Agencia AJN.- Iraq se encuentra en medio de una gran crisis provocada, por lo que parecería ser, a raíz de un estallido espontáneo de la furia de la gente por las altas tasas de desempleo, malos servicios públicos y la corrupción.

Esta semana se iniciaron las fuertes jornadas de protestas antigubernamentales que tuvieron lugar principalmente en la capital Bagdad y varias otras ciudades del país.

Al menos 109 personas muerieron desde que comenzaron los disturbios el martes, y más de seis mil resultaron heridos, según informó la red de noticias Al-Jazeera.

¿Qué está pasando en Iraq?

Miles de personas, en su mayoría jóvenes, encabezan las protestas que comenzaron en Bagdad el pasado martes, las que luego se extendieron a otras ciudades por todo el sur de Iraq.

Las protestas no parecen haber sido coordinadas por un grupo político en particular y aparentemente han traspasado las líneas étnicas y sectarias, resalta Al-Jazeera.

Esto podría dificultarle al gobierno del primer ministro Adel Abdul Mahdi contener los disturbios.

El Gobierno decidió declarar toques de queda en Bagdad y en las ciudades sureñas de Nasiriya, Amara, Najaf y Hilla. Las autoridades también impusieron un apagón de Internet casi total en un intento por dificultar la movilización y coordinación de los manifestantes.

¿Por qué la gente protesta?

Si bien hay que tener en cuenta la situación socio económica del país no se debe olvidar la historia reciente que atravesó la población iraquí. Enfurecidos por la lenta y débil recuperación de Iraq tras años de conflicto armado por la invasión de la coalición liderada por Estados Unidos en 2003, los manifestantes protestan para exigir mejores servicios públicos, reclamar por el desempleo y el fin de la corrupción que los analistas describen como «endémica».

Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), Iraq tiene la cuarta reserva de petróleo más grande del mundo, pero casi tres quintos de su población, sobre un total de 40 millones de personas, vive con menos de seis dólares por día, según muestran las cifras del Banco Mundial.

El desempleo, particularmente entre los jóvenes, es un problema importante, mientras que millones de iraquíes carecen de acceso a servicios básicos como los de salud, educación, agua o suministro de energía.

Gran parte de la infraestructura del país permanece en ruinas después de décadas de conflicto, incluida la invasión liderada por Estados Unidos y sanciones impuestas por las Naciones Unidas.

La voz oficial y de la disidencia política

El primer ministro iraquí Abdul Mahdi advirtió que no existe una «solución mágica» para los problemas del país, pero intentó calmar los ánimos al ofrecer reunirse con «representantes pacíficos de los manifestantes».

Además se comprometió a aprobar una legislación que daría a las familias más pobres del país un ingreso básico y generaría mejores oportunidades de empleo.

Se convocó también una sesión parlamentaria de emergencia para este sábado para abordar la crisis. Pero el líder chiíta Muqtada al-Sadr, cuya coalición política ganó la mayoría de los escaños en las elecciones del año pasado, instó a los legisladores a boicotear las sesiones hasta que el gobierno presente medidas concretas para abordar las demandas de los manifestantes.

El principal líder espiritual chií del país, el gran ayatolá Ali al-Sistani, instó a las fuerzas de seguridad a no usar la violencia y pidió al gobierno que atienda las demandas de los manifestantes «antes de que sea demasiado tarde».