cenizas, lo que dificultó especialmente la identificación del ADN.

Un sobreviviente de la masacre del festival de música Nova declaró ante la policía que fue testigo de cómo un militante de Hamás violó brutalmente a una mujer joven, mientras otro militante le cortaba el pecho y jugaba con él. Luego, un segundo militante la violó nuevamente y le disparó en la cabeza mientras aún estaba dentro de ella.

En un video grabado por un sistema de vigilancia domiciliaria, un militante de Hamás lanzó una granada a una habitación segura donde un padre y sus dos hijos se apresuraron a esconderse. El padre fue asesinado. Los dos hijos están heridos y sangrando cuando un militante los arrastra hacia la sala de estar. Se puede escuchar a un niño gritarle a su hermano: “¿Por qué estoy vivo? No puedo ver nada. Nos van a matar”. El militante abre casualmente la heladera, saca una botella y bebe.

Y luego está esta grabación del Kibutz Mefalsim. (Becker reproduce una grabación en árabe con subtítulos en inglés ante el tribunal). “Papá, te estoy hablando desde el teléfono de una mujer judía. La maté a ella y a su marido. ¡Maté a diez personas con mis propias manos! ¡Papá, diez con mis propias manos! Papá, abre WhatsApp y mira cómo maté. Papá, abre el teléfono. Papá, te llamo por WhatsApp. Abre el teléfono. Diez. Diez con mis propias manos”.

Como se dijo, ninguna de estas atrocidades exime a Israel de sus obligaciones bajo la ley. Pero sí permiten al tribunal apreciar tres aspectos centrales del presente procedimiento que el demandante ha ocultado a la vista.

Si ha habido actos que pueden calificarse de genocidas, entonces han sido perpetrados contra Israel. Si hay preocupación sobre las obligaciones de los Estados bajo la Convención sobre Genocidio, entonces es en relación con sus responsabilidades de actuar contra la agenda de aniquilación orgullosamente declarada por Hamás, que no es un secreto y no está en duda.

Sus líderes repiten regularmente el lenguaje aniquilacionista de los estatutos de Hamás, con el objetivo, en palabras de un miembro del buró político de Hamás, de limpiar Palestina de la inmundicia de los judíos.

Se expresa de manera no menos escalofriante, en palabras del alto miembro de Hamás Ghazi Hamad, a la televisión libanesa el 24 de octubre, 2023, quien se refiere a los ataques del 7 de octubre de la siguiente manera: “Debemos eliminar ese país porque constituye una catástrofe política, militar y de seguridad para la nación árabe e islámica y debe terminarse. No nos avergüenza decir esto con toda su fuerza. Debemos darle una lección a Israel y lo haremos una y otra vez”.

En la continuación de esta entrevista, se le pregunta a Hamad: ¿eso significa la aniquilación de Israel? Sí, por supuesto, dice, la existencia de Israel es ilógica. Y luego dice: “Nadie debería culparnos por las cosas que hacemos. El 7 de octubre, el 10 de octubre, el millonésimo de octubre, todo lo que hagamos estará justificado”.

Dado que el 7 de octubre, antes de cualquier respuesta militar por parte de Israel, Sudáfrica emitió una declaración oficial culpando a Israel por “la reciente conflagración”, esencialmente culpando a Israel por el asesinato de sus propios ciudadanos, uno se pregunta si el solicitante está de acuerdo.

El 7 de octubre, antes de cualquier respuesta militar por parte de Israel, Sudáfrica emitió un comunicado oficial culpando a Israel de “la reciente conflagración”.

En segundo lugar, es en respuesta a la masacre del 7 de octubre, que Hamás promete abiertamente repetir, y a los continuos ataques contra él desde Gaza, que Israel tiene el derecho inherente a tomar todas las medidas legítimas para defender a sus ciudadanos y asegurar la liberación de los rehenes. Este derecho tampoco está en duda. Ha sido reconocido por Estados de todo el mundo.

Sorprendentemente, se ha pedido al tribunal que indique una medida provisional pidiendo a Israel que suspenda sus operaciones militares. Pero esto equivale a un intento de negar a Israel su capacidad de cumplir con sus obligaciones de defensa de sus ciudadanos, de los rehenes y de los más de 110.000 israelíes desplazados internamente que no pueden regresar de manera segura a sus hogares. En sus presentaciones ante el tribunal, el demandante casi no menciona el continuo sufrimiento humanitario de los ciudadanos israelíes a manos de Hamás, y trata a los rehenes aún en cautiverio como apenas una ocurrencia de último momento.

