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Cultura

Coronavirus. En Israel una banda de músicos de origen argentino calienta sus motores para volver

Agencia AJN.- Se trata de Axis, compuesta por cinco argentinos que tocaban juntos durante la adolescencia y años más tarde se reencontraron en Israel. La Agencia AJN mantuvo una entrevista con Marcelo Fleker, su guitarrista, después de que estuvieran tres meses sin poder reunirse por la pandemia del coronavirus.

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Agencia AJN.- Los artistas fueron uno de los sectores más afectados por la pandemia del coronavirus. Las medidas de cuarentena y aislamiento suspendieron todos los espectáculos y la posibilidad de reunirse. Por eso, cuando Israel comenzó a levantar las medidas de confinamiento, la banda de rock Axis, compuesta por cinco argentinos que actualmente viven en el Estado hebreo, vivió un emotivo recuentro con la vuelta a los ensayos.

Axis está integrada por Marcelo Fleker, su guitarrista; Pablo Schvartzman en teclado y voces, Ángel Noejovich en el bajo, Nojem Vaintrube en la batería y David Kovensky en voz, guitarra, bandoneón y charango.

“El reencuentro, cuando volvimos a ensayar después de casi tres meses, fue una sensación personal muy fuerte para cada uno, después de tanto tiempo de no vernos, a pesar de que estamos siempre comunicados”, contó a la Agencia AJN Marcelo Fleker.

Axis es un fenómeno que desde hace años no para de crecer. Llena cada pub o espacio en el que se presenta, interpretando clásicos del rock nacional argentino. Sin embargo, cada uno de los integrantes de la banda mantiene sus propios trabajos, que también se vieron afectados por la pandemia. Nojem, el baterista, pertenece al sector del Turismo y su sucursal está dentro de la Universidad de Jerusalem. Su trabajo está ligado a los congresos en los que participan los docentes, por supuesto totalmente frenados por la pandemia. En el caso de Ángel, que está dentro del sector de venta de carnes, mariscos y pescados, intentó vender lo que podía, gracias a los restaurantes que hicieron take-away.
Los que más trabajo tuvieron fueron David Kovensky, el cantante, que es traductor de series, películas y telenovelas, que en estos tiempos fueron muy consumidas; Pablo, el tecladista, que trabaja para una empresa de inversiones y pudo hacerlo desde su casa; y Marcelo, el guitarrista, que es veterinario del Instituto veterinario de Israel y su tarea fue considerada como esencial.

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“El reencuentro fue fuerte para cada uno de nosotros porque aparte de extrañarnos, fue como cuando eras chiquito y esperabas el partido del sábado con tu equipo, que te ibas con la camiseta y la pelota a dormir… bueno, para nosotros fue exactamente lo mismo. Es una gloria, una sensación de reencuentro y de una vida casi normal, a pesar de los barbijos y las restricciones, de volver a ser lo que éramos antes”, destacó Marcelo Fleker.

Respecto a dónde se realizó el reencuentro y las medidas de higiene tomadas, Fleker explicó que “en la sala de ensayo de Tel Aviv, dirigida por una sonidista, estaba todo perfectamente en su lugar, con el olor del alcohol en gel, todo perfectamente limpio, sin encontrarnos entre bandas distintas. Un trabajo impresionante. El gobierno y la municipalidad de Tel Aviv habilitaron este tipo de trabajos y nos llevamos una grata sorpresa de ver una excelente profesional”.

“Lo mejor fue que, después del ensayo, nos fuimos a la casa de la novia de David, que vive justo frente a la Plaza Rabin, en la municipalidad de Tel Aviv, y pedimos unas pizzas. Era, como decía Víctor Jara, ‘volver a los 17’. Dijimos las mismas estupideces de siempre, nos seguimos riendo como siempre, y el ensayo quedó en un segundo plano, aunque sonó bastante bien a pesar del tiempo que pasamos sin vernos”, agregó.

