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Opinión: ¿Está Hezbollah librando una guerra en múltiples frentes contra Israel?

Ha habido una creciente preocupación por un nuevo error de cálculo por parte del líder de Hezbollah.

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Por Naftali Granot*

Una serie de artículos y análisis recientes en los medios israelíes han advertido sobre la posibilidad de que estalle una guerra en múltiples frentes entre Israel y una coalición de organizaciones terroristas lideradas por Hezbollah. Esta coalición también incluye milicias proiraníes (en Siria, Irak y Yemen), Hamás, la Jihad Islámica Palestina y terroristas en Cisjordania.

Las evaluaciones de riesgo se basan en el notable aumento de las tensiones iniciadas por Hezbollah a lo largo de la frontera entre Israel y el Líbano. Los incidentes recientes incluyen una infiltración terrorista transfronteriza en Israel ordenada por Hezbollah y la colocación de un explosivo de alto poder en una intersección muy transitada; instalar tiendas de campaña en territorio israelí en la zona del monte Dov; el lanzamiento de un misil antitanque contra un objetivo militar cerca de la aldea fronteriza de Ghajar; y el despliegue deliberadamente abierto de la unidad de élite Radwan de Hezbollah en la frontera israelí.

Como resultado de estas provocaciones, así como de las declaraciones beligerantes de Nasrallah, ha habido una creciente preocupación por un nuevo error de cálculo por parte del líder de Hezbollah, similar al secuestro de soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) que precedió a la Segunda Guerra del Líbano en 2006. Un nuevo error de cálculo podría deteriorar la región y convertirla en una guerra importante y costosa con muchas víctimas.

¿Qué hay detrás de la creciente confianza de Hezbolá?

La creciente confianza de Nasrallah en sí mismo se basa en la percepción de que hoy a Israel le resultaría difícil obtener apoyo público interno e internacional para las maniobras militares en el Líbano. La falta de respuestas israelíes a las provocaciones de Hezbollah se considera una prueba de esta debilidad estratégica.

Hezbollah considera que la reforma judicial iniciada por el gobierno israelí debilita significativamente la cohesión social en Israel, y no ha dejado de notar las profundas divisiones entre el gobierno y sectores del público que sirven en las FDI.

Se espera que la erosión de dos aspectos centrales del poder de las FDI –la fuerza aérea y la inteligencia– debido al cese del servicio de reserva voluntaria por parte de miles de pilotos y personal de combate experimentado empeore hacia finales de año, cuando se renueve el impulso para la reforma judicial. Esto podría conducir a un grave deterioro de la capacidad operativa de las FDI, creando una tentación para que Hezbollah explote la situación y desafíe a las FDI.

Mientras tanto, la construcción por parte de Israel de una gran barrera terrestre en la frontera libanesa, similar a la erigida en la frontera con Gaza, también contribuye al aumento de las tensiones. Hezbollah ha acusado a Israel de intentar crear hechos sobre el terreno al delimitar la frontera terrestre en disputa e ignorar las protestas libanesas.

Al mismo tiempo, la actual realidad política, social y económica en el Líbano sirve como catalizador para la decisión de Hezbollah de generar y tomar medidas agresivas en la frontera israelí. El estancamiento político entre Hezbollah y los bandos cristiano y suní ha impedido –durante muchos meses– la elección de un presidente y el establecimiento de un gobierno libanés legítimo y funcional.

El colapso económico del Líbano, debido a su incapacidad para obtener préstamos del Banco Mundial, lo que ha provocado un desempleo severo y escasez de electricidad, combustible, medicamentos, etc., está provocando una crisis humanitaria y una migración negativa. Prevalece una atmósfera de desesperación y se ha culpado a Hezbollah, que se ha apoderado del país con ayuda iraní.

Hezbollah se ve a sí mismo como el escudo protector del Líbano y el defensor de los intereses del Líbano contra Israel, de una manera que justifica las provocaciones por las disputas fronterizas terrestres con Israel, tal como durante la disputa marítima entre Israel y el Líbano en 2022.