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Se realizó el acto central de Iom Hazikaron en Israel

El Día de Recordación de los Caídos en las Guerras de Israel y las Víctimas de Actos de Odio es mucho más que lo que su nombre indica, ya que se trata de una jornada de duelo nacional que se conmemora desde 1949 (5709, según el calendario hebreo), al año siguiente de la independencia del Estado de Israel. Desde 1860, año a partir del cual se comenzó a contar los soldados caídos, el número total de víctimas se eleva a 25.040.

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Soldados israelíes mientras suena la sirena conmemorativa durante la ceremonia de Iom Hazikaron en el Muro Occidental de la Ciudad Vieja de Jerusalem, el 12 de mayo de 2024. Foto de Chaim Goldberg/Flash90

Agencia AJN.- El Día de Recordación de los Caídos en las Guerras de Israel y las Víctimas de Actos de Odio comenzó este domingo a las 20:00 horas de Israel con una sirena que sonó en todo el país durante un minuto de silencio.

En el Día de los Caídos de este año, especialmente doloroso por la masacre del 7 de octubre y la guerra actual contra Hamás en la Franja de Gaza, el pueblo de Israel recordó a 1.600 soldados y civiles muertos en combate o por el terror durante el año pasado, el más mortífero para el Estado judío en más de 50 años.

Como cada año, la sirena marcó el inicio de las ceremonias que se celebran en ciudades y comunidades de todo el país, en cementerios, centros comunitarios y escuelas. El lunes sonará una segunda sirena a las 11 de la mañana.

El inicio de la ceremonia central en la Plaza del Muro Occidental de Jerusalém estuvo acompañado de alarmas de alerta por los cohetes lanzados desde el enclave costero palestino a las ciudades meridionales de Sderot, Nahal Oz y Shaar HaNegev.

Tras encender una antorcha conmemorativa, el presidente Isaac Herzog subió al escenario con una camisa rota, símbolo judío de dolor que se remonta al Antiguo Testamento.

‘’Estoy aquí, junto a los restos de nuestro Templo, con las vestiduras rasgadas. Este desgarro, símbolo del luto judío, es un símbolo del luto y el dolor de todo un pueblo en este año, un año de luto nacional», expresó Herzog.

El presidente también se dirigió directamente a los rehenes que permanecen cautivos en la Franja de Gaza, así como a sus familias, prometiendo que no serían olvidados y que el Estado haría todo lo posible por devolverlos.

El Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Teniente General Herzi Halevi, por su parte, afirmó: ‘’Asumo la responsabilidad de que las IDF fracasaran en su misión de proteger a los ciudadanos del Estado de Israel el 7 de octubre’’.

‘‘Siento su peso sobre mis hombros cada día, y en mi corazón comprendo plenamente su significado. Soy el comandante que envió a sus hijos e hijas a la batalla de la que no regresaron», agregó Halevi.

Iom Hazikaron es mucho más que lo que su nombre indica, ya que se trata de una jornada de duelo nacional que se conmemora desde 1949 (5709, según el calendario hebreo), al año siguiente de la independencia del Estado de Israel.

La rememoración no se limita a las tropas, sino que también se honra a las bajas pertenecientes a la Policía, la Gendarmería, la Defensa Civil, el Servicio Penitenciario y demás organismos de seguridad e inteligencia que dieron su vida por el establecimiento y posterior defensa del Estado judío.

Y a partir de 2005 se agregaron las víctimas civiles de atentados terroristas.

Existen tres estadísticas diferentes que se dan a conocer en vísperas de esta jornada: los caídos en el último año, las víctimas desde el comienzo de la Guerra de Liberación (1947-1949, entre la Resolución de Partición y la firma de los armisticios) y los 1.626 fallecidos desde 1860, cuando los judíos jerosolimitanos dejaron la Ciudad Vieja para asentarse fuera de sus murallas.

760 soldados y 834 civiles fueron asesinados desde el último Día de Recordación, según cifras publicadas este jueves por el Ministerio de Defensa (el año anterior en el mismo período fueron asesinados durante su servicio 59 soldados).