Por su parte, David Kovensky resaltó que “independientemente de lo que pasa en el mundo, hacer música es muy copado y nos hizo mucha falta todos estos meses. Estar todos juntos, ver cómo sacamos un tema, discutir algo, que uno traiga una idea nueva… son cosas que disfrutamos mucho, al igual que los recitales, y hasta el día de hoy nos cuesta creer que tanta gente quiera venir a vernos. Ahora tenemos que ver cómo van a ser los conciertos en el futuro, porque no sabemos cuándo van a volver”.

“Nosotros estamos juntos desde hace 17 años y mientras la gente nos quiera ver, vamos a seguir haciendo conciertos. Y si no nos quieren ver, seguiremos juntándonos a tocar un poco y a comer mucho”, concluyó el cantante.

Cultura

Yad Vashem utiliza la Inteligencia Artificial para registrar los nombres de todas las víctimas del Holocausto

Desde la década de 1950, el Museo del Holocausto registró más de 4.900.000 nombres de víctimas. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

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Gilad Erdan, Representante Permanente de Israel ante las Naciones Unidas, Antonio Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, y Dani Dayan, Presidente de Yad Vashem, inspeccionan la exposición del Libro de Nombres de las Víctimas del Holocausto de Yad Vashem, el jueves 26 de enero de 2023, en la sede de las Naciones Unidas. (AP Photo/John Minchillo)

Agencia AJN.- El Museo del Holocausto de Israel -Yad Vashem, la institución oficial constituida en memoria de las víctimas del Holocausto- trabaja para localizar los nombres de las víctimas que antes se perdían entre 230 millones de documentos de texto.

El objetivo del museo es registrar 5 millones de nombres de víctimas para 2029

Como muchos sobrevivientes del Holocausto, Olga Katz entregó a Yad Vashem en Jerusalem los nombres de los miembros de su familia inmediata asesinados durante la Segunda Guerra Mundial.

Nacida en Bélgica en 1933, Katz sobrevivió a la guerra escondida en un convento con documentación falsa.

En 2017, concedió a Yad Vashem una entrevista en la que compartió los nombres de sus familiares directos asesinados. Sin embargo, Katz no compartió los nombres de sus parientes más lejanos.

»Al alimentar su testimonio a través de nuestra innovadora tecnología de Inteligencia Artificial (IA), Yad Vashem pudo extraer los nombres de miembros adicionales de la familia, previamente desconocidos, que fueron asesinados en Auschwitz durante el Holocausto – incluyendo a la abuela, tíos y sobrinos [de Katz]», expresó Shira Roth, de la División de Tecnología de la Información de Yad Vashem, a Times of Israel.

Los miembros de la familia de Katz figuran entre los 73.000 nombres de víctimas agregados a la base de datos central de Yad Vashem en 2023.

Mientras que algunos de los nombres fueron añadidos por personas que rellenaron Páginas de Testimonio – el medio tradicional a través del cual el nombre de alguien asesinado en el Holocausto es reportado a Yad Vashem – los nuevos nombres están siendo localizados, cada vez más, a través de un programa piloto basado en IA.

La IA permite clasificar y triangular millones de documentos para descubrir información que se perdió en primera instancia. El software puede establecer conexiones dentro del enorme archivo de Yad Vashem que un trabajador humano no tendría el tiempo o la capacidad de hacer.

En los próximos años, el museo -cuyo nombre en hebreo significa «un memorial y un nombre»- hará un mayor uso de la IA para localizar a víctimas no identificadas hasta ahora, destacó la portavoz Simmy Allen.

Desde la década de 1950, Yad Vashem registró más de 4.900.000 nombres de víctimas del Holocausto. Algo que cobra mayor relevancia si se tiene en cuenta que muchas familias y comunidades judías fueron totalmente destruidas por los nazis, sin dejar a nadie que registrara sus nombres como víctimas.

En relación a los beneficios del nuevo método, Allen explicó que »la IA nos ayuda revisando testimonios y extrayendo nombres que hasta ahora habían pasado desapercibidos».

«Hasta hace poco dependíamos predominantemente de la intervención humana, pero este proceso requiere mucho tiempo», agregó la portavoz, quien señaló que cada año se donan millones de documentos a Yad Vashem.