Otro factor que aviva las tensiones en la frontera con el Líbano es Hamás. Fiel a su política de provocar conflictos adicionales con Israel (además de la Franja de Gaza, donde Hamás tiene interés en mantener la calma), Hamás ha construido en los últimos años una infraestructura militar en el Líbano desde donde ha disparado proyectiles contra Israel en varias ocasiones.

Hezbollah, Hamás y la Jihad Islámica están coordinando –con orquestación iraní– una estrategia contra Israel e incluso han hecho declaraciones públicas sobre una “unidad de frentes”, lo que significa que una confrontación entre Israel y Hezbollah conduciría a un conflicto más amplio que incluiría a las organizaciones palestinas en Gaza y Cisjordania, así como milicias respaldadas por Irán. Esto conduciría a una guerra en múltiples escenarios contra Israel.

A pesar de los esfuerzos de Israel por frustrar el contrabando de armas en Siria, es importante tener en cuenta que en los últimos años, Hezbollah se ha vuelto más poderoso militarmente. Ha contrabandeado armas de alta calidad desde Irán, al tiempo que ha mejorado la precisión de sus sistemas de defensa aérea y de misiles, ha mejorado sus capacidades cibernéticas ofensivas y ha fortalecido sus fuerzas terrestres de élite (Radwan), que adquirieron experiencia operativa en la guerra civil siria.

Como tal, parece que las condiciones están dadas para una “tormenta perfecta”, como amenazan los líderes de ambos lados. Esta es una posibilidad que asusta a las poblaciones civiles de ambos lados de la frontera.

Y, sin embargo, un examen de los factores restrictivos revela un panorama completamente diferente.

Del lado israelí, la realidad que ha surgido en los últimos meses como resultado de la legislación gubernamental ha debilitado a las FDI y dañado la imagen disuasoria de Israel de una manera que impediría que los tomadores de decisiones israelíes racionales se involucraran en un conflicto militar significativo. Debido a esta crisis interna, el gobierno ha perdido su legitimidad para lanzar la guerra.

La probabilidad de un ataque israelí contra Irán, un escenario que constituye el principal desencadenante de la guerra con Hezbollah, también ha disminuido significativamente.

Del lado libanés, Hezbollah no disfruta del apoyo interno libanés para una nueva guerra que conduciría inevitablemente a la destrucción de un país que ya está luchando por sobrevivir y a una gran ola de refugiados. La opinión pública libanesa también se opone a la presencia militar de grupos palestinos en suelo libanés.

En cuanto al propio Hezbollah, más allá de la retórica militante dirigida principalmente a su base chiíta libanesa y a la opinión pública más amplia del Líbano, actualmente no tiene ningún interés en verse envuelto en una confrontación frontal con el poder militar israelí. Sería responsable directo de la destrucción y el sufrimiento que se infligirían a la comunidad chiíta y a todos los ciudadanos libaneses.

Hezbollah pretende fortalecer su imagen disuasoria frente a Israel creando un “equilibrio del terror” fuerte y confiable.

La arriesgada actitud de Nasrallah le ha aportado muchos logros y ha mejorado su estatus en el Líbano y el mundo árabe. Pero no ha olvidado las lecciones de la guerra de 2006.

Ninguna de las partes tiene interés en iniciar una guerra en este momento, y se debe tener en cuenta que las amenazas de ambas partes tienen como objetivo aumentar la disuasión mutua y satisfacer las necesidades políticas internas, en lugar de reflejar intenciones reales de iniciar una guerra.

*El escritor es un experto en publicaciones del Instituto MirYam. Concluyó su carrera de inteligencia como subdirector del Mossad en 2007.