En medio de la guerra en curso que comenzó el 7 de octubre con el ataque del grupo terrorista Hamás en el sur de Israel, 711 soldados y miembros de las fuerzas de seguridad han muerto. Incluyen 598 soldados de las FDI, 39 agentes de seguridad locales, 68 agentes de policía y seis miembros del Shin Bet.

En medio de la guerra, principalmente durante el ataque del 7 de octubre, 822 civiles (531 hombres y 291 mujeres) han muerto, según las cifras del instituto, lo que supone el mayor número de muertes de civiles en muchas décadas.

Entre ellos había 40 chicos menores de 18 años y 68 ciudadanos extranjeros.

Otros 61 veteranos discapacitados murieron debido a complicaciones de lesiones sufridas durante su servicio en años anteriores.

Desde 1860, año a partir del cual Israel comenzó a contar sus soldados caídos, el número total de víctimas se eleva a 25.040.

Las cifras anuales incluyen a todos los soldados y policías que murieron el año pasado, ya fuera en acto de servicio o como consecuencia de un accidente, enfermedad o suicidio.

Según el Instituto Nacional de Seguros, también se agregaron 834 nombres a la lista de víctimas civiles del terrorismo que perecieron en ataques durante el año pasado, la gran mayoría de ellos durante la masacre del 7 de octubre, lo que eleva el total a 5.100 desde 1851.

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Israel

Jefe de las IDF en el Día de los Caídos: »Soy el comandante que envió a sus hijos e hijas a la batalla de la que no regresaron»

El Día de Recordación de los Caídos en las Guerras de Israel y las Víctimas de Actos de Odio es mucho más que lo que su nombre indica, ya que se trata de una jornada de duelo nacional que se conmemora desde 1949 (5709, según el calendario hebreo), al año siguiente de la independencia del Estado de Israel.

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El Jefe del Estado Mayor de las IDF, Teniente General Herzi Halevi, habla en la ceremonia del Día de la Recordación en el Muro Occidental en Jerusalem, el 12 de mayo de 2024. (Fuerzas de Defensa de Israel)

Agencia AJN.- Hablando en la ceremonia del Día de los Caídos en el Muro Occidental en Jerusalem, el Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF), Teniente General Herzi Halevi, afirmó que es el responsable de dar respuestas a las familias de las tropas asesinadas.

»Soy el comandante que envió a sus hijos e hijas a la batalla de la que no regresaron, y a los puestos de los que fueron secuestrados», expresó  Halevi, en referencia a la masacre de Hamás del 7 de octubre y a la actual ofensiva terrestre de las IDF en la Franja de Gaza.

Con respecto a su labor, el militar señaló: »Llevo conmigo cada día el recuerdo de los caídos, y soy responsable de responder a las agudas preguntas que no dejan dormir».

»No conocí a todos los caídos, pero nunca los olvidaré. No tuve tiempo de visitar sus hogares, pero siempre estaré comprometido con ustedes: los padres, las hijas y los hijos, los hermanos y las hermanas, los cónyuges, los abuelos y las abuelas», agregó el Jefe de Estado Mayor.

En relación al duelo de quienes perdieron a sus seres queridos, continuó: »Me pongo humildemente de pie ante su valentía para hacer frente al dolor, para encontrar la fuerza en todo a la sombra de la pesada pérdida, y para dar un nuevo significado al vacío que se abrió».

»En esta guerra, estamos decididos a completar la misión, aunque comprendemos el coste», añadió el Teniente.

El Jefe del Estado Mayor de las IDF, Teniente General Herzi Halevi, y el presidente Isaac Herzog asisten a una ceremonia en conmemoración del Día de la Memoria de los Soldados Caídos y las Víctimas del Terror, en el Muro Occidental de la Ciudad Vieja de Jerusalem, el 12 de mayo de 2024. (Chaim Goldberg/Flash90)

Finalmente, hablando del futuro, concluyó: »Mientras nuestros enemigos se levanten contra nosotros, estaremos en guardia, preparados y alerta, responderemos con firmeza a cualquier intento de hacernos daño y devolveremos el golpe a quienes pretendan matarnos».

Durante la ceremonia también dio un discurso el presidente de Israel, Isaac Herzog, quien aseguró: »Mientras nuestros enemigos intenten destruirnos, no depondremos nuestras espadas».

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