Por su parte, el director del Proyecto de Recuperación de Nombres de la Shoah de Yad Vashem, Alexander Avram, confirmó: »En los próximos tres a cinco años, Yad Vashem espera llegar a más de 5.000.000 de nombres. Sin embargo, a medida que nos alejamos de los acontecimientos del Holocausto, nuestro trabajo se vuelve mucho más difícil».

Yad Vashem alberga 230 millones de páginas de documentos de texto, además de más de medio millón de fotografías. Este verano se abrirá al público un archivo subterráneo permanente de seis pisos de profundidad.

Confiabilidad y precisión

El término Inteligencia Artificial está muy presente en estos tiempos, pero no se sabe muy bien qué significa. Antes de poder implantar un modelo de IA en Yad Vashem, los investigadores tuvieron que determinar cómo clasificar mediante IA los nombres de sus listas de la época de la guerra, explicó Roth.

»Nuestro paso inicial fue identificar y comprender la base de datos NER (Reconocimiento de Entidades Nombradas) y la Extracción de Relaciones», añadió Roth.

La División de Tecnología de la Información de Yad Vashem detalló que entrenaron »un modelo SPAcY. Este modelo, combinado con técnicas de concordancia de patrones, arrojó un impresionante índice de precisión superior al 95%».

Mientras que antes la tecnología del museo consistía en carpetas negras con páginas de testimonios, ahora el personal utiliza herramientas de inteligencia artificial que hace una generación eran inimaginables.

»Para reforzar aún más la confiabilidad y la precisión [de nuestro modelo], integramos un importante código lógico, colaborando estrechamente con expertos en contenidos de Yad Vashem», afirmó Roth.

La galardonada herramienta de IA desarrollada por Roth y sus colegas generó resultados notables en el caso de un sobreviviente conocido hasta entonces únicamente como Swajlach, un veterinario de Lituania.

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Cultura

Efemérides | Un día como hoy nacía el escritor Amos Oz

Agencia AJN.- En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea.

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Agencia AJN.- Amos Oz, posiblemente uno de los más afamados y multifacéticos escritores judíos de las últimas décadas, nació el 4 de mayo de 1939 en la ciudad de Jerusalem, con el nombre de Amos Klausner.

Hijo de un matrimonio de inmigrantes de la Unión Soviética en 1933, era descendiente de una familia de intelectuales. Su abuela Shulamit fue la que inauguró el primer salón literario hebreo de Odesa y su tío abuelo Joseph Klausner fue un reconocido historiador y profesor de de literatura hebrea en la Universidad de Jerusalem en los años ’30 del siglo XX y el principal redactor de la enciclopedia hebrea; mientras que su padre, Arieh Yehuda Klausner, era bibliotecario y hablaba 17 idiomas y su madre, Fania Mussman, cinco idiomas. Ambos eran sionistas revisionistas, identificados con la ideología de Zeev Jabotinsky, al igual que gran parte de los Klausner.

Luego del suicidio de su madre, cuando Amos Klausner tenía 12 años, comenzó a separarse de la ideología sionista paterna y a interesarse en la sionista socialista, y siguiendo ese ideario decidió ingresar al kibutz Julda, a los 15 años, momento en que cambió su apellido por Oz, que significa en hebreo fortaleza.

En el kibutz completó sus estudios secundarios e ingresó a Tzhal, el Ejército de Defensa de Israel, de donde egresó como oficial y participó en la Guerra de los Seis Días, en 1967, y en la Guerra de Iom Kupur, en 1973.

En el kibutz permaneció como miembro hasta 1986, cuando se trasladó a Jerusalem.

En la Universidad de Jerusalem estudió filosofía y literatura hebrea, realizó curos en la Universidad de Oxford y fue profesor de Literatura en la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en la ciudad de Ber Sheva.