Fuente: Jerusalem Post

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Independencia del Estado de Israel. Del duelo a la esperanza. Por Mattanya Cohen*

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Este año, Israel celebra 76 años de independencia, lo que normalmente sería una ocasión festiva, este año es una ocasión sombría, empañada por un gran dolor. Este año, junto con nuestro gran aprecio por nuestra renovada independencia en nuestra patria, contemplamos la profunda devastación que hemos experimentado como nación y lloramos la pérdida de más de 1.200 nuevas víctimas del terrorismo que se agregaron de la noche a la mañana, el 7 de octubre. ¿Cómo podemos celebrar la libertad de nuestra nación cuando nuestros hermanos y hermanas están aún en cautiverio? ¿Cómo podemos regocijarnos en nuestra independencia cuando amigos y familiares todavía no han retornado del campo de batalla?

La proximidad del Día de los Caídos y del Día de la Independencia, dos días significativos en el calendario israelí, ubicados intencionadamente uno detrás del otro, siempre ha suscitado debate-¿cómo podemos pasar tan rápidamente de tanta tristeza a la celebración? Estas dos jornadas, con sus caracteres tan diferentes, están unidas por la sangre de nuestros soldados y de las víctimas del terrorismo quienes han sacrificado sus vidas por nuestra nación.

Lamentablemente, este año, mientras la sirena de conmemoración paralice a todo el Estado en un silencioso homenaje, nos focalizaremos en los acontecimientos en curso. Los ataques de Irán y sus organizaciones terroristas afines como Hamás, Hezbolá y los Hutíes han unido nuevamente a nuestra nación, un pueblo unido por nuestra resiliencia frente a un horrendo ataque terrorista.

Este año, nuestra reverencia por el Día de los Caídos está envuelta en un nuevo dolor y nuestro aprecio por la libertad en nuestro propio país es más profundo que nunca. Pero en medio del dolor, tenemos mucho de lo que estar orgullosos. Como nación hemos desplegado una gran solidaridad, valentía y camaradería entre todos los ciudadanos de Israel, independientemente de su religión, opinión política o diferencias sociales.

Mientras se desarrollaba el ataque de Hamás en el sur de Israel, acompañado simultáneamente de cientos de andanadas de cohetes lanzados indiscriminadamente contra objetivos en todo el país, los civiles se lanzaron inquebrantablemente hacia las llamas, no alejándose de ellas, para salvar tantas vidas como fuera posible. Muchos de estos héroes perdieron sus vidas en su intento de salvar a otros. En las primeras horas del 7 de octubre, cuando quedó claro que no se trataba solo de un ataque más, jóvenes israelíes en el exterior se agolparon en los aeropuertos para regresar y participar en la defensa del país.

Durante 2.000 años, los judíos recordaron a Jerusalén y a la Tierra de Israel en todas sus plegarias, tanto en momentos de celebración como de duelo-hasta que pudimos restablecer un Estado judío en nuestra patria. Actualmente, mientras la horrible cabeza del antisemitismo se eleva a máximos históricos en todo el mundo, experimentamos una sensación cada vez más intensa de unidad de nosotros como pueblo y destino compartido en el único Estado judío.

Nuestro joven país ha tenido una historia plena y colorida. En apenas unas décadas desde el establecimiento hemos proporcionado un refugio seguro al pueblo judío en su tierra ancestral, hemos creado una sociedad dinámica y diversa de ciudadanos de múltiples creencias y orígenes, hemos transformado una tierra antigua en una tierra de innovación y creatividad, hemos convertido a vecinos de enemigos en aliados y hemos demostrado que estamos aquí para quedarnos. Ha habido desafíos y conflictos, junto con muchos éxitos. A pesar de todo, hemos conservado y mantenido nuestra fe tanto en nuestra nación como en nuestro pueblo, seguros de que nuestro futuro está en nuestras manos, y lo estamos construyendo juntos.

Este año, mientras el Día de los Caídos se transforma en el Día de la Independencia, nuestros hermanos y hermanas aún languidecen en cautiverio. A pesar de que este año nuestras celebraciones distan mucho de ser alegres, y nuestros corazones aún no están enteros, nos fijamos en israelíes fuertes como Rachel Goldberg-Polin, considerada por la

revista Time como una de las personas más influyentes del mundo, la madre de Hersh Goldberg-Polin, quien aún permanece cautivo en Gaza, y que continua difundiendo su mantra de que “la esperanza es obligatoria” en todo el mundo.