Identificado con el partido político Meretz, sionista socialista, y sostenedor de que Israel debe retirarse de los territorios de Yehuda y Shombron (Judea y Samaria, la denominada Cisjordania) y reubicar a los colonos judíos que viven en ese territorio, es un acérrimo pacifista, uno de los fundadores en los años ’70 del siglo pasado de Shalom Ajshav, paz ahora, que considera que el Estado de Israel debe firmar la paz con los palestinos.

Hasta los 22 años, Amos Oz había publicado colaboraciones en los medios de su movimiento ideológico, pero a partir de ese momento inició su destacada carrera como escritor, tanto de novelas, cuentos, ensayos, poesías y colaboraciones periodísticas (tiene editadas más de 450 y publicados 18 libros) que no sólo le valieron ser galardonado con una importante cantidad de premios, sino que lo convirtieron en uno de los más prolíferos autores israelíes que utilizan la lengua hebrea. Su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas, entre ellos el castellano, pues su prestigio ha trascendiendo las fronteras de su país al mundo entero.

En 1988 recibió el Premio Israel en literatura, el máximo galardón literario israelí; tres años después fue designado miembro de la Academia de la Lengua Hebrea; en 1992 le otorgaron el Friedenspreis des Deutschen Buchhandels (Premio por la paz otorgado por los libreros alemanes); en 1997, el gobierno de Francia lo nombró Caballero de la Cruz de la Legión de Honor; Noruega le otorgó el premio Libertad de Expresión; en el 2005 recibió el Premio Goethe de la ciudad de Fráncfort del Meno y en el 2007 el Premio Príncipe de Asturias de las Letras; que es concedido por el Reino de España desde 1981, a la persona, grupo de personas o institución cuya labor creadora o de investigación represente una contribución relevante a la cultura universal en los campos de la Literatura o de la Lingüística.

De los 18 libros que publicó en hebreo, han sido traducidos al castellano “Hasta la muerte” (1971) dos novelas cortas: “Amor tardío” y la que da nombre al volumen; “La colina del mal consejo” (1976) que reúne tres relatos: el que da título al libro, “El señor Levi” y “Nostalgia”;”La bicicleta de Sumji” (1978); “Un descanso verdadero” (1982); “Las mujeres de Yoel” (1985); “La caja negra” (1987); “Conocer a una mujer” (1989); “Fima” (1991); “No digas noche” (1994); “Una pantera en el sótano” (1995); “El mismo mar” (1998); “La historia comienza: ensayos sobre literatura” (1999); “De repente en lo profundo del bosque” (2005); “Contra el fanatismo” (2006); “Versos de vida y muerte” (2007) y “Escenas de la vida rural” (2009).

En sus obras trata las inquietudes y la diversidad ideológica de los israelíes de las diferentes tendencias políticas y espirituales que coexisten en Israel, la tensión y el delicado equilibrio de la sociedad en la que viven: entre el horror del pasado inmediato, anterior a la creación del Estado de Israel (la Shoá) y el presente e interminable conflicto con sus vecinos.

Su estilo es intensamente apasionado, de atmósfera casi febril en ocasiones y, por momentos, profundamente poético. Siempre comprometido con la realidad y sus personajes, subyace en los textos un desencanto que se advierte también en sus artículos periodísticos, en los que se aprecian, a partes iguales, retratos objetivos de la realidad de Medio Oriente y un permanente pesimismo sobre el futuro de la región.

Pese a ser uno de los primeros intelectuales israelíes que abogó por una solución de dos estados al conflicto palestino-israelí inmediatamente después de la Guerra de los Seis Días; en oponerse a los asentamientos de colonos en Yheuda y Shombron; en alabar a los Acuerdos de Oslo y las negociaciones con la Organización para la Liberación Palestina (OLP); no se opone a la construcción de un muro que divida Cisjordania de Israel, sino que considera que debería ser más o menos a lo largo de la Línea Verde, la línea de cese del fuego establecida en 1948 que se mantuvo hasta la Guerra de los Seis Días, en junio de 1967. En sus discursos y ensayos con frecuencia ataca a la izquierda no sionista, y siempre hace hincapié en su identidad sionista.

Falleció el 28 de diciembre de 2018 en la ciudad de Tel Aviv.

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