Este gran país fue construido sobre numerosos valores y principios, pero el singular valor que brilla por encima de las dificultades, es nuestra esperanza colectiva como nación de que algún día podremos vivir en paz con nuestros vecinos.

Hasta entonces, y particularmente ahora, “la esperanza es obligatoria”, y nunca renunciaremos a ella.

*Director Adjunto de la oficina de América Latina y el Caribe de la Cancillería israelí. Ex embajador de Israel en Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice.

 

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Por Jorge Knoblovits: Hoy más que nunca: estamos acá

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Agencia AJN.- (Jorge Knoblovits* – LA NACION) El 8 de mayo conmemoramos junto con el Museo del Holocausto, el Acto Central por Iom Hashoá en el CCK. Ocasión en la que junto a los sobrevivientes del nazismo y la sociedad argentina toda, recordamos el impacto de esa terrible experiencia que sufrió el pueblo judío.

Es también una oportunidad para advertir las señales de odio y desprecio de la actualidad que siempre constituyen la antesala de experiencias traumáticas.

El discurso del odio predispone a las mentes y a los cuerpos para naturalizar el racismo y sus mecanismos de exterminio.

La Argentina cuenta con importantes herramientas para advertir y hacer frente a la diseminación de manifestaciones discriminatorias o que reivindiquen al nazismo.

La Constitución Nacional, contiene dos normas que se refieren a la libertad de las ideas. El artículo 14 dispone que todos los habitantes de la Nación gozan del derecho “de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa”. A su vez el art. 32 dispone que “El Congreso Federal no dictará leyes que restrinjan la libertad de imprenta o establezcan sobre ella la jurisdicción federal”.

También, nuestro país adhirió a la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que es imprescriptible. Allí se describen las acciones que lo modelan: “Actos perpetrados con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.

De estas normas constitucionales e internacionales, podemos destacar que, si los delitos de genocidio cometidos durante la Segunda Guerra Mundial contra los judíos, no se encuentran prescriptos, mal se puede permitir que los propios Estados firmantes toleren el aliento de la ideología nazi apologéticamente.

La Convención antes citada hace hincapié en otro aspecto a tener especialmente en cuenta y es el concepto de instigación. Ningún genocidio es posible sin una escalada previa de marcaje y de construcción de otredades negativas. La aniquilación de seis millones de judíos en la Shoá pudo suceder por estratégicos condicionamientos ideológicos. Sería hacer andar libremente el material del que se nutren los verdugos y ejecutores de planes siniestros.

El claro ejemplo lo constituye Mein kampf, el libro escrito por Adolf Hitler mucho antes de acceder al poder absoluto de Alemania.

Por todo ello, se debe tener en cuenta lo imprescindible de la protección a los derechos humanos, cosmovisión inspirada en la vivencia del Holocausto y los resortes de prevención que debemos articular.

De allí que toda la literatura, propaganda, ideas, videos, mensajes, caricaturas que instiguen en los términos de la Convención de Genocidio los actos que se describen, deben ser expuestas para impedir su viralización.

No sólo el Derecho es capaz de obstaculizar la discriminación. La educación, los medios masivos de comunicación y los vínculos sociales en general deben ser dispositivos de sensibilización y empatía.

Hoy más que nunca, “Estamos acá” tras los sucesos del 7 de octubre pasado en el Estado de Israel, en los que la Shoá y su odio antisemita se hizo presente con saña.

El terrorismo y su despiadado modus operandi acechan los valores de la democracia y la seguridad del mundo libre.

Hoy más que nunca debemos resignificar ese ataque a la dignidad de un pueblo que tiene derecho a su territorio y a vivir en paz.

Ocasión también para exigir la liberación de los 133 secuestrados por el régimen terrorista de Hamás y la Jihad Islámica desde ese fatídico día. Sillas vacías que agudizan el dolor.

Que vuelvan a casa.

Recordar y no olvidar para que la Shoá no se repita.

“Hoy más que nunca. Estamos acá “.

“Mir zainen do”.

 

 

*Dr. Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA

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